3.11.12

El “genio femenino” en el diario del Papa

A las 12:02 AM, por Andrés Beltramo
Categorías : El Vaticano

Del Vatican Insider (ITA)

Cuando Benedicto XVI designó a Gian Maria Vian como director de “L’Osservatore Romano” en 2007 le dio pocas pero muy concretas indicaciones. Entre ellas le solicitó fomentar el “genio femenino” desde las columnas del diario del Papa. Una petición que el historiador tomó en serio. Promovió un claro protagonismo de las mujeres: como colaboradoras, con un suplemento especial y, ahora, con el nombramiento de una periodista como responsable de la edición española.

Nacida en Madrid en 1970, Marta Lago se convirtió este 1 de noviembre en la primera directora de la sección semanal no italiana más difundida del periódico vaticano. En entrevista con el Vatican Insider abordó los retos de su nuevo rol:

¿Qué desafío implica hacerse cargo de la versión española de “L’Osservatore Romano”?

Es imprescindible dirigir la mirada a los quinientos millones de hispanohablantes y a todos los países de lengua española, con sensibilidades y riquezas extraordinarias. Después de su viaje continental, Pablo VI quiso consolidar en 1969 la edición de “L’Osservatore” en lengua española para que toda América Latina pudiera tener, de fuente directa, la información del Papa y de la Santa Sede. Siguiendo este mandato, es un desafío procurar que cada lector potencial pueda beneficiarse de un periódico de naturaleza universal reflejada en su información internacional, cultural, religiosa y vaticana.

Por primera vez un no eclesiástico dirigirá esa edición. En tu caso eres mujer, laica y también profesional de la información, ¿un fuerte cambio de enfoque no?

Más que un fuerte cambio me parece una evolución natural. El panorama mediático se ha desarrollado mucho, el interés informativo por el ámbito religioso se ha generalizado y se ha multiplicado el perfil del destinatario. Es lógico que, respondiendo a estas necesidades, también se busque un perfil más variado de comunicador.

Algunos ven en tu nombramiento y de otras mujeres en puestos importantes dentro de la Santa Sede, un signo de evolución. ¿Responde esto a una reivindicación femenina?

Las reivindicaciones más bellas del papel de la mujer las he oído a grandes hombres. Sólo por citar un ejemplo –la lista sería larguísima- me pareció muy conmovedora la carta de Juan Pablo II en 1995 a las mujeres del mundo y su lista de agradecimientos. Uno se dirigía a la “mujer trabajadora” que participa “en todos los ámbitos de la vida social, mediante la indispensable aportación que da a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento” y a la edificación de estructuras “más ricas de humanidad”. El hecho de llamar a las mujeres a cubrir puestos en la Santa Sede me parece que es un reconocimiento explícito de estos aspectos específicos femeninos y una adecuación al tiempo presente.

¿Qué cambiará en la edición española con una mujer en la dirección?

Llevo tiempo trabajando en esta edición y siempre se ha tenido en cuenta mi opinión en los cambios que se han ido introduciendo en fondo y forma. El factor femenino es complementario. Se está incorporando para sumar y completar, no para restar ni sustituir. Así que, trabajando en equipo, seguiremos ampliando contenidos y firmas, con sensibilidad hacia todas las realidades humanas. Ciertamente los recursos son reducidos. Un periodista español definió un día estas estructuras como una modesta redacción en un callejón industrial desde donde se piensa el mundo. Es cierto: desde el corazón de la Iglesia, éste es un punto de observación privilegiado sin límites geográficos, se contempla la realidad y se procura no sólo informar de ella, sino comprenderla y ayudar a su comprensión. Eso hace a las personas más libres.

¿Hacia dónde se dirige el diario?

Es sabido que Benedicto XVI pidió para “L’Osservatore” mayor dimensión internacional, mirada universal, diálogo ecuménico, interreligioso, intercultural y presencia de la mujer. Como periódico de ideas no teme entrar en los debates de actualidad e incluso anticiparse a ellos. Una edición lingüística jamás debe estar aislada; no es una especie de fotocopia del diario ni aporta sólo traducciones. Camina “in solidum”, porque la cabecera es única. Siguiendo la línea que trazó el Papa, el diario y las ediciones lingüísticas comparten recursos, los intercambian, los refuerzan. Buscando ser medio no sólo de información, sino de formación. Un empeño en un periódico “particularísimo” en el que, decía Montini, “el periodista es intérprete, es maestro, es guía y a veces poeta y profeta”.

Serafines susurran.- Que vienen de mucho tiempo atrás los antecedentes de la decisión de Benedicto XVI de trasladar la competencia sobre los seminarios católicos del mundo de la Congregación para la Educación Católica a la Congregación para el Clero, ambas instancias de la Santa Sede. Un muy bien documentado estudio sobre el tema lo había desarrollado, en tiempos insospechados, el cardenal Julián Herranz, ex presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos. Joseph Ratzinger, cuando todavía era cardenal y guiaba la Congregación para la Doctrina de la Fe, quedó convencido del proyecto. Por eso, al poco tiempo de haber sido electo como Papa, pidió avanzar en el mismo.

Debieron pasar más de seis años, innumerables resistencias y hasta abiertas desobediencias (incluso de algun purpurado de alto nivel), soportadas todas con mucha compostura por un pontífice de noble corazón, para que finalmente se lograse concretar el cambio. Y es que, con este traslado, la Educación Católica perdió prácticamente la mitad de su poder. Y eso tiene muy molesto al prefecto, el cardenal Zenon Grocholewski, y a casi todos sus colaboradores.

Algunos de ellos creen que todo se debe a una “maniobra” de otro cardenal, el prefecto del Clero, Mauro Piacenza. Pero, en realidad, el traslado estaba en la mente del pontífice desde hace tiempo. Claro, los argumentos de Piacenza expuestos en más de una reunión con el mismo Grocholewski, coadyuvaron a que se concrete lo decidido por Benedicto XVI.

De una forma u otra no se puede negar que el dicasterio del Clero se ha convertido en el que más poder ha concentrado en el actual pontificado. Porque añadió dos secciones: Además de los seminarios, ya mencionados, en enero de 2009 recibió la competencia de tratar y presentar al Papa, para la aprobación en forma específica y decisión, los casos de dimisión del estado clerical “in poenam”, con la relativa dispensa de las obligaciones derivadas de la ordenación, incluyendo el celibato, de los clérigos que han atentado matrimonio, aun solo civilmente, y que amonestados no se arrepienten. Esta facultad se la cedió la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

Esto ha crecido sustancialmente el ámbito de acción del cardenal Piacenza, pero también su carga de trabajo. Quizás por eso sufrió un desmayo en plena misa de clausura del Sínodo de los Obispos, presidida por Benedicto XVI el domingo 28 de octubre en la Basílica de San Pedro. Casi nadie reparó en este particular, que no pasó a mayores. Un día después el purpurado se sometió a revisión médica, pero pudo continuar normalmente con sus jornadas de trabajo, a decir de quienes le conocen demasiado extenuantes.