11.09.12
Una “emergencia educativa” en México
A las 6:18 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en México
Del Vatican Insider
México padece una “emergencia educativa”. Una crisis caracterizada por la desigualdad social, la deserción escolar, el crecimiento de los llamados “ni-ni” (que no estudian ni trabajan) y el bajo rendimiento de los alumnos. A todo esto se suma la falta de instrucción y oportunidades que convierten a los jóvenes en presa fácil del crimen organizado. Un panorama desolador descrito en un documento de los obispos mexicanos, una alerta imposible de ignorar.
Se titula “Educar para una nueva sociedad” y contiene una serie de reflexiones sobre la educación en ese país. Fue preparado por la Dimensión de Educación la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) tras una consulta durada más de dos años y coordinada por Alfonso Cortés, obispo de Cuernavaca. La presentación oficial tendrá lugar este martes 11 de septiembre en la Ciudad de México bajo el patrocinio del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc).El escrito presentó un balance casi deplorable. No dejó muy bien parados a los últimos gobiernos, especialmente al del presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien concluirá su gestión el próximo 1 de diciembre. Aunque reconoció el logro de una cobertura educativa universal, en el nivel básico, dejó en claro que la calidad de la formación está muy lejos de lo deseado
Además sostuvo que la desigualdad en la distribución de la riqueza impacta en el desarrollo educativo, ya que los niños y jóvenes insertos en zonas marginadas, aún cuando estudien en diversos niveles escolares, no obtienen la misma educación que los niños y jóvenes insertos en ambientes socio-económicamente más favorecidos.
Según el documento “casi siete millones de jóvenes entre 15 y 29 años de edad no están atendidos por las instituciones educativas y tampoco se les ofrecen oportunidades de trabajo formal, por lo que los encontramos muchas veces dentro de actividades productivas no reguladas o en la ociosidad total”. Y estableció que estos jóvenes son, al mismo tiempo, víctimas de una sociedad que no les ha dado un espacio para su realización y víctimas de las mafias criminales que suelen prometer dinero fácil y metas falsas.
Pero los obispos no sólo señalaron los errores de los demás, también ensayaron una suerte de autocrítica. En un pasaje del texto reconocieron la pérdida de terreno de la Iglesia frente a un paulatino crecimiento de otras denominaciones religiosas y de la increencia, pese a que –formalmente- 83.9 por ciento de los mexicanos se declaran católicos. E indicaron a los jóvenes como el sector “más estremecido” por los cuestionamientos a la fe de sus padres, al grado tal que muchos no encuentran respuestas en la experiencia religiosa recibida frente a los problemas concretos de la vida.
“En la experiencia de los jóvenes la religión muchas veces se ha vuelto un discurso moralista, desafortunadamente, irrelevante para la vida”, apuntaron.
Constataron que, de acuerdo a varios indicadores de rendimiento, los alumnos mexicanos demuestran aún bajas habilidades de lectura, matemáticas y ciencias. Aunque la educación formal ha sido capaz de abrir sus puertas a casi todos los niños y jóvenes, al ofrecer una educación de poca calidad no ha podido asegurar la permanencia de los educandos, señalaron.
Para los pastores la escuela no promueve una educación ni significativa ni atractiva de tal manera que el rezago educativo aumenta año con año. “Una tercera parte de la población mayor de 15 años no ha concluido su educación básica, equivalente a 34 millones de personas”, aseguraron.
Ante este panorama sostuvieron como propuesta la educación significativa, capaz de marcar la diferencia. “Es necesario educar en la pregunta por el sentido de las cosas, es decir, aprender a pensar, a ser críticos y no sólo a cumplir determinados objetivos; a aprender a cuestionarse cuáles son las razones que contribuyen a la realización de la persona y de quienes la rodean”. Esa debería ser la apuesta.