ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 13 de noviembre de 2012

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Santa Agustina (Livia) Pietrantoni
''Mártir de la caridad''

Santa Sede

La música sacra debe promover la fe y la nueva evangelización
Benedicto XVI a la Asociación italiana Santa Cecilia

"Quien acoge a los mayores acoge la vida"
Benedicto XVI visitó y bendijo una casa de acogida de la Comunidad de San Egidio

Nueva Evangelización

Contexto de la Nueva Evangelización
Las propuestas del reciente Sínodo de los Obispos (II)

CULTURA Y EDUCACIÓN

La doctrina social de la Iglesia, inspiración fecunda para emprendedores y profesionales
Entrevista con el presidente de la fundación 'Centesimus Annus-Pro Pontifice'

La misa de Georg Ratzinger cantada en la Capilla Sixtina
XI Festival Internacional de Música y Arte Sacro en Roma

Flash

Concierto del Réquiem alemán de Brahms dirigido por Ignacio Yepes
Presentación del V Premio Internacional de Música Sacra Fernando Rielo


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Santa Agustina (Livia) Pietrantoni
''Mártir de la caridad''
MADRID, martes 13 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Isabel Orellana Vilches nos ofrece, en esta semblanza del santo del día, el ejemplo de santa Agustina Pietrantoni. Una vida que entra en la estela de aquellos mártires de la caridad que lo fueron precisamente a manos de aquellos a quienes habían beneficiado.

*****

Por Isabel Orellana Vilches

Nació en Pozzaglia (Italia) el 27 de marzo de 1864 en el seno de una familia que debía hacer ímprobos esfuerzos para afrontar su día a día. Como tanta infancia que aún en este siglo XXI sufre y malvive buscando el sustento, atrapada en la miseria, asfixiada por el hambre y la desnudez que le ha despojado también de afectos, Livia (nombre que se le impuso en el bautismo) se vio obligada a trabajar duramente desde sus 7 años. Sus «juegos» no fueron las muñecas, sino acarrear sacos de piedra y arena en una obra añadiendo a los 12 años la recolección de aceitunas. Era la segunda de los once vástagos nacidos en el matrimonio y sus padres necesitaban su ayuda.

En esta época histórica marcada por la crisis en tantos hogares, como el suyo, lo normal era que los niños aportaran su grano de arena para contribuir al sostenimiento de la economía familiar. Nadie consideraba que con ello, y aunque estuvieran hurtándoles la infancia, se incurriera en lo que hoy se califica como explotación. El trabajo, aún con su crudeza, no cercenaba el cariño y la ternura que fluía entre todos los componentes de la familia, y así discurría la relación de Livia entre los suyos. Ahora bien, la naturalidad con la que eran acogidos por la sociedad de su tiempo estos hechos hizo que las críticas punzantes y murmuraciones de los vecinos se volvieran contra ella cuando a los 22 años decidió convertirse en religiosa de las Hermanas de la Caridad, institución fundada por Santa Jeanne-Antide Thouret. En medio de su ceguera levantaban el dedo acusador atribuyéndole defectos que no tenía, como la vagancia y la búsqueda de una vida fácil. Ella cargó en sus espaldas con gallardía y elegancia los comentarios malsanos y siguió en pos de Cristo cuando la numerosa prole dejó de crecer. Es decir, que, contra lo que la gente creía, la realidad es que Livia había tenido en cuenta la precaria situación de su familia a la que ayudó sin cuestionar ni exigir nada, esperando con paciencia el momento de poder llevar a cabo una vocación que había descubierto el día en el que tomó la comunión por vez primera.

Desempeñó su misión en el hospital del Espíritu Santo ocupándose de los niños y posteriormente de los tuberculosos y enfermos mentales en un momento nada propicio para los religiosos que tenían vetado por el gobierno mostrar y compartir los signos de la fe. Con espíritu caritativo y misericordioso alentada por su devoción a María afrontaba cada día su tarea en difíciles condiciones tratando de atemperar la violencia que latía en el corazón de los pobres enfermos.

Uno de ellos, José Romanelli, especialmente díscolo y conocido por sus virulentos ataques de ira, se vio obligado a dejar el hospital porque así lo juzgaron sus responsables tratando de evitar males mayores. Él atribuyó la idea a la santa religiosa, a la que amenazó de muerte. Y el 13 de noviembre de 1894 penetró en el recinto hospitalario sin ser visto y cumplió su promesa. Le asestó siete puñaladas y ella sólo tuvo tiempo de perdonar a su agresor. Tenía entonces 30 años. Fue canonizada por Juan Pablo II el 18 de abril de 1999.

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Santa Sede


La música sacra debe promover la fe y la nueva evangelización
Benedicto XVI a la Asociación italiana Santa Cecilia
ROMA, martes 13 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El Vaticano II enseña que el canto sacro unido a las palabras es parte necesaria e integrante de la liturgia solemne, por que coopera justamente debido a su belleza, para nutrir y expresar la fe y por lo tanto a la gloria de Dios y a la santificación de los fieles. Esta es la finalidad de la música sacra.

Lo indicó Benedicto XVI este sábado pasado al recibir en el Aula Pablo VI a los participantes del congreso nacional de Scholae Cantorum, organizado por la Asociación italiana Santa Cecilia.

A ellos les agradeció su labor y recordó el papel de la música en conversiones como las de Agustín y Paul Clodel. Y les pidió empeñarse por mejorar la calidad del canto litúrgico, sin temor de recuperar y valorizar la gran tradición musical de la Iglesia. Un discurso el que les proponemos continuación, en el que se siente el gran amor de Benedicto XVI por la liturgia y la música sacra.

*****

¡Queridos hermanos! Con gran alegría les doy la bienvenida, con motivo de la peregrinación organizada por la Asociación Italiana Santa Cecilia que cuenta con todo mi aprecio. Agradezco el saludo cordial de su presidente, así como a todos los colaboradores.

¡Con afecto les saludo a ustedes que pertenecen a las numerosas Scholae Cantorum de las diversas partes de Italia!

Estoy muy contento de conocerles y también de saber --como se ha recordado- que mañana [domingo 12 ndr.] participarán en la Basílica de San Pedro en la celebración eucarística presidida por el cardenal arcipreste, Angelo Comastri, ofreciendo naturalmente vuestro servicio de alabanza con el canto.

Este congreso se ubica intencionalmente en ocasión del 50 º aniversario del Concilio Vaticano II. Y con satisfacción he visto que la Asociación Santa Cecilia quiso así llamar vuestra atención a la enseñanza de la Constitución Conciliar sobre la liturgia, particularmente allí --en el sexto capítulo– que trata sobre la música sacra.

En este aniversario, como ustedes bien saben, he querido para toda la Iglesia un Año de la Fe especial, con el fin de promover entre todos los bautizados la profundización de la fe y el compromiso común de una nueva evangelización.

Por lo tanto, al encontrarles me gustaría destacar brevemente que la música sacra puede, sobre todo, promover la fe y también a colaborar en la nueva evangelización.

Sobre la fe, es natural pensar en el caso personal de san Agustín --uno de los grandes Padres de la Iglesia, que vivió entre el cuarto y el quinto siglo después de Cristo- a cuya conversión contribuyó significativamente y sin lugar a dudas, el haber escuchado el canto de los salmos, con himnos y liturgias presididas por san Ambrosio.

Si bien de hecho la fe nace del escuchar la Palabra de Dios –hay que escuchar por supuesto no sólo con los sentidos, sino hacer que de los sentidos pase a la mente y al corazón- no hay duda que la música y en particular el canto, pueden conferir a la recitación de los salmos y cánticos bíblicos mayor fuerza comunicativa.

Entre los carismas de san Ambrosio figuraba justamente una gran sensibilidad y capacidad musical, y él una vez ordenado obispo de Milán, puso este don al servicio de la fe y de la evangelización.

El testimonio de san Agustín, que en ese momento era profesor en Milán y buscaba a Dios, buscaba la fe, en este sentido es muy significativo. En el libro X de las Confesiones, su autobiografía, él escribe: "Cuando me vienen en mente las lágrimas que las canciones de la Iglesia me arrancaron a los inicios de mi fe reconquistada, y la conmoción que aún hoy me suscita no sólo el canto, sino también las palabras cantadas, si cantadas con una voz clara y con la debida modulación, reconozco de nuevo la gran utilidad de esta práctica" (33, 50).

La experiencia de los himnos ambrosianos era tan fuerte que Agustín los llevó grabados en la memoria y los citó a menudo en sus obras. Más aún, escribió una obra sobre música, De Musica.

Él afirma que no aprueba durante la liturgia cantada, la búsqueda de un mero placer sensible, si bien reconoce que la música y el canto bien hechos pueden ayudar a acoger la Palabra de Dios y a probar una emoción saludable.

Este testimonio de san Agustín nos ayuda a entender cómo la constitución Sacrosanctum Concilium, en línea con la tradición de la Iglesia, enseña que "el canto sacro unido a las palabras es parte necesaria e integrante de la liturgia solemne" (n º 112 ).

¿Por qué es "necesaria e integrante"? Ciertamente no por razones puramente estéticas, en un sentido superficial, sino por que coopera justamente debido a su belleza, para nutrir y expresar la fe y por lo tanto a la gloria de Dios y a la santificación de los fieles, que es la finalidad de la música sagrada (cf. . ibid.).

Precisamente por este motivo, me gustaría darles las gracias por los valiosos servicios proporcionados: la música interpretada no es un accesorio, o simplemente un adorno externo de la liturgia, pero la liturgia misma.

Ustedes ayudan a la asamblea a alabar a Dios, y a hacer descender su palabra en loprofundo del corazón: con el canto rezan y hacen rezar, y participan en el canto y la oración de la liturgia,que abarca toda la creaciónpara glorificar al Creador.

El segundo aspecto que propongo a vuestra consideración es la relación existente entre la música sacra y la nueva evangelización. La constitución conciliar sobre la liturgia recuerda la importancia de la música sacra en la misión ad gentes, e insta a potenciar las tradiciones musicales de los pueblos (cf. n. 119).

También y justamente en los países de antigua evangelización, como Italia, la música sacra --con su gran tradición que le es propia y que constituye nuestra cultura- puede realizar una tarea importante para favorecer el redescubrimiento de Dios, un nuevo acercamiento al mensaje cristiano y a los misterios de la fe.

Pensemos en la famosa experiencia de Paul Claudel, el poeta francés, que se convirtió al escuchar el canto del Magnificat durante las Vísperas de Navidad en la catedral de Notre-Dame de París: "En ese momento –escribe - ocurrió un evento que dominó toda mi vida. En un instante, mi corazón fue tocado y creí. Creí con una fuerza de adhesión tan grande, con un tal elevamiento de todo mi ser, con una convicción tan poderosa, con una certeza que no dejaba lugar a ninguna especie de duda. Y desde entonces ningún razonamiento, ninguna circunstancia de mi agitada vida ha podido sacudir mi fe ni tocarla”.

Y sin necesidad de incomodar a personajes famosos, pensemos cuántas personas fueron tocadas en lo profundo del alma escuchando música sacra; y más aún cuanto han sido atraídos nuevamente hacia Dios, debido a la belleza de la música litúrgica, como Claudel.

Y aquí, queridos amigos, ustedes tiene un papel importante: empéñense por mejorar la calidad del canto litúrgico, sin temor de recuperar y valorizar la gran tradición musical de la Iglesia, que en el canto gregoriano y la polifonía tiene sus dos mayores expresiones, como afirmó el Concilio Vaticano II (cf. Sacrosanctum Concilium, 116).

Y me gustaría hacer hincapié en que la participación activa de todo el Pueblo de Dios en la liturgia no consiste sólo en hablar, sino también en escuchar, acoger con los sentidos y con el espíritu la Palabra, y esto vale también para la música sacra. Ustedes que tienen el don del canto, pueden hacer cantar a los corazones de mucha gente durante las celebraciones litúrgicas.

Queridos amigos, espero que en Italia la música litúrgica tienda cada vez más alto, para alabar dignamente al Señor y para mostrar cómo la Iglesia es el lugar donde la belleza es de casa. ¡Gracias de nuevo a todos por este encuentro! Gracias.

Traducido del original italiano por H. Sergio Mora

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"Quien acoge a los mayores acoge la vida"
Benedicto XVI visitó y bendijo una casa de acogida de la Comunidad de San Egidio
Por Luca Marcolivio

ROMA, martes 13 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Con motivo del Año Europeo del envejecimiento activo y de la solidaridad entre generaciones, el papa Benedicto XVI realizó ayer una visita a la casa de acogida Viva gli Anziani, en el Janículo de Roma, fundada y gestionada por la Comunidad de San Egidio.

Al evento asistieron, entre otros, Marco Impagliazzo, presidente de San Egidio; Andrea Riccardi, ministro italiano de Cooperación Internacional y fundador de la Comunidad; monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, y monseñor Matteo Zuppi, obispo auxiliar del centro historico de Roma.

El santo padre visitó todo el establecimiento, luego se detuvo en el jardín donde tuvo un encuentro con los mayores de la casa, los voluntarios y los miembros de la Comunidad de San Egidio.

Tras agradecer al presidente Impagliazzo sus palabras de saludo, el papa afirmó: “Vengo entre vosotros como obispo de Roma pero también como anciano en visita a sus coetáneos”. Las dificultades y los sufrimientos ligados a la tercera edad a menudo "se agravan por la crisis económica”, añadió el pontífice.

Y sin embargo, a pesar de la tristeza ligada a esta época de la vida –tal vez agravada por la nostalgia de la propia juventud– Benedicto XVI declaró sin dudar: “¡Es bonito ser mayores!”. En efecto, recordó el papa, la Biblia considera la longevidad “una bendición de Dios”, además de un “don a apreciar y valorizar”.

Diversa es la mentalidad actual que, “dominada por la lógica de la eficiencia y del beneficio”, a menudo rechaza a los ancianos como 'improductivos' e “inútiles”. El santo padre auspició que las personas mayores de hoy puedan lo más posible "permanecer en sus propias casas". Son portadores de una "gran sabiduría".

Una sociedad y una civilización, añadió Benedicto XVI, se juzgan "también por cómo son tratados los ancianos y por el puesto que se les reserva en el vivir común", hasta el punto de que "quien acoge a los mayores, acoge la vida".

La solidaridad entre jóvenes y ancianos "ha ayudado a hacer comprender que la Iglesia es efectivamente familia de todas las generaciones", donde cada uno puede sentirse "en casa" y donde "no reina la lógica del beneficio o del tener, sino la de la gratuidad y el amor".

Es justamente en el ámbito de la solidaridad entre generaciones, añadió el papa, donde hay que situar el Año Europeo del envejecimiento activo: en este contexto el pontifíce subrayó que "los mayores son un valor para la sociedad, sobre todo para los jóvenes" y que hay "verdadero crecimiento humano y educación" solo a través de un "contacto fecundo con los mayores".

Cuando está en edad avanzada, el hombre hace cada vez más "la experiencia de la necesidad de la ayuda de los otros". Así sucedió con Pedro, del cual (cfr. Juan 21,18) el señor predice el martirio pero, al mismo tiempo, "nos hace reflexionar sobre el hecho de que la necesidad de ayuda es una condición del anciano”.

Los ancianos, con su necesidad de afecto y de ayuda, nos recuerdan que "el ser humano es relacional", añadió el pontífice, alabando el espíritu de la casa de acogida visitada, donde "quienes ayudan y quienes son ayudados forman una única familia, que tiene como savia vital el amor”.

El santo padre exhortó luego a los "senior" presentes a no desanimarse nunca, indicándoles el ejemplo "iluminador para todos" del beato Juan Pablo II, y a rezar siempre “con fe y con constancia”, convirtiéndose en "intercesores ante Dios”.

La oración de los mayores, en efecto, "puede proteger al mundo, ayudándole quizá en modo más incisivo que el afán de muchos”. Tras pedir a los residentes la oración por "el bien de la Iglesia y la paz en el mundo", el papa añadió: “Sentíos amados por Dios y sabed llevar a esta sociedad nuestra, a menudo tan individualista y eficientista un rayo del amor de Dios”.

Tras la bendición final de los presentes, poco antes de despedirse, Benedicto XVI descubrió y bendijo una placa-recuerdo de su visita.

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Nueva Evangelización


Contexto de la Nueva Evangelización
Las propuestas del reciente Sínodo de los Obispos (II)
CIUDAD DEL VATICANO, martes 13 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana (7-28 octubre 2012) concluyó con la entrega al papa Benedicto XVI de una lista de 58 Propositionum, previamente votadas por los padres sinodales.

En el texto, los obispos abordaron la naturaleza de la Nueva Evangelización, su contexto, las respuestas pastorales a las circunstancias contemporáneas y los agentes de esta misión. De las 58 proposiciones, escritas en latín, solo hay una versión "oficiosa" en inglés, que ZENIT viene ofreciendo traducida de modo no oficial en algunas de sus ediciones, como material de estudio y trabajo. He aquí las propuestas de la 13 a la 25.

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2) El contexto del ministerio de la Iglesia hoy

Proposición 13: LOS DESAFÍOS DE NUESTRO TIEMPO

La proclamación de la Buena Nueva en contextos diferentes del mundo --marcados por procesos de globalización y secularización--, plantea varios desafíos a la Iglesia: a veces por una persecución religiosa abierta, otras veces por una indiferencia generalizada, injerencia, restricción o acoso.

El Evangelio ofrece una visión de la vida y del mundo no se puede imponer, sino solo propuesta, como la Buena Noticia del amor gratuito de Dios y de la paz. Su mensaje de verdad y de belleza puede ayudar a las personas a salir de la soledad y de la falta de sentido, a las cuales las condiciones de la sociedad postmoderna a menudo la relegan.

Por lo tanto, los creyentes deben esforzarse por mostrar al mundo el esplendor de una humanidad basada sobre el misterio de Cristo. La religiosidad popular es importante, pero no es suficiente: se debe hacer más para ayudar a reconocer el deber de anunciar al mundo la razón de la esperanza cristiana y de proclamarla a los católicos alojados de la Iglesia, a aquellos que no siguen a Cristo, a las sectas y a quienes vienen experimentando con diferentes tipos de espiritualidad.

Propuesta 14: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y RECONCILIACIÓN

En un mundo destrozado por la guerra y la violencia, un mundo herido por un individualismo generalizado que separa a los humanos y los pone a unos contra los otros, la Iglesia debe ejercer su ministerio de reconciliación con serenidad y firmeza. La Iglesia en el espíritu de la Nueva Evangelización asume esta tarea de la reconciliación. Fiel al mensaje de Jesús ("romper el muro de separación", Ef. 2,14), la Iglesia debe hacer un esfuerzo para derribar los muros que separan a los seres humanos.

Con el mensaje de amor, ella debe predicar la novedad del Evangelio salvífico de nuestro Señor, que vino a liberarnos de nuestros pecados, y nos invita a construir la armonía, la paz y la justicia entre todos los pueblos.

Propuesta 15: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y DERECHOS HUMANOS

En consonancia con el énfasis puesto sobre la dignidad humana de la Nueva Evangelización, este Sínodo exhorta a los legisladores, maestros y otras personas que trabajan en el campo de las ciencias humanas a garantizar el pleno respeto de la persona humana, tanto en la política como en la práctica pública.

Al mismo tiempo, cada oportunidad debe ser encaminada en las diferentes situaciones locales y en las asociaciones, para articular, defender y proteger, tanto en la teoría como en la práctica, estos derechos que derivan de una comprensión adecuada de la persona humana, tal como se establece en la ley natural.

Propuesta 16: LIBERTAD RELIGIOSA

Los Padres sinodales reafirmaron que la libertad religiosa es un derecho humano fundamental. Este derecho comprende la libertad de conciencia y también la libertad de elegir libremente su propia religión. Estamos en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo que sufren de falta de libertad religiosa e incluso de persecución.

A la luz del reconocimiento del Concilio Vaticano II como una herramienta para la Nueva Evangelización, y la creciente necesidad de proteger la libertad religiosa de los cristianos en el mundo, los padres sinodales han propuesto un compromiso renovado y una mayor difusión de las enseñanzas de la Dignitatis Humanae. Esta renovación se propone afirmar y promover la libertad en materia religiosa para los individuos, las familias y las instituciones a fin de proteger el bien común de todos. Esta libertad comprende el derecho de enseñar la fe cristiana --sin compromiso sobre sus principios--, a los niños en la familia y/o la escuela.

Los Padres sinodales proponen que el Santo Padre considere la posibilidad de crear un comité de autoridades de la Iglesia, en representación de las diferentes regiones del mundo, o encomendar esta tarea al Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, para responder a los ataques a la libertad religiosa y de obtener información precisa para el testimonio público al derecho fundamental a la libertad religiosa y a la libertad de conciencia.

Propuesta 17: PREÁMBULOS DE LA FE Y LA TEOLOGÍA DE CREDIBILIDAD

En el contexto actual de una cultura global, muchas dudas y obstáculos causan escepticismo extenso e introducen nuevos paradigmas de pensamiento y de vida. Es de suma importancia, para una Nueva evangelización, destacar el papel de los preámbulos de la fe. Es necesario no solo mostrar que la fe no se opone a la razón, sino también el poner de relieve una serie de verdades y realidades que pertenecen a una antropología adecuada, iluminada por la razón natural. Entre estos, está el valor de la Ley natural y las consecuencias para la sociedad en su conjunto. Las nociones de "ley natural" y de "naturaleza humana", son capaces de demostraciones racionales, tanto a nivel académico como popular.

Este hecho y el esfuerzo intelectual ayudarán al diálogo entre fieles cristianos y personas de buena voluntad, abriendo un camino para reconocer la existencia de un Dios Creador y el mensaje de Jesucristo Redentor. Los padres sinodales piden a los teólogos desarrollar una nueva apologética del pensamiento cristiano, es decir, una teología de la credibilidad adecuada para una nueva evangelización.

El Sínodo lanza un llamado a los teólogos a aceptar y responder a los desafíos intelctuales de la Nueva evangelización, participando en la misión de la Iglesia de anunciar a todos el Evangelio de Cristo.

Propuesta 18: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL

El uso de los medios de comunicación social tienen un papel importante que desempeñar para alcanzar a cada persona con el mensaje de salvación. En este campo, especialmente en el mundo de las comunicaciones electrónicas, es necesario que los cristianos convencidos sean formados, preparados y capacitados para transmitir fielmente el contenido de la fe y de la moral cristiana. Deben tener la capacidad de hacer un buen uso de las lenguas y las herramientas actuales que están disponibles para la comunicación en la aldea global.

La forma más eficaz de esta comunicación de la fe es el intercambio del testimonio de vida, sin el cual los esfuerzos de los medios no serán capaces de una transmisión eficaz del Evangelio.

La educación para el uso racional y constructivo de los medios de comunicación social, son una herramienta importante para la nueva evangelización.

Propuesta 19: NUEVA EVANGELIZACIÓN Y DESARROLLO HUMANO

El magisterio papal, en su doctrina social, ha demostrado los vínculos teológicos, antropológicos y pedagógicos entre la evangelización, el desarrollo y la libertad, sea de la persona como de la sociedad.

Hoy ya no es posible pensar en la Nueva Evangelización sin la proclamación de la plena libertad de todo lo que oprime al ser humano, es decir, el pecado y sus consecuencias. Sin un compromiso serio con la vida y la justicia, y sin un cambio de las situaciones que generan la pobreza y la exclusión (Cf. Sollicitudo rei socialis, 36), no puede haber progreso. Esto es especialmente cierto en vista de los desafíos reales de la globalización.

Propuesta 20: LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y EL CAMINO DE LA BELLEZA

En la Nueva Evangelización, se debe prestar una especial atención al camino de la belleza: Cristo, el "buen pastor" (cf. Jn. 10,11), es la verdad en persona, signo de la belleza revelada, que se da a sí mismo sin medida. Es importante dar testimonio a los jóvenes que siguen a Cristo, no solo de su bondad y verdad, sino también de la plenitud de su belleza. Como dijo san Agustín: "No se puede amar lo que no es bello" (Confesiones, IV, 13,20). La belleza nos lleva hacia el amor, donde Dios nos revela su rostro en el que creemos. En este sentido, los artistas se sienten interpelados por la Nueva Evangelización y, al mismo tiempo, se sienten comunicadores privilegiados de esta.

En la educación de los seminaristas no debe pasarse por alto ni la educación a la belleza, ni la educación a las artes sagradas, como nos lo recuerdan las enseñanzas del Concilio Vaticano II (cf. Sacrosanctum Concilium, 129). La belleza debe ser siempre una dimensión especial de la Nueva Evangelización.

Es necesario que la Iglesia preste atención al cuidado y a la promoción de la calidad del arte, permitido en los espacios sagrados reservados a las celebraciones litúrgicas, preservando la belleza y la verdad de su expresión.

Es importante para la Nueva Evangelización que la Iglesia esté presente en todos los ámbitos del arte para apoyar, con su presencia espiritual y pastoral, a los artistas en su búsqueda de la creatividad y promover una viva y verdadera experiencia espiritual de la salvación que se hace presente en su trabajo.

Propuesta 21: LOS MIGRANTES

Así como muchos países se han beneficiado enormemente de la presencia de personas llegadas de otras partes, también la Iglesia se ha nutrido significativamente del testimonio y de la acción evangelizadora de muchos de ellos, comprometidos en el mandato misionero: "Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación" (Mc. 16,15).

Dados los riesgos y amenazas a la fe de los pueblos migrantes, es importante que la Iglesia les de su apoyo a través de un plan pastoral que los incluya –y con ellos a sus familias--, y les recuerde la importancia de dicho lugar como célula viva de la sociedad y de la Iglesia doméstica. Las parroquias deben ayudar a los migrantes a integrarse en la sociedad y en la comunidad cristiana.

El plan pastoral de la Iglesia para los migrantes no solo debe acoger a los migrantes y promover su dignidad humana, sino sobre todo, debe ayudarles a integrarse en la vida de la Iglesia, respetando su propia tradición ritual; este plan debería también ayudar a prevenir que la Iglesia católica los pierda.

Los migrantes no son solo receptores, sino también protagonistas de la proclamación del Evangelio en el mundo moderno.

Frente a los grandes movimientos migratorios, es importante insistir en la centralidad y dignidad de la persona, en particular a la luz de graves fenómenos como la nueva esclavitud ligada al tráfico vergonzoso de personas, especialmente de niños, y la compraventa de órganos. Esta toma de conciencia debe aumentar cuando se trata de refugiados, personas desplazadas, migrantes por mar, viajeros y gente sin hogar.

Propuesta 22: LA CONVERSIÓN

El drama y la intensidad del choque de siempre entre el bien y nunca el mal, entre la fe y el miedo, deben ser presentados como la base esencial, como parte integrante de la llamada a la conversión a Cristo. Esta lucha continúa a un nivel natural y sobrenatural. "Mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran" (Mt 7, 14). Muchos obispos han hablado de la necesidad de una renovación en la santidad de sus propias vidas, si quieren ser agentes verdaderos y efectivos de la Nueva Evangelización.

La Nueva Evangelización exige una conversión personal y comunitaria, nuevos métodos de evangelización y una renovación de las estructuras pastorales, para ser capaces de pasar de una estrategia pastoral de mantenimiento a una posición pastoral que sea verdaderamente misionera.

La Nueva Evangelización nos guía hacia una auténtica conversión pastoral, que nos empuja a actitudes y acciones que conduzcan a la vez a evaluaciones y cambios en la dinámica de las estructuras pastorales, que ya no cumplen con las exigencias del Evangelio en la era actual.

Propuesta 23: SANTIDAD Y NUEVOS EVANGELIZADORES

La llamada universal a la santidad es constitutiva de la Nueva Evangelización, que ve a los santos como modelos eficaces de las variadas formas en la que se puede alcanzar esta vocación. Lo que es común en las diferentes historias de la santidad, es el seguimiento de Cristo que se expresa en una vida de fe activa en la caridad, que es una proclamación privilegiada del Evangelio.

Reconocemos en María un modelo de santidad que se manifiesta en los actos de amor, que van hasta el don supremo de sí mismo. La santidad es una parte importante de todo trabajo evangelizador para aquel que evangeliza, y para el bien de los que son evangelizados.

Propuesta 24: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Para promover una nueva evangelización en la sociedad, se debe prestar más atención a la doctrina social de la Iglesia, entendiendo que se trata de un anuncio y un testimonio de la fe, un medio indispensable de la educación a la fe (cf. Caritas in veritate, 15). Esta adhesión a la doctrina social de la Iglesia debe estar presente en el contenido de la catequesis, en la educación cristiana, en la formación de los seminaristas, de religiosos y religiosas, en la formación permanente de los obispos y sacerdotes, así como de modo particular en la formación de los laicos.

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia es un recurso valioso en el desarrollo de esta formación permanente.

Propuesta 25: ESCENARIOS URBANOS DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

La Iglesia reconoce que las ciudades humanas y la cultura que expresan, así como las transformaciones que tienen lugar en ellas, son un lugar privilegiado para la Nueva Evangelización. Insertándose a sí misma en el designio salvífico de Dios, la Iglesia reconoce que la "Ciudad santa, la nueva Jerusalén" (cf. Ap. 21, 2-4) está en cierta medida ya presente en las realidades humanas.

Mediante la implementación de un plan de pastoral urbana, la Iglesia quiere identificar y comprender estas experiencias, lenguajes y estilos de vida que son típicos de las sociedades urbanas. Tiene la intención de hacer sus celebraciones litúrgicas, sus experiencias de vida comunitaria y el ejercicio de la caridad, relevantes para el contexto urbano, para encarnar el Evangelio en la vida de todos los ciudadanos. La Iglesia también sabe que en muchas ciudades, la ausencia de Dios se verifica en constantes ataques a la dignidad humana.

Estos incluyen: la violencia relacionada con el narcotráfico, la corrupción en sus diversas formas y muchos otros crímenes. Creemos que el anuncio del Evangelio puede ser la base para la restauración de la dignidad de la vida humana en estas zonas urbanas. Es el Evangelio de Jesús, que ha "venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn. 10, 10).

La serie anterior fue publicada en: http://www.zenit.org/article-43595?l=spanish

Traducido de la versión italiana de ZENIT por José Antonio Varela V.

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CULTURA Y EDUCACIÓN


La doctrina social de la Iglesia, inspiración fecunda para emprendedores y profesionales
Entrevista con el presidente de la fundación 'Centesimus Annus-Pro Pontifice'
Por Nieves San Martín

MADRID, martes 13 noviembre 2012 (ZENIT.org).- La Fundación Centesimus Annus-Pro Pontifice tiene su origen en la carta homónima del beato Juan Pablo II, de 1 de mayo de 1991. Tal referencia indica la idea inspiradora y el objetivo: una especial adhesión a la enseñanza pontificia en el campo social, y un convencido apoyo a las numerosas iniciativas caritativas del santo padre. Su presidente Domingo Sugranyes Bickel afirma que la doctrina social de la Iglesia es una inspiración fecunda para emprendedores y profesionales.

En una entrevista exclusiva concedida a ZENIT, Domingo Sugranyes Bickel explica las iniciativas de la fundación, sus beneficiarios y sus actividades formativas, entre las que se cuenta un curso en italiano, en régimen de e-learning, sobre doctrina social de la Iglesia.

Domingo Sugranyes Bickel es de nacionalidad española y nació en Friburgo, Suiza, donde se licenció en ciencias económicas y políticas. Casado, tiene tres hijos y actualmente reside en Madrid. Pertenece desde 1969 a la UNIAPAC (International Christian Union of Business Executives) de la que fue secretario general entre 1974 y 1981, y presidente desde 1997 hasta 2000.

La idea original de la fundación es movilizar a emprendedores y profesionales ¿de todos los campos de la actividad social o solo el económico?

--Domingo Sugranyes: La Fundación Centesimus Annus-Pro Pontifice, en su faceta de debate y formación, es un lugar de encuentro, de diálogo y de oración para profesionales del mundo económico que quieran reflexionar sobre su actividad desde el punto de vista de la fe y manifestar explícitamente su vinculación con la sede apostólica, como fuente e inspiradora de unos mensajes más actuales que nunca en el difícil contexto económico actual.

Déjeme citar a Benedicto XVI en Caritas in Veritate : “El desarrollo de los pueblos es considerado con frecuencia como un problema de ingeniería financiera, de apertura de mercados, de bajadas de impuestos, de inversiones productivas, de reformas institucionales... Pero deberíamos preguntarnos por qué las decisiones de tipo técnico han funcionado hasta ahora sólo en parte. La causa es mucho más profunda... El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común” (n. 71).

Este mensaje se dirige a “todos los hombres de buena voluntad” y en primer lugar a los seguidores de Jesucristo. Para ello hace falta un diálogo profundo, sereno pero concreto, que no tema entrar en materia: hay aspectos éticos en cualquier tema técnico, basta rasgar un poco. Es lo que promueve esta Fundación, con la participación activa de profesionales, en contacto con sacerdotes, filósofos y teólogos morales, y también con economistas teóricos. No entramos en otros campos, como por ejemplo la bioética; sí en cambio en el de la familia o la educación, pero siempre desde una perspectiva económica.

¿Cuál es el alcance actual de la Centesimus Annus en cuanto a promoción de proyectos de acción directa con beneficiarios concretos?

--Domingo Sugranyes: La Fundación tiene miembros aderentes en diez países. Los encuentros, los grupos de trabajo y los cursos están abiertos tanto a miembros como a cualquier persona interesada. Hemos lanzado también un Premio Internacional para recompensar obras significativas de profundización, aplicación y difusión de la doctrina social de la Iglesia que se concederá por primera vez en 2013; la selección se está realizando por un jurado muy cualificado presidido por S.E. el Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Múnich.

Otra faceta de la fundación es la recaudación de fondos para obras de caridad del Santo Padre y para sostener iniciativas de la Santa Sede.

¿Qué actividades de educación formal y no formal en doctrina social de la Iglesia promueve la fundación?

--Domingo Sugranyes: Para la formación continua de los miembros y simpatizantes de la fundación se reúnen grupos diocesanos con un sacerdote que les asiste y ayuda a reflexionar y a recorrer el camino espiritual al que nos invita la doctrina social

Como actividades formales, la fundación viene organizando cursos en italiano para profesionales laicos en colaboración con la Pontificia Universidad Lateranense (diploma de dos años en régimen de un fin de semana al mes), así como cursos de doctrina social para sacerdotes. En Estados Unidos se organizan cursos parecidos en inglés en colaboración con la Catholic University of America de Washington.

Este año inauguramos un nuevo instrumento de formación, muy necesario para alcanzar a un público más amplio: se trata de un curso a distancia (e-learning).

En todas estas actividades buscamos un camino participativo: partiendo de las raíces en la fe se intenta reflexionar sobre distintos aspectos de la actividad económica para descubrir dónde y cómo puede la doctrina social orientar la actividad en uno u otro sentido.

¿Qué proyección tienen en España y en países de América que hablan español?

--Domingo Sugranyes: En España existen capítulos diocesanos de la fundación en Barcelona, Madrid, Málaga y Valencia y esperamos que se creen más. Tenemos el proyecto de un encuentro con el mayor eco público posible en el segundo semestre del año próximo, posiblemente en Valencia.

En América por ahora sólo existen contactos personales aislados. Es importante hacer notar que la fundación no pretende competir con ningún movimiento existente, y menos sustituirlo; nuestro trabajo es básicamente de formación, dirigido a todo tipo de profesionales (no exclusivamente empresarios o altos ejecutivos) y puede ser perfectamente complementario con otras iniciativas.

¿Está previsto ofrecer información en su página web en español?

--Domingo Sugranyes: Se acaba de reconstruir completamente la página web (www.centesimusannus.org), está en italiano y sale en estos días en inglés. Tenemos previsto traducirla también en español próximamente.

¿Puede darnos más detalles sobre el curso de e-learning?

--Domingo Sugranyes: Nuestro curso on line está disponible desde primeros de noviembre, las inscripciones están abiertas para la versión en italiano. El participante puede entrar cuando quiera; la inscripción se hace por internet con pago por tarjeta del precio de 350 euros para todo el curso.

El curso consta de doce módulos formativos que se realizarán en un mínimo de 12 meses con interacción obligada y tutoría. Siempre y cuando el participante haya enviado su feed-back, el módulo siguiente se abre al final del mes de calendario. Los módulos contienen un texto básico breve, unas indicaciones bibliográficas y unas preguntas a las que el participante está invitado a contestar. El curso se puede realizar de forma individual, por supuesto, pero puede servir también perfectamente de guión para un trabajo en grupo.

En el contenido hemos trabajado en primer lugar con Monseñor Sergio Lanza, profesor de filosofía e inspirador de generaciones de estudiantes de la PU Lateranense y de la Università Cattolica del Sacro Cuore, que desgraciadamente ha fallecido hace pocos meses. El camino trata de ser inductivo y participativo: se parte de una reflexión personal desde la fe y se van recorriendo luego uno tras otro distintos aspectos de la vida y de las instituciones económicas (la familia, la empresa y el riesgo, el trabajo y la tecnología, la responsabilidad social, la propiedad privada y el mercado, la interdependencia global y los mercados emergentes...) para desembocar al final sobre los principios de la doctrina que, para entonces, se han de ver como inspiración fecunda, y no como enunciados teóricos o genéricos. Cada capítulo ha sido preparado por un especialista, todo bajo la coordinación del profesor Flavio Felice de la P.U. Lateranense.

En los próximos meses continuaremos trabajando para realizar adaptaciones del curso en inglés y posiblemente en español.

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La misa de Georg Ratzinger cantada en la Capilla Sixtina
XI Festival Internacional de Música y Arte Sacro en Roma
Por H. Sergio Mora

ROMA, martes 13 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Este domingo 11 de noviembre se realizó en la Capilla Sixtina un concierto con la “Misa del Año Santo” compuesta por el hermano de Benedicto XVI, monseñor Georg Ratzinger.

"Misa", porque los cantos de la composición musical del hermano del papa son parte fundamental de la liturgia eucarística: Kyrie, Gloria, Sanctus, Benedictus y Agnus Dei, si bien el Credo fue de la Missa Papae Marcelli. Lo cantó el coro de la Capilla Sixtina, el cual acompaña las celebraciones litúrgicas del santo padre.

Actualmente integrada por 22 adultos y unos 35 niños, bajo la dirección del sacerdote salesiano Massimo Palombella, la Cappella Musicale Pontificia Sistina tiene sus orígenes en la Schola Cantorum Romana que fue fundada por Gregorio Magno en el siglo VI y que en 1471 con Sixto IV se vuelve personal del papa e introduce la polifonía.

El evento fue reservado a los miembros y sostenedores de la Fundación Pro Música y Arte Sacra, en particular a los amigos de la 'categoría gold', en el marco del XI Festival Internacional de Música y Arte Sacro que se realiza en Roma del 2 al 13 de noviembre.

Además del evento aquí indicado, el festival contó con un concierto en la basílica de San Ignacio de Loyola, un coral en la basílica del Aracoeli, un coro en Santa María Maggiore; y el conclusivo hoy en la basílica de San Pedro, a cargo del coro de la catedral de Westminster y a continuación en San Pablo Extramuros con un concierto de la Filarmónica de Viena.

Dos años atrás, la Fundación que organiza el festival le confirió al emérito maestro de capilla, monseñor Georg Ratzinger, el “Premio Fundación Pro Música y Arte Sacra” por haber como cristiano y sacerdote y maestro de capilla de los coros en la catedral de Ratisbón, puesto su vida, arte y actividades al servicio del anuncio de la fe, a través de la música sacra.

El senador Hans-Albert Courtial presidente de la Fundación Pro Música y Arte Sacra, consideró emblemático que la misa compuesta por el hermano del papa haya sido cantada delante del fresco del Juicio Final pintado por Miguel Angel y cantado por el coro pontificio.

Y añadió que el concierto 'Misa del Año Santo' interpretada “en este lugar sacro de una belleza tan dramática y extraordinaria, vuelve palpable cuánto sea verdad que la música sacra expresa el transportar a Dios dentro nuestro mundo humano, y al mismo tiempo nos transporta en la infinidad de Dios”.

Monseñor Wolfgang Bretschneider, presidente de la Asociación Santa Cecilia de Alemania, indicó que “el maestro Georg Ratzinger tuvo un doble don de gracia que lo ha plasmado como hombre y como artista”. Un doble carisma “su vocación por el sacerdocio y por la música, del hecho que en Ratisbona tuvo la posibilidad de vivir ambas vocaciones con el Domspatzen”, el coro oficial de la catedral de Ratisbona. “Su música se caracteriza por un empeño por lo esencial: tiene un tono armónico bello, profundo, ciertamente influenciado por la música coral de la Edad Media (el gregoriano), del renacimiento y del barroco”.

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Concierto del Réquiem alemán de Brahms dirigido por Ignacio Yepes
Presentación del V Premio Internacional de Música Sacra Fernando Rielo
MADRID, martes 13 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El próximo viernes 16 de noviembre a las 20 horas en la Iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid tendrá lugar el acto de Presentación del V Premio Internacional de Música Sacra Fernando Rielo, con un concierto del Réquiem alemán, op. 45 de Johannes Brahms (1833-1897) con acompañamiento de piano a cuatro manos (versión del autor), interpretado por el coro Ensemble Koiné, con Francesca Calero, soprano y Jens Pokora, barítono; y los pianistas: Beatriz Álvarez Vizán y Brais García Maceiras; dirigidos por el maestro Ignacio Yepes.

Este Premio, creado por Fernando Rielo, se propone promover la música sacra contemporánea invitando a los compositores a expresar su honda vivencia espiritual o la necesidad de vivir la trascendencia que posee el ser humano. Este lenguaje es expresión manifiesta de la íntima relación del hombre con el Ser Supremo.

En la anterior edición obtuvo el galardón el compositor catalán Antonio Noguera, catedrático en el Conservatorio Ataulfo Argenta de Santander, con su obra Pater Noster, de la que destacó el jurado que es un "trabajo de filigrana, con gran emoción, sensibilidad y sencillez. Una obra perfectamente construida, con gran manejo de la sonoridad puesta al servicio de la profundidad religiosa; y obtuvo una mención de honor la compositora canaria Laura Vega".

El Premio, dotado con cinco mil euros, está dirigido a compositores de cualquier país sin límite de edad. La obra tiene que ser original, inédita y nunca interpretada en público, y de una duración entre 10 y 15 minutos. El texto de esta edición es el del Credo (Símbolo de los Apóstoles) ya sea en latín o en su correspondiente traducción oficial en el idioma escogido por el compositor, uniéndose así a las iniciativas que dentro del Año de la Fe, convocado por el papa Benedicto XVI, se están llevando a cabo en todo el mundo.

La fecha límite de presentación de las obras es el 30 de abril de 2013. El Jurado, compuesto por músicos de reconocido prestigio nacional e internacional, elegirá tres obras finalistas para ser estrenadas en concierto, que se celebrará en Roma en el mes de septiembre de 2013, tras el cual se proclamará la ganadora, pudiendo otorgar menciones especiales a las otras obras finalistas.

Para mayor información sobre el V Premio Internacional de Música Sacra: ttp://rielo.com/FFR/

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