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Servicio diario - 16 de octubre de 2012

Nueva Evangelización para la transmisión cristiana de la fe

Que nuestra fe de cristianos en China pueda consolar al papa
Carta en latín de arzobispo que no pudo venir al Sínodo

"Campanas de Europa", un filme sobre la identidad del continente
Proyectado en el Sínodo, incluye una entrevista con Benedicto XVI

La piedad popular, escenario de la nueva evangelización
El misterio de la encarnación, fundamento de la inculturación

Rostros de los pobres, rostros sufrientes de Cristo
Algunos padres sinodales trajeron al aula la voz de los sin voz con acento americano

Santa Sede

El papel de las comunidades agrícolas en la lucha contra el hambre
Mensaje de Benedicto XVI al director de la FAO en el Día Mundial de la Alimentación

Mundo

"La libertad de religión: un derecho humano basado en la dignidad humana"
Presentado el informe anual de Ayuda a la Iglesia Necesitada

Espiritualidad

Teresa de Jesús, fuente de humanidad y de experiencia
Amar y ser amado, el secreto de la vida


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Nueva Evangelización para la transmisión cristiana de la fe


Que nuestra fe de cristianos en China pueda consolar al papa
Carta en latín de arzobispo que no pudo venir al Sínodo
Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, martes 16 de octubre de 2012 (ZENIT.org).- Todos los padres sinodales han subrayado en el Sínodo las problemáticas de la nueva evangelización ante la secularización existente. Hoy en la décimotercera congregación, desde China llegó un mensaje diverso. El obispo de Fengxiang Lucas Ly Jingfeng, invitado como padre sinodal, quien no pudo venir envió una carta en latín. Él es un obispo legítimo desde 1980, y ha sido aprobado hace algunos años por el gobierno de su país. Ha sufrido en el pasado trabajos forzados y privación de libertad y a su cargo están unos veinte mil católicos.

“Nuestra Iglesia en China, en particular los laicos han siempre conservado hasta ahora la piedad, la fidelidad, la sinceridad y la devoción de los primeros cristianos, a pesar de haber soportado cincuenta años de persecuciones” escribió.

La carta del obispo indica: “Rezo intensamente a Dios” para que “nuestra piedad, fidelidad y sinceridad puedan sanar la tibieza, la infidelidad y la secularización que surgieron en el exterior debido a una libertad sin frenos”.

Indicó de haberse conmovido por el lamento de Benedicto XVI, al leer el discurso del papa a los participantes de la plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe del 27 de enero último, en la que el santo padre indica: “En vastas zonas de la tierra la fe corre el peligro de apagarse como una llama que no encuentra más alimento. Estamos delante a una crisis profunda de fe, a una pérdida del sentido religioso que constituye el mayor desafío de la Iglesia de hoy”.

Por ello concluyó el arzobispo de Fengxiang: “Espero que nuestra fe de cristianos en China pueda consolar al papa. No menciono a la política porque es siempre pasajera”.

De otro lado, un video de Youtube (Muslim demographics) que hizo proyectar el sábado el cardenal de Ghana, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, Peter Turkson, durante las intervenciones libres, suscitó polémica en algunos medios de información.

El portavoz español, el sacerdote José María Gil Tamayo, en rueda de prensa precisó que después de la proyección del mismo unos tres padres sinodales disentían de los datos que contenía pues “no estaban de acuerdo con los que ellos manejaban”, mientras otros tantos en cambio los consideraron creíbles.

“Claramente hay gran espontaneidad en las intervenciones libres --dijo el portavoz- nadie entrega antes su material o texto pues hay un clima de confianza. El video es tomado de Youtube y contiene una proyección estadística. Añadió que “el video compara el índice de natalidad de cristianos y musulmanes y su contexto es sobre baja natalidad y cómo hace mella en la familia”. Subrayó “que el tema es contra la cultura de la contracepción y no contra los musulmanes”. Y concluyó deseando que “si bien el tema ha hecho ruido en los medios espero que no distraiga del tema central que es la nueva evangelización y la transmisión de la fe”.

Hoy martes comenzaron a participar los auditores, con intervenciones de cuatro minutos (uno menos que los padres conciliares), siendo mayoritariamente laicos, entre los cuales hablarán unas diez mujeres.

De los cuatro laicos auditores que hoy se dirigieron al sínodo uno era el secretario de la Pontificia Comisión de América Latina, Guzmán Carriquirry, quien recordó el influjo positivo del documento y convocatoria realizado en Aparecida, así como la gran esperanza que representan los jóvenes en particular con la Jornada Mundial de la Juventud del 2013 en Río, en un momento en que las ideologías han quedado desplazadas.

Que las órdenes religiosas despierten su ardor misionero y no se comporten como multinacionales fue el apelo del cardenal de India, Telesphore Placidus Toppo, arzobispo de Ranchi y presidente de la Conferencia Episcopal de su país. Hizo un “humilde apelo a las órdenes religiosas para que se vuelvan nuevamente misioneras”. Recordó que en la historia de la evangelización “las órdenes guiadas por el Espíritu Santo han hecho cosas extraordinarias y maravillosas. ¿Podemos decir hoy lo mismo?”, se preguntó. “¿Es posible que hayan iniciado a operar como multinacionales realizando un trabajo bueno y necesario para responder a las necesidades materiales de la humanidad, olvidando que la finalidad de su fundación es la de llevar el kerygma, el Evangelio?”. Pidió también una celebración digna de la Eucaristía como base de la nueva evangelización, para “alimentar con éxito una fe que resista hasta el retorno de Cristo”.

