11.07.12

Así de desalmada se puede llegar a ser

A las 12:44 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Derechos Humanos

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

El ser humano, creación cumbre de Dios cuando supo que lo había hecho muy bien, se debería caracterizar por tener un comportamiento hacia su especie digno de ser llamado como humano o humanizador.

Sin embargo, hay personas que, lejos de comportarse como deberían comportarse lo hacen de una forma poco presentable y, como poco, triste.

Tiene nombre o, al menos, dice que uno es el suyo (lo digo por si ha simulado que lo sea). Esta persona no es anónima porque hubiese buscado tal forma de comportamiento ante la sociedad que podía entender como poco ejemplar lo que ha hecho. Sin embargo, como de forma chulesca o para dar con su actitud en los morros de quien así se entienda aludido, no ha evitado que se sepa su nombre.

El Beato Juan Pablo II llamó a ciertos comportamientos propios de la “cultura de la muerte” cuando en su Evangelium vitae (24) dice que

”Esta es de algún modo responsable, no sólo porque tolera o favorece comportamientos contrarios a la vida, sino también porque alimenta la ‘cultura de la muerte’, llegando a crear y consolidar verdaderas y auténticas ‘estructuras de pecado’contra la vida”.

Digo que su nombre es Jane Young, según informa Religión en Libertad. Al parecer quería dar algún tipo de lección a las personas que defienden la vida y ha creado su propia página web para dar publicidad a un aborto… ¡el suyo!

El ansia de más de uno, en este caso una, de dar publicidad a una aberración como es un aborto en el que, recordemos, se mata a una persona indefensa y eso es algo más que un asesinato, debe encuadrarse dentro de las características de alguna enfermedad mental para la que debería buscar, rápidamente, algún especialista en la materia.

Se jacta, pues, esta mala señoram de haber matado a su hijo sin darse cuenta (o sí) de que ha acabado con la vida de un ser humano distinto a ella y que no era un apéndice o una parte prescindible de su cuerpo. No era, por lo tanto, a ella misma a quien había matado (para lo cual, por cierto, tampoco tiene derecho) sino a una persona, otra, que tenía el mismo derecho que ella a vivir.

Ha llamado, además, a su página web “Este es mi aborto” cuando debería haber dicho “Este es mi particular asesinato” el cual dedico a la masa enfervorizada de matarifes que se enriquecen con el negocio de la muerte del prójimo aplicando la pena capital sin más juicio que la falta del juicio y de la escasa razón.

En realidad, deberíamos preguntarnos de qué clase de extraña especie es esta persona, mujer a más señas, que ha creído hacer una buena labor difundiendo la muerte de un ser humano que con tanta seña ha pasado a, sin duda, mejor vida.

Humana, de la especie humana, no parece que sea.

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23:34)

Eleuterio Fernández Guzmán