29.07.12

La Palabra del Domingo .- 29 de julio de 2012

A las 12:20 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Apostolado laico -La Palabra del Domingo
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Jn 6, 1-15

Biblia

1 Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, 2 y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos.3 Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. 4 Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. 5 Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?» 6 Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. 7 Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.» 8 Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: 9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?» 10 Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.11 Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. 12 Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.» 13 Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. 14 Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.» 15 Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

COMENTARIO

Saciarse de Cristo

Es de suponer que por aquellos días en los que Jesús ya llevaba predicando un tiempo relativamente largo era conocido por muchas personas. Era seguido unas veces por fe y otras, simplemente, porque lo novedoso no es buscado sólo en la actualidad sino que en el tiempo del Hijo de Dios también muchos iban tras lo nuevo para ver si era cierto lo que, por ejemplo, se decía del hijo del carpintero.

Jesús sabe, sin embargo, que necesita un tiempo para estar con sus discípulos más allegados porque tiene mucho que enseñarles. Se aparta, pues, de la gente pero ni con eso puede evitar que le sigan. Y Él, seguramente, como en otras ocasiones diría y pensaría, sabían que estaban como ovejas sin pastor y, ahora, además, con hambre.

Era necesario solucionar aquel problema que tenía Jesús porque, en realidad, era a Él a quien seguían y si muchas personas, unas cuantas miles de ellas, se quedaban en descampado sin comer… algo tendría que hacer el Maestro.

Y pregunta. Jesús pregunta a pesar de que sabe la respuesta y para probar a los suyos. Y manifiestan dudas porque no confían, ni siquiera después de haber visto mucho, en que Jesús les saque del aquel gran apuro. Y se fijan sólo en lo humano: pan, dinero…

Jesús, sin embargo, espera. Y un muchacho ofrece lo que tiene: panes y peces; 5 y 2. Y, aunque es poco para tantas personas no es menos cierto que en manos del Mesías nada es imposible y, en efecto, nada fue imposible.

Y Jesús ora. Se dirige al Padre, a su Padre y nuestro Padre Dios. Da gracias porque ya sabe que el Amor y la Misericordia del Creador no puede permitir que muchos de sus hijos, creados a su imagen y semejanza, queden sin el alimento necesario como en otra ocasión alimentó a su pueblo elegido con el maná divino.

Y todos comen. Pero no comen de forma frugal o ligera sino, al contrario: hasta saciarse o, lo que es lo mismo, hasta quedar hartos de comer y, seguramente, muy agradecidos a Quien había hecho eso posible y hecho a ojos vista de todos los presentes. Y querían hacerlo rey porque sólo pensaban en lo que humanamente había hecho. Hombres eran y como hombres pensaban pero como no como hombres espirituales sino como hombres carnales. De haber tenido conciencia de lo que había pasado no hubiesen dejado nunca de alabar a Dios, verdadero hacedor de todo… y también de aquello.

En realidad se saciaron, aún sin saberlo, del mismo Cristo que, como pan, se entregaba a todos ellos. Por eso no podía permitir el Hijo de Dios que nada se perdiese y ordena a sus discípulos más allegados, que recogieran todo lo que había sobrado. Nada de Dios puede perderse ni nada de Dios puede olvidarse.

Y se fue. Se marchó Jesús al monte solo a orar. Él sí sabía Quién era el que había hecho todo.

PRECES

Por aquellos que sólo tienen en su corazón la parte carnal de su vida.

Roguemos al Señor

Por aquellos que no esperan de Cristo más que hechos extraordinarios.

Roguemos al Señor

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a pedir, siempre, el pan de la vida eterna que sólo Jesucristo puede darnos.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán