28.09.12

Mi visita a Salt Lake City, meca del mormonismo (Pbro. Julio C. Elizaga) (2)

A las 2:20 PM, por Daniel Iglesias
Categorías : Religiones no cristianas

El Libro de Mormón

Según este libro, publicado en 1829 por Joseph Smith, el continente americano fue poblado desde el Oriente por varias emigraciones de judíos que vinieron en barco desde Palestina. La primera salió después de la construcción de la Torre de Babel y la segunda salió de Jerusalén unos 600 años antes de Cristo bajo la dirección de Lehí, un profeta de la tribu de Manasés, y de sus dos hijos, Nefí y Lamán, que dieron origen a dos pueblos, los Nefitas y los Lamanitas. Los lamanitas fueron maldecidos por el Señor a causa de sus iniquidades y su piel se volvió oscura (2 Nefí 5:21). Éstos fueron los primeros indios americanos o pieles rojas del norte y probablemente los indios de todo el continente. Los nefitas permanecieron fieles a la voluntad de Dios y construyeron una gran civilización estableciendo numerosas ciudades. A ellos se les apareció Jesús después de su resurrección, les enseñó el Evangelio y fundó entre ellos su Iglesia, enviando 12 apóstoles a convertir el continente americano. Los nefitas eran “las otras ovejas que él debía atraer” (Jn 10,16), y de las cuales habló a sus apóstoles en la Biblia. Pero los lamanitas fueron exterminando poco a poco a los nefitas, unos cuatrocientos años después de Cristo.

El último representante de este pueblo fue el profeta Mormón, quien escribió en unas placas de oro la historia de su pueblo, las cuales fueron enterradas por su hijo Moroni en el cerro de Cumorah en el año 420 después de Cristo. Estaba reservado a Joseph Smith, guiado por el ángel Moroni, descubrir esas placas y publicarlas en el Libro de Mormón. El libro narra también la destrucción de ciudades cuando los temblores desfiguraron la superficie de la tierra en el momento de la crucifixión de Cristo.

Dificultades críticas

Los mormones de hoy se esfuerzan en justificar esas fantásticas afirmaciones, basándose en las leyendas indias acerca de la venida de un Gran Dios Blanco y en las ruinas de grandes ciudades que se han encontrado en distintas partes del continente. En defensa de la inspiración divina del Libro de Mormón, dicen que Joseph Smith era analfabeto y no podría haber elaborado y escrito un libro con tantas referencias históricas y con un estilo tan uniformemente extraño.

Dejando de lado lo absurdo de atribuir una etnología judía a los indios americanos, al libro se le hacen graves e importantes objeciones. En la página 14, Nefí declara que los israelitas al llegar a América encontraron “la vaca, el buey, el asno y el caballo”. Pero es evidente que esos animales fueron introducidos por los europeos después del descubrimiento de Colón en 1492.

Por otra parte se supone que Mormón escribió la historia sobre las placas de oro antes del año 420 en que fueron enterradas. ¿Cómo pues Mormón podría incorporar en Nefí 11,1-14 una frase de Shakespeare: “el país no descubierto de cuyo reino ningún viajero vuelve”?

El Libro de Mormón contiene cientos de citas del Antiguo y el Nuevo Testamento, que son transcripciones literales de la versión de la Biblia llamada de San Jaime, en inglés anticuado y con los errores de erudición de esa versión. Esto prueba que quien quiera que haya escrito el libro de Mormón, vivió después que la Biblia de San Jaime había sido publicada. En él se encuentra la palabra Jehová, que es una mala traducción del nombre de Dios Yahvé, inventada en el viejo continente con posterioridad a la fecha en que Smith dijo que fue enterrado el Libro de Mormón.

También en este libro hay citas, palabra por palabra, de la “confesión de fe de Westminster” redactada en el siglo XVII y pasajes del Libro de Disciplina de los metodistas.

El Libro de Mormón contiene además errores manifiestos, como cuando atribuye entre la lista de los doce apóstoles elegidos por Jesús en America (3 Nefí) el nombre de Timoteo, ya que los piadosos nefitas salieron de Jerusalén en el siglo VI antes de Jesucristo, es decir tres siglos antes de la conquista de Alejandro Magno.

La mayoría de los estudiosos sostienen que el Libro de Mormón fue básicamente una novela sobre los indios americanos, escrita por Salomón Spaulding, un predicador presbiteriano. Éste ofreció el manuscrito a un impresor de la ciudad de Pittsburgh y se lo dejó cuando se mudó de barrio. Uno de los que visitaba la imprenta era Sidney Rigdon, que se había asociado a Joseph Smith. Rigdon, a quien no faltaban conocimientos de literatura, historia y Sagrada Escritura, agregó a la novela pasajes de teología y de la Biblia, comentados de acuerdo a las reformas religiosas que estaban en boga en ese tiempo, y Smith lo publicó como el Libro de Mormón. Según las últimas investigaciones, el estudio de las fotocopias del manuscrito original del Libro de Mormón coincide con las muestras de escritura de Salomón Spaulding, el autor de la novela sobre los indios americanos.

Este libro, que según Joseph Smith “es el más correcto de todos los libros de la Tierra”, no hace ninguna mención del bautismo por los muertos ni del matrimonio por la eternidad y denuncia a la poligamia como una práctica abominable a los ojos del Señor (Jacob 2,24).

Encabezando cada ejemplar, figura una declaración de tres amigos de Smith, que juran por su salvación haber visto las placas. Pero esto ocurrió después que el ángel Moroni se las hubo llevado y las vieron en una visión colectiva: ¿hipnosis, sugestión o autosugestión?

Poligamia

La poligamia y la inmigración extranjera, especialmente desde Gran Bretaña y los Países Escandinavos, hicieron crecer rápidamente el número de los mormones.

Dicen los Santos de los Últimos Días que Joseph Smith recibió la revelación de la poligamia en Nauvoo en 1843, pero la doctrina controversial no fue publicada hasta que los Santos estuvieron seguramente alojados en su santuario montañoso del Oeste. Es obvio que la poligamia era un pensamiento tardío, puesto que el Libro de Mormón (Jacob 2:26) y Doctrinas y Convenios, Sesión 101, publicado en 1835, la consideran una abominación ante el Señor. Pero la iglesia se encontró con un sobrante de mujeres, con una teología que desaprobaba el celibato y un desierto que necesitaba gente. Mediante la poligamia se imitaba a los patriarcas del Antiguo Testamento, se evitaba la prostitución y el adulterio y todas las mujeres alcanzarían la exaltación en la Gloria celestial.

El 29 de agosto de 1852, Brigham Young anunció a todos sus seguidores que la doctrina del matrimonio múltiple era dogma oficial de la iglesia mormona. Al ser conocida en Washington la práctica de la poligamia, provocó una fuerte indignación general. Una verdadera guerra dio comienzo entre las milicias mormonas y las gubernamentales. En 1877 murió Brigham Young a los 77 años, dejando 27 esposas, 9 ya fallecidas, 56 hijos y una enorme fortuna. La presión oficial obligó a los mormones a abandonar la práctica de la poligamia, pero no a considerarla ilegítima. El sucesor de Brigham Young la desaprobó en 1890 y la prohibió definitivamente en 1895, declarando haber recibido una revelación ordenando su abolición.

Por prohibirlo las leyes civiles de este mundo, los mormones no pueden practicar la poligamia, pero la pueden practicar en el otro, contrayendo aquí en la tierra un matrimonio celestial con varias mujeres. Por eso, las mujeres solteras pueden contraer matrimonio con hombres difuntos y a su vez los hombres pueden casarse con mujeres difuntas mediante ceremonias especiales que se celebran en algunos de los grandes templos mormones del mundo.

