21.08.12

Un amigo de Lolo - Dios está y permanece

A las 12:07 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Un amigo de Lolo

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Manuel Lozano Garrido

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Dios está y permanece

“¡El inmenso Dios del Orbe, preocupándose por mí y yo, que soy apenas algo más que una hormiga, presente y acariciado en su pensamiento!”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (130)

Quienes no creen en Dios ni lo tienen presente en su diaria existencia no tiene por bueno ni benéfico para su vida el hecho mismo de saber que el Creador no se quedó mirando su creación cuando la termino. Al famoso séptimo día en el que descansó el Todopoderoso no le sigue, según tales pensamientos, un hacer sino, simplemente, un quedarse viendo qué hace lo que hizo. Y eso, sencillamente, no se sostiene de ninguna de las maneras.

Y, sin embargo, es mucho más gozoso tener como cierto y verdadero que Dios, cuando creó no se olvidó de su creación sino que, desde aquel mismo momento, está con ella. Y eso, además, se hizo presente cuando su Hijo dijo que iba a estar con nosotros hasta el fin del mundo y que cuando dos o más nos reuniéramos en su hombre, allí estaría Él. Dios, pues, muestra su presencia a través de Aquel a quien envió para que el mundo no sucumbiese a su locura mundana y no se precipitase, sin remedio, en la fosa de la que tanto escribió el salmista.

Es bueno considerarse como, en realidad somos, con respecto a Dios porque es la mejor forma de darnos cuenta de cuánto le debemos y de cuánto agradecimiento deberíamos mostrar al Padre.

A este respecto, las personas citadas en primer término, las que no creen en Dios, se siente reyes del universo que habitan y en nada someten su voluntad a la del Todopoderoso. Se bastan por sí solas para vivir y en nada van a acudir en oración al Creador para pedir nada y, menos aún, para dar unas gracias que no creen merezca quien es, creen, la ensoñación de una necesidad humana.

Y, sin embargo, es bastante bueno para nuestro desarrollo espiritual, saberse en manos del Creador y que, por eso mismo, nuestra necesidad de cariño y de misericordia por su parte corre pareja a lo poco que somos ante Él y enfrente de Él. Y, así, humildemente reconocemos la verdad de las cosas que es, además, un franco saber que, por eso mismo, siempre estará Dios a nuestro lado y que permanece aquí para tal fin.

Dios creó, descansó y miró a su creación. Con ella está manteniéndola porque sin su presencia nada de lo que existe, ni nosotros ni lo demás, podría seguir existiendo. Podríamos decir, con un fin didáctico, que el Creador quiere que su creación siga siendo su creación. Por eso mismo, no la ha abandonado a lo largo de su historia y cuando ha hecho falta que surgiera su mano salvadora guió a su pueblo por el desierto y le envió el maná para que no pereciese de hambre. Y, luego, guió la inteligencia del ser humano por caminos de libertad y de sueños cumplidos. Y lo hizo porque Dios es, pero también está entre nosotros.

Es más, a pesar de los muchos que se creen vencedores de un combate con Quien creen haber vencido en su egoísmo y en su sometimiento al mundo, aquellos que nos sabemos hijos porque tenemos un Padre al que reconocemos como tal, lo imaginamos (a más aún no podemos llegar; pero sólo aún) admirándose por los logros que alcanza su creatura y corrigiendo los errores en los que caemos con más frecuencia de la necesaria y con la que confirmamos, ¡tantas veces! que su bondad para con nosotros no tiene límites conocidos ni su paciencia se agota nunca.

¡Y estar seguros de que estamos en su corazón siempre!

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán