Da el pregón para la campaña del Domund

Francisco Vázquez asegura que el relativismo y la descristianización nos obliga a ser misioneros

 

Por primera vez en la historia del Domund en Madrid, la semana misionera comenzó con un pregón en la Catedral, que corrió a cargo de Francisco Vázquez, ex embajador ante la Santa Sede y durante muchos años alcalde socialista de La Coruña. El político animó a los españoles a estar orgullosos de nuestra historia misionera, recordando a figuras como San Francisco Javier, apóstol de Extremo Oriente, o fray Junípero Serra, fundador de San Francisco y Los Ángeles en California.

16/10/12 1:31 PM


(La Razón/InfoCatólica) Vázquez evocó las pinturas de la parroquia romana de los Santos Mártires Nereo y Aquiles, que representan las torturas que sufrieron los apóstoles: Felipe, lapidado en Frigia; Matías, decapitado en Judea; Tomás, alanceado en la India; Bartolomé, desollado en Armenia...

Además recordó al dominico Montesinos, que protegió a los indígenas americanos de los abusos de los conquistadores difundiendo una intuición básica de la civilización cristiana: que todos los hombres poseen un alma inmortal y por eso son iguales en dignidad. De ahí surge, dijo, la acción misionera, que predica la doctrina, pero también civiliza con escuelas y hospitales. Recordó también que cuando los ingleses abrieron su primera universidad en sus colonias americanas, las órdenes religiosas católicas tenían ya 26 universidades en el continente.

El ex embajador ante la Santa Sede tuvo también palabras de elogio para los jesuitas españoles asesinados en El Salvador, los maristas asesinados en los Grandes Lagos, los cartujos mártires de Argelia y la Iglesia misionera en la clandestinidad en China: «Junto a Italia, los españoles somos el mayor semillero de misioneros, con 14.000 de ellos, incluyendo 120 obispos».

El político advirtió que «hoy, el relativismo y la descristianización nos obligan a ser misioneros en la defensa de nuestros compromisos: la defensa de la vida, de la libertad religiosa y educativa». Pidió generosidad con Obras Misionales Pontificias y el Domund y recordó varias escenas de su infancia: las huchas que representaban cabezas de distintos países y razas, el Rosario misionero que se rezaba en colegios, con cuentas de distintos colores según el continente. Todo ello, dijo, «expresión de lo más elevado, la civilización y la evangelización, que van ligadas».