Ayuda a la Iglesia Necesitada ha financiado desde 1994 cerca de 17.500 proyectos iniciados por religiosas


 

En todo el mundo hay religiosas que se ocupan de otras personas, a quienes proporcionan esperanza. Viven tras los muros de un convento o en chabolas, dirigen asilos para personas de la tercera edad, colegios o proyectos sociales en barrios socialmente degradados. Las monjas son parte integrante de prácticamente todas las culturas. Dedican su vida completamente a la oración o a la ayuda a los más pobres entre los pobres. Por este trabajo y por esta presencia, son una prioridad para la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, que desde 1994 ha financiado 17.451 proyectos iniciados por religiosas. Uno de ellos, es el de las Carmelitas del Niño Jesús en Dimako (Camerún). Esta congregación, que fundó hace treinta años el primer monasterio en África, también tiene presencia en Burundi y Ruanda.

Las Carmelitas del Niño Jesús llegaron a Dimako en 2003. El Obispo de Doumé-
Abong’ Mbang pidió a las religiosas que se ocuparan de un misión de la ciudad, abandonada desde hacía 17 años. La Fundación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada colaboró en la rehabilitación del edificio.

Dimako es una pequeña ciudad, de unos 32.000 habitantes, situada al sureste de Camerún. La pobreza es palpable; el número de hijos por familia, elevado. Camerún es un país joven: dos tercios de la población tiene menos de 25 años.

En Dimako, perteneciente a la diócesis de Doumé-Abong’ Mbang, la mayoría vive de lo que cultiva; por lo que los ingresos no son suficientes para garantizar la salud y la educación de las familias. Aquí reciben ayuda de las Carmelitas del Niño Jesús.

En Dimako viven cinco religiosas y una novicia; tres de ellas proceden de Polonia, una de Burundi y otra de la República Democrática del Congo; la novicia es camerunesa. Todos los días, dos religiosas que tienen formación en Enfermería, atienden a unos 30 pacientes. Además de esto, las Carmelitas dirigen un jardín de infancia y una escuela primaria, a los que asisten más de doscientos niños, que no solo reciben educación, sino también alimentación. “Sin vuestras manos no podemos vivir”, les dijo uno de estos niños a las religiosas, ha recordado la Hna. Jacqueline Tshibangu, natural de la República Democrática del Congo, en una visita al Secretariado internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Junto a la atención de enfermos y de niños, las religiosas prestan especial atención en la formación de las mujeres, con el objetivo de mejorar su situación social. Además, dirigen catequesis para niños y jóvenes, a los que preparan para la primera comunión y la confirmación.