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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 21 de noviembre de 2012

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beata María de Jesús, el Buen Pastor (Franciszka Siedliska)
''Tenacidad y fe en defensa del ideal religioso''

Santa Sede

''El sí de María es la actitud que todo cristiano está llamado a tener''
Declaraciones de la teóloga brasileña Maria Clara Lucchetti Bingemer

Apelo del santo padre por la paz en la Franja de Gaza
''Exhorto a ambas autoridades a tomar decisiones valientes a favor de la paz''

VENTANA AL MUNDO

Puerto Rico: Quinientos años de la llegada del primer obispo a América
Con la presencia del cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla

La Iglesia de Inglaterra no aprueba la consagración episcopal de mujeres
La cámara laical del Sínodo anglicano rechazó la propuesta

CULTURA Y EDUCACIÓN

Desde la infancia de Jesús los poderosos han querido apropiarse de su Reino
El cardenal Gianfranco Ravasi sugiere cuatro hilos de lectura para el nuevo libro del papa

Flash

México: ''A mitad de camino''
Presentación de novela en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Documentación

Es falso que la razón humana esté bloqueada por los dogmas de la fe
Importante reflexión de Benedicto XVI por el Año de la Fe


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beata María de Jesús, el Buen Pastor (Franciszka Siedliska)
''Tenacidad y fe en defensa del ideal religioso''
Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, miércoles 21 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Hoy nos propone Isabel Orellana Vilches la vida ejemplar de una santa polaca. Una clara vocación religiosa desde la infancia, por la cual tuvo que luchar.

*****

Franciszka Anna Józef nació el 12 de noviembre de 1842 en el castillo polaco de Roszkowa Wola. Su familia, los Siedliska, tenían lazos de parentesco con aristócratas polacos que se hallaban en la zona rusa. Su abuelo materno era Ministro de Finanzas. El ambiente que rodeó su infancia, tal como le ocurrió a la mayoría de sus contemporáneos, cedía al influjo de las ideologías políticas del momento. El aire que se respiraba en su hogar estaba teñido por un cierto liberalismo en el que la fe ocupaba un papel muy secundario. Ella y su hermano simplemente recibieron la educación que correspondía a su alcurnia. Sin embargo, Franciszka no era ajena al hecho religioso. Su institutriz le había familiarizado con la oración y de alguna forma fue su guía hasta que se produjo su muerte. Con esta sensibilidad espiritual en carne viva cuando tenía 9 años, al ver a Cecilia, su madre, gravemente enferma no dudó en solicitar insistentemente la gracia de su curación a la Virgen de Czestochowa. Y poco tiempo después, en 1854 tuvo la fortuna de tomar contacto con el P. Leander Lendzian, un capuchino lituano que residía en Varsovia ciudad en la que Cecilia se encontraba en periodo de restablecimiento residiendo en casa de sus padres. Este religioso, que tuvo gran influencia en su vida, la preparó para recibir los sacramentos de la comunión y la confirmación, momento en que decidió ser religiosa.

La noticia cayó como un jarro de agua fría en el hogar de los Siedliska; sus padres tenían planes diametralmente opuestos a los suyos. En particular su progenitor no le daba otra alternativa que la de contraer matrimonio con una persona de similar posición a la suya. Aparentemente Franciszka se plegaba a su voluntad y les acompañó en un largo viaje por Europa en el transcurso del cual se perfilaban claramente los puntos de vista de uno y de otra. Adán, su padre, insistió hasta la saciedad en la tesis del ventajoso matrimonio, y ella, que había heredado su fuerte carácter, replicó mostrando su férrea decisión a seguir a Cristo a quien privadamente ya le había consagrado su castidad. Tanta carga de tensión emocional terminó por afectar a Cecilia y a Franciszka. En el caso de esta última se temió que hubiera podido contraer la tuberculosis. Mientras visitaban médicos en Merano, Suiza y Cannes hubo una insurrección que obligó a su padre a dejar Polonia. Fue el momento de la conversión de Franciszka. Adán murió en 1870 y ella tenía vía libre para materializar su consagración, alentada por Lendzian. Nuevo veto, en este caso debido a su mala salud, le impidió dar el paso que anhelaba.

