6.10.12

Los que más sufren

A las 9:07 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Sociedad siglo XXI

 

Estamos “construyendo” una sociedad con una capacidad autodestructiva evidente. Los pediatras están advirtiendo que cada vez son más los niños que sufren problemas psiquiátricos debido a las circunstancia que rodean sus vidas. En la mitad de las separaciones y divorcios hay menores de por medio. Y cada vez son más las familias donde el padre o la madre, por razones laborales mayormente, apenas ven a sus críos.

Eso quiere decir que mientras en algunas partes del mundo los niños se mueren de hambre, acá son muchos los que enferman por falta de atención y de paz familiar. El hambre se puede paliar con los alimentos, pero no existe un Banco de afectos disponible para ayudar a los pequeños que ven como sus padres se han separado o como se han convertido en una especie de extraños a los que ven de pascuas a ramos.

Si a eso se le une que muchos han decidido que la mejor forma de no tener problemas con sus hijos es dejarles hacer lo que les venga en gana, lo cual acaba provocando un trastorno del comportamiento grave, pues podemos hacernos una idea de cuál es el panorama en las consultas de psiquiatría infantil. Por no hablar de aquellos que no pasan por consulta pero están igualmente afectados.

Este gobierno acaba de fomentar que se trabaje en cualquier día de la semana. Puede que a un adulto le dé igual descansar un miércoles que un domingo, pero los nenes que no ven a sus padres durante los días de colegio necesitan estar junto a ellos en el fin de semana. Y si justo entonces les quitas a los padres, ¿qué pueden hacer?

La televisión, las videoconsolas e internet no pueden suplir el afecto de una madre y de un padre. Los abuelos pueden ayudar pero siempre que se tenga en claro que son abuelos y no padres.

Por último, quisiera decir algo que por lo general no se tiene en cuenta. Hemos convertido a los niños en monedas de intercambio en multitud de separaciones y divorcios. A veces me pregunto si los que se separan no son conscientes del daño que están causando a sus críos. Me pregunto si el amor hacia ellos no podría ser causa suficiente para mantener unido el matrimonio. Y sobre todo me pregunto qué clase de padres son esos que usan a sus hijos como munición de guerra en los procesos de divorcio. La respuesta es siempre la misma: la paga del pecado es muerte (Rom 6,23). Y no muerte física -que también- sino emocional y espiritual. La lástima es que en el caso de los pecados de los padres, las principales víctimas sean sus hijos.

Luis Fernando Pérez Bustamante