La liturgia, como uno de los lugares de encuentro con la presencia de Cristo fue la invitación del arzobispo brasileño Geraldo Lyrio Rocha, quienn subrayó la necesidad de recuperar la belleza y los símbolos. Sugirió mejorar las homilías y tomar conciencia de la importancia de la 'ars celebrandi' como la mejor evangelización.

No abandonar a las familias en situación irregular, fue la llamada de atención al sínodo que hizo el obispo de Gozo, en Malta, Mario Grech. Indicó que a pesar de su irregularidad muchas familias siguen creyendo en la Iglesia, y esperan que la Iglesia les diga que no están fuera, que les ama. En particular las “que sienten la enseñanza del Magisterio como una piedra de molino sobre sus cabezas y corazones” saber “que la Iglesia camina a su lado se revela como buena noticia”. “Debemos decirles --dijo- que la Iglesia les ama, y deben ver y sentir ese amor” mismo si “no pueden recibir la absolución y la eucaristía”.

El cardenal Monteiro de Castro, penitenciario mayor, hizo una llamada a mostrar la misericordia de Dios. Indicó que la nueva evangelización tiene que hacer “conocer al hombre de nuestro tiempo el rostro de Cristo” en el cual “Dios nos muestra su corazón compasivo y nos reconcilia plenamente a Él”. Y a recuperar a través de la conversión el sentido del pecado y “recuperar la buena y correcta costumbre de administrar el sacramento de la reconciliación en el confesionario”.

Monseñor Claudio Maria Celli, presidente del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales pidió sagacidad y audacia en la trasmisión de la fe cristiana en la cultura digital: “La arena digital no es un espacio 'virtual' menos importante del mundo real”. Añadió que “corremos el riesgo de abandonar a muchas personas que 'viven' en este mundo”. “Entretanto --dijo- el próximo desafío es cambiar nuestro estilo comunicativo ocupándonos de la cuestión del lenguaje. En la Iglesia estamos acostumbrados a usar textos escritos como modo de comunicación normal. No se si esta forma pueda hablarle a los más jóvenes acostumbrados a un lenguaje radicado en la convergencia de palabras, sonidos e imágenes”. Entretanto, prosiguió, “no debemos diluir los contenidos de nuestra fe sino encontrar nuevos modos para expresarla en su plenitud”.

El obispo de Haití Launay Saturné, por su parte agradeció la rapidez de intervención después del terremoto. Invocó la necesidad de retornar a Cristo y renunciar a lo superfluo.

El arzobispo Zygmunt Zimowki, presidente del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios, habló de la diaconía de la Caridad, como la pastoral de la salud es vivida por muchos médicos, enfermeras, capellanes y de no olvidar que los hospitales son un espacio privilegiado de evangelización.

El lunes por la tarde el padre Manuel Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden de los Frailes Menores,revindicó la necesidad de un nuevo ardor, métodos y sobre todo evangelizadores nuevos. Además de la fe recta, vivida y consolidada. Pidió recuperar el arte de la oración y dar el testimonio de la caridad hacia los más débiles. Y a “no quedar al margen de algunos retos a los que el hombre de hoy es particularmente sensible, --el desequilibrio ecológico, la amenaza constante de la paz, el vilipendio de los derechos humanos más fundamentales, como el derecho a la vida- y a situarse adecuadamente en los nuevos areópagos de la misión: el mundo de la educación, la cultura, las comunicaciones sociales”.

El obispo de Amería, Adolfo Gonzales Montes, indicó que la fe puede “provocar oposición al Evangelio cuando la verdad proclamada es percibida como obstáculo para la propia libertad y la propia idea de felicidad”. Y cómo “el hombre puede rechazar el mensaje de la Iglesia porque con la buena nueva del perdón divino el Evangelio pide la conversión”. Por ello la nueva evangelización debe “mostrar al hombre de hoy que el mensaje de la Iglesia es la buena noticia de Cristo, que ha venido a salvamos y ofrecernos la felicidad completa”.

El obispo boliviano Jorge Herbas Balderrama, recordando que muchos colaboradores de la comunidad parroquial se han dado a la política dando la espalda a la Iglesia, invitó a “comenzar evangelizando primero a los evangelizadores”. Con “una experiencia de fe que haga redescubrir la belleza de la fe cristiana y le constituya en verdadero discípulo misionero”

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"Campanas de Europa", un filme sobre la identidad del continente
Proyectado en el Sínodo, incluye una entrevista con Benedicto XVI
CIUDAD DEL VATICANO, 16 octubre 2012 (ZENIT.org).- Ayer por la tarde, después de la sesión del Sínodo, se presentó a varios padres sinodales la película "Bells of Europe-Campanas de Europa" sobre la relación entre el cristianismo, la cultura europea y el futuro del continente. La película presenta una serie de entrevistas con líderes de la religión cristiana: el papa Benedicto XVI, el patriarca ecuménico Bartolomé I, el patriarca Kirill de Moscú, el arzobispo de Canterbury Rowan Williams, el expresidente de la Federación de Iglesias Evangélicas en Alemania Wolfgan Huber, y otros representantes de la política y la cultura.

El hilo conductor es el toque de las campanas de los diferentes rincones del continente y la fusión de una única campana. La banda sonora es del compositor estonio Arvo Pärt, que es también entrevistado.

Realizado por el Centro Televisivo Vaticano, basándose en la idea del padre Germán Marani, con el apoyo de otras instituciones, como la Fundación Gregoriana, el filme está ya a disposición de RAI Cinema, que posee los derechos de la emisión en televisión y de home video.

Ofrecemos el texto de la entrevista a Benedicto XVI, incluida en el filme.

Santidad, en sus encíclicas propone una antropología fuerte, un hombre habitado por el amor de Dios, un hombre de racionalidad ampliada por la fe, un hombre que tiene una responsabilidad social gracias a la dinámica de caridad recibida y dada en la verdad. Santidad, en este horizonte antropológico en que el mensaje evangélico exalta todos los elementos dignos de la persona humana, purificando las escorias que oscurecen el verdadero rostro del hombre creado a imagen y semejanza de Dios, Usted ha reafirmado en repetidas ocasiones que este redescubrimiento de rostro humano, de los valores evangélicos, de las raíces profundas de Europa es una fuente de gran esperanza para el continente europeo, y no sólo ... ¿Puede explicar las razones de su esperanza?

--Benedicto XVI: La primera razón de mi esperanza consiste en que el deseo de Dios, la búsqueda de Dios está profundamente grabada en cada alma humana y no puede desaparecer. Ciertamente, durante algún tiempo, Dios puede olvidarse o dejarse de lado, se pueden hacer otras cosas, pero Dios nunca desaparece. Simplemente, es cierto, como dice san Agustín, que nosotros, los hombres, estamos inquietos hasta que encontramos a Dios. Esta preocupación también existe en la actualidad. Es la esperanza de que el hombre, siempre de nuevo, también hoy, se encamine hacia este Dios.

La segunda razón de mi esperanza consiste en el hecho de que el Evangelio de Jesucristo, la fe en Cristo, es simplemente verdad. Y la verdad no envejece. También se puede olvidar durante algún tiempo, es posible encontrar otras cosas, se puede dejar de lado; pero la verdad como tal no desaparece. Las ideologías tienen un tiempo determinado. Parecen fuertes, irresistibles, pero después de un determinado período se consumen; pierden su fuerza porque carecen de una verdad profunda. Son partículas de verdad, pero al final se consumen. En cambio, el evangelio es verdadero, y por lo tanto nunca se consume. En todos los períodos de la historia aparecen sus nuevas dimensiones, aparece en toda su novedad, para responder a las necesidades del corazón y de la razón humana que puede caminar en esta verdad y encontrarse en ella. Y así, por esta razón, estoy convencido de que también hay una nueva primavera del cristianismo.

Un tercer motivo empírico lo vemos en que esta inquietud se manifiesta en la juventud de hoy. Los jóvenes han visto tantas cosas --las ofertas de las ideologías y del consumismo- pero perciben el vacío de todo esto, su insuficiencia. El hombre ha sido creado para el infinito. Todo lo finito es demasiado poco. Y por eso vemos cómo, en las generaciones más jóvenes, esta inquietud se despierta de nuevo y cómo se ponen en camino; así hay nuevos descubrimientos de la belleza del cristianismo; un cristianismo que no es barato, ni reducido, sino radical y profundo. Por lo tanto, me parece que la antropología, como tal, nos indica que siempre habrá nuevos despertares del cristianismo y los hechos lo confirman con una palabra: cimiento profundo. Es el cristianismo. Es verdadero, y la verdad siempre tiene un futuro”.

Santidad, usted ha dicho muchas veces que Europa ha tenido y tiene todavía una influencia cultural sobre toda la humanidad y tiene que sentirse especialmente responsable, no sólo del propio futuro, sino también del de todo el género humano. Mirando hacia adelante, ¿es posible trazar los límites del testimonio visible de los católicos y de los cristianos pertenecientes a las Iglesias ortodoxas y protestantes, en la Europa del Atlántico a los Urales que, viviendo los valores evangélicos en los que creen, contribuyan a la construcción de una Europa más fiel a Cristo, más acogedora, solidaria, no sólo custodiando la herencia cultural y espiritual que los caracteriza, sino también en el compromiso de buscar nuevas vías para afrontar los grandes desafíos comunes que marcan la época post-moderna y multicultural?

--Benedicto XVI: Es la gran cuestión. Es evidente que Europa tiene también hoy en el mundo un gran peso tanto económico como cultural e intelectual. Y, de acuerdo con este peso, tiene una gran responsabilidad. Pero como usted ha dicho, Europa tiene que encontrar todavía su plena identidad para poder hablar y actuar según su responsabilidad. El problema hoy no son ya, en mi opinión, las diferencias nacionales. Se trata de diversidades que, gracias a Dios, ya no constituyen divisiones. Las naciones permanecen, y en sus diversidades culturales, humanas, temperamentales, son una riqueza que se completa y da lugar a una gran sinfonía de culturas. Son, fundamentalmente, una cultura común. El problema de Europa para encontrar su identidad creo que consiste en el hecho de que hoy, en Europa tenemos dos almas: una de ellas es una razón abstracta, antihistórica, que pretende dominar todo porque se siente por encima de todas las culturas. Una razón que al fin llega a sí misma, que pretende emanciparse de todas las tradiciones y valores culturales en favor de una racionalidad abstracta. La primera sentencia de Estrasburgo sobre el Crucifijo era un ejemplo de esta razón abstracta que quiere emanciparse de todas las tradiciones, de la misma historia. Pero así no se puede vivir. Además, también la "razón pura" está condicionada por una determinada situación histórica, y solo en este sentido puede existir. La otra alma es la que podemos llamar cristiana, que se abre a todo lo que es razonable, que ha creado ella misma la audacia de la razón y la libertad de una razón crítica, pero sigue anclada en las raíces que han dado origen a esta Europa, que la han construido sobre los grandes valores, las grandes intuiciones, la visión de la fe cristiana. Como usted decía, sobre todo en el diálogo ecuménico entre Iglesia católica, ortodoxa, protestante, este alma tiene que encontrar una común expresión y después tiene que confrontarse con esa razón abstracta, es decir, aceptar y conservar la libertad crítica de la razón con respecto a todo lo que puede hacer y ha hecho, pero practicarla, concretarla en el fundamento, en la cohesión con los grandes valores que nos ha dado el cristianismo. Sólo en esta síntesis Europa puede tener peso en el diálogo intercultural de la humanidad de hoy y de mañana, porque una razón que se ha emancipado de todas las culturas no puede entrar en un diálogo intercultural. Sólo una razón que tiene una identidad histórica y moral puede también hablar con los demás, buscar una interculturalidad en la que todos pueden entrar y encontrar una unidad fundamental de los valores que pueden abrir las vías al futuro, a un nuevo humanismo, que tiene que ser nuestro objetivo. Y para nosotros este humanismo crece precisamente a partir de la gran idea del hombre a imagen y semejanza de Dios”.

La traducción de la entrevista es del Vatican Information Service

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La piedad popular, escenario de la nueva evangelización
El misterio de la encarnación, fundamento de la inculturación
Por María Montilla

CIUDAD DEL VATICANO, martes 16 octubre 2012 (ZENIT.org).- En las culturas hispanas, la piedad o religiosidad popular tiene una gran fuerza. En ella se entremezclan tradiciones ancestrales y verdadera fe en Dios y en su intervención en la vida de quien le ora y pide. Una religiosidad que adquiere múltiples formas, aunque la más común es la procesión o romería, presente también en todo el territorio español y en antiguas colonias como Filipinas. Algunos padres sinodales abordaron esta cuestión, sugiriendo que es un escenario de nueva evangelización.

Monseñor José Guadalupe Martín Rábago, arzobispo de León, México, abordó este argumento, señalando que “en el magisterio latinoamericano hay frecuentes referencias al valor pastoral de la piedad popular”.

“Reconocemos que la evangelización y purificación de la piedad popular –dijo- presenta desafíos que hay que asumir con creatividad pastoral, porque dejada a la inercia de los puros sentimientos y del folclore, no logra crear una cultura verdaderamente evangelizadora que transforme estructuras de pecado, como las desigualdades sociales, la violencia, las injusticias y otras manifestaciones que contradicen la dignidad de la persona y la convivencia fraterna”.

El arzobispo de León, a modo de ejemplo, presentó una realización que, en su opinión puede resultar inspiradora: “La Diócesis de Querétaro, en México, organiza una peregrinación anual a la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Este año se cumplieron ya 122 años. Peregrinan cerca de cuarenta mil personas, organizadas en grupos y acompañadas por sacerdotes, seminaristas y agentes laicos. Durante el trayecto, que dura 17 días, los sacerdotes celebran diariamente la Eucaristía, ofrecen el sacramento de la Reconciliación”.

“Los frutos son de gran valor: Se intensifica el culto eucarístico por medio de la Hora Santa que se tiene cada día. La peregrinación, preparada y acompañada desde la diócesis y las parroquias, se ha convertido en una tradición que lleva a cambios positivos de vida y a mayor compromiso con la pastoral planificada”, concluyó.

El secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización José Octavio Ruiz Arenas, arzobispo emérito de Villavicencio, Colombia, afirmó que “el mantenimiento y la transmisión de múltiples manifestaciones religiosas sigue siendo, especialmente en ambientes descristianizados, un testimonio perenne de la innegable sed de Dios presente en todo hombre”.

“Cuando está religiosidad popular brota de la fe en Jesucristo y está animada por un espíritu eclesial se convierte, además, en verdadera piedad del pueblo de Dios, en un medio valioso y eficaz para transmitir el evangelio y reavivar la fe en los alejados”, añadió.

Así entonces, para que la piedad popular en las circunstancias del tiempo presente, pueda ser tenida como un verdadero medio para el anuncio hay que considerarla, en primera medida, como “objeto o escenario de la nueva evangelización, de modo que la fe que busca expresar, llegue a ser madura y auténtica”, señaló el secretario del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización.

Esto se logra, explicó, “en primer lugar, iluminando las prácticas de devoción para que sus intenciones coincidan, en significado y jerarquía, con las verdades de la fe y su consecuente exigencia moral”.

En segundo lugar, “mediante la decidida acción de los pastores quienes han de acompañar estas devociones según la verdad, aún a costa de renunciar a ciertos beneficios que el mantenimiento de algunas de ellas podría comportar”.

En tercer lugar, “favoreciendo la comprensión de la trabazón cristiana existente entre piedad popular y la naturaleza de la liturgia. En este último medio, el conocimiento, proclamación y meditación de la Palabra de Dios será de gran ayuda, pues por ella Dios se revela y comunica a sí mismo, y a través de ella, los bautizados pueden entablar un diálogo sincero con Él”.

“Orientar las distintas manifestaciones de piedad del pueblo de Dios hacia la inteligencia de la fe y hacia la práctica sacramental, ha de constituir una de las tareas que, con gran solicitud, han de tener en cuenta los pastores de la Iglesia para aprovechar la piedad popular como escenario de la nueva evangelización”, concluyó.

Y sobre este mismo argumento, rico de matices, orientado a cómo arraiga la fe en las diversas culturas, con experiencias que pueden aplicarse en todos los continentes, habló monseñor Jesús Esteban Sádaba Pérez OFM Cap, obispo titular de Assura, Vicario Apostólico de Aguarico, Ecuador.

“Anunciar el evangelio en la propia cultura es algo importante para el momento actual, en culturas tradicionales y modernas”, dijo al comenzar su intervención.

“La Encarnación es el fundamento de la inculturación --recordó--. Mientras no se llega a evangelizar la cultura no penetra el evangelio en la persona. San Pablo quería hacerse 'judío con los judíos, griego con los griegos, para llevar a todos a Cristo'”.

Mencionó la dificultad que tienen algunos evangelizadores y misioneros cuando “en las culturas ancestrales se considera con frecuencia la presencia del Evangelio como una colonización”.

Hay dos actitudes ante esta realidad, expuso: “la de un estudioso de la 'política de las religiones' que afirma que 'sólo si es creíble en Europa, la Iglesia será creíble en el mundo'”, y “la del misionero recogida en el consejo dado por monseñor Alejandro Labaka, obispo misionero muerto con fama de martirio en la amazonia ecuatoriana”.

“Amar a quienes queremos evangelizar, creer sinceramente que el Espíritu de Dios está actuando en todas las culturas y aceptar que el Evangelio no es patrimonio exclusivo de una cultura sino que puede y debe ser acogido por todas, es lo que llenará de la alegría del Evangelio a todos los pueblos”, concluyó.

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Rostros de los pobres, rostros sufrientes de Cristo
Algunos padres sinodales trajeron al aula la voz de los sin voz con acento americano
Por Nieves San Martín

CIUDAD DEL VATICANO, martes 16 octubre 2012 (ZENIT.org).- Mientras siguen con sus voces multicolores, venidas de todos los rincones del planeta, las intervenciones de padres sinodales e invitados en las congregaciones del Sínodo de los Obispos para la nueva evangelización para la transmisión de la fe, algunos temas afloran en coincidencia, en varias de estas intervenciones, venidas del ámbito hispano y americano. Son urgencias surgidas en contextos donde la voz de los sin voz, los pobres, a veces suena lejana aunque hoy más que nunca, en tiempo de crisis, son “los rostros sufrientes de Cristo”, dijeron varios padres sinodales.

Monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú, Argentina, afirmó con claridad que “la Iglesia de América Latina vive y evangeliza en la región más desigual del planeta”. El papa Benedicto XVI, recordó, “nos alentó a confirmar con nueva fuerza la opción por los pobres”.

“La brecha entre los más ricos y los más desfavorecidos es enorme e infranqueable, evocando la parábola del pobre Lázaro que se alimentaba de las migajas del suelo. Hay países en los cuales la mitad de los pobres son niños. En nuestro continente y en el mundo la pobreza no es un problema meramente económico o sociológico sino evangélico, religioso y moral. Una mínima parte de la población mundial acapara para sí los bienes de la creación. El consumismo derrochador y depredador está agotando los bienes de la creación. Los rostros de los pobres y excluidos son rostros sufrientes de Cristo”, subrayó.

“En una cultura que pretende esconderlos, transformarlos en invisibles o naturalizar la pobreza, la fe nos alienta a ponerlos en el centro de nuestra atención pastoral –dijo monseñor Jorge Eduardo Lozano--. No es posible pensar una nueva evangelización sin un anuncio de la liberación integral de todo lo que oprime al hombre, el pecado y sus consecuencias”.

“No puede haber una auténtica opción por los pobres sin un compromiso firme por la justicia y el cambio de las estructuras de pecado. Nuestra cercanía con los pobres no sólo es necesaria para que nuestra predicación sea creíble sino también para que ella sea cristiana y no 'una campana que resuena o un platillo que retiñe' (1 Cor 13,1). Cualquier olvido o postergación de los pequeños y humildes hace que el mensaje deje de ser Buena Noticia para devenir en palabras vacías y melancólicas, carentes de vitalidad y esperanza. Hace falta mirar a los pobres, convertimos a ellos para servir al Señor, a quien amamos”.

El padre José Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden de los Frailes Menores (OFM), inició su intervención subrayando que “los evangelizadores nuevos han de ser, ante todo, hombres y mujeres animados por una fe recta. Si 'la trasmisión de la fe es el fin de la evangelización' (cf. IL 31), entonces, lo que es imprescindible en un evangelizador es la fe; una fe hecha experiencia, vivida, celebrada y confesada. En la formación, tanto permanente como inicial, se ha de prestar particular atención al tema de la fe.

Esta fe ha de alimentarse y manifestarse en una intensa vida de oración. El evangelizador nuevo, desde los primeros años de su formación, ha de sentirse un permanente discípulo en el arte de la oración. Solo así podrá evitar que su fe se debilite progresivamente y acabe cediendo a la seducción de sucedáneos. Es la oración la que permitirá al evangelizador responder con sabiduría evangélica a los grandes interrogantes que brotan de la inquietud del corazón humano y de sus necesidades más urgentes, entre ellas la necesidad de Dios”.

Junto a ello, “la pasión por el Señor va acompañada de la pasión por la humanidad, particularmente por los más pobres, llegando a hacerse, incluso, menor entre los menores de la tierra. Sin el testimonio de la práctica de un amor activo y concreto a favor de los más pobres y sin el testimonio de una vida coherente, vivida desde la lógica de la minoridad y del servicio gratuito, y marcada por la sencillez y la cercanía a los últimos, nuestro mensaje será difícilmente creíble y correrá el riesgo de ahogarse en el mar de las palabras (cf. NMI 50)”.

“Esta pasión por la humanidad llevará al evangelizador nuevo a no quedar al margen de algunos retos a los que el hombre de hoy es particularmente sensible, --el desequilibrio ecológico, la amenaza constante de la paz, el vilipendio de los derechos humanos más fundamentales, como el derecho a la vida--, y a situarse adecuadamente en los nuevos areópagos de la misión: el mundo de la educación, la cultura, las comunicaciones sociales ... (cf. VC 96-99).

"El evangelizador nuevo, tanto durante la formación permanente como en la inicial, debería aprender el arte del diálogo. La nueva evangelización va de la mano del diálogo con la cultura, el diálogo ecuménico y el diálogo interreligioso".

"Propongo que este Sínodo ofrezca pautas para la formación de esos nuevos evangelizadores teniendo en cuenta las exigencias de la nueva evangelización”, concluyó el ministro general franciscano.

A la doctrina social de la Iglesia, se refirió monseñor José Luis Azuaje Ayala, obispo de El Vigía, San Carlos del Zulia, Venezuela, vicepresidente de la Conferencia Episcopal del país caribeño.

“La fe y la caridad en la vida cristiana se exigen mutuamente, de tal modo que una sostiene a la otra. La caridad sin fe es simple filantropía (cf. IL 123), así como la fe que no se expresa en y por la caridad vive en lo abstracto; por tanto, ambas, fe y caridad implican el testimonio de vida cristiana. La fe en la caridad nos hace ver el rostro de Cristo y da sustento a la Opción preferencial por los pobres, sabiendo que esta opción está 'implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecemos con su pobreza' (DI Aparecida, 3). La caridad, a su vez, testimonia la fe en el Resucitado, que nos ha dado la vida plena”.

“La Iglesia –añadió- posee un valioso instrumento de guía y orientación para una nueva evangelización de lo social: La Doctrina Social con su componente misionero: el testimonio de la caridad de Cristo mediante la obra de la justicia, la paz y el desarrollo humano integral, propuesto en dicha doctrina (cf. CV 15). Ella debe transformarse en anuncio y testimonio de la fe en el Resucitado, que hace nuevas todas las cosas”.

“En América Latina y el Caribe, la Doctrina Social de la Iglesia –constató- ha jugado un papel determinante en el fortalecimiento de la fe de los cristianos, que como 'discípulos misioneros de Jesucristo tenemos la tarea prioritaria de dar testimonio del amor a Dios y al prójimo con obras concretas' (DA 386). Si queremos, pues, asumir una nueva evangelización de lo social, debemos darle una nueva valoración a la Doctrina social de la Iglesia, sabiendo que ella es 'anuncio y testimonio de fe, es instrumento y lugar imprescindible de educación de la fe' (CV 15), lo que nos lleva a tener la suficiente disponibilidad de acoger sus enseñanzas y transmitirla con parresia, impregnando de sus contenidos la catequesis, la liturgia, la educación cristiana, el pensum de los seminarios, de las casas religiosas, la formación permanente de obispos y sacerdotes, y principalmente la formación laical, manteniendo estos últimos, desde su índole secular, la responsabilidad de transformar la realidad socio-cultural-política-económica de nuestros pueblos”, concluyó el vicepresidente de los obispos venezolanos.

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Santa Sede


El papel de las comunidades agrícolas en la lucha contra el hambre
Mensaje de Benedicto XVI al director de la FAO en el Día Mundial de la Alimentación
ROMA, martes 16 octubre 2012 (ZENIT.org).- Hoy en todo el mundo se celebra el Día Mundial de la Alimentación, un derecho humano fundamental que no les es reconocido a unos 850 millones de personas. Este derecho presupone que todos --hombres, mujeres, niños, personas solas o comunidades enteras- en todo momento, tengan acceso físico y económico a una alimentación adecuada o a medios para su compra. Con este motivo, Benedicto XVI ha enviado un mensaje al director del Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) José Graziano da Silva en el que subraya el importante papel que desempeñan las cooperativas agrícolas en la lucha contra la desnutrición.

En el último informe publicadopor la FAO, “El Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2012”, resulta una importante disminución de más de 130 millones de personas que sufren de desnutrición en el mundo. Sin embargo, los que todavía sufren de hambre son alrededor de 850 millones, muy lejos de los Objetivos del Milenio.

Benedicto XVI envió un mensaje al director general de la FAO José Graziano da Silva, con motivo de esta Jornada que, como escribe el papa, se celebra este año mientras los efectos de la crisis económica afectan cada vez más a las necesidades primarias, incluyendo el derecho fundamental de toda persona a una nutrición suficiente y sana, agravando especialmente la situación de cuantos viven en condiciones de pobreza y subdesarrollo.

“Se trata –observa el Papa-, de un contexto similar al que inspiró la creación de la FAO, y que llama a las instituciones nacionales e internacionales al compromiso de liberar a la humanidad del hambre mediante el desarrollo agrícola y el crecimiento de las comunidades rurales”.

De ahí la satisfacción que expresa el pontífice por la decisión de dedicar este día a reflexionar sobre el tema, aludiendo a las cooperativas agrícolas.

“No se trata --escribe- sólo de dar apoyo a las cooperativas como expresión de una forma diferente de organización económica y social, sino de considerarlas un verdadero instrumento de acción internacional. La experiencia adquirida en muchos países, muestra, de hecho, que las cooperativas, además de impulsar el trabajo agrícola, son una forma que permite a los agricultores y a la población rural intervenir en las decisiones y un instrumento eficaz para lograr el desarrollo integral del cual la persona es fundamento y fin”.

“La Iglesia Católica --añade el santo padre--, como es sabido, también considera el trabajo y la empresa cooperativa como una forma de vivir una experiencia de unidad y de solidaridad que puede hacer superar las diferencias, e incluso los conflictos sociales, entre las personas y entre los diferentes grupos. Por eso, con su enseñanza y con su acción, apoyó siempre el modelo de las cooperativas, ya que está convencida de que su actividad no se limita puramente a la dimensión económica, sino que contribuye al crecimiento humano, social, cultural y moral de cuantos forman parte de ellas y de la comunidad a la que pertenecen”.

Benedicto XVI recuerda que hay que tener siempre en consideración especial, “el papel insustituible de la mujer llamada, a menudo, a dirigir las actividades de las cooperativas, a mantener los lazos familiares y a preservar aquellos inapreciables conocimientos y habilidades propias del mundo rural”.

“Es indispensable --concluye- que los poderes públicos que operan a nivel nacional e internacional pongan a punto los instrumentos legislativos y financieros necesarios para que en las zonas rurales las cooperativas sean herramientas eficaces para la producción agrícola, la seguridad alimentaria, el cambio social y una amplia mejora de las condiciones de vida. En este nuevo contexto, es deseable que las nuevas generaciones puedan mirar con renovada confianza a su futuro, manteniendo los lazos con el trabajo del campo, el mundo rural y sus valores tradicionales”.

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Mundo


"La libertad de religión: un derecho humano basado en la dignidad humana"
Presentado el informe anual de Ayuda a la Iglesia Necesitada
MADRID, martes 16 octubre 2012 (ZENIT.org).- Unos 350 millones de cristianos sufren persecución o discriminación religiosa en el mundo. Los ataques a los cristianos han aumentado un 309% entre 2001 y 2010. Son algunas de las principales conclusiones del último Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo dado a conocer este martes en Madrid, España, por la fundación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).

Durante la presentación del documento, que da cuenta de la situación de la libertad religiosa, país por país, el director de AIN España, Javier Menendez Ros, aseguró que "La falta de libertad religiosa y las amenazas no han hecho más que aumentar".

En los países de la denominada mediáticamente "primavera árabe" es donde se registra un mayor retroceso en la libertad de los cristianos para expresar su credo religioso. "En Egipto, Túnez y Libia la situación de inseguridad de los cristianos ha empeorado aún más", comentó Menéndez Ros.

Una situación similar se da en algunos países de África, como Kenia, Mali, Nigeria, Chad y Sudán con el aumento de grupos radicales islamistas.

China también se suma a la larga lista de países donde aumenta la discriminación por razones religiosas. Es "un país preocupante", ya que el gobierno lleva un "control exhaustivo" de los miembros de la Iglesia católica, señaló Menéndez Ros.

En total, en 133 de los 196 países analizados el derecho a la libertad religiosa ha empeorado, según este informe.

En la introducción al mismo, se explica lo que se entiende por libertad religiosa como uno de los derechos fundamentales de la persona humana.

"La dignidad humana es la fuente y fundamento de la libertad de religión. Para hablar de libertad de religión es importante tener como puntos de referencia esenciales la persona humana y su dignidad".

"Las sociedades que violan la libertad de religión no solo dañan a los individuos, sino a toda la comunidad. Aunque el camino a una actitud abierta y constructiva esté lleno de dificultades, es el único coherente con el respeto a la dignidad de cada persona, así como al bien de toda la comunidad humana", afirma en la introducción Nicolas Michel, profesor de Derecho Internacional (Ginebra).

Se puede acceder al informe completo en: http://www.ain-es.org/pdf/ILR2012.pdf.

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Espiritualidad


Teresa de Jesús, fuente de humanidad y de experiencia
Amar y ser amado, el secreto de la vida
MADRID, martes 16 octubre 2012 (ZENIT.org).- El mes de octubre se presenta lleno de acontecimientos eclesiales y fiestas litúrgicas especialmente significativas. En su mitad, la Iglesia celebra a una santa excepcional, maestra de espiritualidad e inspiradora de otras santas más recientes que adoptaron su nombre. En España, es la Santa sin más. En este artículo escrito para ZENIT por la directora de la revista Crítica, se da una visión experiencial de aquella mujer simpática y atrayente.

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Por Manuela Aguilera

Debo comenzar declarándome una mujer fascinada por Teresa de Jesús, atrapada por su personalidad. Esto no es extraño, porque Teresa es una de las imágenes más atractivas de mujer de fe, consagrada en la única forma religiosa que le estaba permitido en su tiempo. La misma Teresa es consciente de la fascinación que despertaba desde muy temprano. En el libro de la Vida (1,9) escribía: Comencé a entender las gracias de naturaleza que el Señor me había dado -que según decían- eran muchas.

Pero sobre todo, quienes la conocieron y trataron, nos han transmitido certeramente el hechizo que Teresa despertaba. Desde Fray Luis de León, que apenas se adentró en sus escritos enseguida escribió: Nadie la conversó que no se perdiese por ella. A su amigo el padre Gracián que no dudó en comentar: Una cosa me espantaba de la conversación de esta gloriosa madre, y que lo noté muchas veces y me puse a considerarlo, y es, que aunque estuviese hablando tres y cuatro horas... tenía tan suave conversación, tan altas palabras y la boca llena de alegría, que nunca cansaba, y no había quien se pudiese despedir de ella. Y del mismo modo se expresaron otro puñado de fascinadas que la conocieron, las Descalzas Reales de Madrid, que acogieron a la Santa bajo su techo a su paso por la capital de España, diciendo: Bendito sea Dios que nos ha dejado ver a una santa a quien todas podemos imitar: habla, duerme y come como nosotras, y conversa sin ceremonias ni melindres de espíritu... Y es que esto nos pasa normalmente con todos los santos: que tendemos a verlos tan cetrinos y ojerosos, que cuando nos acercamos a ellos y leemos los testimonios de sus contemporáneos, éstos nos dicen todo lo contrario: los santos son normalmente alegres, comunicativos, expansivos, simpáticos, con un humanismo desbordante, y esto es así tanto en Teresa de Jesús, como en Francisco de Asís, como en Juan de la Cruz o como en Pedro Poveda... porque en definitiva, Dios es pura comunicación y fuente de alegría.

El primer regalo que nos hace Dios es nuestra propia naturaleza. Sobre este don se asientan todos los demás. Teresa de Jesús recibió el enorme don de estar superdotada para la relación. La entrada de Dios en su vida le libera para amar y constituye el filtro por el que han de pasar los demás “amores” de su vida. Quien se acerca a Teresa de Jesús descubre sin duda una mujer atractiva en el campo de las relaciones, fluida y entrañable, espontánea y viva, franca y honda con los demás. En definitiva, una gran maestra de humanidad.

Y es su humanidad, la que impulsa a Teresa a conocer a Dios por experiencia, El libro de la Vida (40,8) está plagado de expresiones como:

. No diré otra cosa que no haya experimentado mucho.

. Lo que dijere helo visto por experiencia.

. Hablaré de lo que el Señor me ha enseñado por experiencia.

. Pocos hay que hayan llegado a la experiencia de tantas cosas.

Y al compararse con los espirituales de su tiempo, confiesa con asombrosa sencillez: en solos veinte y siete años que haque tengo oración, me ha dado el Señor la experiencia que a otros en cuarenta y siete... Ella sabe que conocer por experiencia fuerza de alguna manera, irresistiblemente, a vivir enconsecuencia.

Esta experiencia descubre en ella raíces en su ser que ignoraba, que le pasaban desapercibidas. En Camino 22,8 escribe: las verdades que se van conociendo en la oración no son otras fundamentalmente que quién es Dios y quién soy yo. Este es el primer y básico significado de lo que ella llama -en 1M 1,7- Castillo interior, del cual la puerta es la oración: quien no franquee la puerta se ignora a sí mismo e ignora a Dios.

Esta vertiente de conocer a Dios, para así poder conocernos, es muy novedosa en Teresa de Jesús. Es la llave de acceso a su experiencia y mensaje. Para ella no puede darse el conocimiento pleno de uno mismo sino es desde la plataforma y la perspectiva de Dios. Dice en Primeras Moradas 2,9: Jamás nos acabamos de conocer, si no procuramos conocer a Dios… Podría decirse que una de sus obsesiones fue la de descubrir a Dios para descubrirse a sí misma. Y estaba convencida de que se mutila y empequeñece al ser humano cuando se silencia a Dios.

Este último rasgo es una muestra más de la actualidad de Teresa de Jesús: Dios nos revela “quién soy yo”, dice. La pregunta por la identidad es esencial para el ser humano de hoy porque quizá adivinamos en nosotros la existencia de un yo aparente y despersonalizado, que teme ser distinto y que a veces nos transforma en simples autómatas receptores de consignas en una sociedad cuyo sueño es que la dependencia triunfe sobre la autonomía, la manipulación sobre la libertad, que la persona sustituya el ideal en el que cree por aquel que a la sociedad le parece de más fácil manejo...

A Teresa, buscadora infatigable de Dios, más sedienta siempre que saciada, le preocupa y urge la vida. Es decir, le preocupa cómo traducir existencialmente los dones con los que se sabe regalada. A un Dios que se le ha dado, como dice ella “sin dejar nada por dar”, ella no puede responderle más que dándose por entero, radicalmente.

Pero la radicalidad hoy no vende, no es un valor… vivimos en un mundo cuyo ideal no es precisamente la entrega a un proyecto común, sino la compra de un “aifon” de última generación. Un mundo que no soporta lo absoluto, ni lo incondicional; que no es ardiente ni frío, sino tibio como aquel que el fiero Yahvé del Antiguo Testamento vomita de su boca. Hoy nos solemos conformar con una mediocre satisfacción en lugar de la plenitud. Nos conformamos con un desentendido bienestar en lugar de la solidaridad con los demás. Nos conformamos con agregarnos a la mayoría silenciosa en vez de levantar la voz. Nos conformamos con una tranquilizada e inconsciente conciencia que no nos comprometa, en lugar del vendaval de Dios.

Los místicos, por supuesto, rompen con todo esto, son siempre contraculturales, auténticos revolucionarios no sólo en su tiempo sino en todo tiempo.

En un mundo en el que el utilitarismo se ha adueñado de nuestra vida, Teresa eligió, con “determinada determinación”, es decir con tesón y decisión sostenida, vivir en gratuidad..., díganme si hay algo más insurrecto que esto.

En un mundo en el que los sucedáneos del amor son demasiado numerosos, es reconfortante encontrarse de cerca con la experiencia de Teresa de Jesús, experiencia que nació siempre del manantial inagotable del amor del Amigo (con mayúscula). Ella ama porque se sabe amada. Este fue el secreto de su vida. Éste, diría yo, es el secreto de la vida.

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