Imputada por fingir que había sido torturada

Falsos ataques contra homosexuales en los Estados Unidos

 

Varias presuntas denuncias falsas con motivación política han tenido lugar este año en diversos lugares de los Estados Unidos. La semana pasada, una mujer lesbiana fue arrestada en Nebraska (Estados Unidos), acusada de haber realizado una denuncia falsa ante la policía por un supuesto ataque homófobo en el que había sido torturada. El supuesto ataque coincidió con la discusión en el parlamento local de una normativa relacionada con la homosexualidad. La policía también ha considerado falsas varias denuncias contra supuestos ataques homófobos en otros lugares.

30/08/12 12:12 PM


(LifeSiteNews/InfoCatólica) El veintidós de julio, una mujer llamada Charlie Rogers llegó arrastrándose a la casa de una vecina, sangrando y con signos de haber sido maltratada. La vecina llamó inmediatamente a la policía, cuando Charlie le contó que tres hombres enmascarados se habían introducido en su casa y le habían propinado una terrible paliza. 

La mujer maltratada, de treinta y tres años de edad, es lesbiana y antigua jugadora de baloncesto del equipo de la Universidad de Nebraska. Cuando llegó la policía, afirmó que los tres hombres habían entrado en su casa, la habían atado con tiras de plástico a su cama por las muñecas y los tobillos, habían realizado cortes en sus glúteos y pantorrillas y habían grabado con cuchillos una cruz en su pecho y frases homófobas en sus brazos y en su estómago, además de pintar otros insultos en sus paredes. Finalmente, se marcharon después de intentar incendiar la casa. 

Un rápido examen reveló que, en efecto, Rogers presentaba signos de haber sido maltratada, aunque las heridas eran superficiales. Además, en las paredes de su casa se encontraron restos de gasolina y frases contra los gays.

La historia se transmitió de forma muy rápida por Internet. La ciudad y las organizaciones LGTB inmediatamente pusieron en marcha una campaña de apoyo. Heartland Pride, una organización local de gays y lesbianas, convocó una manifestación junto al parlamento del Estado, en la que participaron un millar de personas, y recogió casi dos mil dólares, que fueron entregados a Rogers. La Primera Iglesia Congregacional de Plymouth celebró un acto en su honor y el alcalde de la capital del Estado, Chris Beutler, afirmó: “Estamos unidos a nuestros ciudadanos gays y lesbianas, para denunciar la violencia dirigida contra cualquier grupo”. 

La policía, sin embargo, comenzó enseguida a tener dudas sobre las declaraciones de la mujer, porque la historia que contó cambió sustancialmente las cuatro veces que prestó declaración. Una investigadora de la policía señaló que la colcha de la cama donde supuestamente había sido atada “estaba bien colocada en la cama, sin signos aparentes de lucha” ni restos de sangre. Las heridas eran “superficiales y simétricas, evitando las partes más sensibles del cuerpo” y, por la perspectiva, parecían indicar que habían sido autoinfligidas. Además, a pesar de la supuesta lucha, no había moratones en el cuerpo. Los guantes encontrados en la casa, que habían sido dejados allí por los asaltantes, según Rogers, sólo contenían el ADN de la propia Rogers, de acuerdo con el estudio realizado por el Centro Médico de la Universidad de Nebraska. La policía encontró que, cinco días antes, había comprado un par de guantes blancos, cintas de plástico y un cúter en una tienda cercana. Los códigos de barras encontrados coincidían con los de los productos vendidos en la tienda y un empleado de la misma identificó a Rogers. 

Acusada e imputada por denunciar hechos falsos

En cuanto a la motivación, parece ser que cuatro días antes del supuesto asalto, Rogers había afirmado en Facebook: “Puede que sea demasiado idealista, pero en lo profundo de mí creo que podemos hacer que todo sea mejor. Yo seré el catalizador. Haré lo que haga falta. Lo haré. Ya lo veréis”. El incidente tuvo lugar en un momento muy significativo: la ciudad estaba debatiendo una nueva norma relativa a las personas de orientación homosexual y la policía considera que Rogers simuló el ataque para conseguir apoyo para sus ideas políticas en este ámbito. 

El martes de la semana pasada, la policía acusó a Rogers ante el juez de informar de un hecho “conscientemente de que era falso”, para forzar a la policía a iniciar “una investigación sobre un supuesto delito penal”, una falta que podría acarrearle una pena de hasta un año de cárcel. Tanto la policía local como el FBI perdieron mucho tiempo y recursos en investigar el incidente. Rogers se declaró no culpable ante el juez y la vista ha sido fijada para el 14 de septiembre. 

Reacción del lobby gay

Las organizaciones simpatizantes de la cultura homosexual han respondido a la nueva situación de forma muy similar. Cuatro organizaciones LGBT locales hicieron una declaración pública conjunta, señalando que “los falsas informaciones recibidas cada año por las fuerzas policiales no anulan los delitos reales que se cometen” y que “es importante no centrarse en las acciones de una sola persona”. La pastora de la Primera Iglesia Congregacional de Plymouth, Nancy Erickson, afirmó: “Aunque fuera ella quien lo hizo, seguimos viviendo en una cultura de la homofobia”. Una de las organizadoras de la manifestación en la capital del Estado, Beth Rigatuso, declaró: “Si realmente fue ella la que se hizo esas cosas a sí misma, eso señala un problema mucho más amplio de odio a sí misma”. 

Este tipo de falsos delitos con motivación política o para aprovecharse de la normativa contra los “delitos por odio” han aumentado en los últimos tiempos. No hace mucho, Joseph Baken, en Montana, afirmó que había recibido una paliza el día de su cumpleaños por ser gay. De nuevo, su historia corrió como la pólvora en Internet, antes de que la policía descubriera que había intentado hacer un salto mortal y se había dado de bruces contra el suelo. En mayo, la policía descubrió que las pintadas con la frase “Matar al gay” en la pared de la casa de una pareja de lesbianas habían sido realizadas por las propias dueñas. Después de que la Universidad Estatal de Connecticut celebrase una manifestación de solidaridad con Alexandra Pennell, una lesbiana que recibía anónimos amenazadores, se descubrió que era ella misma quien los escribía

El presidente de la Fundación para la Familia de Montana, Jeff Laszloffy, sugirió que, al no haber apenas violencia real contra las personas homosexuales en los Estados Unidos, “se inventan excusas para conseguir que se aprueben estas leyes”.