30.06.12

Un Papa difícil de condicionar

A las 10:34 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : El Vaticano

Contrariamente a la imagen que ha entregado al mundo el escándalo del “vatileaks”, Benedicto XVI es un Papa difícil de condicionar. Escucha pareceres, medita con calma, toma sus decisiones y raramente las modifica. ¿Un botón de muestra? Tarcisio Bertone, el secretario de Estado de la Santa Sede. Incluso en los momentos más álgidos del papado Joseph Ratzinger lo ha mantenido a su servicio. Contra viento y marea.

Probablemente no está lejos la sustitución de Bertone, pero la misma no dependerá de tempestades mediáticas creadas por otros. Y aunque los “cuervos”, anónimos responsables de la filtración de documentos confidenciales robados al Papa, pretendan mostrar un líder católico sólo e influenciable, los hechos se empeñan en desmentirlos.

Esto viene a cuento de un importante nombramiento para la Curia vaticana que parece estar ya delineado. Se trata del nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el sustituto del cardenal estadounidense William Joseph Levada, quien se retirará tras haber superado la edad jubilatoria de los 75 años. Por estas horas en los Palacios Sacros dan por hecho que el elegido será Gerhard Ludwig Müller, actual obispo de Ratisbona en Alemania.

Es más, en la misma congregación esperan el anuncio para el lunes 2 de julio. Quizás porque un día después, el martes 3, Benedicto XVI saldrá de vacaciones. Pero nada es seguro. Si esta anticipación se concreta querrá decir que el Papa decidió no dejarse influenciar por las numerosas críticas a la doctrina del obispo que han circulado en El Vaticano en los últimos tiempos.

Críticas como las incluidas en el mensaje cuyo contenido compartimos, más abajo, con los seguidores de Sacro&Profano. Se trata de un correo electrónico (en italiano, inglés y alemán) que desde hace meses circula no sólo entre los periodistas acreditados en Roma sino también en diversas oficina de la Santa Sede.

Para algunos las afirmaciones del obispo reportadas abajo no constituyen problema alguno, pero para otros rayan en la herejía. Huelga decir que Müller es, hoy por hoy, un teólogo de fama internacional estudiado en prácticamente todas las universidades pontificias de Roma. Más allá de las polémicas no existe persona en el mundo más capacitada que Joseph Ratzinger para elegir nuevo prefecto de la Doctrina de la Fe. Más de 20 años en el puesto avalan su experiencia.

El obispo de Ratisbona, ¿nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe?

Parece que el Santo Padre tiene intención de nombrar al obispo Gerhard Ludwig Müller de Ratisbona como próximo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Müller ya ha declarado públicamente que no rechazaría el nombramiento. Es un ex profesor de teología dogmática en la facultad teológica de Munich. Como maestro y como obispo ha demostrado ampliamente no tener una segura doctrina.

1.- Ninguna virginidad de María

En su libro “Dogmática católica: estudio y práctica de la teología” (Friburgo, 2003, quinta edición), Müller niega el dogma de la virginidad de María. Para él la virginidad no tiene que ver con las “características fisiológicas en el proceso natural del nacimiento de Jesús (como la no-apertura del útero, la incolumidad del himen o la ausencia de las contracciones), sino con el influjo salvífico y redentor de la gracia de Cristo para la naturaleza humana”.

2.- Ninguna transubstanciación

En 2002 Müller publicó el libro “La Misa, fuente de la vida cristiana” (St. Ulrich Verlag, Ausburg) en el cual habla del Santísimo Sacramento. Pero desaconseja el uso de términos “cuerpo y sangre” para los dones eucarísticos. Según Müller estos términos podrían producir “malentendidos”:

Cuerpo y sangre de Cristo no significan las partes físicas del hombre Jesús durante su vida o en su cuerpo glorificado”, el obispo explica: “Cuerpo y sangre significan aquí específicamente una presencia de Cristo en el signo mediato del pan y del vino”.

La Santa Comunión expresa, según Müller, “la comunión con Jesucristo, mediante la consumación de pan y vino”.

Él compara esto con una carta que puede significar una amistad entre dos personas: “Ante el destinatario puede, por así decir, representar e indicar el afecto del emisor”. Müller explica el pan y el vino eucarísticos como simples “signos de la presencia salvífica de Jesús”.

Monseñor Müller ilustra el concepto de “transubstanciación” así:

“La esencia del pan y del vino debe ser definida en un sentido antropológico. El carácter natural de estos dones (pan y vino) como frutos de la tierra y del trabajo humano, como productos naturales y culturales, consiste en la designación del alimento de las personas y de la comunidad humana en el signo de una comida común (…). El ser natural del pan y del vino es transformado por Dios en el sentido que este ahora demuestra y realiza la comunión salvífica”.

3.- Los protestantes “ya son parte de la Iglesia”

Durante un discurso en honor del obispo luterano Johannes Friedrich, el 11 de octubre de 2011, monseñor Müller presentó un texto de su eclesiología. (El original alemán se encuentra aquí). Mons. Müller dijo en esa ocasión:

“El Bautismo es el carácter fundamental que nos une sacramentalmente en Cristo, ante el mundo en una sola Iglesia visible. Nosotros como cristianos, católicos y protestantes, estamos por lo tanto ya unidos en aquello que llamamos la Iglesia visible. En un sentido estricto existen, por lo tanto, no muchas Iglesias, es decir una junto a la otra, más bien existen divisiones y desuniones al interior de un único pueblo y de una única casa de Dios”.

La comprensión común que la “Dominus Iesus” haya confirmado que los protestantes no son propiamente una iglesia, es para monseñor Müller un “malentendido”:

“Es teológicamente incorrecto traducir la afirmación que las [communitates ecclesiales] que no han preservado un episcopado válido (…) no son iglesias (¡plural!) en un sentido propio, con: ‘La iglesia evangélica no es propiamente una iglesia’. Porque el plural significa las iglesias como iglesias locales, constituidas en torno a un obispo”.

Müller continúa: “El punto no es el carácter eclesial de las iglesias salidas de la Reforma sino la pregunta si el oficio sacramental episcopal es constitutivo para la conformación de una iglesia local, es decir de una diócesis, o no. Aquí, la diferencia entre una iglesia territorial protestante y una diócesis católica está descrita, no evaluada. El magisterio católico está lejos de negar a las ‘iglesias separadas y a las comunidades eclesiales de occidente’ la eclesialidad o su ser iglesia”.

Según Müller, la esencia del ecumenismo consiste en lo siguiente: “Nosotros definimos nuestra relación recíproca ya no sobre la base de las diferencias efectivamente existentes en la doctrina, en la vida y en la constitución de la Iglesia, sino sobre la base de cuánto tenemos en común. Este es el fundamente sobre el cual nos movemos”.

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