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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 24 de agosto de 2012

Santa Sede

El papa en el Líbano: garantía para la fe cristiana en Medio Oriente
La organización del viaje sigue sin variaciones

Mundo

Nuevo llamamiento de Caritas para paliar los efectos de la sequía en Etiopía
Casi cuatro millones de personas requerirán ayuda alimentaria hasta diciembre

Hace dos siglos, América se movió entre el deseo de emancipación y el de infinito
El Meeting de Rimini dedica una exposición a las Independencias de los países latinoamericanos

Argentina: 'Lograr las mejores leyes al servicio del hombre'
El presidente de los obispos intervino en la comisión parlamentaria que estudia la reforma del Código Civil

En la escuela de san Pablo...

"Amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia" (Tiempo ordinario 21º, ciclo B)
Comentarios a la segunda lectura dominical  

Entrevistas

Albino Luciani inédito
Entrevista a Marco Roncalli, biógrafo de Juan Pablo I (parte final)

Mensaje a nuestros lectores

Problemas técnicos

Documentación

Argentina: 'Nos mueve una actitud propositiva en un clima de diálogo, respeto y colaboración'
Intervención en el Congreso de la Nación del presidente de los obispos, monseñor Arancedo


Santa Sede


El papa en el Líbano: garantía para la fe cristiana en Medio Oriente
La organización del viaje sigue sin variaciones
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, viernes 25 agosto 2012 (ZENIT.org).-Hay quienes le sugieren al papa Benedicto XVI que no viaje al Líbano, mientras otros le suplican que vaya y que firme lo antes posible la Exhortación postsinodal de la Iglesia del Medio Oriente para ponerse a trabajar... 

Un grupo lo necesita para que los confirme en la fe, mientras que otros lo ven como un obstáculo para convertir también al país árabe en una teocracia. El Líbano es reconocido por Oriente y Occidente como un modelo de convivencia entre religiones, en plena democracia y balance de poderes. Quizás sea esta una clave para el clima de paz interna en que viven, salvo antiguas rencillas entre facciones de base islámica cuyo origen se pierde en el tiempo.

En estos días se ha sabido de nuevos --y siempre antiguos--, enfrentamientos en territorios de suníes, chiíesy alauitas, encendido por los fuegos provenientes de la fronteriza Siria, que lleva más de un año envuelta (y envolviendo a otros), en un conflicto armado que los analistas califican ya de guerra civil.

A pesar de ello, la Santa Sede, a través de su portavoz oficial el padre Federico Lombardi, aclaró que la visita del papa no ha sufrido ninguna modificación, y que la organización sigue trabajando sin pausa para la llegada del pontífice al país de los cedros del 14 al 16 de septiembre. “Inclusive el papamóvil ya está allá”, adelantó.

El hecho de que el papa vaya solo a Beirut atenúa también los riesgos, ya que la ciudad está a más de 5.000 km2 del norte de Trípoli y de la frontera con Siria, desde donde se reportaron las víctimas entre las facciones mencionadas. Sin embargo toda medida de seguridad extrema de parte del gobierno, será bien recibida por quienes cuidan del papa al milímetro durante sus visitas fuera del Vaticano.

Pero lo que verdaderamente acallará las voces y los misiles será la participación del pueblo fiel --en sus diversas denominaciones y ritos allí presentes--, que vive y celebra en el Líbano, y con ellos todo el Medio Oriente cristiano.

Según se sabe, la organización labora día y noche para crear un clima propicio a la visita, a fin de convocar a la mayor cantidad de personas a los encuentros con el papa, ya que aún se recuerda la fiesta vivida con el beato Juan Pablo II en 1997. Benedicto XVI llega en un momento propicio para apoyar el esfuerzo de los patriarcados católicos en el diálogo interreligioso, donde la Iglesia sostiene siempre que la democracia en los países árabes no está reñida con la libertad religiosa.

Mientras los días se acercan –y los planes no cambian--, el padre Charbel Mhanna, representante del ecumenismo en el Líbano por parte de la Orden Maronita de la Beata Virgen María y miembro del comité organizador de la visita del papa en su país, dialogó con ZENIT en un reciente encuentro.

¿Cómo va la preparación del pueblo libanés para la visita del papa Benedicto XVI?

--Padre Mhanna: La preparación sigue adelante. La gente está siempre dispuesta a recibir al papa porque lo ama. Lo están esperando con los brazos abiertos, porque ver al papa, es una garantía para los cristianos en el Medio Oriente. Y porque quien ha vivido la visita del beato Juan Pablo II en 1997, quiere volver a vivirlo con el nuevo papa Benedicto XVI.

Hay muchos recuerdos de aquella visita del 97, ¿verdad?

