Clara alusión a la universidad rebelde ex-PUCP

El Dr. Guzmán Carriquiry afirma que ojalá Perú tuviera universidades realmente pontificias y católicas

 

El Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, Dr. Guzmán Carriquiry Lecour, afirmó en Lima que «ojalá tuvieran universidades realmente pontificias y católicas». Según informa AciPrensa, Carriquiry hizo esta afirmación en clara alusión a la ex Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) a la que la Santa Sede ha prohibido usar los títulos de Pontificia y Católica, y que la casa de estudios se niega a acatar.

27/09/12 9:42 PM


(Aci) Desde que se conociera el decreto, la ex PUCP ha iniciado una campaña de desprestigio, ataques, mentiras y agresiones contra la Iglesia, actitudes que han sido custionadas por diversos actores, especialmente por los Obispos del Perú.

Guzmán Carriquiry hizo la citada afirmación durante su conferencia titulada «El papel de los laicos en la Nueva Evangelización» al reconocer la importancia de fundar universidades realmente católicas en la sociedad actual.

Carriquiry, el laico con el cargo de mayor importancia en el Vaticano, dijo que es «absolutamente capital la educación de los jóvenes por parte de las familias cristianas. También hay que invertir en colegios y escuelas que sean realmente católicas. Y ojalá tuvieran (en Lima) universidades que fueran realmente pontificias y católicas».

Estas palabras fueron recibidas por los aplausos de los más de mil asistentes a la conferencia realizada en el auditorio del Colegio San Agustín el día de ayer.

Carriquiry afirmó que «los jóvenes muchas veces se nos aparecen como huérfanos: sin padres, ni maestros verdaderos. Ya pasó la época de las ideologías y utopías. En los tiempos actuales la juventud corre el riego de ser seducida y asimilada por las luces de la sociedad del consumo y del espectáculo».

Por ello animó a convocar a la mayor cantidad de jóvenes de Lima y del Perú para que puedan asistir y vivir la experiencia de participar de la Jornada Mundial de la Juventud, que se llevará a cabo en julio del próximo año en Río de Janeiro (Brasil), con la presencia del Papa Benedicto XVI.

«Es una ocasión impresionante para desatar una movilización espiritual, formativa y misionera entre los jóvenes», señaló.

Ataques a la Iglesia, Nueva Evangelización y Defensa de la Vida

El Dr. Guzmán Carriquiry denunció luego que «hay poderes trasnacionales con sus comparsas locales que consideran la atracción católica de nuestro pueblo como una anomalía a la que es necesaria manipular y desvirtuar. Mayor amenaza aún es la construcción de una cultura dominante, global, relativista y hedonista que induce estilos de vida y comportamientos cada vez más distantes, respecto a la tradición católica».

Ante estos desafíos, la autoridad vaticana explicó que «los laicos somos protagonistas de la Nueva Evangelización, tenemos ese llamado universal a la santidad por el bautismo. Solo los santos son los más auténticos renovadores y evangelizadores de la Iglesia».

«Reflorezcan ahora en Lima y en todo el Perú nuevos testimonios de santidad y así serán protagonistas de la Nueva Evangelización», alentó

Carriquiry explicó asimismo que «todos nosotros debemos llevar la presencia de la Iglesia en la vida matrimonial, en el ejercicio profesional, en las fábricas, las oficinas, los campos de la vida política y social, compartiendo nuestra fe».

«Tenemos que demostrar hoy que el cristianismo es la propuesta humana más plena. Necesitamos laicos comprometidos que sean capaces de evangelizar el mundo del trabajo, la economía y la política. Coherentes con la fe, que tengan capacidad de juicio cultural, de competencia profesional y pasión de servicio al prójimo», prosiguió.

Para cumplir este rol, sugirió seguir las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia, sobre todo en la defensa de la dignidad de la persona, la subsidiariedad y la solidaridad.

También reconoció la urgencia de que todos los laicos defiendan la vida desde el primer instante de la concepción hasta la muerte natural.

«Hay principios no negociables, como la custodia y la defensa de la vida como don, desde la concepción, hasta la muerte natural; y ciertamente la protección de la verdad, la belleza y el bien del matrimonio y la familia. Los católicos debemos ser protagonistas de las grandes tareas para custodiar y defender la vida», aseguró.