Doctrinas y enseñanzas

Los Mormones fundamentan sus enseñanzas en la Biblia, en el Libro de Mormón, en la Perla de Gran Precio y en Doctrinas y Convenios, a los que también consideran inspirados. En la práctica, Doctrinas y Convenios y el Libro de Mormón reciben más atención que la Biblia.

Doctrinas y Convenios contiene las presuntas revelaciones que Dios le dio a Joseph Smith desde 1830 a 1843 y la única revelación que le dio a su sucesor Brigham Young. Los Mormones sostienen que el Presidente de la Iglesia recibe inspiración de Dios en sus actos más importantes. Pero estas revelaciones no se convierten en “artículo de fe” hasta que son aprobadas por el “Consejo de los Doce Apóstoles”. Estas nuevas revelaciones pueden alterar considerablemente las doctrinas que la Iglesia enseña.

Aunque el Libro de Mormón, el cual según Joseph Smith “es el más correcto de todos los libros sobre la tierra”, sostiene varias veces que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios (II Nefi 31,21; Alma 11,44) y el Testimonio de Tres Testigos que dicen: “el honor sean al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo que son un Dios”, Joseph Smith lo contradice enseñando que estos tres personajes son tres dioses distintos; y que el Padre y el Hijo son hombres perfectos de carne y hueso, con cuerpos tangibles ya que, como dice la Biblia, “Dios nos creó a su imagen y semejanza” y Dios se paseaba por el Jardín del Edén y habló cara a cara con Moisés. Dios Padre fue en un tiempo como nosotros y habitó sobre esta tierra, pues es sólo un hombre en un alto grado de evolución. Y puesto que Dios es nuestro Padre, debemos tener también una Madre poseedora de los atributos de la divinidad.

El Mormonismo enseña también que existen numerosos mundos y también numerosos dioses. Ellos sólo organizaron el universo, pues la materia, la energía, la vida y la inteligencia son eternas e increadas. “Nuestro Padre Celestial engendró a todos los espíritus que existen o existirán sobre la tierra, ellos fueron espíritus nacidos en el mundo eterno”. “Entre los hijos espirituales de Dios el primogénito fue y es Jehová o Jesucristo, a quienes están subordinados todos los demás”. “Él es, entre los hijos y las hijas de Dios, el Hijo”. “En cuanto al Diablo y a los espíritus que le acompañan, también ellos son hermanos del hombre y de Jesús, e hijos e hijas de Dios tal cual lo somos nosotros”. “Nuestro Padre Celestial es el Padre de Jesucristo, tanto en su espíritu como en su carne, por lo tanto Jesús fue engendrado por la unión de Dios Padre con la Virgen María”.

Según los Mormones, en las Bodas de Caná de Galilea, Jesús fue el esposo que tomó por esposas a María, a Marta y a la otra María. Por eso, antes de morir, contempló a sus propios hijos naturales. Cuando María vino al sepulcro, vio dos ángeles a quienes dijo: “Se han llevado a mi Señor o esposo”.

Según los mormones el Paraíso terrenal o Jardín del Edén estaba ubicado en los Estados Unidos en Independence, estado de Missouri, en el mismo lugar donde la Nueva Jerusalén será edificada en los postreros días. La razón por la cual la civilización se trasladó a la zona de la Mesopotamia es que durante el diluvio universal el Arca de Noé fue llevada por los vientos desde el continente americano hasta el Asia.

La caída del hombre

Según el Libro de Mormón, Adán cayó para que los hombres pudiesen existir (II libro de Nefi, 2,22). Ya que Eva, comiendo del fruto prohibido desobedeció primero a Dios, puso a Adán ante un dilema. Dios le había mandado a él y a ella multiplicarse y llenar la tierra. Pero como Eva había caído al estado de mortalidad y Adán no, su condición era tan desigual que no podían permanecer unidos. Entonces Adán “decidió deliberada y sabiamente mantenerse fiel al primero y mayor de los mandamientos y por eso plenamente consciente de la naturaleza de su paso, él también tomó del fruto prohibido”. Por eso Adán, según los mormones, es uno de los seres más nobles e inteligentes que jamás existieron. Su caída fue más bien un paso ascendente: una forma de proveer a millones de espíritus preexistentes de tabernáculos mortales, un paso necesario para la exaltación final del hombre hacia el estado divino. Evidentemente, la enfermedad y la muerte entraron a este mundo como consecuencia de la transgresión de Adán y Eva, pero no se nos considera a nosotros pecadores por la transgresión de nuestros primeros padres.

El regreso de las 10 tribus perdidas

Los mormones hacen una distinción entre los judíos, descendientes del reino de Judá, y los israelitas, descendientes del reino de Israel. Los judíos serán reunidos en Palestina o en el actual Estado de Israel, para el cumplimiento de las predicciones de los profetas. El centro de dicha reunión será la ciudad de Jerusalén. Pero antes de la venida de Cristo se produciría también el regreso de las 10 tribus perdidas de Israel, las cuales serán reunidas en la ciudad de Sión, edificada en Missouri, sobre el continente americano.

El milenio

Dicen los mormones que está próximo el retorno de Cristo a la tierra, y a su llegada resucitarán los creyentes y reinarán durante mil años con Él en la tierra. Todos los malvados morirán de muerte repentina y sus espíritus permanecerán en la prisión del mundo espiritual. Allí podrán arrepentirse y purificarse mediante sus sufrimientos. Satanás será atado y su poder será restringido. Resucitarán también, en esta primera resurrección, todos los no mormones sinceros que en su vida buscaron la Luz. Cristo reinará entonces sobre su pueblo y gobernará personalmente sobre las dos capitales: Sión y Jerusalén. Comenzará entonces una era de paz.

Durante el milenio, los justos continuarán multiplicándose y sus hijos crecerán hasta salvarse y criarán hasta que crezcan a los hijos muertos en la infancia. Se les predicará entonces a todos los que buscaron la Luz pero no conocieron el Verdadero Evangelio. Y continuará la obra vicaria de los resucitados a favor de los muertos, en todos los templos del Señor. Recibirán revelaciones sobre quiénes fueron sus antepasados hasta Adán y Eva, y entrarán en los templos para orar por ellos.

Después del milenio vendrá la resurrección final de toda la humanidad sin Cristo y Satanás será puesto en libertad por un corto tiempo, a fin de tentar a los habitantes de la tierra por última vez. Los que lo sigan se convertirán en Hijos de Perdición. Se librará entonces una gran batalla final en la cual Satanás y sus huestes serán derrotados. Luego vendrá el Juicio final y los que no hayan aceptado a Cristo y a su Iglesia mormona en este mundo ni en el otro, es decir, los que han pecado contra el Espíritu Santo, irán al suplicio eterno con el Diablo y todos sus ángeles. La tierra será la morada de los que fueron dignos en la gloria celestial, cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida. Y acompañados de sus familiares y amigos, vivirán en la tierra de generación en generación, por siempre jamás.

Toda la humanidad salvada tendrá algún grado en la gloria de Dios: celestial, terrestre o telestial, simbolizados en el resplandor del sol, la luna y las estrellas. Al Reino Celestial entrarán las mayorías de los hijos de Dios, alcanzando la plena exaltación. Al Reino Terrenal los que han sido moralmente puros pero, habiendo rechazado el Evangelio en esta vida, lo aceptaron después en el mundo celestial. Y al Reino Telestial entrarán los pecadores que, después de ser castigados, alcanzarán un grado de salvación. Evidentemente, los mormones creen en el castigo eterno de Dios. Pero el castigo es eterno porque Dios, quien lo inflige, es eterno, aunque sea durante una hora, un día, una semana o un siglo. En cada uno de estos reinos, habrá oportunidad de progresar indefinidamente. (Continuará).

Fuente: Julio C. Elizaga, Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay, Editorial La Llave, Montevideo 1988, pp. 58-79.