--Padre Mhanna: Sí. El papa Juan Pablo II estuvo aquí porque amaba al Líbano y los libaneses lo amaban. Siempre se ha dicho que esos tres días que el papa estuvo en el Líbano, no dormimos. Por eso, las personas que experimentaron todo aquello quieren volverlo a vivir.

¿Por qué eligió Benedicto XVI el Líbano para firmar esta Exhortación Postsinodal?

--Padre Mhanna: Porque allí están representadas todas las iglesias del Medio Oriente. En el Líbano hay más de 18 confesiones diferentes, de las cuales 12 son cristianas --entre católicas, ortodoxas y una protestante--, 6 musulmanas, una judía... Así que puede entregar el mensaje a todas las iglesias en Medio Oriente a través del Líbano. Además, tenemos al único presidente cristiano en un país árabe, y es un maronita.

¿Cuál es la actitud de los musulmanes ante la visita del papa?

--Padre Mhanna: Los musulmanes libaneses están abiertos al diálogo. Quieren recibir al papa y muchos están contentos con su visita a nuestra tierra.

¿Cuál es el mensaje que el pueblo libanés espera del santo padre?

--Padre Mhanna: Se espera que su mensaje sea una garantía para nuestra permanencia en territorio libanés, así como una garantía para los cristianos de Medio Oriente en el ejercicio de su fe. Y que podamos seguir testimoniando el cristianismo en la Iglesia del Medio Oriente hasta el final, porque esa es nuestra misión, desde los apóstoles hasta ahora.

La visita del papa puede seguirse en (no español): www.lbpapalvisit.com 

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Mundo


Nuevo llamamiento de Caritas para paliar los efectos de la sequía en Etiopía
Casi cuatro millones de personas requerirán ayuda alimentaria hasta diciembre
ROMA, viernes 24 agosto 2012 (ZENIT.org).- Caritas Internacional ha lanzado un nuevo llamamiento para continuar con su trabajo en las áreas golpeadas por la sequía de Etiopía. Sus programas ayudarán a los agricultores y ganaderos a producir más alimentos y también mejorar las infraestructuras de acceso al agua en áreas remotas.

"Lo peor de la sequía se produjo en 2011y sus efectos se sienten todavía en algunas partes del país. No podemos abandonar nuestros esfuerzos ahora", dijo Shiferaw Mamo coordinador del programa de desarrollo social de Caritas Etiopía, según informa la página web de Caritas Internacional.

Las lluvias se esperaban en la primera mitad de 2012 pero fueron escasas, lo que ocasionó problemas en muchas áreas agrícolas.

El gobierno de Etiopía indicó recientemente que aproximadamente 3,76 millones de personas requieren ayuda alimentaria de agosto a diciembre de 2012.

El nuevo programa de Caritas, dirigido a más de 60.000 familias proporcionará ganado a las familias que lo perdieron durante la sequía. Para conservar accesible la escasa agua construirá pozos y cisternas y restaurará otros sistemas hídricos. Los granjeros recibirán semillas, plantones y forraje para los animales. Así mismo Caritas mejorará el acceso a las áreas rurales construyendo carreteras.

"Incluso aunque el Cuerno de África no está en las noticias en estos días, mucha gente está sufriendo todavía. Es crucial que no nos olvidemos de nuestros hermanos y hermanas que están allí", afirmó Michel Roy, secretario general de Caritas Internacional.

Para saber más: www.caritas.org.

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Hace dos siglos, América se movió entre el deseo de emancipación y el de infinito
El Meeting de Rimini dedica una exposición a las Independencias de los países latinoamericanos
Por H. Sergio Mora

ROMA, viernes 24 agosto 2012 (ZENIT.org).- “Utopías y significado: dos banderas de la independencia hispanoamericana. 1808-1824” Este es el título de la exposición que dedica el Meeting de Rimini, al bicentenario de la Independencia de los países de América Latina. El Meeting, organizado por Comunión y Liberación, sigue su curso en la ciudad balnearia italiana hasta este sábado 25 de agosto, con el tema “La naturaleza del hombre es relación con el infinito”.

Con la llegada de los conquistadores a América y después de los misioneros nace en poco más de tres siglos un pueblo con una fisonomía propia. El deseo de independencia aparece en un contexto marcado por la invasión de España por parte de Napoleón. Una independencia que los próceres querían que mantuviera la unidad latinoamericana y que en cambio termina con la división, lo que trae desilusión la cual entretanto abre el reto de la libertad. Una bandera fue el deseo de independencia, la otra el de infinito.

Lo indicó a ZENIT Anibal Fornari, responsable de la muestra, docente de antropología y director del doctorado en filosofía de la Universidad argentina de Santa Fe, en el Meeting de Rimini.

La exposición dedicada a la independencia de Latinoamérica es un recorrido expositivo que contiene paneles, vídeos y fotos sobre los eventos de la independencia latinoamericana.

“Así como el quinto centenario del descubrimiento de América estuvo marcado por una disputa ideológica, digamos entre un fundamentalismo indigenista y cierta postura liberal positivista o negativa, con motivo del segundo centenario cada país hizo su celebración oficial, más que de esta sociedad, con su historia y su cultura”. Y recordó Fornari que “incluso como Iglesia y como movimiento vivimos la experiencia latinoamericana que va más allá de las fronteras de los Estados, porque es un pueblo en marcha, de una amistad y constelación de encuentros”.

“El abordaje nuevo --prosiguió el profesor argentino- es que el hombre se mueve en la historia por un deseo de infinito que lo lanza a una aventura de libertad, justicia, verdad, felicidad”.

“No hemos querido disputar si tradición, si ilustración, o esto o lo otro, sino una perspectiva nueva antropológica, por lo tanto buscamos testimonios y documentos. Tantos, entre ellos desde Montesinos, Pedro de Córdoba, el grito de los misioneros que llegó a Carlos V, la obra de Vasco de Quiroga, e incluso testimonios de no cristianos como Neruda, Carlos Paz, Carlos Fuentes”.

La muestra se divide en tres secciones: la primera describe la naturaleza, sus habitantes, su historia, sus premios Nobel, con un video, etc. “Esta parte termina --indicó- con la expulsión de los jesuitas, que si bien no es causal directa de la independencia, denota bien el paso de los Habsburgo a los Borbones que tenían una mentalidad más confederada, de cabildos, creando un descabezamiento cultural que generó en mucha gente la pregunta si el rey Fernando VII merecía la confianza o no”.

La segunda es sobre la invasión napoleónica, la independencia y las tensiones existentes en sus protagonistas, entre quienes querían ser fieles a los ideales de la Iglesia y otros que querían aceptar los de la Revolución Francesa. En que la idea de independencia nace más como una tutela ante Napoleón que como una separación de España. Y cómo próceres del calibre de San Martín y Bolivar terminan en el exilio rechazando la idea de gobernar un continente dividido.

Y la tercera y última sección busca respuestas en los escritos de San Agustín, del cardenal Ratzinger y del fundador de Comunión e Liberación, don Luigi Giusani, más que al ideal de independencia al deseo de infinito que tienen todos los hombres.

En la conferencia sobre el tema realizada el día de la inauguración del Meeting di Rimini además del profesor Fornari, participaron el docente de historia en la Universidad de San Francisco en Quito, Carlos Freile y el profesor de historia del arte en la Universidad de Granada, Gutiérrez Viñuales.

“En el derecho hispánico --explicó Freile- el poder viene de Dios que lo entrega al rey, y si el rey es ilegítimo el poder vuelve al pueblo”. Y en nombre de esto los virreinatos de América Latina se independizan. El profesor ecuatoriano subrayó la raíz católica de estos pueblos, que fue olvidada debido a la influencia de la cultura liberal y lamentó que actualmente en su país, que considera católico, se intenta retornar a religiones paganas ancestrales.

El profesor Gutiérrez Viñuales por su parte presentó su visión del arte iberoamericano, desde la independencia al siglo XIX, apoyándose en la proyección de diversos cuadros y gracias a la existencia de un idioma e identidad común, así como la religión y una fuerte relación entre los ámbitos político y religioso.

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Argentina: 'Lograr las mejores leyes al servicio del hombre'
El presidente de los obispos intervino en la comisión parlamentaria que estudia la reforma del Código Civil
BUENOS AIRES, viernes 24 agosto 2012 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor José María Arancedo, hizo este jueves una intervención en la Comisión Bicameral del Congreso de la Nación, con el propósito de ofrecer las aportaciones del Episcopado a la reforma del Código Civil y las reflexiones generadas en la reciente reunión de los obispos argentinos.

La 162 Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina terminó sus trabajos este jueves. En el curso de la reunión, los obispos estudiaron las implicaciones que traerá la reforma al Código Civil, cuyo proyecto de ley comenzó a debatir una Comisión Bilateral en el Congreso de la Nación y emitieron el documento “El Código Civil y nuestro estilo de vida” (ver: http://www.zenit.org/article-42960?l=spanish).

En su intervención ante la comisión parlamentaria, monseñor Arancedo presentó un resumen del documento "Reflexiones y aportes sobre algunos temas vinculados a la reforma del Código Civil" (ver: http://www.episcopado.org/portal/2000-2009/doc_download/289-aportes-reforma-codigo-civil.html ), aprobado por la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina el 27 de abril de 2012, con el deseo de ofrecer una aportación “a la mejor Reforma del Código Civil”.

“Nos mueve una actitud propositiva, en el marco del Reglamento aprobado. Agradecemos esta invitación en un clima de diálogo, respeto y colaboración”, dijo.

Los temas a los que se refirió el prelado “giran en torno a la vida del hombre, en orden a lograr las mejores leyes que le permitan alcanzar su plena realización y la tutela de sus derechos”, afirmó.

Subrayó que en el proyecto hay algunas cuestiones, que “tanto a nuestro juicio de pastores, como en la opinión de muchos juristas y expertos, merecen una mayor reflexión”.

Sintetizó en cinco puntos las preocupaciones expresadas en el documento, referidas a la existencia de la persona desde la concepción, la familia y el matrimonio, la protección de los derechos del niño, los problemas de la procreación artificial y la protección y dignificación de la mujer.

Se puede leer la intervención completa de monseñor Arancedo en: http://www.zenit.org/article-42968?l=spanish.

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En la escuela de san Pablo...


"Amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia" (Tiempo ordinario 21º, ciclo B)
Comentarios a la segunda lectura dominical  
ROMA, viernes 24 agosto 2012 (ZENIT.org).- Nuestra columna "En la escuela de san Pablo..." ofrece el comentario y la aplicación correspondiente para el 21º domingo del Tiempo ordinario.

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Pedro Mendoza LC

"Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo. Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su Cuerpo. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia". Ef 5,21-32

Comentario

Del contexto cultual de la precedente parte de la carta a los Efesios, pasa san Pablo a hablar de la familia cristiana. "Familia", según la manera de concebir de la antigüedad, comprendía la comunidad doméstica de marido y mujer, hijos y esclavos. Para todos ellos vale una ley fundamental, que el Apóstol pone como título de su exhortación: "Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo" (v.21). Con este versículo pasamos del contexto cultual a la vida diaria de la familia. Así queda patente que la vida cristiana es solamente una; que no hay dos esferas diferentes: Iglesia y casa, domingo y días laborables, liturgia y vida. Del culto parte siempre nueva la comprensión de la voluntad de Dios y la fuerza para llevarla a cabo. Y viceversa, la vida vivida –alegría y dolor, éxitos y fracasos, esperanza y preocupación– es lo que el cristiano lleva consigo, cuando juntamente con sus hermanos celebra la liturgia en la presencia de Dios.

Después del versículo introductorio a esta sección de la carta sobre la vida cristiana (5,21–6,9), en el pasaje de este domingo (5,21-32) vemos cómo el Apóstol centra su atención en la relación entre mujer y marido (5,22-33). En la primera parte del pasaje, inicia reclamando esa sumisión de la mujer al marido (vv.22-24). Las mujeres deben estar sometidas a sus maridos, como al Señor (v.22). Con la comparación "como al Señor" san Pablo señala el motivo de esta sumisión: la mujer se somete al marido precisamente porque, actuando así, se somete al Señor. Y ofrece la explicación: "porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo" (v.23). En esta explicación el Apóstol establece una analogía entre la relación entre los esposos y la relación de Cristo con su Iglesia. El matrimonio está llamado a imitar la relación de Cristo con su Iglesia. Así como Cristo es la cabeza de su Iglesia, así también el marido lo debe ser de su mujer. Con la palabra "cabeza" se indica ante todo la postura de señor y amo. Pero, referido a Cristo, en cuanto cabeza de la Iglesia, significa mucho más que eso: Él es fuente de su vida, fundamento y fin de su crecimiento, lo cual no se da en la relación del marido con respecto a su mujer. La metáfora Cristo – cabeza consiente a san Pablo limar la actitud dominadora del marido, excluyendo toda clase de egoísmo y de abuso de suficiencia. Por eso añade este calificativo de Cristo: "el salvador del Cuerpo". La autoridad del marido debe estar toda ella dirigida a la "salvación" de la mujer, en la misma medida en que Cristo adopta esta actitud con respecto a su Iglesia.

Después de mostrar cómo debe ser la relación por parte del marido, ahora cambia de perspectiva y presenta cómo debe ser la relación por parte de la mujer. "Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo" (v.24). Queda claro, por tanto, que al marido corresponde el papel de moderador y dirección del matrimonio, mientras que a la mujer el de la sumisión. Y esta relación vale "en todo", o sea en todas las circunstancias de la convivencia del matrimonio. Pero la novedad está en la perspectiva religiosa en que deben vivirse estas relaciones: desde la fe. El marido debe entender su papel directivo como un camino para la salvación, según el modelo de Cristo; y la mujer debe prestar su obediencia como si fuera un servicio de sumisión hecho directamente a Cristo.

