26.10.12

Eppur si muove - ¿Sueñan algunos políticos con obispos mecánicos?

A las 12:24 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove

Las personas a las que nos gusta mucho la ciencia ficción tenemos a Blade Runner (1982, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Harrison Ford) por una película de las que se llama (con perdón) “de culto”. Esto quiere decir que todo lo relacionado con ella nos gusta y gozamos con verla una y otra vez.

Pues bien, muchas de las películas de este género se basan en novelas que han inspirado a las personas que, al fin y al cabo, las han llevado a las pantallas. Y Blade Runner no es una excepción.

La novela, escrita por Philip K. Dick, lleva por título “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” (se puede leer aquí, gratis) aunque también se puede encontrar no haciendo referencia a “eléctricas” sino a “mecánicas”. Plantea la posibilidad de que los androides, creados por el hombre, llegaran a alcanzar capacidades (como la de soñar) para las que no habían sido creados y que entre sus sueños se encontraran los de ovejas que actuaban de forma mecánica.

Y es que, cuando se hace algo de forma mecánica se hace automáticamente y sin reflexión o, lo que es lo mismo, llevado por un comportamiento escasamente personal y libre.

Por eso el título del Eppur si muove de hoy es el que es. Y es por esto que sigue.

Cuando los cristianos tenemos la imagen de Jesús como Buen Pastor, estamos en la seguridad de que el Hijo de Dios pretendía llevar a los hijos de Dios a formar parte del redil que contiene a aquellos que se reconocen descendencia divina y, por lo tanto, herederos del Reino del Padre.

Jesús, pues, no engañaba como Pastor porque era Buen Pastor y apreciaba, y aprecia, la libertad de sus hermanos en la fe y de los hijos de Dios. De otros, sin embargo, no podemos decir lo mismo pues se someten, con excesiva facilidad, a los dictados del poder del mundo.

Por ejemplo, el obispo auxiliar de Barcelona, Monseñor Taltavull, en el asunto de la presunta voluntad independentista de algunos habitantes de Cataluña, quiere decir que no pero que sí, que bueno pero que según digan los demás… y así.

En realidad, lo que debe querer el auxiliar del Arzobispo de Barcelona es que los fieles, sean o no mayoría los que estén a favor de la independencia de aquellas tierras españolas, es que se apunten al carro la mayoría de la población y así, ¡hala!, a constituir una Conferencia Episcopal Catalana donde ya no manden nada los obispos de Madrid y tengan ellos la sartén por el mango.

Ciertamente, a muchos de los obispos de Cataluña (cada vez más, al parecer) les debe gustar lo de la separación de España. Por eso dice, el citado Monseñor, dice que “tenemos muy claro que nosotros somos del pueblo de aquí” y que “compartimos todos los sentimientos de nuestro pueblo y tenemos que respetarlos todospero no parecen respetarlos todos porque en la votación llevada a cabo en el seno de la Conferencia Episcopal Española acerca del documento en el que se defendía la unidad de España se abstuvieron de votar a favor porque, al parecer, no les fue concedida su petición de que se retirara tal declaración de parte de los pastores que allí se reunieron.

A lo mejor lo que pasa es que les gustaría ser los obispos mecánicos de los independentistas de Cataluña y cumplir el sueño de los que, ostentando el poder, gustarían de tener una Iglesia católica a su vil servicio. Por eso, sólo respetarán la decisión cuando la misma tenga el signo independentista contra el que se opone el documento de la CEE. Eso sí lo respetarán.

Por eso pregunto si hay algunos políticos los catalanes que sueñan con obispos mecánicos para que actúen bajo su directo influjo.

Seguramente ellos son cierto tipo de androides religiosos que son dirigidos por otros amos, dueños o mandamases. Y, claro, acabarán como tienen que acabar. Como es cosa de replicantes (así llamados los androides que aparecen en la película aquí traída y que deben desaparecer)… acabarán retirados aunque, claro, de forma incruenta y arrinconados en cualquier parroquia y purgando su vena ansiosa.

Eleuterio Fernández Guzmán