14.11.12

 

El P. José María Iraburu ha escrito tres artículos (1, 2 y 3) sobre la desmovilización de los católicos en la acción política. Entre los muchos comentarios que ha recibido, no he leído ninguno que le haya refutado yendo a la cuestión de fondo. A saber, por qué no es posible que haya un partido político confesionalmente cristiano en España.

Una de las estrategias favoritas de los que quieren que todo siga igual es mantener el silencio ante los que proponen, desde el Magisterio de la Iglesia, un cambio que pueda llevar a un cambio efectivo de la orfandad política del catolicismo en España.

La idea de que tiene que haber católicos en todos los partidos que ejerzan influencia para hacer el bien lleva vigente en este país desde hace 30 y tantos años. Y ha demostrado que no sirve para nada. Literalmente para NADA.

Es lógico. En una partitocracia donde el que se mueve no sale en la foto, el político católico que quiere conservar su puesto opta por no moverse. Y si se mueve, le echan y se va a la nada. Solo desde un partido confesionalmente cristiano se podría ser libre para defender el modelo de sociedad que deseamos para nuestra nación.

Y el que opine lo contrario, que dé un solo ejemplo de paso atrás dado por leyes pro-cultura de la muerte gracias a político cristianos. ¿Han conseguido los diputados católicos de PP-PSOE-CIU-PNV que el aborto no reine en las leyes españolas?, ¿han conseguido que el matrimonio civil no sea una farsa patética con menos protección legal que un contrato del gas? Entonces, ¿a qué viene esa necedad de mantener, contra toda evidencia, que lo que hace falta es católicos en partidos que no lo son?

Somos un 20% de católicos practicantes en este país. Quizás menos. Con la mitad votando a favor de sus principios, ¿se lograría un partido bisagra? Yo creo que sí. Incluso con la mitad de la mitad, señores.

Pero claro, es más cómodo dejar secuestrado el voto católico bajo el paradigma del mal menor. Cualquier lobby basuriento tiene más representatividad REAL y EFECTIVA en las Cortes que los cristianos de este país.

Es hora de rogar a nuestros obispos que hagan cuanto puedan para movilizar a los católicos en la acción política, sin contentarse con que se “diseminen” por los grandes partidos actuales, donde, insisto, como se ha comprobado en los últimos decenios, no sirven PARA NADA a las grandes causas morales que están en juego. Y que pongan también sus medios de comunicación al servicio de aquellas actividades políticas, de uno u otro signo, que se manifiesten fieles a la doctrina política católica.

No corresponde a nuestros pastores organizar partidos católicos. Pero sí animar y apoyar a los católicos que hayan dado o quieran dar ese paso. Al menos, darles una presencia mediática, no ignorarlos o silenciarlos. Con eso bastaría al principio.

Puestos a pedir, también les pediríamos que favorezcan la coalición electoral de estos partidos católicos minoritarios, o al menos que no la obstaculicen, porque ésa es por ahora la única forma de que lleguen a obtener una presencia mayor o menor en el Congreso y en el Senado.

Y es que, efectivamente, lo mejor que se puede hacer con las siglas políticas minoritarias que son confesionalmente católicas o sostienen los principios no negociables indicados por Benedicto XVI, es lograr un acuerdo para crear una coalición o plataforma electoral que agrupe a todos. El que no quiera participar de esa iniciativa, quedará retratado. Y hay que buscar una figura que sea suficientemente carismática y fiel al magisterio de la Iglesia como para poder tener cierto tirón mediático.

Acaba el P. Iraburu con las siguientes palabras:

No vemos justificable que los católicos sigan sosteniendo con sus votos, o incluso con sus colaboraciones políticas personales, a Gobiernos malminoristas capaces de producir o de mantener leyes intrínsecamente perversas, que colaboran eficazmente a la ruina espiritual de las naciones. Nos parece un escándalo que se colabore directamente con los partidos o con los gobiernos malos. Consideramos que las Iglesias locales, si quieren ser fieles a la Doctrina Política de la Iglesia Católica, deben favorecer la formación de asociaciones políticas que sean idóneas para recibir el voto de los católicos, y capaces de procurar grandes bienes, combatiendo graves males con la fuerza del Salvador del mundo.

En la medida en que el Señor nos lo conceda, InfoCatólica trabajará por ese objetivo. Es evidente que nuestra fuerza mediática es todavía muy pequeña. Pero bien sabemos que no hace falta una semilla grande para lograr frutos abundantes.

Luis Fernando Pérez Bustamante