18.10.12

Hace dos años comentaba la peregrinación emprendida por cristianos y musulmanes norteafricanos siguiendo las huellas de San Agustín. El objetivo era pedir para que «la Iglesia no prohibiese la entrada a los musulmanes que han oído la llamada de Nuestro Señor», así de fuerte, como suena. Muchos musulmanes no podían bautizarse por la «prudencia» de sacerdotes y obispos, que lo desaconsejaban para no generar problemas.

Así que como si fuese una piedra gritando ante el silencio de los «hijos de Abraham» ha vuelto a salir a la palestra Magdi Allam, periodista y político italiano, musulmán convertido y bautizado por el Papa. El pasado lunes escribió un vibrante artículo en «Il Giornale»: Querido Papa, dé la bienvenida en el Vaticano a los musulmanes convertidos a Jesús.

Arranca con fuerza, como siempre:

Le pido al Papa, que tuvo el coraje de bautizarme, venciendo tanto al miedo a una venganza islámica como a la resistencia interna de la Iglesia, a que dé la bienvenida a una delegación de musulmanes convertidos al cristianismo en Europa y en el mundo. La idea, que suscribo con entusiasmo, es de Mohammed Christophe Bilek, fundador francoargelino de la asociación Nuestra Señora de Cabilia (Notre Dame de Kabylie). A través su página web, http://www.notredamedekabylie.net/, promueve la misión de la conversión de musulmanes al cristianismo a través de un diálogo basado en al certeza de nuestra fe y de la constante exhortación de Jesús: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura» (Marcos 16, 15-18).

¡Qué contraste con el de algunos obispos! Luego da algunos datos, que por el secretismo que acompaña el fenómeno son difíciles de contrastar. Magdi se basa en las declaraciones de al-Qataani, previsiblemente hinchadas como comenta Pablo Ginés:

En 2006, el jeque Ahmad al-Qataani, entrevistado por Al-Jazeera, dio estas cifras: «Cada hora 667 musulmanes se convierten al cristianismo. Cada día, 16.000 musulmanes se convierten al cristianismo. Cada año, 6 millones de musulmanes se convierten al cristianismo». Hablando ayer en París, Bilek dijo que incluso en Arabia Saudita, cuna del Islam y custodio de los dos principales lugares de culto islámicos, habría unos 120.000 musulmanes convertidos al cristianismo. Los datos de 2008 indican que los conversos musulmanes eran 5 millones en Sudán, 250.000 en Malasia, más de 50.000 en Egipto, del 25 al 40.000 en Marruecos, 50.000 en Irán, Irak, en 5.000, 10.000 en la India, 10.000 en Afganistán, 15.000 en Kazajstán, 30.000 en Uzbekistán.

Después con la fuerza que aporta el testimonio personal ve en esos musulmanes hoy cristianos un viento que quite la venda de Occidente e insufle valentía a los cristianos.

Al hilo de la carta de Magdi Allam me venían a la cabeza tres noticias recientes:

Los hombres necesitamos signos. Tengo que reconocer que si la petición del señor Allam se llevase a cabo se me pondría la piel de gallina. Se me pone con sólo pensarlo.

«Ecce non est abbreviata manus Domini» (Isaías 59, 1)