9.08.12

Monja, 82 años, a punto de entrar en la cárcel

A las 7:41 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

Las monjas están siendo protagonistas en nuestro Blog durante el mes de agosto. Es importante conocer lo que se hace fuera para no realizarlo dentro. Seguramente así evitaremos situaciones tan esperpénticas como la de hoy.

Todos sabemos que en Estados Unidos quien la hace la paga y bien. La monja de hoy vive en este país que tiene la estatua de la libertad a la entrada en Nueva York.

Es una tierra de libertades pero enmarcadas en las correspondientes responsabilidades. Esta monja, a sus 82 años, debió olvidar que estaba donde estaba y que hacía lo que hizo.

¿Qué ha sucedido?

La hermana Megan Rice irrumpió con otros activistas en una estructura para la producción de armas nucleares en Tennessee. Fue arrestada y podría ser condenada a un año de cárcel y a su resultante multa de cien mil dólares.

Durante el asalto al recinto industrial no bastaron las rejas de seguridad. Tampoco los 500 agentes que trabajan en Oak Ridge, Tennessee, en la única estructura estadounidense que produce y conserva armas con uranio enriquecido. Sor Megan Rice, de 82 años, en compañía de otros dos activistas anti-nucleares, irrumpió en el complejo cortando las rejas y después roció la fachada con spray y, sobre todo, con sangre humana.

«Esta misma sangre –explicaron la religiosa y los activistas Michael Walli y Greg Boertje-Obed– se derrama al usar las armas nucleares».

Sor Megan también colocó algunas mantas con pasajes del Antiguo Testamento. En una de ellas se podía leer un pasaje del libro de Isaías: «Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas». Sor Megan después ofreció un poco de pan a los guardias, una Biblia, algunas velas y rosas blancas.

El objetivo de esta acción, explicó el comité al que pertenecen los tres, es sensibilizar a la opinión pública sobre la lucha en contra de cualquier forma de arma nuclear.

Las personas, en Estados Unidos o donde sea, pueden estar contra la energía nuclear. Es algo habitual en muchos países. Pero, ¿dónde va una monja con 82 años a militar en un asunto tan espinoso?. Y, además, en un país donde quien la hace la paga.

Conozco muchas monjas de esa edad que dedican su vida a ser ejemplo vivo del resto de miembros de su comunidad; o que rezan intensamente ya que disponen de más tiempo que nadie; o que se preparan dignamente a ser llamadas por el Señor cuando lo tenga deparado.

Desde luego, hoy, invito a todos los lectores amigos a que recemos por todas las personas consagradas a Dios en la vida religiosa. Roguemos para que sean como las vírgenes prudentes de la parábola evangélica, y dejen de ser necias perdidas.

Para saber más hagan clic aquí.

Tomás de la Torre Lendínez