La campaña de recaudación de fondos de 2012 ha terminado.

Falta todavía un poco para llegar a la meta que permitirá a ZENIT seguir adelante hasta finales de 2012. Puede ver la situación actual de los fondos que hemos recibido gracias a la generosidad de los lectores en:
http://www.zenit.org/spanish/donativos.html.

Aún están llegando cheques, por lo que todavía no podemos comunicar el resultado final de la campaña. Les informaremos en cuanto el balance final esté listo.

Deseamos hacer llegar nuestro profundo agradecimiento a todos los lectores que han enviado su donativo, así como a todos los que nos han mandado mensajes de solidaridad asegurando sus oraciones por el éxito de la campaña.
Todo este apoyo nos da fuerzas y nos anima enormemente para seguir adelante en nuestro trabajo.

Puede encontrar el mapa de donativos 2012 en: http://donations.zenit.org/es/map

Todavía es posible mandar donativos a través de: http://www.zenit.org/spanish/donativos.html

 

¡ Muchas gracias !

 


ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 7 de junio de 2012

Santa Sede

'La radio dijo que el papa rezaba por los secuestrados y esto nos dio mucha esperanza'
Colombianos 14 años prisioneros de las FARC encuentran a Benedicto XVI y narran la tragedia

'El deporte es importante para el desarrollo integral de la persona'
Mensaje del papa con motivo del Campeonato Europeo de fútbol

Mundo

Estados Unidos: decenas de miles en las calles en defensa de la libertad religiosa
Contra el mandato a los centros cristianos de facilitar la contracepción a sus empleados

Perú: La Iglesia abre un hogar para niñas víctimas de trata y explotación sexual
Más de mil niños y niñas son explotados en los campamentos mineros de Madre de Dios

Presentado el libro 'Psicología y madurez en la vida consagrada'
Un instrumento para ayudar a madurar en la propia vocación con prólogo del cardenal Maradiaga

Río 2013: Una Semana Misionera por primera vez en la historia de la JMJ
Entrevista con el padre Gualberto, secretario nacional de la Obra Pontificia de Propagación de la Fe

'La crisis pide una respuesta concreta a la necesidad de esperanza del mundo'
Intervenciones en el Tercer Forum católico-ortodoxo en Lisboa

Argentina: El papa nombró nuevo obispo de Jujuy
Monseñor César Daniel Fernández

Corpus Christi

Contemplación eucarística y conocimiento de Cristo
No hay labios de mensajero sin oídos de discípulo

Especial - Congreso Eucarístico Internacional

La eclesiología de comunión
Simposio Teológico Internacional

'La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros'
Reflexiones teológicas y pastorales ante el 50 Congreso Eucarístico Internacional


Santa Sede


'La radio dijo que el papa rezaba por los secuestrados y esto nos dio mucha esperanza'
Colombianos 14 años prisioneros de las FARC encuentran a Benedicto XVI y narran la tragedia
Por H. Sergio Mora

ROMA, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).-Benedicto XVI saludó ayer miércoles después de la audiencia general en el Vaticano a seis uniformados colombianos que estuvieron hasta 14 años prisioneros en la jungla por el grupo armado terrorista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los uniformados que están en Roma son el general de la Policía Luis Ernesto Mendieta, y los suboficiales de la policía José Libardo Forero y Jorge Trujillo Solarte; y los suboficiales del Ejército, Luis Alfredo Moreno, Luis Arturo Arcia, Luis Alfonso Beltrán y Robinson Salcedo.

Poco después en la embajada de Colombia ante la Santa Sede, tomaron contacto con los medios de información y narraron la experiencia vivida que exponemos a continuación y que si no fuera al límite de la pesadilla serviría para escribir una novela: enjaulados, con cadenas al cuello que les trasformaban en pararayos humanos, hambre y humillaciones. La amistad con los guerrilleros terminaba cuando al rebelde le llegaba la orden de matarlos. La lectura de la biblia y la fe en Jesús y María, y saber que el papa rezaba por ellos eran un motivo de fe y esperanza. Supieron que las FARC cobraban un porcentaje sobre la droga y que a veces la transportaban aunque ellos no estaban directamente involucrados como otros que venían usados como esclavos.

El embajador colombiano ante la Santa Sede, Cesar Mauricio Velásquez, que gestionó el encuentro, indicó que “el grupo de uniformados que saludó al papa Benedicto XVI, en los largos años de secuestros vivieron días de luces y obscuridad pero lograron mantener la vitur de la fe y la esperanza. Y hoy quieren decirle al mundo que quieren vivir la experiencia del perdón como acto liberador”.

Velásquez, un embajador notablemente más joven de todos los acreditados ante la Santa Sede enfatizó que “no se puede pretender realizar acuerdos de paz cuando en los corazones hay odio y rencor” y como “todos los que están aquí han avanzado en el camino del perdón desde donde quieren reconstruir sus vidas y se lo han expresado a Benedicto XVI”. “Lanzamos un grito de esperanza por todas las personas secuestradas, no más secuestros”, concluyó Velásquez.

El encuentro con la prensa fue organizado por Prestomedia y la italiana Mediatrends, observatorios independientes de la política latinoamericana, y la española Fundación Promoción Social de la Cultura.

Los dos policías y cuatro militares, a medida que se presentaron, contaron la experiencia vivida que presentamos a continuación. Y le agradecieron al embajador colombiano la posibilidad que tuvieron de encontrar al santo padre.

José Libardo Forero de la policía, secuestrado en 1999 en Puerto Rico Meta y liberado en el 2012 fue el primero que inició a hablar. Contó del asaltado de la guerrilla a su cuartel, de la resistencia de dos días y que al quedarse sin municiones fueron capturados y llevados enjaulados durante un tiempo. Algunos se escaparon y otros fueron asesinados. En total sufrieron unos 14 años de cautiverio. “Ahora estamos en un proceso para readaptarnos a la vida civil y normal” indicó “y para ello se sigue un protocolo, aunque no es fácil”.

“Yo estudiaba mucho la biblia mi compañero también, confiábamos que íbamos a encontrar a nuestras familias. Cuando estábamos secuestrados a veces oíamos por la radio Caracol que el papa rezaba por nosotros y esto nos daba mucho ánimo, gracias a esto nunca perdimos la esperanza”.

A ZENIT le indicó otro particular: que “los guerrilleros se profesaban abiertamente ateos, pues eran adoctrinados por sus jefes aunque se veía que muchos de ellos en el fondo creían en Dios”.

“Estabamos encadenados en parejas y por el cuello. Uno rayo nos cayó junto a mi compañero Moreno. Yo estuve medio paralizado por varios días, pues al estar atados a tierra nos transformábamos en pararayos humanos”. En el 2001, añadió, “nos escapamos y un estuvimos un mes en la selva pero al encontrar a campesinos y pedirles ayuda fuimos entregados nuevamente a las FARC”. Además del hambre sufrían también las enfermedades: “Si pedíamos una aspirina decían que no había, pero si el jefe pedía cadenas y candados al día siguiente los habían conseguido”.

El otro policía que estuvo preso, Jorge Trujillo Solarte, añadió otros particulares. “Sufrimos muchas humillaciones y ultrajes, nos pisotearon muchas veces, tanta hambre y enfermedades, paludismo, etc. Yo perdí mi hogar y el amor de mi hija y eso te hace casi perder la estabilidad emocional. El secuestro un crimen atroz y abominable”. Y concluyó “Le agradezco a Jesús, y a Colombia y a nuestra familia por el apoyo que nos dio, así como el sostén de varios países”.

El sargento Luis Moreno subrayó que “en algunos momentos se apagaba mi esperanza, pero el amo por mi familia y la gente, así como y la voz de ánimo que escuchábamos nos ayudaba”. Y recordó que “cuando estaba secuestrado un sueño mío era 'voy a conocer al papa', hoy pude cumplir mi anhelo”.

Luis Arturo Arcía, suboficial del Ejército indicó: “Estuve 14 años alejado de mi familia e institución, pero nunca perdí la fe que algún día iba a salir. En el combate fueron asesinados 83 soldados. Los dos sobrevivimos. Fueron 43 los secuestrados y 17 los desaparecidos.

Luis Alfonso Beltrán, suboficial del Ejercito, retenido en 1998, recordó que el mundo que encontraron al regresar era muy diverso, los niños ya adultos e incluso a su vez con hijos.

Sufrieron también el fuego amigo: “En dos ocasiones fuimos bombardeados –indicó el suboficial ejercito Robinson Salcedo– y el Ejército llegó a 500 metros de nosotros para liberarnos, fue el día de las presidenciales. Quiero agradecerle a Nuestro Señor que nos tiene un camino marcado. Solamente Él sabe porqué ocurrió todo esto”.

Y le indicó a los periodistas presentes “que aquí desconocen la guerrilla colombiana. Ellos venden una imagen distinta de lo que son. Me gustaría que vieran la cantidad de militares mutilados que hay”. Y se mostró desconcertado cuando supo “que algunos gobiernos como el de Suecia los acogen como refugiados”. “No son buena gente, ellos asesinaron a nuestro compañero Peña, que estaba enfermo y no quisieron entregar el cadáver y también a ancianos” aseveró.

En las preguntas y respuestas indicaron que las FARC al inicio estaban muy seguras de lo que hacían. Ahora en cambio “muchos se han volado, el Ejército los está atacando duro y están disminuyendo aunque siguen luchando pero ya no en combate directo sino más bien atacando a las patrullas con minas a distancia”.

Sobre las mujeres secuestradas, indicaron que no eran violadas y existía un cierto respeto sobre sexualidad, aunque supieron de abortos y que tres prisioneras estaban embarazadas e incluso ver a una criatura recién nacida. Las mujeres políticas sufrían un tratamiento menos duro, por ejemplo no estaban encadenadas. Las guerrilleras en cambio tenían un tratamiento similar al de los hombres, “y para ellas no existe la palabra amor o sentimiento”.

Sobre la relación con los narcotraficantes indicaron haberles escuchado que cobraban un porcentaje e incluso se enteraron de un cargamento de una tonelada de droga que salió hacia Brasil. Aunque ellos no eran obligados a trabajar como se sabe le sucedía a otros retenidos.

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'El deporte es importante para el desarrollo integral de la persona'
Mensaje del papa con motivo del Campeonato Europeo de fútbol
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha enviado un mensaje a monseñor Józef Michalik, presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, con motivo del Campeonato Europeo de futbol que comienza mañana hasta el primero de julio y que se celebrará en Polonia y Ucrania.

Se trata de un evento deportivo que involucra no sólo a atletas y aficionados, sino también a la vida y a la sociedad de distintos países y ante el cual la Iglesia no puede permanecer indiferente, escribe el papa, que anima a todos, jugadores, técnicos y público a vivir estos días en espíritu de paz y de alegría, informa Radio Vaticano.

Benedicto XVI recuerda las palabras de su predecesor, el beato Juan Pablo II, que decía que "el deporte es importante para el desarrollo integral de la persona y es un elemento muy útil para la construcción de una sociedad a medida del hombre. El sentido de fraternidad, la generosidad, la honestidad y el respeto por el cuerpo ayudan a construir una sociedad civil donde el antagonismo se sustituye por una competencia sana, y donde el encuentro es preferible al conflicto". 

Así entendido, explica el pontífice, el deporte no es un fin sino un medio, puede llegar a ser un vehículo de civilización, animando a las personas a poner en el campo lo mejor de sí mismas y a rechazar lo que podría ser peligroso o gravemente perjudicial para uno mismo o los otros”.

Además, los deportes de equipo, como el futbol, señala el santo padre, “son una escuela importante para educar el sentido del respeto por los demás, incluso del adversario deportivo; ayudan al espíritu de sacrificio personal por el bien de todo el grupo; mejoran las relaciones dentro del equipo, y hacen que se supere la lógica del individualismo y el egoísmo, que a menudo caracteriza las relaciones humanas, para dar cabida a la lógica de la fraternidad y el amor, la única que permite promover --a todos los niveles- el verdadero bien común”.

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Mundo


Estados Unidos: decenas de miles en las calles en defensa de la libertad religiosa
Contra el mandato a los centros cristianos de facilitar la contracepción a sus empleados
ROMA, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- Este 8 de junio, decenas de miles de cristianos tomarán las calles para dar fe de su resistencia continuada a la implementación del mandato obligatorio en temas de salud del presidente Obama; un mandato que forzaría a los cristianos a proporcionar a sus empleados medios de contracepción, abortivos y servicios de esterilización.

