14.11.12

Titiriflautas

A las 9:20 AM, por Jorge
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La primera noticia que leo sobre la huelga de hoy es que en el teatro Español de Madrid se han atrincherado unos cuantos titiriflautas encabezados por Willy Toledo, el titiriflauta mayor, conocido especialmente por haber cerrado un bar de Madrid a mamporros en la huelga anterior.

Su queja es que el gobierno del PP ha recortado mucho el apoyo al mundo de la cultura. Curiosa queja.

Lo primero que habría que preguntarse es qué leches entienden estos titiriflautas por la cultura. Porque estos mismos no tienen miedo a arriesgar su propia salud gritando hasta poner en peligro sus cuerdas vocales, básicas en su profesión, para denunciar el trato tan injusto que recibe la Iglesia del Estado. Ya se sabe: que si subvenciones a la enseñanza concertada para garantizar a los padres la libertad de educación de sus hijos, que si ayudas para restaurar la catedral de Burgos, el monasterio de Osera o las iglesias románicas del Pirineo catalán, que si la exención del IBI (curiosamente no se quejan de que la sede de la sociedad general de autores, tan de ellos, tan suya, tan de chorizos, también esté exenta de IBI).

La cultura, según esta gente, no está en las catedrales, monasterios o ermitas. Tampoco es cultura que los chavales puedan estudiar respetando la LIBERTAD de la familia. Nada. Esto por lo visto es carcundia y neolítico. Pero ellos han decidido autodenominarse “el mundo de la cultura”, aunque curiosamente, en este mundo de titiriflautas que llaman “de la cultura” no hay académicos, catedráticos, investigadores, sobre todo si son de derechas. Ya se sabe que la cultura es cosa de la izquierda, por eso en la guerra civil fueron los garantes de la preservación del patrimonio de todos, especialmente el religioso.

Aquí el problema está que con el cuento de la cultura hay un montón de titiriflautas que a pesar de declararse ateos llevan mucho tiempo viviendo, como vulgarmente dice el pueblo, como Dios. Una culturilla compuesta de escenas de sexo con uno, una, unos, ironía generalmente burda contra la iglesia, prédica de las bondades de la izquierda así como de las maldades de la derecha, y plasmadas en películas de éxito completamente descriptible (algunas ni se han estrenado), obras de teatro inaguantables, y galas en ayuntamientos afines completamente previsibles. Y como han sido los grandes amiguetes del gobierno de turno, por esas genialidades tan sin ingenio han cobrado una pasta gansa como era lo esperable.

Ahora resulta que les han dicho lo que a cualquier autónomo o empresario: que se busquen la vida y que arriesguen de lo suyo. Es decir, todos iguales y sin privilegios como predican ellos mismos. Pues parece ser que no les ha hecho ninguna gracia.

¿Hay que subvencionar la cultura? ¿La cultura? Evidentemente sí. Restauración del patrimonio histórico artístico, la lectura del Quijote, museos, reales academias, universidad, teatro clásico… ¿Y una obra de teatro que quiere estrenar Willy Toledo sobre la nada del hombre reprimido por la derecha y los curas, y feliz en el paraíso izquierdoso de la libertad mientras soluciona su pasado acostándose con un par de señoritas de buen ver, un maromo bien plantado y una cabra que se llamaba Asunción? Las titiriflautadas, se las paguen los titiriflautas, y nada, que tengan éxito y se hagan muy ricos.

P.D. Según cuentan las crónicas de la mañana “El actor, por su parte, no se ha asomado demasiado al balcón del edificio, ya que permanece la mayor parte del tiempo en el interior, en una amplia sala coronada por una suntuosa lámpara de araña”. “El grupo de actores protagonistas de la protesta quiere mantener un encierro de 24 horas. De momento están surtidos con un catering compuesto, entre otras cosas, por café caliente y dátiles de Irán.”

Ya se sabe que este mundo de la cultura titiriflauta es un mundo muy exquisito.