31.07.12

 

Qué quieren que les diga. Que me venga el presidente de la confederación de anticatólicos rabiosos, o el secretario general de la asociación de ateos recalcitrantes y me acusen de ser el bicho que picó al tren me parece una exageración, pero está dentro de su papel, como lo estaría una propuesta por su parte de convertir todos los templos católicos en bares de copas. Sigo diciendo: una barbaridad, pero dentro de lo previsible en gente así. Como si un día publican en algún lugar que han comprobado que el toro que mató a Manolete era el cardenal Segura transmutado. Con su pan se lo coman.

Pero hombre o mujer de Dios, lo que no puede ser es que cosas parecidas se les ocurran a católicos se supone que sensatos y bien formados. Eso no es serio ni muchísimo menos.

Hace unos días comía con unos viejos amigos. Gente buena, católicos practicantes, con formación universitaria. Qué cansado que siempre salgan los viejos temas de una iglesia equivocada desde sus inicios, y ahí tenemos las cruzadas, la inquisición y el caso Galileo. Y menos mal que no se remontaron más, porque recuerdo a alguien que me dijo que el papa era el responsable de todos los males de la humanidad desde el inicio de los tiempos.

Triste que los católicos nos pasemos el día repitiendo los viejos clichés del anticlericalismo más casposo. Ya ni originales.

¿Pero se puede saber qué le pasó al pobre Galileo? les pregunté. Su respuesta: ¿que qué le pasó? Mira cómo acabó. ¿Y cómo acabó? Pues en la hoguera. No. Me temo que no. Porque Galileo murió en la cama y de viejecito. Es verdad que se le hizo un proceso doloroso y agresivo, pero se ha pedido perdón por ello (por cierto, ¿alguien pedirá perdón alguna vez por las matanzas de Stalin o por las de católicos en la guerra civil española?). Quedaron mudos para arremeter a continuación con el caso Miguel Servet: pues Servet sí murió en la hoguera. Efectivamente: pero prendida por los calvinistas, no por los católicos.

Los católicos somos la repera. Debemos ser el único colectivo del mundo mundial que toma por verdades absolutas las tesis de sus mayores oponentes. ¿Que un anticatólico dice que Galileo acabó en la hoguera? Pues nada, nos lo creemos y encima decimos que qué mala la Iglesia. Con lo facilito que es hoy revisar un dato con el google y la wikipedia.

En la introducción a su libro “Leyendas negras de la Iglesia”, Vittorio Messori copia unas palabras del historiador y sociólogo Moulin, agnóstico y racionalista, dirigidas a los católicos:

“Haced caso a este viejo incrédulo que sabe lo que se dice: la obra maestra de la propaganda anticristiana es haber logrado crear en los cristianos, sobre todo en los católicos, una mala conciencia, infundiéndoles la inquietud, cuando no la vergüenza, por su propia historia. A fuerza de insistir, desde la Reforma hasta nuestros días, han conseguido convenceros de que sois los responsables de todos o casi todos los males del mundo. Os han paralizado en la autocrítica masoquista para neutralizar la crítica de lo que ha ocupado vuestro lugar.»

Sigue afirmando Moulin: “Feministas, homosexuales, tercermundialistas y tercermundistas, pacifistas, representantes de todas las minorías, contestatarios y descontentos de cualquier ralea, científicos, humanistas, filósofos, ecologistas, defensores de los animales, moralistas laicos: «Habéis permitido que todos os pasaran cuentas, a menudo falseadas, casi sin discutir. No ha habido problema, error o sufrimiento histórico que no se os haya imputado. Y vosotros, casi siempre ignorantes de vuestro pasado, habéis acabado por creerlo, hasta el punto de respaldarlos. En cambio, yo (agnóstico, pero también un historiador que trata de ser objetivo) os digo que debéis reaccionar en nombre de la verdad. De hecho, a menudo no es cierto. Pero si en algún caso lo es, también es cierto que, tras un balance de veinte siglos de cristianismo, las luces prevalecen ampliamente sobre las tinieblas. Luego, ¿por qué no pedís cuentas a quienes os las piden a vosotros? ¿Acaso han sido mejores los resultados de lo que ha venido después?”

Gente de complejos somos. Pues va siendo hora de espabilar. El libro de Messori puede ser una excelente ayuda y se puede leer perfectamente en internet. Basta hacer un clik aquí.