25.07.12

Ni Ruiz-Gallardón, ni Peces-Barba son de mi “devoción”

A las 12:09 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

La actuación de las personas públicas producen un sentimiento muy humano: la desconfianza. En estos tiempos en España, la desconfianza está en muchos corazones de cristianos y en bastantes casas de ciudadanos desfondados.

Uno de los personajes públicos que más desconfianza me produce es Alberto Ruiz-Gallardón, cuando hace sus solemnes declaraciones a favor de la vida del no nacido, prometiendo cambiar una ley sin tener el valor de abolir la actual.

Otro de los personajes públicos que me daba una total desconfianza está de cuerpo presente: Gregorio Peces-Barba, a quien deseo que descanse en paz.

Tanto, uno como otro, merecen que explique los motivos de mi desconfianza en ambos.

El actual ministro de Justicia es una figura política que vadea entre aguas oscuras y pantanosas, vivaqueando para tener contentos a su partido y a la oposición. Este reptar como los ofidios hace de este ministro una persona de la cual no me fío en absoluto.

En pocos días hace dos jugarretas de las suyas:

Coloca, con sus maniobras, a un juez ultra progresista al frente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo. Acude a la embajada francesa a la presentación de un libro escrito por un autor francés miembro activo de la masonería, y allí ante el expresidente socialista anterior, le comenta que estará contento de su jugada maestra.

En un diario, tan del Partido Popular como La Razón, descarga unas ideas de defensa de la vida humana del no nacido, que ha levantado la esperanza y la alegría en todas las asociaciones a favor de la vida existentes en España. En mí ninguna confianza.

Porque este gobierno tiene las fechas contadas. Antes de Navidad el cambio de Rajoy, quemado y hundido por crisis, estará puesto por Bruselas, como ocurrió en Italia, un nuevo personaje que haga un gobierno de coalición nacional. Según la prensa de izquierdas, el candidato mejor colocado es Ruiz-Gallardón.

El difunto Gregorio Peces-Barba escribía en la revista Cuadernos para el diálogo, órgano creado por el desaparecido Joaquín Ruiz Jiménez. En aquellas aguas bebí largo tiempo, hasta que descubrí que allí estaban los “vaticanistas” esperando colocarse en el cambio que se avecinaba tras los años del tardofranquismo.

El señor Peces-Barba entró en el partido socialista, con el sello “vaticanista”, ayudó a alumbrar la actual Constitución, pero el paso de los años le derivó a emborracharse con el zapaterismo de la pasada década donde colaboró activamente a colocar a la Iglesia Católica en el centro de la diana de sus ataques furibundos.

Llegó a pedir la supresión de los Acuerdos con la Santa Sede, pidió eliminar la mención que el texto constitucional hace de la Iglesia Católica, colaboró a meter la asignatura de Educación para la ciudadanía, amén de los desafueros cometidos a las victimas del terrorismo cuando estuvo en el cargo de comisionado para las mismas.

En ambos casos, mi desconfianza está muy justificada. Al que hoy está de cuerpo presente ruego al Señor que se apiade de su alma. Y el otro que está vivito y coleando le sugiero que deje aparentar ser de derechas, cuando su corazón político lo tiene en el lado izquierdo.

Tomás de la Torre Lendínez