13.11.12

 

Hay ocasiones en que lo mejor es dejar que las palabras hablen por sí mismas. Es el caso de las declaraciones del arzobispo de Bogotá, Mons. Rubén Salazar, que va a ser creado cardenal por Benedicto XVI en el próximo consistorio. Copio lo que ha dicho tal cual. Las negritas son mías:

- Pero es claro que el aborto está permitido en Colombia por tres causales concretas…

Hago una distinción clara. La Corte Constitucional inicialmente despenalizó el aborto. Pero luego tomó el camino de convertir el aborto en un derecho. Una cosa es no aplicar la pena a algo que se considera indebido, y otra, que lo categorice como derecho. Cuando el aborto se despenalizó en esos tres casos concretos, yo dije: está bien. Pero el aborto no puede ser un derecho que hay que enseñar en las escuelas.

¿Cómo es posible que al futuro cardenal le parezca bien que se despenalice el aborto en determinados casos?

- La Corte ha ordenado que entre los niños se promuevan los derechos sexuales y reproductivos…

No se debe ir creando en las escuelas una mentalidad alrededor de un sofisma, como es el de que la mujer es dueña de su cuerpo. El embrión no es el cuerpo de la mujer. Tiene una vida propia desde el momento de su concepción. Que no pueda vivir sin que la mujer le siga dando vida hasta que pueda hacerlo por sí mismo no implica que sea un derecho disponer de él como se le antoje a la mujer. El embrión es un ser humano en potencia que no se puede destruir

¿Cómo ha dicho el arzobispo de Bogotá? ¿Que el embrión es qué? Cito de la Instrucción Donum Vitae, de la Congregación para la Doctrina de la fe:

El fruto de la generación humana desde el primer momento de su existencia, es decir, desde la constitución del cigoto, exige el respeto incondicionado, que es moralmente debido al ser humano en su totalidad corporal y espiritual. El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida.

No acaba ahí la cosa. También aborda la cuestión de la eutanasia. Llama la atención su primera respuesta:

- ¿Se va a oponer al tema de la eutanasia?
Es un tema mucho más complejo que el del aborto.

Pero lo realmente preocupante es lo que dice el arzobispo cuando es el paciente quien quiere matarse o que le ayuden a matarse:

- ¿Y si decide la propia persona?
Ahí nosotros podríamos entrar a mirar las cosas con mayor amplitud.

¿Qué es eso de “mayor amplitud"? ¿qué tiene que mirar la Iglesia en esos casos?

Visto lo que afirma este arzobispo sobre el aborto y la eutanasia, no es de extrañar que cuando le preguntan por el nuevo primado anglicano y las ordenaciones de mujeres como obispos , responda:

- Pero este es además partidario de que haya obispos mujeres…
Son posiciones muy discutidas en la Iglesia. No me ponga en aprietos.

Así que la ordenación de mujeres como obispas es algo muy discutido en la Iglesia, ¿verdad? Cierto, cierto, no hay más que leerse el último párrafo de la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis, del Beato Juan Pablo II, Papa. Dice así:

Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.

Me temo, Mons. Salazar, que usted solo se ha puesto en un aprieto. Y de paso, ha puesto en un grave aprieto al Papa y a la Iglesia entera.

Luis Fernando Pérez Bustamante