5.09.12

 

Mira, hijo, no le des más vueltas. Puede que tus papás biológicos te eduquen bien, pero yo no me fío del todo, así que me voy a encargar de enseñarte a distinguir el bien del mal, a comprender lo que es justo y a que a aprendas a ser un buen ciudadano. Sí, pequeñuelo, yo, Papá Estado, me voy a asegurar que asumas los valores en los que creo.

¿Cuáles son esos valores? Pues si te fijas en las leyes que emanan de mi augusta sabiduría, uno de ellos es el derecho que tenía tu madre biológica a matarte antes de nacer. También creo oportuno facilitar a tus padres la posibilidad de romper tu familia sin necesidad alguna de dar una razón objetiva que no sea el mero deseo de uno de ellos de separarse.

Ah, pero no desesperes. En caso de que, el Gran Arquitecto no lo quiera, te quedaras sin papás, yo procuraré que puedas ser adoptado por una “familia” fundada por dos hombres o dos mujeres. Así pasarías a tener dos papás o dos mamás, y no solo uno de cada sexo como el resto del mundo. Como ves soy capaz de derribar las barreras de la opresora ley natural y no solo me preocupo por tu bienestar sino que estoy dispuesto a dar emoción y variedad a tu vida.

Y si llega un momento en que te haces mayor y/o enfermas, de modo que no quieres vivir más, te facilitaré el quitarte de enmedio de esta cochina vida.

Y es que, hijo mío, yo te acompaño antes de nacer, para no protegerte, después de nacer, para que pienses lo que yo pienso, y hasta la muerte, para ponerla a tus pies en bandeja de plata.

Ah, y si osas tener algún tipo de fe religiosa, que sepas que como mucho te concederé graciosamente la libertad de culto. Pero nada de interferir con tus creencias en tu actividad como ciudadano. La fe te la quedas en casa, majete.

Con cariño de tu papi,

Papá Estado

¿Creéis que exagero? Pues preguntadle a Hollande, émulo galo de Zapatero.

Luis Fernando Pérez Bustamante