3.06.12

La Palabra del Domingo .- 3 de junio de 2012

A las 12:57 AM, por Eleuterio
Categorías : Apostolado laico -La Palabra del Domingo
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Mt 28, 16-20

Biblia

16 Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 17 Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. 18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19 Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”

COMENTARIO

Seguir caminando con Cristo

El texto del Evangelio de San Mateo, último capítulo del mismo, es de una gravedad inusitada. Entre los apóstoles, aquellos que, tras haber orado largamente, había escogido Jesús, había alguno que dudaba de que hubiera sido Cristo quien se les hubiera aparecido tras la resurrección de la que les habían hablado las mujeres. Su fe era algo limitada y, por eso mismo, aún después de haberle visto tras su resurrección tenían dudas de que fuera, en realidad, quien decían todos que era.

Pero otros muchos estaban en la seguridad de que, en efecto, era Jesús mismo el que estaba ante ellos y que había continuado enseñándoles. Por eso acudieron donde les había dicho que tenían que estar en aquel momento determinado. Y le adoraron en justa correspondencia.

Aquel último encuentro de Jesús con sus apóstoles (11 eran entonces antes de escoger a Matías, quien sustituirá a Judas) fue muy provechoso espiritualmente hablando. Jesús no se iba a limitar a despedirse de sus apóstoles sino que les iba a enviar en misión al mundo y, además, a indicarles exactamente qué tenían que hacer.

Todo el poder es de Cristo porque Dios se lo ha dado para que cumpla con la misión que le había encomendado. Y va a terminarla.

Jesús llama a todos a entrar en el Reino de Dios. Por eso no limita a los hijos de Israel la entrada en su discipulado sino que, muy al contrario, les habla de ir allá donde vayan para hacer discípulos “a todas las gentes” con lo cual hace una llamada universal a la conversión que, en su tiempo, era más que necesaria.

Pero también les dice cómo cumplir con tal parte de su misión. Tendrán que bautizar en el nombre de la Santísima Trinidad y en nombre de la misma convertir en discípulos de Cristo a quien quisiera serlo. Y lo han de hacer, por lo tanto, sin olvidar que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son forman parte de la eternidad que tanto había anhelado el pueblo elegido por Dios.

No obstante, no era suficiente con haber sido bautizado porque, para ser discípulo de Cristo hace falta dar un paso más. Al fin y al cabo, quien es bautizado ha de seguir con su vida y, por eso mismo, ha de adoptar unas o otras decisiones y, por tanto, hacer una cosa u otra ante lo le pasa. En tal momento de la existencia ser discípulo de Cristo ha de suponer algo y no una mera pertenencia al Hijo de Dios sin trascendencia alguna.

Dice Jesús, al respecto, que tienen que enseñarles algo que es muy importante como es guardar, en su corazón, lo que les había enseñado. Así podrían demostrar que, en efecto, eran discípulos suyos.

Pero Jesús tenía que decir algo que era, es, tan importante, que sirve, desde entonces, para comprender que somos discípulos suyos y que, en efecto, lo somos. Iba a estar con nosotros siempre hasta el “fin del mundo” y que, por lo tanto, no nos iba a abandonar cuando subiera, de forma temporal, a la casa del Padre.

Desde entonces, la Iglesia católica, llamada así por haber seguido, precisa y exactamente lo dicho por Cristo en aquel momento y darse a todas las gentes, camina hacia el definitivo Reino de Dios en la seguridad de estar siempre acompañada por el Hijo de Dios y sabiendo que, además, eso será siempre así.

PRECES

Por todos los que no aceptan la verdadera conversión.

Roguemos al Señor.

Por todos los que no guardan la doctrina enseñada por Jesucristo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a aceptar lo que Cristo tiene por bueno y mejor para nuestras vidas.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán