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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 26 de noviembre de 2012

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beato Santiago Alberione
«Apóstol abanderado de los medios de comunicación»

Nueva Evangelización

''El Kerigma, en las chabolas con los pobres''
Kiko Argüello relata el giro que dio su vida al encontrarse con Cristo tras una crisis existencial

VENTANA AL MUNDO

''La Iglesia es la cosa más bella que recibimos del Señor''
Homilía del cardenal Aviz en la misa de sus 40 años de sacerdocio en la catedral de Brasilia

El neocardenal colombiano invita a ''promover una auténtica cultura de la vida humana''
El purpurado Rubén Salazar emite una nota aclaratoria sobre recientes declaraciones suyas

Descansa en paz el padre Samuel Valero
Memoria de un misionero en la prelatura de Yauyos, Perú

Derechos Humanos

Los obispos de R.D. Congo temen una nueva tragedia humanitaria
La guerra en el Este debida a las riquezas minerales produce cien mil nuevos desplazados

CULTURA Y EDUCACIÓN

Residencia León XIII, un inicio esperanzador
Un centro para albergar a postgraduadas y opositoras, dirigido por la Institución Teresiana

COMUNICACIÓN Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

La comunicación es necesaria para la nueva evangelización
El beato Alberione, un pionero de las nuevas tecnologías en la Iglesia


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beato Santiago Alberione
«Apóstol abanderado de los medios de comunicación»
Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 26 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Hoy la historia es de un gigante de la comunicación católica y la vida religiosa al servicio de esta modernización del mensaje eclesial por medio de las nuevas tecnologías. Nacido en Italia, el fundador de la Familia Paulina, beato Santiago Alberione ve su obra extendida en todo el mundo.

*****

Quien tiene madera de apóstol escruta lo que le rodea con una mirada penetrante siempre atenta a los signos que Dios extiende ante sí, los lleva a la oración y procede a actuar sin dilación alguna. Es lo que hizo Santiago. Nació en la localidad italiana de San Lorenzo di Fossano el 4 de abril de 1884. Sus sueños infantiles apuntaban al sacerdocio. Y cuando en la escuela le formularon esa pregunta conocida que tantos niños han de responder: «¿qué quieres ser de mayor?», sin vacilar dijo que sacerdote. Un buen párroco le ayudó en su empeño. En 1896 inició estudios en el Seminario de Bra y en 1900, año que marcó su acontecer, prosiguió la formación en el Seminario de Alba. En un primer peldaño para la gran misión que iba a desempeñar, la providencia puso en su camino al P. Francisco Chiesa, una persona que influyó enormemente en su vida. Pero justamente cuando el reloj marcaba las primeras horas del año 1901 vivió una experiencia que le marcó para siempre.

¿Dónde hallan los santos las respuestas que precisan? En la oración, naturalmente. Y esa madrugada mientras en tantos lugares del mundo se celebraba con grandes fastos la entrada del Año Nuevo, el joven seminarista se hallaba orando en la catedral, postrado ante el Santísimo. En su mente rebullían las inquietudes de quien busca la gloria de Dios. En concreto tenía presente la encíclica de León XIII Tametsi Futura Prospicientibus y en un momento dado el fulgor que emanaba la Sagrada Forma le instó a actuar. Debía formarse con toda urgencia para servir a la Iglesia y a la Humanidad en una vía, aún desconocida para él, pero que iba a tener una extraordinaria repercusión a lo largo del siglo que acababa de nacer: los mass media, que serían en sus manos un instrumento de innegable fecundidad apostólica.

Siete años más tarde fue ordenado y comenzó su ministerio pastoral en Narzole (Cúneo) si bien ejerció también su labor en otras parroquias del entorno. Predicaba, impartía conferencias y catequesis, entre otras acciones. Como la fruta madura cae del árbol, a Santiago ya le llegaba la hora de poner en marcha la misión que Dios había determinado para él. Por esta época conoció a uno de sus estrechos colaboradores, José Giaccardo, se percató del importante papel que la mujer tiene en la evangelización y no tuvo duda de que la vía que debía seguir para ejercer la labor apostólica se hallaba en los recursos que proporciona la comunicación. Ejerció la docencia en el Seminario de Alba y en 1913 se le encomendó la dirección del semanario Gazzetta d'Alba. Entretanto vio que la ingente labor apostólica que tenía en ciernes, sería más efectiva en manos de personas consagradas. Y en 1914 fundó la Sociedad de San Pablo de la que fue Superior General hasta 1969. En 1915, junto a Teresa Merlo, creó la Congregación de las Hijas de San Pablo. Y en 1921 al erigir la Pía Sociedad de San Pablo comenzaron a emitir votos privados algunos de sus componentes. Ese mismo año cursó la solicitud para su aprobación como Congregación Diocesana. En 1923 enfermó gravemente y los médicos no aventuraron nada bueno. Pero se equivocaron, ya que se curó; él atribuyó a san Pablo su sorprendente recuperación.

La obra que puso en marcha, nutrida con trece revistas, a través de las cuales difundía el Evangelio a todas las gentes, se extendía por distintos lugares. Aquello era ya imparable. De la fecundidad de este beato dan prueba las instituciones que componen la «Familia Paulina», un emporio apostólico que puso en marcha entre 1914 y 1960. Era un hombre de oración, con carisma entre los jóvenes, de una fe arrolladora. Decía que había que «trabajar con las rodillas». Su mente abierta al infinito se resumía en el «pensar en grande» que aconsejaba a los suyos. De modo clarividente, decía: «Pensar y hacer; no solo soñar». Ayunaba frecuentemente y durante varios días, sin que hiciese mella en él este esfuerzo. Junto a las preocupaciones propias de su misión fundadora, vivió con dolor la separación de algunos de sus colaboradores que le precedieron en la muerte. Padecía una escoliosis que le dio muchos sufrimientos y le fue debilitando hasta que falleció el 26 de noviembre de 1971. Antes le había visitado Pablo VI que ensalzó sus virtudes y su magna obra. Fue beatificado por Juan Pablo II el 27 de abril de 2003.

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Nueva Evangelización


''El Kerigma, en las chabolas con los pobres''
Kiko Argüello relata el giro que dio su vida al encontrarse con Cristo tras una crisis existencial
Por Nieves San Martín

MADRID, lunes 26 noviembre 2012 (ZENIT.org).- ''El Kerigma, en las chabolas con los pobres'' es el primer libro que escribe el iniciador del Camino Neocatecumenal. La obra de Francisco José Gómez Argüello, popularmente conocido como Kiko, sale a la venta en toda España mañana 27 de noviembre. El fundador de un camino eclesial extendido por el mundo se decide, por fin, a contar su experiencia límite en las chabolas del extrarradio de Madrid, España y su conversión, de la que brotó un carisma fundado fuertemente en el testimonio personal de sus integrantes.

"El Kerigma, en las chabolas de los pobres" es de la editorial BuenasLetras.

El Camino Neocatecumenal, realidad eclesial presente en 101 países de los cinco continentes, es el fruto de Argüello, un inspirado que ha preferido siempre expresarse con la música, la pintura, la poesía, o sus intervenciones orales ante los integrantes del, primero movimiento, y luego encuadrado por el Consejo Pontificio para los Laicos en el nuevo código de derecho canónico con su propia idisosincracia y sus estatutos.

Que cuente hoy su historia al mundo –porque los neocatecumenales ya la saben por tradición oral- es un modo de ahondar en los orígenes de esta llamada eclesial que, como tantas otras, surge al borde del precipicio.

“En un momento trágico de mi existencia, entré en mi cuarto, cerré la puerta y grité a ese Dios: '¡Si existes, ven!, ¡ayúdame porque ante mí tengo la muerte!'”, es uno de los recuerdos del iniciador, Kiko, que por fin se decide a contar algunos aspectos del comienzo de su respuesta a la llamada de Dios, en medio de una vida que había perdido el sentido.

Kiko experimentó la conversión en un Cursillo de Cristiandad, una iniciativa nacida en Palma de Mallorca, España, de un grupo de seglares,  en lo que se estaba fraguando en muchos países y que fue el humus para el Concilio Vaticano II: la llamada de los laicos a ser mayores de edad y con plenos derechos y deberes en una Iglesia clericalizada.