El surgimiento de la oposición cristiana a este ataque a la libertad de conciencia –informa el Instituto Dignitatis Humanae- se ha concretado en un creciente número de manifestaciones de protesta que aumentó desde algunas decenas hasta llegar a 131 ciudades. El Stand Up for Religious Freedom Rally (Manifestación Levántate por la Libertad Religiosa) es un ulterior signo del momento imparable de esta campaña por la libertad: peticiones en las misas, protestas y querellas judiciales han contribuido a demostrar el aborrecimiento de Estados Unidos a los intentos de recortar un inherente derecho a la libertad religiosa.

Hablando al Instituto Dignitatis Humanae, Eric Schiedler, codirector del Stand Up for Religious Freedom Rally Coalition, dijo: "Con el mandato del Departamento de Salud, la administración Obama está conduciendo a las instituciones confesionales a la plaza pública, obligándoles a violar sus principios fundamentales. Por esto tenemos que tomar la plaza pública el 8 de junio con una pública demostración tanto de nuestra fe como de nuestro patriotismo”.

En respuesta a las manifestaciones programadas, el cardenal Raymond Burke, prefecto de la Signatura Apostólica y miembro de la junta directiva del Instituto Dignitatis Humanae, expresó a este su apoyo: “Como cristianos y como estadounidenses, debemos mantenernos firmes en nuestra defensa de este fundamental elemento de la dignidad humana, la libertad de conciencia; el derecho innato al libre ejercicio de la conciencia ha estado en el verdadero núcleo de la vida de nuestra nación”.

El Dignitatis Humanae Institute tiene como objetivo defender la dignidad humana basada en la verdad antropológica del hombre nacido a imagen y semejanza de Dios. El Instituto promueve esta comprensión apoyando a los cristianos en la vida pública, asistiéndoles a presentar efectivas y coherentes respuestas a los crecientes esfuerzos por silenciar la voz cristiana en la plaza pública.

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Perú: La Iglesia abre un hogar para niñas víctimas de trata y explotación sexual
Más de mil niños y niñas son explotados en los campamentos mineros de Madre de Dios
PUERTO MALDONADO, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- El Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, Perú, establecerá el primer hogar para niñas víctimas de trata y explotación sexual.

El Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado ya ha implementando hasta la fecha cinco casas hogar en beneficio de niños, niñas y adolescentes en riesgo, dos internados para adolescentes de comunidades nativas y un asilo de ancianos desamparados en la región.

Se estima que más de mil niños, niñas y adolescentes son víctimas de trata y explotación sexual en los campamentos mineros en Madre de Dios. De los que cerca del 80% provienen de distintas regiones del país. La gran mayoría formados en hogares disfuncionales y con graves necesidades económicas.

Según informa ZENIT el Vicariato Apostólico, es en el seno familiar donde estos niños conocen la violencia y el maltrato. En ocasiones escapan y caen en las redes de la prostitución engañados por falsas promesas de afecto y mejor calidad de vida. En otras, son los mismos padres quienes, en la imposibilidad de hacerse cargo de su familia, entregan a sus hijos a parientes o a amistades quienes ofrecen darles educación y alimentos que nunca se materializan.

El Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, a cargo de monseñor Francisco González Hernández, busca responder a estos niños, niñas y adolescentes, estableciendo la primera casa hogar dedicada especialmente a la infancia y adolescencia víctimas de trata y explotación sexual en zonas mineras.

La casa hogar tendrá una capacidad para veinte niñas y adolescentes, cuyas identidades serán cuidadosamente protegidas. Estas niñas rescatadas de los campamentos mineros iniciarán un proceso de recuperación y reinserción a través de diversas actividades como la formación laboral.

Dado a que estas niñas llegan con heridas profundas en el alma, autoestima debilitada, al igual que en todas las otras casas hogar del Vicariato, se les brindará un espacio seguro, afectuoso y con oportunidades para que puedan retornar a las sociedades fortalecidas, comenta monseñor Francisco González.

Esta es una importante iniciativa que vienen desarrollando el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado a través de Caritas Madre de Dios y el Gobierno Regional con el importante apoyo de la Unión Europea al consorcio formado por Save the Children, AGAPE, Inti Runakunaq Wasin y Caritas Madre de Dios.

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Presentado el libro 'Psicología y madurez en la vida consagrada'
Un instrumento para ayudar a madurar en la propia vocación con prólogo del cardenal Maradiaga
Por H. Sergio Mora

ROMA, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- “Psicologia e maturità nella vita consacrata” (Psicología y madurez en la vida consagrada), este es el nombre del nuevo libro publicado en italiano por el sacerdote salesiano Eugenio Fizzotti, que fue presentado el lunes 4 de junio en la Radio Vaticano, Roma.

Entre los conferenciantes, además del cardenal Oscar Roríguez Maradiaga –que escribió la introducción del libro– estaba monseñor Guillermo Ortiz Mondragón, obispo mexicano de Cuautitlán.

“Una temática que nació –indicó el autor– “en 1968 cuando viví una profunda crisis vocacional, tenía que renovar los votos y había decidido colgar los hábitos y volverme a mi casa”, pero gracias al apoyo de un psicólogo del Ateneo Salesiano “inicié el doctorado en psicología y me fue indicado como tema Frankl, de quien nunca había oído hablar.

Viktor E. Frankl (1905-1997) es el fundador de la Tercera Escuela vienesa de psicoterapia, conocida en todo el mundo como Logoterapia y análisis existencial. Judío de nacimiento y sobrevivido al exterminio de Auschwitz, con 27 honoris causa, enseñó en diversas universidades entre las cuales Viena, Harvard, Dallas, Stanford y Pittsburg.

“Y les digo –continuó el autor– que se lo dije a Frankl en los dos años que trabajé en el doctorado en Viena: que si resolví mi crisis vocacional y si me volví sacerdote se lo debo fundamentalmente a él”.

