4.07.12

Ante el arrepentimiento de un ex-etarra

A las 11:51 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad

 

Dios es testigo que estoy profunda y sinceramente arrepentido“. Así de claro se ha manifestado José Luis Álvarez Santacristina, alias Txelis, que fue miembro de la banda terrorista Eta. Precisamente su pertencia a la organización asesina le lleva a afirmar que es “plenamente consciente de la responsabilidad moral que ello conlleva para con las numerosas víctimas que ha generado ETA a lo largo de su historia“.

El ex-etarra asegura que trata “en la medida de lo humanamente posible compartir de algún modo el dolor generado por las graves secuelas físicas y psicológicas que han de soportar muchas víctimas y sus familiares, así como el sufrimiento perenne que arrastran cientos de familias por la trágica pérdida de su esposo/a, hijo/a, padre, madre, hermano/a, familiar, allegado o amigo/a y tengo siempre presente que es un mal irreparable

Y por último, tras pedir “públicamente perdón de todo corazón“, advierte que “la petición de perdón podría quedar desnaturalizada y perder su potente fuerza reparadora y regeneradora si se planteara solo como un requisito de cumplimiento formal“, que es exactamente lo que está ocurriendo en los últimos meses con otros presos etarras de los que no está nada claro que se hayan arrepentido de sus crímenes.

Las palabras de Txelis han encontrado respuesta en Carmen Torres Ripa, viuda de José María Portell, el primer periodista asesinado por Eta. Destaco el siguiente párrafo:

El perdón es una disciplina políticamente incorrecta. Hoy te darán la primera página, pero después vendrá el vacío de los que se consideraban tus amigos, el vacío hacia dónde quieres llegar y el vacío de los que no quieren acompañarte. No te desanimes. Jesús, ese hombre excepcional al que citas, dice que el perdón os hará libres. Duerme en paz y aleja de tu lado los demonios de la noche. Lo hecho, hecho está. Nunca se puede rebobinar el pasado, pero el futuro se puede empezar cada día. Hoy, José Luis Álvarez Santacristina es el primer día de tu nueva vida. Txelis, tu nombre de guerra, ya no está.

En realidad lo que dijo Cristo que nos haría libres es la verdad, pero sin duda el conceder el perdón tiene un efecto liberador para el alma. De hecho, para el cristiano es un deber. En el padrenuestro pedimos que Dios nos perdone así como nosotros perdonamos. Nadie dice que sea fácil, sobre todo cuando aquel que ha de ser objeto de nuestro perdón no manifiesta el más mínimo indicio de querer disculparse, pero Dios no nos pide nada que nos nos pueda conceder hacer por gracia.

Cristo dijo que en el cielo hay fiesta cada vez que un pecador se arrepiente (Luc 15,10) y sin embargo, algunos comentarios a lo dicho por José Luis y Carmen denotan enfado e ira. Algunos dudan de que el arrepentimiento del ex-etarra sea sincero. Esto le he contestado a uno de los comentaristas:

¿Tú eres Dios? Lo digo porque parece que eres capaz de entrar en el corazón de Txelis para discernir si su arrepentimiento es verdadero o no.

Por cierto, el verdadero arrepentimiento viene de la gracia de Dios, así que entrar en cuestiones sobre si llega antes o después es desconocer la realidad de la vida espiritual. Hay personas que se arrepienten de sus pecados poco antes de morir, y el perdón divino les alcanza igual que al resto.

Otra cuestión es la justicia humana y los beneficios penitenciarios. No vamos a poner en la calle a todos los presos que se arrepientan de sus pecados y pidan perdón por sus delitos. Nadie propone tal cosa.

El síndrome de Estocolmo puede ser tremendo. Pero peor es desconocer la grandeza y el alcance de la misericordia divina. El alma que no da gracias a Dios por el arrepentimiento de un pecador está llena de un resentimiento que, en sí mismo, es pecado.

Poco más tengo que añadir. Solo dar gracias a Dios por haber obrado en el corazón de ese hombre y pedirle que obre también en el de los familiares de los que han sido asesinados por él, de forma que puedan concederle el perdón. Como dice Carmen Torres “nunca se puede rebobinar el pasado, pero el futuro se puede empezar cada día“. Y si ese futuro es fruto de la conversión a Cristo, sin duda será esperanzador y lleno de buenos frutos. Ojalá haya otros etarras que se dejen tocar por la gracia de Dios para nacer de nuevo y convertirse en gente de bien. Ese sería el verdadero fin de la historia de terror que llevamos viviendo desde que nació Eta.

Luis Fernando Pérez Bustamante