En la segunda parte del pasaje de este domingo, continúa san Pablo recordando a los maridos cómo debe ser su amor a sus esposas (vv.25-32). De esta sección, por motivos de espacio sólo comentamos los vv.25-26. Paralelamente al principio fundamental que debe regir la relación de las esposas con los esposos: "estad sumisas" (v.22), en el v.25 san Pablo dirige a los maridos una exhortación fundamental que lo abarca todo: "Amad a vuestras esposas". Y otra vez Cristo es el modelo: "como Cristo amó  a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella". Pero aquí también tiene que haber algo más que una simple comparación. La actuación de Cristo por su Iglesia tiene que constituir la base del amor del marido por su mujer: porque Cristo se ha entregado por su Iglesia en amor, y el matrimonio es como la reproducción de la relación de Cristo con su Iglesia, por esto precisamente deben los maridos amar a sus mujeres, y por su parte comunicar este amor en una entrega dispuesta al sacrificio. El fin, al que debe apuntar la entrega de Cristo en la cruz, es precisamente la liberación del poder de las tinieblas, y del juicio de la ira de Dios, o sea, en una palabra, el perdón de los pecados (Gal 1,4). Aquí se subraya fuertemente el lado positivo de esta obra redentora: la santificación (v.26).

Aplicación

"Amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia".

Las lecturas de este domingo nos invitan a tomar conciencia del don del amor de Dios que se nos ha dado por completo. En la primera lectura, Josué, ante el don de la tierra prometida a la que el pueblo de Israel ha entrado en posesión gracias a las intervenciones amorosas de Dios, reúne a todas las tribus para renovar su pacto de pertenencia al Señor: quedarse con Él o abandonarlo por otros dioses. El Evangelio de este día concluye el discurso de Jesús sobre el pan de vida. También los discípulos de Jesús son llamados a tomar una decisión o aceptar a Jesús, con fe, o abandonarlo. En la 2ª lectura san Pablo nos presenta a Cristo como modelo que debe guiar e inspirar las relaciones entre marido y mujer: la sumisión recíproca y un gran amor.

La 1ª lectura, tomada del libro de Josué (24,1-2a.15-17), nos conduce al momento dramático en la historia del pueblo de Israel, en el que se encuentra ante la encrucijada de la elección que Josué les presenta: o al servicio del Señor o al servicio de otros dioses. El pueblo, reconociendo los dones recibidos del Señor, que lo ha salvado, toma el compromiso de permanecer fiel al Señor: "También nosotros serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios" (v.18b). La respuesta del pueblo es una hermosa profesión de fe, un compromiso de fidelidad al Señor.

En el Evangelio de este domingo (Jn 6,60-69) el discurso sobre el pan de vida llega a su desenlace final con una situación parecida a la presentada en la 1ª lectura. Aquí son los discípulos de Cristo, los que han escuchado su discurso del pan de vida, quienes se encuentran ante el dilema: aceptar y acoger a Cristo, con fe y amor, o abandonarlo. Ante los muchos que han optado por el abandono, Jesús interpela a sus discípulos más íntimos. Entonces Pedro profesa una confesión de fe extraordinaria, de un compromiso de seguir a Jesús fielmente: "Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios" (vv.68-69). Esta respuesta de Pedro es fruto de la gracia, que le ha permitido descubrir en Cristo y en sus palabras el inmenso amor de Dios, que quiere a su vez ser correspondido de la misma manera.

El pasaje de la 2ª lectura de la carta a los Efesios (5,21-32) está todo él iluminado por el amor de Cristo por la Iglesia. Cristo se ha entregado a ella por amor para hacerla santa, purificándola por medio del bautismo. Él es el modelo que debe inspirar y guiar la donación mutua de los esposos en el matrimonio. Si imitan a Cristo, la sumisión de las mujeres resultará más fácil. El marido, por su parte, ejercerá su autoridad, en recíproca armonía con la mujer, mostrando así su amor auténtico por ella, y llevando a la práctica la exhortación del Apóstol: "amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia" (v.25). Cristo en su pasión y muerte en la cruz nos ha dado la manifestación extrema de su amor. Los maridos deben amar a sus mujeres con este amor total.

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Entrevistas


Albino Luciani inédito
Entrevista a Marco Roncalli, biógrafo de Juan Pablo I (parte final)
ROMA, viernes 23 agosto 2012 (ZENIT.org).- Este domingo 26 se recordará el trigésimocuarto aniversario de la elección del papa Juan Pablo I a la sede de Pedro y en pocas semanas más, el 17 de octubre, será celebrado el primer centenario del nacimiento del hoy siervo de Dios.

Ofrecemos a nuestros lectores la última parte de la entrevista realizada por nuestro colaborador Renzo Allegri a Marco Roncalli, autor de la primera biografía completa y crítica del “Papa de la sonrisa”.

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Por Renzo Allegri*

Si el papa Luciani hubiese tenido un pontificado largo, ¿qué cambios habría hecho en la Iglesia?

--Marco Roncalli: Durante los 33 días de su pontificado continuó actuando en la simplicidad más absoluta, como lo había hecho siempre. Cuando, inmediatamente después de la elección, los cardenales le preguntaron qué nombre quería usar como papa, escogió la de los dos papas que le precedieron, lo que indica, como consecuencia, que él quería la continuidad.

A la pregunta ritual contestó que quería llamarse Giampaolo I. Pero los cardenales le indicaron que el nombre Giampaolo era demasiado "familiar" para un papa, y por eso lo adaptó al solemne Juan Pablo I. En los diversos discursos de sus 33 días de pontificado, continuó refiriéndose a la esencia del mensaje del Evangelio, con énfasis en la pobreza y en el uso correcto de la propiedad. Él realmente había asimilado la Populorum Progressio de Pablo VI y sin duda habría ordenado un poco la cuestión de las riquezas del Vaticano, promoviendo una Iglesia más solidaria con los pobres y una mayor comunión y un mayor compartir desde el vértice.

¿Y qué más?

--Marco Roncalli: Fue el primer papa que pidió hablar con la multitud en la primera aparición desde el balcón de San Pedro. Se negó a la coronación, a la tiara, como Pablo VI, y a la silla gestatoria. Para hablar con espontaneidad, dejaba a un lado los textos oficiales, causando alarma en los entornos de la Curia romana y de la diplomacia. Para dar lecciones de humanidad, en las audiencias llamaba a los niños a hablar con él como lo hacía en Vittorio Veneto y en Venecia. Esos 33 días fueron suficientes para crear un cambio de clima impredecible en la Iglesia, indicando en palabras y hechos, la belleza del cristianismo. Si hubiera tenido un largo pontificado, sin duda que hubiera dejado un signo fuerte e inconfundible.

¿Cuál es su opinión sobre todo lo dicho de la muerte del papa Juan Pablo I?

--Marco Roncalli: De los documentos que he examinado, estoy seguro de que la muerte se produjo por causas naturales. Estoy seguro al ciento por ciento.

(Trad.: JAVV)

La primera parte de esta entrevista puede leerse en: www.zenit.org/article-42965?l=spanish

* Renzo Allegri es un periodista italiano, escritor y crítico de música. Estudió periodismo en la Escuela Superior de Ciencias Sociales de la Universidad Católica. Ha publicado 53 libros hasta el momento, todos de éxito. Algunos de los cuales han sido publicados en francés, alemán, italiano, japonés, español, portugués, rumano, eslovaco, polaco, chino y ruso. Entre estos, fue un suceso extraordinario el título "El Papa de Fátima", de la editorial Mondadori. 

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Mensaje a nuestros lectores


Problemas técnicos
 
Estimados lectores:

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Les pedimos disculpas por ello.

La Redacción de ZENIT

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Documentación


Argentina: 'Nos mueve una actitud propositiva en un clima de diálogo, respeto y colaboración'
Intervención en el Congreso de la Nación del presidente de los obispos, monseñor Arancedo
BUENOS AIRES, viernes 24 agosto 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el texto completo de la intervención de monseñor José María Arancedo ante la comisión parlamentaria que estudia la reforma del Código Civil.

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Vengo como Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina a presentar un resumen del documento "Reflexiones y aportes sobre algunos temas vinculados a la reforma del Código Civil" aprobado por la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina el 27 de abril de 2012, y que hemos decidido acompañar formalmente a las deliberaciones de esta Comisión Bicameral, para ofrecer nuestro aporte orientado a contribuir a la mejor Reforma del Código Civil. Nos mueve una actitud propositiva, en el marco del Reglamento aprobado. Agradecemos esta invitación en un clima de diálogo, respeto y colaboración.

Estamos ante un hecho que debemos valorar como un acontecimiento mayor. El Código Civil, por su carácter estable y modélico, al definir derechos y obligaciones de personas e instituciones no es algo neutro, ni una mera fotografía de la realidad, tampoco un instrumento para solucionar problemas. Leer un Código es conocer la vida y orientación de una comunidad, necesariamente mira al futuro. No se puede, por ello, no prever y asumir las consecuencias de lo que hoy se legisla. El legislador es expresión de reflexión y sabiduría en una comunidad. No olvidemos que la ley tiene una función pedagógica y efectos a muy largo plazo del cual hoy somos responsables.

Los temas a los que me voy a referir giran en torno a la vida del hombre, en orden a lograr las mejores leyes que le permitan alcanzar su plena realización y la tutela de sus derechos. La ley tiene un valor objetivo que define derechos y obligaciones de las personas e instituciones en el marco del bien común. Elaborar leyes para la sociedad es función del Estado, no de la Iglesia. Pero ella tiene la obligación de colaborar con la sociedad, esta certeza es lo que da razón a mi presencia en este marco de reflexión y de diálogo, en la búsqueda de aquellos principios morales objetivos que son el fundamento de toda obra legislativa, y que son "accesibles a la razón, prescindiendo del contenido de la revelación" (Benedicto XVI). La fe no se opone a la razón.

Hoy es indiscutible la importancia de la ecología. Debemos escuchar el lenguaje de la naturaleza y responder a él coherentemente. También debemos hablar de una ecología del hombre. El posee una naturaleza que se debe respetar y que no se puede manipular. El hombre no es solamente una libertad por la que él se crea a sí mismo y es dueño de la vida. Él es espíritu y libertad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha y se acepta en su grandeza y sus límites. Esta reflexión no es ajena a la tarea legislativa, llamada a dar leyes justas a la sociedad. En este sentido el límite es un acto de sabiduría que orienta y purifica la misma libertad del hombre. Por otra parte, no todo lo que es técnicamente posible o deseado en el manejo de la vida, es necesariamente ético y respeta su dignidad, como veremos.

El proyecto de Código Civil y Comercial es el fruto del esfuerzo de muchas personas que han aportado su sabiduría y experiencia en distintos temas. Ha sido presentado, como el fruto de muchos años de debates y trabajos jurídicos, y de la reflexión de los juristas y las decisiones de los jueces en el marco de la legislación hoy vigente. Esto es cierto en buena medida y lo valoramos, pero en algunos temas vinculados a la vida humana y a la familia entendemos que no ha tenido la misma pluralidad. Dada la trascendencia de los cambios propuestos en esta áreas y, además, que ellos no han tenido una suficiente presencia en las diversas plataformas políticas, consideramos que es conveniente una amplia participación y apertura federal.

Creemos que en el proyecto hay algunas cuestiones, que tanto a nuestro juicio de pastores, como en la opinión de muchos juristas y expertos, merecen una mayor reflexión. Es necesaria en el Código una formulación de ciertos principios, más respetuosa de la dignidad propia de toda vida humana desde su comienzo en el momento de la concepción y hasta su fin natural, de los derechos de la familia fundada en el matrimonio, y de los derechos de los más débiles, en particular los niños ya nacidos, y todavía por nacer. Es en estas materias, el estatuto de la persona humana y de la familia, en las que quisiéramos detenernos particularmente. Notamos que en las soluciones propuestas en este campo, ha influido una ideología individualista y una concepción de familia ajena a las tradiciones nacionales y al sentir y vivir de la gran mayoría de nuestro pueblo.

Podría sintetizar en cinco puntos las preocupaciones expresadas en el documento:

1. La persona existe desde la concepción: como dice la Declaración Universal de Derechos Humanos, todo ser humano tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica en todas partes y sin distinción de condición alguna (Art. 6). Así, la ciencia enseña que la vida humana comienza desde el momento de la concepción, en la que se configura un ser humano nuevo, único e irrepetible. Por eso, con la tradición jurídica nacional y el contexto constitucional sostenemos sin duda que la persona es tal desde la concepción, sin distinguir según ella ocurra dentro o fuera del seno materno. En relación al artículo 19 del proyecto entendemos que es una discriminación injusta que algunos seres humanos en estado embrionario sean considerados personas -los concebidos en el seno materno, o los implantados en él-, mientras que a otros se les niegue ese status básico -los concebidos fuera del seno materno, antes de su implantación-. No hay diferencias ontológicas entre ellos. Además, nos preguntamos cuál es el status o situación jurídica de estos embriones humanos no implantados, que quedan en un estado de absoluta desprotección, abriendo la posibilidad de atentados contra la vida de seres humanos inocentes e indefensos. Remitir la protección del embrión no implantado a una ley especial aún no existente resulta insuficiente para evitar atentados presentes o futuros contra la vida o dignidad de esos seres humanos, expuestos a la comercialización, industrialización o destrucción. Los dilemas morales que plantean los embriones no implantados no se solucionan desconociendo su dignidad y derechos fundamentales, sino en todo caso impidiendo -y no promoviendo- su producción mediante una moratoria en la utilización de estas técnicas.

2. La familia y el matrimonio: hemos dicho en nuestro documento que la familia fundada en el matrimonio entre un varón y una mujer, perdurable y estable, es el modo óptimo de crianza de los niños y de organización familiar y social. La familia es anterior al Estado y por tanto, la misión de éste es apoyar y acompañar los modelos exigentes de vida en los que los esposos se comprometen a la fidelidad, la cohabitación, la asistencia recíproca y el bien de los hijos. Si el Código Civil dejara de prever esos deberes, el matrimonio se vaciaría de contenido en desmedro de los propios esposos y del bien superior de los niños y su derecho a crecer y ser educados en el ámbito de una familia estable. Igualmente, creemos que no cualquier forma de convivencia es igualmente valiosa, respetuosa de la verdad de la naturaleza humana, y de los derechos de la mujer y de los hijos. Por eso, preocupa la equiparación casi absoluta entre el matrimonio y las uniones de hecho. Finalmente, debemos decir que el proyecto no reconoce en absoluto al matrimonio indisoluble caracterizado por el compromiso de fidelidad y de apertura al bien de los hijos, tal como la Iglesia propone a sus fieles, lo mismo que otras confesiones religiosas, y la ley natural lo expresa. Sólo formas débiles e inestables de familia son propuestas y reguladas por el proyecto.