El cardenal Maradiaga, justamente sobre Frankl consideró que “fue un hombre providencial para la psicología clínica” visto que “hemos descubierto una línea inédita” porque su enseñanza no venía solamente de los clásicos sino de la vida y del dolor. Además Frankl nos recuerda que la vida no es solamente algo, sino la ocasión para algo”.

Porque, continuó el purpurado, “no es suficiente alargar la vida, sino que es necesario ponerle vida a los años”. Y esto “es uno de los puntos que Eugenio Fizzotti desarrolla en el libro, el cual estoy seguro que ayudará mucho”.

En este tiempo de crisis, si esta no es resuelta, seguramente se vuelve un problema. Si en cambio es enfrentada con criterios válidos puede transformarse en una ocasión de madurez”.

Su eminencia recordó algunos puntos originales del libro, como el binomio reactividad-proactividad. Y los criterios de madurez que nos presenta, como el sentido del yo y la interrelación con los otros, la seguridad emocional, la percepción objetiva de la realidad, el sentido del humor, la concepción unificadora de la vida. Y cómo “la madurez es un proceso, un camino y una vía que debemos recorrer siempre con alegría”.

“Una actitud proactiva –prosiguió– es capaz de amar en manera profunda y desinteresada, a la búsqueda de un bien intuido, con creatividad y responsabilidad para alcanzar los objetivos, capacidad de conocerse y aceptarse, de percibir la realidad de manera relativamente objetiva, porque a veces en la vocación o en la experiencia de la vida consagrada pensábamos que aquí en la cabeza estaba todo, pero es en el corazón donde está la puerta”,

“Son sentimientos que a veces tenemos miedo de compartir, que no queremos poner sobre la mesa abiertamente. Esto es indispensable para una actitud proactiva. Un tono emotivo marcado por la alegría que da un sistema de valores”.

Y después el cardenal explicó la actitud reactiva: “Es lo contrario, una tendencia a replegarse sobre si mismo, incapacidad de amar a los otros de manera desinteresada, carencia de creatividad y responsabilidad, búsqueda de la gratificación inmediata. Cuánta inmadurez cuando buscamos solamente ésto.

Pero también ausencia de confianza en si mismo y en los otros, sensación difusa de sentirse agredidos, tristes y la tendencia a la autoconmiseración”.

En la motivación entra la afectividad “como una vivencia que nos da plenitud en la vida consagrada, no como reacción pero como creatividad”. Por ello “la proactividad en la realización de los empeños vocacionales, en la perserverancia, afectividad vivida como proactiva, nos lleva al equilibrio afectivo, a vivir los votos en la vida comunitaria y en el trabajo apostólico. Así llegamos a una actitud religiosa proactiva en la vida consagrada”.

“Estoy convencido – concluyó el purpurado – que una actitud proactiva en la vida consagrada nos ayudará especialmente con la capacidad de integrar emoción y razón” para crecer y para obtener “coherencia entre acciones y convicciones, entre convicciones verbales y fidelidad a los empeños, además del tema precioso que el papa expone frecuentemente: la gratuidad. Y también tenemos necesidad de descubrir este tesoro que es la gratuidad”.

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Río 2013: Una Semana Misionera por primera vez en la historia de la JMJ
Entrevista con el padre Gualberto, secretario nacional de la Obra Pontificia de Propagación de la Fe
Por Thácio Siqueira

BRASILIA, miércoles 6 junio 2012 (ZENIT.org).- Por primera vez en la historia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el evento antes conocido como pre-jornada o Día en las Diócesis será una Semana Misionera que se celebrará del 17 al 20 de julio de 2013 en todas las diócesis de Brasil.

Brasil no es sólo el mayor país católico del mundo sino que es el mayor país de juventud católica del mundo. Pueba de ello son los millones de jóvenes que ya se han encontrado con los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la Cruz y el Icono de Nuestra Señora. Tal peregrinación acabará el día 6 de julio de 2013, después de casi dos años de caminata por la Tierra de la Santa Cruz.

El padre Marcelo Gualberto Monteiro, secretario nacional de la Obra Pontificia de Propagación de la Fe (POM), y uno de los responsables de la preparación y organización de la Semana Misionera, habló con ZENIT explicando su trabajo con la juventud de Brasil y el funcionamiento y organización de la Semana Misionera.

¿Nos puede explicar cómo se prepara Semana Misionera?

P. Marcelo: En la preparación y organización de la JMJ Río 2013 tenemos dos equipos que gestionan todas las actividades: un equipo formado por la Conferencia Episcopal (CNBB) y otro por el Comité de Organización Local de Río de Janeiro (COL/RIO).

Dos equipos con un solo objetivo, preparar a la juventud de Brasil y del mundo para hacer una experiencia misionera en la gran celebración con el papa.

Uno de los equipos de la CNBB está pensando en cómo llevar a cabo la Semana Misionera en las 276 diócesis de Brasil.

¿La Semana Misionera siempre existió?

P. Marcelo: En otras JMJ se llamaba Día en las Diócesis o Pre-jornada a la experiencia de los jóvenes venidos de otros países para hacer una experiencia en las comunidades locales del país sede de la JMJ.

¿Y cómo se convirtió en Semana Misionera?

P. Marcelo: El Consejo Pontificio para los Laicos acogió la petición de Brasil de que esta experiencia fuera llamada Semana Misionera, dada la realidad descrita en el Documento de Aparecida del estado permanente de misión, y también incluso por la característica misionera que la JMJ Río 2013 tendrá, a comenzar por su propio tema: "Id y haced discípulos a todos los pueblos".

¿Y cómo fue la propuesta lanzada por los obispos?

P. Marcelo: La Semana Misionera se dará del 16 al 21 de julio de 2013 en todas las 276 circunscripciones eclesiásticas de Brasil.

En el momento de la inscripción, que comenzará en julio de ese año, los jóvenes extranjeros que quieran seleccionarán alguna de las diócesis registradas en el sistema para hacer esta experiencia misionera.

¿Todas las diócesis recibirán jóvenes misioneros?

P. Marcelo: Debido a la cuestiones logísticas no todas las diócesis recibirán a jóvenes extranjeros, pero las que no recibirán estarán en comunión también realizando una semana misionera con los jóvenes de sus comunidades.

¿Esas diócesis tendrán alguna preparación?

P. Marcelo: Para eso nuestro equipo ha trabajado en la elaboración de algunos materiales para preparar a estas diócesis. Se lanzará hasta finales de julio un subsidio con ocho temas que prepararán a los jóvenes que irán a participar en la Semana Misionera, y otro subsidio, también con ocho temas, para los adultos, pues queremos que la JMJ no sea un momento sólo de la juventud, sino de toda la Iglesia.

Otro subsidio también a ser lanzado a finales de julio será una especie de guía para que las comunidades celebren esta Semana Misionera, donde se sugerirá contemplar los tres ejes de esta semana: Espiritualidad, Cultura y Solidaridad Misionera.

Esperamos con esta preparación, que también será traducida en otras lenguas, poder ayudar a los jóvenes a participar en la JMJ en Río con una mayor conciencia de sus responsabilidad misionera en la Iglesia.

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'La crisis pide una respuesta concreta a la necesidad de esperanza del mundo'
Intervenciones en el Tercer Forum católico-ortodoxo en Lisboa
ROMA, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- Por invitación del patriarca de Lisboa, el cardenal José da Cruz Policarpo, está teniendo lugar en Lisboa, Portugal, del 5 al 8 de junio, el Tercer Forum católico-ortodoxo. El tema "La crisis económica y la pobreza. Desafíos para la Europa de hoy" es el hilo conductor del encuentro. El foro es promovido por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y las Iglesias Ortodoxas de Europa.

El tema del encuentro esta siendo afrontado desde tres perspectivas: la búsqueda de las causas en el origen de la actual crisis económica; la búsqueda de respuestas comunes y propias de las Iglesias y, por último, el papel que las Iglesias están llamadas a desempeñar en este particular momento de la vida del continente europeo.

En el curso del forum, el cardenal Policarpo declaró: “Hemos tomado consciencia de que a pesar de las dificultades, somos cristianos en un tiempo en el que el Espíritu del Evangelio debe poderse expresar y debe manifestarse en una visión cristiana de la persona humana en el discernimiento de los problemas que Europa está afrontando a nivel económico, social y sobre todo cultural”.

“Se puede –añadió el cardenal- y se debe trabajar juntos. Somos cristianos que aceptan ser coherentes con su visión cultural. La visión cultural es fundamental para decidir las grandes orientaciones de las sociedades europeas que tras un periodo de bienestar, están hoy viviendo un momento de gran fragilidad y debilidad”.

Por su parte, el presidente del CCEE y arzobispo de Esztergom-Budapest, dijo en su intervención en el foro: “En un tiempo difícil como el nuestro, el poder tener una voz común ante la sociedad europea es una urgencia y una responsabilidad que queremos asumir con plena consciencia. La sociedad misma es quien pide a las Iglesias esta unidad”.

“Estamos juntos en un continente –añadió- que, aunque plural en su historia y en sus culturas, tiene, por un lado raíces cristianas comunes a todos los países, y por otro, muchísimos desafíos culturales y sociales que comprometen necesariamente a todos los cristianos y exigen una toma de posición unida”. La unidad, subrayó, “vendrá de Dios y solo en Él puede fundarse y llegar a la plenitud. Por tanto, las urgencias de la crisis actual se convierten en motivo no sólo de una respuesta generosa y concreta a la necesidad de esperanza del mundo sino que nos empujan a pedir incesantemente con la oración el don de la unidad. Hoy a nosotros pastores se pide ser portadores de una palabra que ayude a comprender en profundidad la realidad, pero que sea capaz también de comunicar esperanza”.

Por su parte el metropolita Gennadios de Sassima, del Patriarcado Ecuménico, afirmó que, ante la actual crisis económica, “realidad sin precedentes en la historia de nuestro continente”, en la que muchos países y sociedades están marcados por la pobreza financiera y social, “la oración, la fe y la esperanza son los únicos instrumentos espirituales que podemos ofrecer como Iglesias a quien está en necesidad, a quienes luchan por sobrevivir y por un futuro mejor, con dignidad y respeto por la unicidad del género humano”.
“Muchos –añadió- hacen peticiones y vienen a nuestras iglesias para encontrar refugio, pidiendo ayuda, asistencia moral y un respaldo espiritual para superar las dificultades”. “La unidad a la que todos aspiramos es un don de lo alto que debemos perseguir con perseverancia pero también con paciencia y es algo que nos exige también una radical conversión y una reorientación, de modo que podamos humildemente volver a nuestras raíces comunes en la Iglesia apostólica y en la comunión de los santos”.

“Lo que está en peligro es el corazón del hombre –declaró el arzobispo Atenágoras de Sinope (Bélgica, Patriarcado Ecuménico)--. La crisis que vivimos actualmente no es sólo una crisis económica y financiera. Esconde una crisis más general: una crisis espiritual y moral”.

“Por otra parte –añadió- la Unión Europea atraviesa un período difícil porque –y lamentablemente lo podemos constatar- la construcción de nuestra Europa unida no reposa sobre fundamentos sólidos”.

Subrayó el arzobispo que “si Europa sigue siendo exclusivamente una zona de intereses económicos en vez de un lugar de civilización y de sentido, la UE seguirá siendo una falsa zona económica, amenazada por las identidades políticas y culturales”. “La modernidad, a través de la secularización, ha puesto en cuestión el puesto del cristianismo y de la Iglesia. De aquí la enorme sed de sentido, de sagrado, de valores, de fraternidad y de esperanza”.

Christos Sironis, profesor de ética y sociología en la Universidad de Tesalónica, Grecia, habló sobre las causas de la crisis económica europea. “El desafío es claro –dijo--: mirar al futuro navegando con esperanza, encontrar al otro con solidaridad y superar la lógica ciega del consumismo. La perspectiva cristiana puede dar una aportación esencial en esta dirección”.

Afirmó que la situación es seria: “La crisis en la Unión Europea no puede ser concebida sino en términos multifactoriales. Los estados y las naciones y las sociedad locales han experimentado en los últimos dos decenios una grave desvitalización de su autoridad para responder a los desafíos globales”. Por otra parte, “fenómenos como el consumismo exasperado, el gasto por encima de las propias posibilidades y el recurso al endeudamiento, así como el mal funcionamiento de las políticas europeas han facilitado la transformación de la crisis de la deuda en una de las mayores crisis sociales y políticas”.