En 1873 por sugerencia del capuchino, que veía clara la voluntad de Dios sobre ella, inició la fundación de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia. Dio los primeros pasos secundada por su madre y dos terciarias franciscanas de avanzada edad. Se establecieron en Roma en 1874, una vez que vio frustrados los intentos de ponerla en marcha en Polonia y Lourdes, con la ayuda del P. Piotr Semenenko, Superior General de los Resurreccionistas, que contribuyó también con su experiencia a la redacción de los estatutos. El lema de Franciszka fue: «Hágase Tu voluntad». En 1881 fundó en Cracovia, y tres años más tarde profesó, tomando el nombre de Sor María de Jesús, el Buen Pastor. Cuando murió el 21 de noviembre de 1902 dejaba abiertas 28 casas extendidas por distintos países, entre ellos, Estados Unidos, París y Londres. Fue beatificada por Juan Pablo II el 23 de abril de 1989.

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Santa Sede


''El sí de María es la actitud que todo cristiano está llamado a tener''
Declaraciones de la teóloga brasileña Maria Clara Lucchetti Bingemer
Por Maria Emília Marega

ROMA, miércoles, 21 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El tercer libro de la obra de Benedicto XVI “Jesus de Nazaret”, sobre la infancia de Jesús fue presentado ayer martes en esta ciudad. La docente de Teología de la Universidad Católica de Río de Janeiro, Maria Clara Lucchetti Bingemer, participó en la presentación de la obra, al lado del cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, y del moderador, padre Federico Lombardi, portavoz de Vaticano.

La brasileña Bingemer además de ser una las mayores estudiosas de Simone Weil, ha escrito obras de destaque como: “Violencia y religión”. “Judaísmo, cristianismo, islamismo. Tres religiones en confrontación y diálogo”.

Maria Clara hizo una reflexión: “Como lectora resalto el estilo del libro, que une rigor intelectual, profundidad y erudición, con una gran espiritualidad”, lo que consideró fundamental en la obra y muy propicio para este periodo de preparación para la Navidad. “Es un libro que merece más ser meditado y rezado, que estudiado”, afirmó la docente.

Respondiendo a ZENIT sobre la intención del papa de conducir al lector hacia una lectura actualizada del evangelio, la docente dijo que Benedicto XVI pone en evidencia la "libertad de la criatura humana y cómo Dios respeta esa libertad. Dios llama a la puerta de María y le pide su consentimiento para encarnarse. O sea, un Dios que no se impone, pero que se expone amorosamente. Y la criatura llena de fe que es María le responde, sí”.

"Eso es muy lindo también para las mujeres de hoy --prosiguió Maria Clara- pues el Papa coloca en relieve la belleza de la maternidad que es la vocación fundamental para la mujer, mismo para aquellas que no son madres biológicas,comolas religiosas consagradas. Toda mujer es llamada de cierta manera a encarnar a Jesucristo en su cuerpo y por extensión a todo cristiano. El sí de María es la actitud que todo cristiano está llamado a tener y este es el mensaje fundamental en el libro”.

El libro indica también la fe de las personas, por ejemplo cuando comenta la de san José, afirmó Maria Clara, pues “él se ve delante de su prometida embarazada, sabe que el niño no es de él, y acepta que lo que está sucediendo es obra del Espíritu Santo. José quiere a este hijo que no es suyo, lo protege, lo acepta y le da el nombre”.

Otro tema destacado por la profesora fue el “proceso de encarnación del Verbo, el proceso de crecimiento. No es porque Jesus es Dios, hijo de Dios, por lo que está totalmente listo, él va creciendo, y el Papa habla sobre eso en su libro, sobre todo cuando comenta el episodio del templo”.

El libro fue publicado en nueve idiomas diferentes, en cincuenta países y dentro de pocos meses será traducido a veinte idiomas y estará a la venta en 72 países.

Traducido del portugués por H. Sergio Mora

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Apelo del santo padre por la paz en la Franja de Gaza
''Exhorto a ambas autoridades a tomar decisiones valientes a favor de la paz''
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 21 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI hizo hoy, en el curso de la audiencia general, un llamamiento a que las autoridades israelíes y palestinas sean valientes para encontrar caminos de paz, ante la escalada de violencia en la Franja de Gaza que se está cobrando numerosas vidas en su mayoría civiles, y lo que es más triste: mujeres y niños.