Al obispo de Mallorca, monseñor Juan Hervás, su apoyo al Cursillo de Cristiandad le valió el “destierro” a las llanuras manchegas. Una decisión providencial. Desde el centro de la península, el Cursillo se extendió, gracias a un grupo entusiasta de laicos, jóvenes matrimonios, por la península primero y luego por Alemania, Italia, Portugal, e Iberoamérica, y suma y sigue. Era una experiencia de inmersión de tres días dirigida en su totalidad por seglares, aunque con un capellán, que buscaba devolver su belleza a los compromisos del bautismo, olvidados por muchos hombres y mujeres católicos con una vida tibia.

Aquí experimentó Kiko su conversión. El Cursillo fue el caldo de cultivo para lo que hoy es la pujante realidad del Camino Neocatecumenal. Hoy, el “de colores”, que proclama el Cursillo, sigue dando vocaciones para la Iglesia: laicos, religiosos, sacerdotes, en toda una variedad cuya principal motivación es precisamente “hacer Iglesia”, allí donde estén.

“Intenté vivir como si Dios no existiera. Fue entonces cuando se me cerró el cielo. Se me formó encima como un cielo de cemento y la vida empezó a ser muy dura”. Así cuenta Argüello en “El Kerigma, en las chabolas con los pobres” cómo comenzó su camino de conversión.

“Había muerto interiormente y estaba literalmente sorprendido de que la gente fuese capaz de vivir cuando yo no era capaz de hacerlo –escribe–. La gente se ilusionaba por el fútbol, el cine... sin embargo, a mí esas cosas no me decían nada (…). Me preguntaba: '¿Pero cómo vive la gente?, ¿cómo logra vivir la gente?'. Veía a la gente normal y pensaba: '¿Pero no se preguntan: quién soy, quién me ha creado, qué es la vida?', '¿es que la gente no se plantea esos problemas?', '¿no será que estoy un poco loco, que soy un narcisista, un tipo raro?'. Todo esto también me lo planteaba porque sentía que tenía sobre mí como una manta mojada que me hacía buscar la verdad constantemente: '¿Quiénes somos y qué hacemos en el mundo?'. Para mí no era indiferente si Dios existía o no existía, sino que era una cuestión de vida o muerte”.

''En un momento trágico de mi existencia –señala Argüello–, entré en mi cuarto, cerré la puerta y grité a ese Dios: '¡Si existes, ven!, ¡ayúdame porque ante mí tengo la muerte!'”.

El cardenal Antonio Cañizares señala en el prólogo que “es el Camino Neocatecumenal un don que el Espíritu Santo ha hecho a la Iglesia en el postconcilio, como vía o itinerario para la iniciación o reiniciación cristiana, y como instrumento para impulsar una nueva y vigorosa evangelización”.

El prefecto de la Congregación para el Culto Divino subraya: “Damos gracias a Dios por las grandes maravillas que Él viene obrando a favor de su Iglesia y de la humanidad a través de este Camino, por las grandes bendiciones y frutos que por medio y a través de este Camino está derramando a favor de su pueblo: frutos de conversión, de vida cristiana, de vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida consagrada y a la acción misionera de la Iglesia; frutos, asimismo, de caridad, de vida conforme a las bienaventuranzas, de entrega generosa, de familias renovadas y abiertas a la vida”.

El cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, comenta una catequesis titulada “Tres Ángeles”. Señala que “este Camino, tantas veces confirmado y animado por los Pontífices Pablo VI, el Beato Juan Pablo y nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, mediante el anuncio de la Buena Noticia, del Kerigma, ha abierto a muchas personas la puerta de la fe”.

“La catequesis de Kiko que se publica aquí –escribe el cardenal– representa una fuerte 'instrucción para discípulos'. Es una llamada a la conversión personal. De esta catequesis me impresiona el hecho de que muestra claramente –y personalmente también a mí– que sin conversión personal no se puede evangelizar. El misionero tiene que ser evangelizado él primero”.

Argüello afirma en su libro que “es necesario pasar en la parroquia de una pastoral de sacramentalización a una pastoral de evangelización. Porque si la parroquia tiene, supongamos, un territorio con unas quince mil personas, de éstas sólo un diez, un cinco por ciento, sigue viniendo a Misa el domingo; todavía hay un grupo de gente que se casa por la Iglesia, que bautiza a sus hijos, etc; pero hay otra enorme cantidad de gente que ya no va a la iglesia. ¿Cómo llegar a tanta gente secularizada?”.

