19.09.12

 

Tal y como aparece en la web de nuestra diócesis, los fieles de la parroquia de Santo Domingo y San Martín en Huesca sabemos que el 30 de este mes será el último día como nuestro párroco del P. Ángel Lasierra. Algunos ciertamente estamos un poco extrañados de que don Ángel sea objeto de traslado cuando su jubilación está cercana (dos o tres años, creo), pero el revuelo que está sufriendo esta iglesia local en las últimas semanas hace pensar que todo, absolutamente todo, es posible.

¿Y quién es don Ángel?, se preguntará algún lector. Pues es un párroco “normal". Es decir, de los que se dedican solo a sus parroquias. De los que -al menos que yo sepa- no están metidos en ningún grupo de presión. De los que no confabulan contra o a favor de nadie.

Pero además de “normal", es también un buen sacerdote. Cuida la liturgia, sin separarse de lo que la Iglesia dictamina. De hecho, he podido apreciar que las misas diarias -no solo las de precepto- las celebra con devoción, sin dejar lugar a un espíritu burocrático funcionarial, lo cual dice mucho de su condición sacerdotal. Sus homilías, bastante preparadas, tienen sustancia, lo que hace que los fieles le escuchen con atención. Es un buen confesor, lo cual siempre es un regalo de gracia para quienes sabemos que ese sacramento es fundamental para nuestra salud espiritual. Si a eso se le une el buen trabajo que ha hecho con las catequistas de primera comunión y con los seglares que colaboran en tareas litúrgicas, pues ya tienen ustedes una imagen aproximada de lo que ha sido esta parroquia durante los años en que don Ángel ha sido párroco.

No tengo intención de hacer comparación alguna con lo que había antes y mucho menos con lo que nos viene ahora. Lo que haya de ser, será. De don Ángel me dijeron que en tiempos pretéritos era de tal y cual manera, pero yo hablo de lo que he visto, de lo que he sido testigo. Y así lo haré en el futuro.

Doy gracias al Señor por haber tenido a don Ángel como párroco en los últimos años. Y le ruego que le dé muchos años más de vida.

Luis Fernando Pérez Bustamante