Las Iglesias son llamadas a estar presentes porque “nunca como en este momento, la aportación de la ética cristiana puede contribuir a redefinir un estilo de vida que mira a superar una perspectiva exclusivamente centrada en el beneficio y el hedonismo consumista”.
Para monseñor Paolo Pezzi, arzobispo de la archidiócesis de la Madre de Dios de Moscú, “estamos frente a una alternativa: o pensar en la economía y las finanzas como lugares sin espacio para Dios y por tanto, en último término, no humanos, o concebirlas como ocasiones de vivir la verdad del Evangelio que anima a la sociedad”.

“Allí donde falta una referencia a la verdad del Dios amor, el otro –ya sea hombre o pueblo- es fácilmente reducido a una entidad económica interesante sólo en cuanto puede responder a la lógica utilitarista de demanda y oferta del mercado”.

“Los dramáticos índices de paro –añadió- de muchos países europeos, las enormes dificultades de muchos jóvenes dejados solos en la tarea de fundar una familia por las políticas estatales y oprimidos por las dinámicas laborales son los signos de una crisis que es sobre todo espiritual y luego económica y financiera. La interioridad misma de las personas está herida y debilitada. Al empobrecimiento de la espiritualidad sólo se puede responder con una renovada invitación a la pobreza de espíritu”.

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Argentina: El papa nombró nuevo obispo de Jujuy
Monseñor César Daniel Fernández
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- Monseñor César Daniel Fernández será el nuevo obispo de Jujuy, Argentina.

Benedicto XVI ha nombrado obispo de la diócesis de Jujuy, Argentina, a monseñor César Daniel Fernández, hasta ahora obispo titular de Caltadria y auxiliar de Paraná, así como administrador apostólico sede plena de Jujuy.

Monseñor César Daniel Fernández nació en Buenos Aires en 1954, y tras obtener el diploma de Perito Mercantil entró en el Seminario Mayor.

Además de la licenciatura en Teología en la Universidad Católica Argentina, consiguió el diploma en Teología Espiritual en Madrid.

Ordenado sacerdote en 1980, fue vicario parroquial y luego párroco de diversas parroquias. En 1999, fue nombrado rector del Seminario Mayor de Buenos Aires.

Nombrado obispo titular de Caltadria y auxiliar de Paraná el 20 de septiembre de 2007, fue consagrado el 30 de noviembre siguiente.

El 3 de agosto de 2011 fue nombrado administrador apostólico sede plena de Jujuy.

Es miembro de la Comisión Episcopal para los Ministerios y la Organización de los Seminarios en Argentina (OSAR).

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Corpus Christi


Contemplacion eucarística y conocimiento de Cristo
No hay labios de mensajero sin oídos de discípulo
ROMA, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos, con motivo de la festividad de Corpus Christi, un artículo del padre José Antonio Ubillús, de la Congregación de la Misión (Vicentinos).

*****

Por el padre José Antonio Ubillús Lamadrid CM

Una de la devociones más hermosas que la Iglesia Católica ha fomentado y que ha echado raíces en el corazón de tantos pueblos del mundo entero es la adoración del Santísimo o contemplación de Jesús Eucaristía, un acto fe que permite un conocimiento gratuito de Cristo y un adentrarse en los sentimientos de su corazón. Una adoración y contemplación que tienen su culmen en la solemnidad de Corpus Christi.

Conocer a Cristo significa encontrarnos con él. Así es como conocemos a las personas. Hay diferencia entre saber de alguien y conocerlo. Esto último sólo es posible cuando nos hemos encontrado personalmente con él.

Recuerdo la historia de aquel relojero que entró en el ejército y a quien todos le encargaban revisar su reloj. Tenía tanto trabajo que cuando llamaban al combate, no podía luchar con eficacia porque no sabía hacerlo. Así también, ¡cuántas personas consagradas se han especializado hoy en toda clase de saberes, pero apenas conocen a Cristo! No han tenido tiempo para ello por lo que difícilmente van a poder comunicar lo que no han conseguido aprender. ¡Nadie da lo que no tiene!

Ciertamente este conocimiento de Cristo no nos lo puede transmitir en último extremo ni la reflexión, ni la meditación. Es, como en el caso del Espíritu, puro don de Dios que tenemos que pedir.

Así lo entendió, por ejemplo, Gandhi. Sabido es cuánto admiraba a Jesús y cómo intentaba vivir los principios de las Bienaventuranzas. Sin embargo nunca se hizo cristiano ni pudo reconocer a Jesús como el Hijo de Dios. En una ocasión le interpeló un cristiano diciéndole: “¡Cuánto me extraña que usted, tan conocedor de la fe cristiana, se haya fijado en los principios y se haya olvidado de la persona! Si me permite le sugiero que intente llegar desde los principios a la persona, desde el Evangelio a Jesús”. Y Gandhi le respondió: “Aprecio su sugerencia; pero no puedo adoptar esa postura con la cabeza, es preciso que mi corazón sea tocado. Saulo, añadió, no se convirtió en Pablo mediante un esfuerzo intelectual, sino porque algo le tocó su corazón. Lo único que puedo decir es que mi corazón está absolutamente abierto y que deseo encontrar la verdad”.

Tenía razón Gandhi: a Cristo no se le llega a conocer realmente desde el esfuerzo de la razón, sino desde la limpieza del corazón. Pero es preciso, y esto es quizá lo que aquel gran hombre no hizo, es preciso pedirle al Padre que nos dé ese don. Que sea él quien nos atraiga a Cristo; que sea él quien nos lo devele, porque “nadie conoce al Hijo más que el Padre y aquel a quien el Padre se lo quiera revelar” (Mt 11, 27).

El conocimiento de Cristo lleva inmediatamente al amor. Y es que no es posible conocerlo y no amarlo; no es posible contemplarlo y no sentirse atraído por él… Cuanto más profundo sea nuestro conocimiento de Cristo, mayor será nuestro amor por él. Y cuanto más lo amemos, más profundamente lo conoceremos, porque para conocer realmente a una persona es imprescindible mirarla con los ojos del amor.

