6.06.12

Perú: definirá Vaticano el futuro de la “universidad rebelde”

A las 9:51 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Movimientos Católicos

Del Vatican Insider (ITA)

El futuro de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) se encuentra en manos del Vaticano. Pronto la Santa Sede emitirá un pronunciamiento definitivo sobre esa casa de estudios, que se encuentra en abierta rebeldía hacia la autoridad de la Iglesia. De nada sirvió el ultimátum dado por Roma a las autoridades universitarias para que modificasen su reglamento interno y adhiriesen a la legislación eclesiástica vigente. El plazo se cumplió y nada.

Desde 1990 la universidad debió reformar sus estatutos internos para incluir en ellos algunas indicaciones dictadas por la Constitución Apostólica “Ex Corde Ecclesiae”, firmada por Juan Pablo II. Pero los años pasaron y el cambio de normativa nunca se dio. Simultáneamente se abrió un contencioso (que incluyó varios juicios civiles), entre la institución y el arzobispado de Lima, por el control de las propiedades heredadas por el intelectual José de la Riva Agüero.

Ante la reiterada negativa de la Asamblea Universitaria de la PUCP a modificar los estatutos, debió intervenir directamente El Vaticano. Lo hizo a través del secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, quien intimó al rector Marcial Rubio a entregar la normativa cambiada antes del 8 de abril. Una decisión que surtió un efecto parcial, porque sí impulsó una reactivación de las negociaciones.

Efectivamente existió un acercamiento entre el arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani Thorne y Rubio, con la mediación del nuncio apostólico en el Perú, James Patrick Green. Y la universidad anunció públicamente que, en esas reuniones, se había alcanzado un principio de acuerdo.

Pocos días después y antes que venciese el ultimátum vaticano, el rector intentó someter a votación de la asamblea los cambios negociados al estatuto, pero no logró el consenso necesario. El documento que el funcionario entregó a los asambleístas sostuvo que, de aprobarse la reforma, terminarían tanto los problemas eclesiásticos como judiciales para la universidad. Algo así como una oferta de “borrón y cuenta nueva”.

Pero el supuesto acuerdo se rompió por lo más fino. En parte porque la casa de estudios pretende condicionar la normalización de sus estatutos a un acuerdo global, que incluya acabar con los juicios en su contra. Esa postura tiene una lógica: la ley civil no está de su lado. Pero el arzobispado limeño mantiene una posición opuesta: atender los problemas eclesiásticos y civiles por separado.

En ese contexto no se ahorraron los golpes bajos: el 17 de abril apareció un comunicado de los cinco obispos delegados de la Conferencia Episcopal Peruana ante la asamblea universitaria, en el cual se instó a la partes a reiniciar el diálogo para lograr una “solución integral”. Una postura que coincidió demasiado con la sostenida por la PUCP. Pero en realidad se trató de un boletín apócrifo, no todos los firmantes habían dado su consenso a tal iniciativa.

Finalmente resultó imposible establecer un acuerdo definitivo y entonces cada una de las partes envió, por separado, su reporte al Vaticano: el nuncio Green, el rector Rubio, el arzobispo Cipriani y el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Salvador Piñeiro García-Calderón, arzobispo de Ayacucho.

Como los directivos de la universidad no recibieron respuesta de Roma, difundieron una carta abierta dirigida al secretario de Estado Bertone. En la misma volvieron a exigir una solución global y acusaron de la ruptura en las conversaciones directamente a Cipriani. Es más, reclamaron que el cardenal “deje de ser el interlocutor entre la Jerarquía de la Iglesia y las autoridades de la universidad, pues muestra una reiterada voluntad personal de conflicto y de ventilarlo públicamente”.

Ahora la decisión final está en Roma. Y existen buenas posibilidades que la Santa Sede decida ordenar el quite de los títulos de “pontificia” y “católica” a la casa de estudios. Una decisión nada sencilla, que sería –en varios sentidos- clamorosa. Pero que se presenta, cada vez más, como la única alternativa viable.