"Sigo con profunda preocupación --afirmó el papa- la escalada de violencia entre judíos y palestinos de la Franja de Gaza. Junto a mi oración por las víctimas y por quienes sufren, siento el deber de reafirmar una vez más que el odio y la violencia no son la solución de los problemas".

"Además apoyo las iniciativas y los esfuerzos de quienes están intentando obtener una tregua y de promover las negociaciones".

"Exhorto también a las autoridades de ambas partes a tomar decisiones valientes a favor de la paz y a poner fin a un conflicto con repercusiones negativas en todo Medioriente, mortificado por demasiados enfrentamientos y necesitado de paz y de reconciliación", concluyó Benedicto XVI.

Traducido del italiano por H. Sergio Mora

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VENTANA AL MUNDO


Puerto Rico: Quinientos años de la llegada del primer obispo a América
Con la presencia del cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla
SAN JUAN DE PUERTO RICO, miércoles 21 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El arzobispo emérito de Sevilla, cardenal Carlos Amigo Vallejo, enviado especial de Benedicto XVI, presidió una misa solemne, el domingo 18 de noviembre, ante miles de católicos llegados desde todos los rincones de Puerto Rico, en el Palacio de Deportes José Miguel Agrelot, para celebrar el quinto centenario de la llegada del primer obispo de la Iglesia católica en las Américas, Alonso Manso.

Alonso Manso, nació en Becerril de Campos, Palencia, y falleció en San Juan de Puerto Rico, hacia el 25 de septiembre de 1539. Manso fue el primero que tomó posesión de su sede, pues llegó a ella el 25 de diciembre de 1512, según palabras del dominico fray Bartolomé de Las Casas, testigo de su presencia y que afirmaba que “el primer obispo que […] vino consagrado fue el licenciado D. Alonso Manso”. Su diócesis, poblada por entre veinte y treinta mil aborígenes y un número reducido de españoles, estaba sin organizar, pues la Isla, avistada por Colón en su primer viaje y rápidamente visitada por él mismo en el segundo, sólo había sido colonizada por Ponce de León en 1509.

“La barca de la Iglesia de Puerto Rico es de frágil madera. Pero los marineros, los cristianos que la llevan, son de hierro”, dijo el cardenal en la homilia, agregando: “Es una Iglesia muy libre porque la palabra de Dios no está nunca encadenada. Es una Iglesia viva”. Los presentes aplaudieon y vitorearon al cardenal español, luego que este dij que el beato Carlos Manuel Santiago es “un hermoso fruto de la santidad boricua".

La agencia vaticana Fides informa que el arzobispo de San Juan Roberto González Nieves, presentó al cardenal Amigo Vallejo y resaltó el motivo de la celebración: una Acción de Gracias al Señor por la llegada a la isla del primer obispo Alonso Manso, el 25 de diciembre de 1512.

Con este evento comenzó la estructuración de la Iglesia en el Nuevo Mundo. “Fue el primero en todas las Américas --dijo el arzobispo González Nieves--. Pero lo verdaderamente significativo no es dar gracias por un hecho remoto, aunque estamos orgullosos porque podemos decir que fue aquí, en la tierra del coquí donde se estableció la Iglesia católica por primera vez, también aunque se cumplen 500 años de ello, esta es una Iglesia joven”.

El arzobispo de San Juan subrayó que la Iglesia sostiene la defensa de la vida, del matrimonio entre un hombre y una mujer, y promueve la paz y la justicia.

“La fe nos hace ver el mundo con alegría y esperanza”, dijo el arzobispo, que acabó exclamando “¡Viva el pueblo puertoriqueño! ¡Viva Cristo Rey!”, seguido de fuertes aplausos de todos los presentes.

La ceremonia duró casi cuatro horas, enriquecida por la participación del Coro de la Diócesis de Mayagüez, y terminó con el acto de devoción a Nuestra Señora ante la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico, del siglo XIX.

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La Iglesia de Inglaterra no aprueba la consagración episcopal de mujeres
La cámara laical del Sínodo anglicano rechazó la propuesta
LONDRES, miércoles 21 noviembre 2012 (ZENIT.org).- La Iglesia de Inglaterra, anglicana, en una sesión de su Sínodo, celebrada ayer, rechazó la echazó la ordenación episcopal de mujeres tras años de debate. La cuestión no podrá ser tratada hasta un nuevo Sínodo dentro de cinco años.

El Sínodo general de la Iglesia de Inglaterra reunido en Londres no aprobó, por seis votos de diferencia, una propuesta que se debate en su seno desde hace veinte años, cuando se permitió la ordenación sacerdotal de mujeres.

Hoy un tercio de los once mil pastores anglicanos en el Reino Unido son mujeres. La propuesta no logró los dos tercios necesarios en la cámara de los laicos (son tres cámaras: obispos, clero y laicos), donde 74 votaron en contra y 132 miembros votaron a favor. Entre los obispos, los sufragios favorables fueron 44 frente a 3 en contra, y entre el clero hubo 148 votos a favor y 45 en contra. Hasta 2019 no se podrá votar de nuevo sobre el asunto.

Tanto el actual arzobispo de Canterbury Rowan Williams, como su sucesor Justin Welby, que asumirá su cargo en enero, defendieron públicamente la ordenación episcopal de mujeres, durante sus discursos ante los 468 miembros de la Iglesia de Inglaterra con derecho a voto.

El arzobispo católico de Westminster –informa hoy The Tablet- dijo con anterioridad a la votación que la Iglesia de Inglaterra se alejaría de “la tradición católica” si decidiera ordenar mujeres obispos.

Hablando en una rueda de prensa, el pasado viernes, afirmó: “Crearía un sentimiento adicional de identidad en el interior de la Iglesia de Inglaterra que menos cercano a la tradición católica. El diálogo continuará pero es un paso muy significativo el que la Iglesia de Inglaterra ahora esta a punto de dar”.

Sin embargo recalcó que el diálogo y cooperación entre las dos Iglesias no se “alteraría fundamentalmente”, como resulado de un voto a favor de las mujeres obispos, porque está “basado en un fuerte aprecio de nuestra vida compartida en Cristo, mediante el bautismo y dentro de la vida de la gracia”.

Por N.S.M.

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CULTURA Y EDUCACIÓN


Desde la infancia de Jesús los poderosos han querido apropiarse de su Reino
El cardenal Gianfranco Ravasi sugiere cuatro hilos de lectura para el nuevo libro del papa
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, martes 20 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Durante la presentación del libro “La Infancia de Jesús” del papa Benedicto XVI ayer en esta ciudad, intervino el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, quien dio importantes pistas para la lectura del tercer volumen sobre la vida de Jesús, que de este modo cierra la tríada iniciada en 2006 y continuada en 2010 con el segundo volumen.

Ante este nuevo aporte del papa Ratzinger, el cardenal Ravasi recordó que estos 180 versículos que narran la infancia de Jesús en los evangelios han sido inspiración durante siglos del arte y de la cultura en general, a lo que habría que añadir el “bosque bibliográfico” que ha sido esencial para comprender y acreditar la persona de Jesús en la historia de la humanidad.

Los hilos conductores

Según el cardenal Ravasi, el primer hilo que se puede seguir a la lectura es lo referido al binomio Historia-Fe, es decir, cómo en la persona de Jesús se entrelaza la carnalidad divina con una historia y un espacio concreto. Es en un ambiente geográfico donde se anida el Logos, recordó, suprimiendo así la interpetación “mítica” que se le quiere dar al acontecimiento salvífico, que con diferentes argumentos el papa destaca cómo fue su incidencia en la historia.

El segundo hilo conductor con el que se puede acercar el lector al libro es que en Jesús se cumplen las profecías, que son para el purpurado, “la respuesta a la espera de todos los tiempos”, el descifre de lo que estaba sin revelarse aún en plenitud.

Es en el plano teológico donde el cardenal ubica el tercer hilo conductor; en aquella “relación autor-lector”, en la que el teólogo no solo quiere informar sino que acerca al hecho y conquista a su interlocutor con una tesis. De este modo, no se queda en una sola descripción, sino en la capacidad de envolver al lector para que descubra lo que el texto evangélico le dice hoy. Fue significativo el ejemplo que usó Ravasi para interpelar al auditorio sobre lo que dicen los gritos de las madres de los inocentes, sea en el evangelio como en el conflicto que se vive hoy en Gaza.

Dentro de este hilo de lectura, se extendió en comparar cómo existe una relación tensa entre fe y política, sobre todo cuando esta última “se atrae a sí el reino de Dios”, deformándolo, amenazando y persiguiendo a ese poder “que es misterioso, que a la vez no es potente”, pero que tiene un relieve en la vida de la humanidad de todos los tiempos.

Finalmente, la última actitud o hilo sugerido para apreciar la obra es la humildad que transmite el autor, algo intrínseco en el teólogo Ratzinger, que le da claridad a su obra. Y esto lleva al lector a que aprecie también aquella humildad con la que se presentó Jesús: escondido, desconocido, lo que luego sería revelado y reconocido por la humanidad.

Concluyó el también promotor del “Atrio de los Gentiles”, con una cita de Jean Paul Sartre, quien en una obra de teatro destacó también esto a través de una narración bellísima de María de frente a su hijo Jesús, reconociéndolo como “carne de su carne, sangre de su sangre”. 

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México: ''A mitad de camino''
Presentación de novela en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara
GUADALAJARA, 21 noviembre 2012 (ZENIT.org).- La Feria Internacional del Libro 2012 será sede de la presentación oficial de la novela “A Mitad de Camino” del padre Dante Jiménez, escritor y director de la editorial La Retama.

El libro será presentado por el padre Cipriano Sánchez, asistente del cardenal Norberto Rivera Carrera sobre temas de familia y director de la Comisión Archidiocesana de Pastoral Familiar.

Los visitantes de la feria, tendrán la oportunidad de conocer esta historia, cuyas páginas relatan la vida de Juan Renato Páramo, un psicoterapeuta que ha depurado una terapia para la superación de la crisis existencial.

A través de su narrativa, esta novela penetra en el misterio de la vida y del amor de quienes rondan la edad madura. Logra superar algunos límites para demostrar la vitalidad y la sabiduría con la que los adultos pueden enfrentar y continuar su camino a través de la reprogramación del amor.

“A Mitad de Camino” ofrece un contenido valioso y único que podrán usar los lectores como herramienta potente para su propio manejo de la crisis existencial.

La presentación de “A mitad de camino” se llevará a cabo el domingo 25 de noviembre de 17:30 a 18:20, en el salón Mariano Azuela, ubicado en los salones de eventos de la planta alta de Expo Guadalajara.

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Documentación


Es falso que la razón humana esté bloqueada por los dogmas de la fe
Importante reflexión de Benedicto XVI por el Año de la Fe
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 21 noviembre 2012 (ZENIT.org).- En su catequesis habitual de los miércoles, dedicada al Año de la fe, el santo padre Benedicto XVI centró su reflexión sobre la racionalidad de la fe en Dios, y la importancia para los cristianos de “dar razón de su esperanza”. Ofrecemos a nuestros lectores el texto con la catequesis del papa.

*****

Queridos hermanos y hermanas:

Avanzamos en este Año de la fe, llevando en el corazón la esperanza de volver a descubrir cuánta alegría hay en el creer, y en encontrar el entusiasmo de comunicar a todos las verdades de la fe. Estas verdades no son un simple mensaje sobre Dios, una información particular acerca de Él. Sino que expresan el acontecimiento del encuentro de Dios con los hombres, encuentro salvífico y liberador, que cumple con las aspiraciones más profundas del hombre, su anhelo de paz, de fraternidad, de amor. La fe conduce a descubrir que el encuentro con Dios mejora, perfecciona y eleva lo que es verdadero, bueno y bello en el hombre. Es así que, mientras Dios se revela y se deja conocer, el hombre llega a saber quién es Dios y, conociéndolo, se descubre a sí mismo, su propio origen, su destino, la grandeza y la dignidad de la vida humana.

La fe permite un conocimiento auténtico de Dios, que implica a toda la persona: se trata de un "saber", un conocimiento que le da sabor a la vida, un nuevo gusto de existir, una forma alegre de estar en el mundo. La fe se expresa en el don de sí mismo a los demás, en la fraternidad que se vuelve la solidaria, capaz de amar, venciendo a la soledad que nos pone tristes. Es el conocimiento de Dios mediante la fe, que no es solo intelectual, sino vital; es el conocimiento de Dios-Amor, gracias a su mismo amor.

Después el amor de Dios nos hace ver, abre los ojos, permite conocer toda la realidad, más allá de las estrechas perspectivas del individualismo y del subjetivismo que desorientan las conciencias. El conocimiento de Dios es, por tanto, experiencia de fe, e implica, al mismo tiempo, un camino intelectual y moral: profundamente conmovido por la presencia del Espíritu de Jesús en nosotros, podemos superar los horizontes de nuestro egoísmo y nos abrimos a los verdaderos valores de la vida.

Hoy en esta catequesis, quisiera centrarme sobre la racionalidad de la fe en Dios. Desde el principio, la tradición católica ha rechazado el llamado fideísmo, que es la voluntad de creer en contra de la razón. Credo quia absurdum (creo porque es absurdo) no es una fórmula que interprete la fe católica. De hecho, Dios no es absurdo, cuanto más es misterio. El misterio, a su vez, no es irracional, sino sobreabundancia de sentido, de significado y de verdad.

Si, observando el misterio, la razón ve oscuro, no es porque no haya luz en el misterio, sino más bien porque hay demasiada. Al igual que cuando los ojos del hombre se dirigen directamente al sol para mirarlo, solo ven la oscuridad; pero ¿quién diría que el sol no es brillante, aún más, fuente de luz? La fe permite ver el "sol", Dios, porque es la acogida de su revelación en la historia y, por así decirlo, recibe realmente todo el brillo del misterio de Dios, reconociendo el gran milagro: Dios se ha acercado al hombre, se ha dado para que acceda a su conocimiento, consintiendo el límite de su razón como creatura (cf. Conc. Vat. II, Const. Dogm. Dei Verbum, 13).

Al mismo tiempo, Dios, con su gracia, ilumina la razón, abre nuevos horizontes, inconmensurables e infinitos. Por eso, la fe es un fuerte incentivo para buscar siempre, a no detenerse nunca y a no evadir nunca el descubrimiento inagotable de la verdad y de la realidad. Es falso el prejuicio de algunos pensadores modernos, según los cuales la razón humana estaría bloqueada por los dogmas de la fe. Es todo lo contrario, como los grandes maestros de la tradición católica lo han demostrado.

San Agustín, antes de su conversión, busca con mucha ansiedad la verdad, a través de todas las filosofías disponibles, encontrándolas todas insatisfactorias. Su investigación minuciosa racional es para él una significativa pedagogía para el encuentro con la Verdad de Cristo. Cuando dice, "comprender para creer y creer para comprender" (Discurso 43, 9: PL 38, 258), es como si estuviera contando su propia experiencia de vida. Intelecto y fe, de frente a la revelación divina no son extraños o antagonistas, sino son las dos condiciones para comprender el significado, para acoger el mensaje auténtico, acercándose al umbral del misterio. San Agustín, junto a muchos otros autores cristianos, es testigo de una fe que es ejercida con la razón, que piensa y nos invita a pensar. Sobre este camino, san Anselmo dirá en su Proslogion que la fe católica es fides quaerens intellectum, donde la búsqueda de la inteligencia es un acto interno al propio creer. Será especialmente santo Tomás de Aquino –sólido en esta tradición--, quien hará frente a la razón de los filósofos, mostrando cuánta nueva y fecunda vitalidad racional deriva del pensamiento humano, en la introducción de los principios y de las verdades de la fe cristiana.

La fe católica es, pues, razonable y brinda confianza también a la razón humana. El Concilio Vaticano I, en la Constitución dogmática Dei Filius, dijo que la razón es capaz de conocer con certeza la existencia de Dios por medio de la vía de la creación, mientras que solo corresponde a la fe la posibilidad de conocer "fácilmente, con absoluta certeza y sin error" (DS 3005) la verdad acerca de Dios, a la luz de la gracia. El conocimiento de la fe, más aún, no va contra la recta razón. El beato Papa Juan Pablo II, en la encíclica Fides et ratio, resumió: "La razón del hombre no queda anulada ni se envilece dando su asentimiento a los contenidos de la fe, que en todo caso se alcanzan mediante una opción libre y consciente" (n. 43). En el irresistible deseo por la verdad, solo una relación armoniosa entre la fe y la razón es el camino que conduce a Dios y a la plenitud del ser.

Esta doctrina es fácilmente reconocible en todo el Nuevo Testamento. San Pablo, escribiendo a los cristianos de Corinto, sostiene, como hemos escuchado: "Mientras los judíos piden signos y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, locura para los gentiles" (1 Cor. 1, 22-23). De hecho, Dios ha salvado al mundo no con un acto de fuerza, sino a través de la humillación de su Hijo único: de acuerdo a los estándares humanos, el modo inusual ejecutado por Dios,contrastacon las exigencias de la sabiduría griega.

Sin embargo, la cruz de Cristo tiene una razón, que san Pablo llama: ho lògos tou staurou, "la palabra de la cruz" (1 Cor. 1,18). Aquí, el término lògossignifica tanto la palabra como la razón, y si alude a la palabra, es porque expresa verbalmente lo que la razón elabora. Por lo tanto, Pablo ve en la Cruz no un evento irracional, sino un hecho salvífico, que tiene su propia racionalidad reconocible a la luz de la fe. Al mismo tiempo, tiene tal confianza en la razón humana, hasta el punto de asombrarse por el hecho de que muchos, a pesar de ver la belleza de la obra realizada por Dios, se obstinan a no creer en Él. Dice en la Carta a los Romanos "Porque lo invisible [de Dios], es decir, su poder eterno y su divinidad, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras" (1,20).

Así, incluso san Pedro exhorta a los cristianos de la diáspora a adorar "al Señor, Cristo, en sus corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les pida razón de su esperanza" (1 Pe. 3,15). En un clima de persecución y de fuerte necesidad de dar testimonio de la fe, a los creyentes se les pide que justifiquen con motivaciones sólidas su adhesión a la palabra del Evangelio; de dar las razones de nuestra esperanza.

Sobre esta base que busca el nexo profundo entre entender y creer, también se funda la relación virtuosa entre la ciencia y la fe. La investigación científica conduce al conocimiento de la verdad siempre nueva sobre el hombre y sobre el cosmos, lo vemos. El verdadero bien de la humanidad ,accesible en la fe, abre el horizonte en el que se debe mover su camino de descubrimiento.Por lo tanto, deben fomentarse, por ejemplo, la investigación puesta al servicio de la vida, y que tiene como objetivo erradicar las enfermedades. También son importantes las investigaciones para descubrir los secretos de nuestro planeta y del universo, a sabiendas de que el hombre está en la cumbre de la creación, no para explotarla de modo insensato, sino para cuidarla y hacerla habitable.

Es así como la fe, vivida realmente, no está en conflicto con la ciencia, más bien coopera con ella, ofreciendo criterios básicos que promuevan el bien de todos, pidiéndole que renuncie solo a aquellos intentos que, oponiéndose al plan original de Dios, puedan producir efectos que se vuelvan contra el hombre mismo. También por esto es razonable creer: si la ciencia es un aliado valioso de la fe para la comprensión del plan de Dios en el universo, la fe permite al progreso científico actuar siempre por el bien y la verdad del hombre, permaneciendo fiel a este mismo diseño.

Por eso es crucial para el hombre abrirse a la fe y conocer a Dios y su designio de salvación en Jesucristo. En el Evangelio, se inaugura un nuevo humanismo, una verdadera "gramática" del hombre y de toda realidad. El Catecismo de la Iglesia Católica lo afirma: "La verdad de Dios es su sabiduría que rige todo el orden de la creación y del gobierno del mundo. Dios, único Creador del cielo y de la tierra (cf. Sal. 115,15), es el único que puede dar el conocimiento verdadero de todas las cosas creadas en su relación con Él" (n. 216).

Esperamos entonces que nuestro compromiso en la evangelización ayude a dar una nueva centralidad del Evangelio en la vida de tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo. Y oramos para que todos encuentren en Cristo el sentido de la vida y el fundamento de la verdadera libertad: sin Dios, de hecho, el hombre se pierde.

Los testimonios de aquellos que nos han precedido y han dedicado sus vidas al Evangelio lo confirma para siempre. Es razonable creer, está en juego nuestra existencia. Vale la pena gastarse por Cristo, solo Él satisface los deseos de verdad arraigados en el alma de cada hombre: ahora, en el tiempo que pasa, y en el día sin fin de la beata Eternidad. Gracias.

Traducido del original italiano por José Antonio Varela V.

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