Así era como pretendía ser amado Jesús, de manera personal. Por lo general cualquier reformador religioso proclama un ideal exterior a él mismo. Sólo Jesús se proclama a sí mismo y hace de sí mismo el centro de su doctrina- “¡Ven y sígueme!”, dice Jesús. “Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí”, añade. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, afirma solemne. “En mí se cumple esta Escritura”, advierte en Nazaret.

Labios de mensajero y oídos de discípulo

No se trata, por tanto, de adherirse a un sistema intelectual o a una filosofía. No se trata ni siquiera de aceptar un mensaje divino o de plegarse a una verdad revelada. Se trata de convertirse a Cristo y convertirse de corazón. Y convertirse de corazón significa amarlo, entregarle todo nuestro ser y nuestra vida; dejarse poseer por él; abrirle el corazón para que sea él quien lo habite hasta el punto de que sea él quien se manifieste en cada gesto que hagamos en cada palabra que digamos. ¿No hemos observado cómo el amor transforma, moldea, y asemeja a las personas que se quieren? Pues así, amar a Cristo significa asumir sus valores, hacer míos sus criterios, hacer mía su vida.

Ni dudemos, pues, de entregar todo nuestro corazón a Cristo. Esforcémonos por adquirir aquel fantástico amor que sintió Pablo, un amor tan intenso que se expresaba en las formas más atrevidas: “¿Quién nos separará, decía, del amor de Cristo”. Y confiado, respondía; “Ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni el presente ni el futuro, ni la profundidad ni la altura… nada podrá separarnos del amor de Cristo” (Rom 8, 35-39).

Amar así al Señor es poner en él toda nuestra confianza. Conscientes de que él nos ha amado primero y espera simplemente ahora la respuesta de nuestro amor. Imaginémoslo cerca, contemplemos sus rasgos y entreguémosle nuestro corazón.

Entregarle a Cristo el corazón implica disponerse a compartir con él la vida, seguirlo por el camino de las Bienaventuranzas. Lo cual conllevará sufrimiento porque supone compartir su misma suerte.

A lo primero a lo que Jesús llama, según el testimonio de Marcos 3, 13-19, es a estar con él: “Instituyó Doce, afirma el evangelista, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar”. “Estar con él”. El discípulo necesita vitalmente instalarse en Jesús, estar con Jesús, para ser con Jesús y vivir en Jesús. Estar con Jesús, conocer a Jesús, escuchar sus palabras, contemplar sus acciones, conocer lo que siente y lo que piensa, cuáles son sus fidelidades y su meta. Es, pues, la primera función de los discípulos, porque si es verdad, como añade después el texto de Marcos, que quiere después enviarlos a predicar, pero primero los tiene que conocer. Porque no hay labios de mensajero, si no ha habido antes oídos de discípulo.

No puede haber misión, si no ha habido antes seguimiento. Y esto nos tiene que hacer pensar, porque, a lo mejor, somos en más ocasiones trabajadores del Señor que amigos suyos. Y lo que él quiere, en primer lugar, son amigos, seguidores. Y sólo después apóstoles. ¿Qué mensaje van a comunicar si antes no han escuchado? ¿Qué testimonio van a manifestar si antes no han conocido?. ¿Y qué experiencia de Cristo van a transmitir si antes no han vivido con él? (cf. Apuntes de un retiro predicado por el P. Santiago Azcárate, CM).

Del “estar con Jesús”, sale después una actividad más sosegada, más pensada y con más alma. Y todo ello sin temor a evasiones espiritualistas, porque el que sube a este Dios nuestro baja también a este mundo nuestro; ya que nuestro Dios es un Dios que se encarna, que vive y que siente (Ibid).


 

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Especial - Congreso Eucarístico Internacional


La eclesiología de comunión
Simposio Teológico Internacional
ROMA, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- Este 6 de junio inició en Maynooth, Irlanda, el Simposio Teológico Internacional en preparación al 50 Congreso Eucarístico Internacional de Dublín, Irlanda, que tendrá lugar del 10 al 17 de junio.

En la apertura el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, recordó la importancia del Concilio Vaticano II para la vida de la Iglesia del siglo XX: “Por la renovación que comporta, sus enseñanzas deben ser todavía descubiertas y desarrolladas, comprendidas y asimiladas en la vida de la Iglesia. Sus efectos han influenciado y plasmado también la vida de la Iglesia en Irlanda, que recibió favorablemente las reformas” indicó, según informa Radio Vaticano.

Por su parte, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y Legado pontificio para el Congreso Eucarístico Internacional, se refirió a la eclesiología de comunión cincuenta años después de la apertura del Concilio Vaticano II. El purpurado explicó que comunión e Iglesia se relacionan con la Eucaristía, la familia, el sacerdocio; al ecumenismo y a la evangelización: “El Concilio Vaticano II es como el aliento de Pentecostés que ilumina y da vida a todos estos aspectos”, afirmó y auspició que el Espíritu de Dios pueda guiar la renovación en la Iglesia universal y en aquella irlandesa en particular.

El cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa expresó que Eucaristía y Misión son los dos elementos principales de los encuentros en este Simposio internacional teológico y del mismo Congreso Eucarístico.

“La institución de la Eucaristía es el anuncio de la Buena Nueva y por ello es la misión que cada ser humano tendrá que desempeñar durante su peregrinación terrena, son las bases sobre las cuales se inserta la vida del cristiano de ayer, hoy y de mañana", afirmó.

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'La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros'
Reflexiones teológicas y pastorales ante el 50 Congreso Eucarístico Internacional
ROMA, jueves 7 junio 2012 (ZENIT.org).- En el periodo de preparación del 50 Congreso Eucarístico Internacional, que se celebrará en Dublín, Irlanda, del 10 al 17 de junio próximos, el Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales hizo público un documento base con reflexiones teológicas y pastorales. Ofrecemos aquí el inicio del documento y una referencia para encontrar el documento completo.

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El 50° Congreso Eucarístico Internacional

1. En junio de 2012, se celebrará en Dublín, Irlanda, el quincuagésimo Congreso Eucarístico Internacional. Por una feliz coincidencia, el año 2012 también marca el quincuagésimo aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II. El tema para el Congreso Eucarístico en Dublín “La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros”, recoge la noción de comunión que fue tan central en la visión del Concilio.