3. La protección de los derechos del niño: El régimen de la paternidad, la maternidad y la filiación, así como otras instituciones proyectadas, generan incertidumbre en torno a la protección de los derechos de los niños. Una sociedad que no privilegie los derechos e intereses de los niños por sobre los de los adultos, se empobrece socialmente. Ello se verifica en la regulación de algunos efectos de las técnicas de fecundación artificial, dado que se privilegia un supuesto “derecho al hijo”, por sobre los derechos del hijo a la vida y al respeto de su intrínseca dignidad y el principio de originalidad en la transmisión de la vida humana. Estas técnicas suponen con frecuencia mecanismos de selección de los embriones más aptos, con descarte de los demás. No hay previsiones que eviten estas derivaciones injustas en el proyecto de Código Civil. Igualmente, se conculca el derecho a la identidad cuando queda sujeto a la voluntad de los adultos y se discrimina así entre categorías de hijos con más o menos derechos según el modo en que fueron concebidos. Finalmente, en materia de adopción si bien se avanza, no se privilegia el interés superior de los niños, que consiste en tener un padre y una madre unidos en matrimonio. La adopción debe tener en mira ese interés integral de los niños, y no el deseo de los adultos.

4. Los problemas de la procreación artificial: En cuarto lugar, creemos que no todo lo que es técnicamente posible y deseado en el manejo de la vida es necesariamente ético y respeta su dignidad. Así, existen serias objeciones éticas y jurídicas en torno a la fecundación artificial que deberían conducir a una reflexión más atenta y no sólo permisiva. Si no obstante ello se decidiera llevar adelante la fecundación extracorpórea, el ser humano concebido de esta manera tiene, como ya hemos dicho, el mismo estatuto, dignidad y derechos que cualquier otro. En el derecho comparado podemos ver que existen países que han limitado los daños provocados por el uso de estas técnicas, restringiendo el acceso a ellas a los matrimonios formados por varón y mujer, y prohibiendo la crioconservación de embriones, entre otras restricciones. Es particularmente grave la posibilidad de fecundación post-mortem, ya que no es aceptable permitir deliberadamente orfandades amparadas por la ley.

5. Proteger y dignificar a la mujer: Reconocemos que hay un esfuerzo en el proyecto por atender con delicadeza a la protección de los derechos de la mujer. Pero al mismo tiempo, resulta agraviante a la dignidad de las mujeres y de los niños la posibilidad de la existencia del alquiler de vientres, denominado eufemísticamente maternidad subrogada o gestación por sustitución. No es un reclamo social, ni es consistente con las tradiciones jurídicas, principios, valores y costumbres del pueblo argentino. Afirmamos firmemente que degrada a la mujer gestante y es posible que sea fuente de más desigualdad por la explotación para estos fines de mujeres pobres. Esta figura desconoce el profundo vínculo psicológico que se establece entre la madre gestante y el niño al que da a luz.

Finalmente, me permito comentar otras cuestiones mencionadas en el documento aportado. Nos preocupa cierto reglamentarismo que propone el proyecto en relación a las asociaciones civiles, e incluso a las simples asociaciones. Más allá de las particularidades de su regulación, que pueden ser en algunos casos opinables, resulta encomiable que el proyecto se ocupe de la protección de los derechos personalísimos. Es imprescindible que, en la regulación de las directivas anticipadas respecto de la propia salud, la prohibición de la eutanasia quede suficientemente clara en la ley. Y, en relación a las exequias, sería deseable que se prevea en forma expresa la necesidad de respetar las creencias y principios religiosos del fallecido, tal como se hacía en proyectos anteriores que sin duda han sido fuente del actual en ésta y otras materias.

Estas reflexiones están orientadas a contribuir a la mejor reforma del Código Civil, en temas que consideramos de mayor importancia en orden a garantizar la dignidad de la vida concebida, el valor del matrimonio y la familia, y la protección de todos los derechos del niño.

Como dijimos en abril y repetimos hoy, en este momento que consideramos de trascendencia histórica para la vida de nuestra Patria, invocamos la protección de la Virgen María, Nuestra Madre de Luján, Patrona de la Argentina.

Buenos Aires, 23 de agosto de 2012

Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina

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