15.07.12

Vender, vender, vender

A las 1:01 PM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Sociedad siglo XXI

 

Leo hoy en Libertad Digital que “todos los comercios madrileños que lo deseen pueden abrir desde el domingo al público las 24 horas del día, sin restricciones, según establece la Ley de Dinamización de la Actividad Comercial en la Comunidad de Madrid publicada hace un mes en el Boletín Oficial de la región (BOCAM)".

Como quiera que los comercios necesitan de personal que atienda a los clientes, parece evidente que, a menos que la ley indique otra cosa, habrá personas que tengan que trabajar, sí o sí, tanto los sábados como los domingos. Supongo que se sigue manteniendo el hecho de que quienes trabajen en días festivos cobra un plus en sus salarios. Ahora bien, el problema no está tanto en que se conceda esa prima salarial como en el hecho de que el trabajador no tenga manera de oponerse a desarrollar su labor profesional en esos días.

No niego que esa medida favorece la actividad económica y que impulse la creación de nuevos puestos de trabajo. Ahora bien, un porcentaje no desdeñable de la población es católica practicante, lo cual implica que quieren cumplir con el precepto dominical. Le ocurre lo mismo a los evangélicos y los miembros de otras religiones no cristianas también tienen sus propios días de “descanso".

La Constitución dice que “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española” (art 16.3). Pues bien, siendo este un país de raíces cristianas, algunos están intentando tirar al cubo de la basura el Día del Señor, que forma parte esencial de esas creencias religiosas. Nuevamente vemos que se pone a las personas al servicio de la economía y no la economía al servicio de las personas.

Es obvio que los domingos tienen que trabajar profesionales de la medicina, policías y otra serie de profesionales de servicios públicos imprescindibles. Como dijo Cristo, el día de reposo fue hecho para el hombre y no el hombre para el día de reposo. Trabajar en la atención a necesidades urgentes es cosa buena y necesaria. Ahora bien, creo que las autoridades deben garantizar que nadie sea discriminado laboralmente por el hecho de ser critiano, judío, adventista o incluso musulmán practicante. Los gobiernos, sean estatales, autonómicos o municipales, están para facilitar la vida a todos, no para introducir un factor que aleje a las personas de la práctica de su fe.

Creo que la Iglesia debería de insistir más en esta cuestión. Cuando se obliga a alguien a trabajar en el día destinado a dedicarlo al Señor, se está atentando contra la libertad religiosa. Puede que a muchos esa libertad les importe poco. Pero para los verdaderos creyentes, la fe no es un adorno más en su vida. No es una actividad más de ocio. La fe es aquello que les modela como personas y como ciudadanos. Quienes en nombre del liberalismo y del mercado atacan la libertad religiosa demuestran tener un concepto de la libertad meramente economicista. Y la doctrina social de la Iglesia es clara: eso no lo podemos tolerar.

Luis Fernando Pérez Bustamante