2. El Concilio Vaticano II puede ser descrito como un acontecimiento Pentecostal que permanece como brújula segura por la que la Iglesia también hoy mantiene su rumbo. Una inquietud primordial a lo largo de sus deliberaciones fue cómo, en estos tiempos en que la raza humana ha entrado en un nueva etapa de la historia que involucra numerosos cambios nuevos, rápidos y profundos[1], la Iglesia puede manifestar mejor a Jesucristo para que las personas de nuestro tiempo puedan verlo, escucharlo, y encontrarse con Él viviendo entre nosotros. En respuesta a esta inquietud, el Espíritu Santo guió al Concilio para promover una eclesiología de comunión. Es muy apropiado, por lo tanto, que el Congreso Eucarístico, coincidiendo con este significativo aniversario del Concilio, dirija nuestra atención a este tema de comunión.

3. El Congreso nos presenta una oportunidad extraordinaria para explorar más profundamente hasta qué punto hemos dejado que nos impacte la reforma propuesta por el Concilio en términos de comunión, tanto respecto a la vida interna de comunión de la Iglesia, como también en referencia a nuestra apertura a todos los que caminan junto a nosotros en los senderos de la historia. La noción de comunión es, justamente, muy significativa para la evangelización, en concreto para comunicar la Buena Nueva de Jesucristo que desea estar junto a nosotros en su alegría y libertad, en su ardor y paz. Los muchos hermanos y hermanas en la fe que se congregarán para el Congreso Internacional, procedentes de Asia y África, de América y Oceanía, así como de Europa, enriquecerán nuestra exploración del tema del Congreso al expresar la unidad y diversidad de la comunión de la Iglesia.

4. Han pasado ochenta años desde que se celebró un Congreso Eucarístico Internacional en Irlanda, entonces se recordaba el 1500 aniversario de la llegada de san Patricio a la isla y la difusión del amor de los misioneros irlandeses por la Eucaristía. El Congreso del año 1932 fue un evento muy significativo en múltiples facetas. A pesar de caracterizarse, según los criterios actuales, por un cierto triunfalismo, se dice que el Congreso hizo una poderosa contribución para sanar las heridas de la guerra civil que había desgarrado a Irlanda tan sólo unos años antes[2]. Sin embargo, también se ha señalado que la fusión entusiasta del sentimiento católico y el orgullo nacional en esa ocasión tuvo sus inconvenientes a largo plazo. Hubo muchos cambios en Irlanda en el período intermedio. El contexto actual es muy diferente. El estilo, el propósito y el resultado de los Congresos Eucarísticos han sido también considerablemente alterados a través de los años. En los últimos tiempos, un Congreso Eucarístico Internacional es más una fiesta de fe, que consiste en seminarios, conciertos, talleres, exhibiciones. El resultado de todo esto es que el Congreso de 2012 será bastante diferente del que se llevó a cabo hace ochenta años.

5. El escenario contemporáneo irlandés para el Congreso Eucarístico es luz y oscuridad. Por un lado, conscientes de “la roca” de fe en la que fueron labrados las mujeres, hombres y niños irlandeses de la Iglesia (Cf. Is 51,1), todavía podemos estar agradecidos a Dios por esa generosa contribución, muchas veces heroica, hacia la Iglesia y a la humanidad por pasadas generaciones de irlandeses[3]. Una buena noticia en tiempos recientes, a la que han contribuido las iglesias, ha sido el proceso de paz en Irlanda del Norte. A pesar de las dificultades financieras actuales, Irlanda puede reconocer con satisfacción las enormes mejoras socio-económicas de la isla en comparación con 1932. Se debe reconocer, sin embargo, al comienzo de estas reflexiones teológicas y pastorales, que hoy la Iglesia Católica en Irlanda está recorriendo un camino de curación, renovación y reparación, particularmente a causa de los abusos de niños y jóvenes vulnerables por parte de sacerdotes y religiosos. En muchos aspectos, como los discípulos en el camino de Emaús, los católicos irlandeses se sienten desorientados por las cosas que han sucedido en su Iglesia. El grito de víctimas y supervivientes de los abusos sexuales del clero traspasan el Cielo y la Tierra, pidiendo signos radicales de arrepentimiento.

6. El Congreso de 2012 puede ser visto como un momento de “kairos”, en el sentido bíblico de un tiempo oportuno, cuando puede suceder algo especial a causa de la intervención de Dios. Es un momento en el que la Iglesia, tanto en Irlanda como en el mundo entero, puede beneficiarse mucho de escuchar de nuevo lo que el Espíritu Santo ha dicho y está diciendo a la Iglesia, en y a través del Concilio Vaticano II. De hecho, es una ocasión providencial para que la gente se reúna en comunión con Cristo y entre sí “a reflexionar sobre las heridas infligidas al cuerpo de Cristo, sobre los remedios necesarios, a veces dolorosos, para vendarlas y curarlas; y sobre la necesidad de unidad, caridad y ayuda mutua en el largo proceso de recuperación y renovación eclesial”[4]. El Congreso también puede considerarse como una especie de momento ‘statio’, es decir, una pausa para la oración y el compromiso, una parada a lo largo del camino de la Iglesia a la que invita la Iglesia en Irlanda a la Iglesia universal. Es un momento específico en su peregrinación, en el que la Iglesia universal es invitada a fijarse especialmente en un aspecto de la Eucaristía, el de la comunión con Cristo y entre nosotros, propuesto por el tema del Congreso. De esta forma adoraremos públicamente ese vínculo de caridad y unidad. Al congregarnos junto con peregrinos de todas las partes del mundo, el Congreso será un auténtico signo de fe y caridad en comunión ofrecido a todos.

Notas

[1] Concilio Vaticano II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, Gaudium et spes (GS), 4

[2] Patrick Corish, The Irish Catholic Experience (Dublin: Gill and MacMillan, 1985), p. 246.

[3] Benedicto XVI, Carta pastoral a los católicos de Irlanda19 de marzo, 2010.

[4] Ibid., n. 5.

Para acceder al documento completo: http://www.vatican.va/roman_curia/pont_committees/eucharist-congr/documents/rc_committ_euchar_doc_20110215_50-testo-base_sp.html.

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