También es muy útil para los profanos de esta realidad eclesial saber qué entiende Argüello por kerigma. Da unas cuantas “pinceladas” sobre el argumento: “En los Hechos de los Apóstoles se dice cómo: mediante los milagros. En los Hechos cada kerigma va precedido por un milagro que crea estupor, que crea sorpresa, que abre el oído a las personas, que las prepara a escuchar. Porque la fe viene a través del oído. (…) Son milagros que preparan a la gente a escuchar el anuncio de la Buena Noticia, de la gran noticia que salva al mundo”.

“No hay cosa más grande en el mundo que el anuncio del Evangelio. 'Dios ha querido salvar al mundo a través de la necedad del kerigma'. El kerigma no es un sermón, no es una meditación. ¿Qué es el kerigma? Es el anuncio de una noticia que se realiza cada vez que se proclama. ¿Y qué es lo que se realiza? La salvación. Si hoy os anuncio el kerigma, vuelve a realizarse ante vosotros la salvación (…) La palabra evangelio significa Buena Nueva, Buena Noticia. Evangelio y kerigma es lo mismo. Anunciar el Evangelio es anunciar el kerigma. Es importante poder escuchar el kerigma”, añade.

Kiko Argüello nació en León, España, el 9 de enero de 1939. Estudió Bellas Artes en la Academia de San Fernando de Madrid, donde obtuvo el título de profesor de Pintura y Dibujo. Sus reconocimientos en el mundo del arte están acreditados. En 1964, se va a vivir a las chabolas del barrio de Palomeras Altas, en el extrarradio. Más tarde, conoce a Carmen Hernández y deciden buscar juntos una síntesis kerigmático-catequética de la que nace una pequeña comunidad cristiana. Es la primera comunidad, semilla que, afirma el texto contenido en esta obra, “gracias al entonces arzobispo de Madrid Casimiro Morcillo, se siembra en las parroquias de Madrid y, más tarde, en las de Roma, Italia, y después en otros países”. Kiko Argüello, Carmen Hernández y el sacerdote italiano Mario Pezzi son hoy los responsables a nivel mundial del Camino Neocatecumenal.

Más información en: http://kerigmaenlaschabolas.buenasletras.com/

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VENTANA AL MUNDO


''La Iglesia es la cosa más bella que recibimos del Señor''
Homilía del cardenal Aviz en la misa de sus 40 años de sacerdocio en la catedral de Brasilia
Por Thácio Siqueira

BRASILIA, lunes, 26 noviembre 2012 (ZENIT.org) - El cardenal João Braz de Aviz, actual prefecto de la Pontificia Congregación de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, celebró este 23 de noviembre, juno con su hermano, el padre José Amauri de Aviz, actual vicario parroquial de Nuestra Señora del Rosario, en Lago Sul, los cuarenta años de sacerdocio con una misa solemne en la catedral de Brasilia.

La celebración, organizada por la Archidiócesis de Brasilia, contó con la presencia del cardenal José Freire Falcão, arzobispo emérito de Brasilia; del nuncio apostólico Giovanni d’Aniello; y otros obispos brasileños. También estuvo presente en la celebración el Gobernador del Distrito Federal Agnelo Queiroz y otras autoridades.

En su homilía, elcardenalAviz indicó los tres puntos principales que emergieron en el reciente sínodo de los obispos sobre la nueva evangelización.

“El primer paso de la nueva evangelización --indicó el purpurado- es la conversión personal”, mientras que “el segundo es vivir en un lugar del mundo y estar con el corazón abierto para llevar el evangelio a todos los lugares, la misión ad gentes”. Y el tercero es “amar tanto y vivir tan bien el evangelio que todos aquellos que están cerca de nosotros y que se han se alejado de la Iglesia puedan retornar a la misma gracias a nuestro testimonio”.

Para la nueva evangelización, indicó, debemos actuar siempre en unión con nuestros obispos: “Nuestros obispos son como nuestros padres. Viven en el silencio y en la palabra una misión que es para todos nosotros muy especial porque nos permiten interpretar por donde pasan los caminos de Dios. Unidos a ellos encontrarán el camino para esa renovación de la Iglesia.”

El purpurado también habló sobre la necesidad de la coherencia: “No se puede aceptar a una Iglesia que acepte que sus personas tengan un poco del evangelio y un poco de una cultura contraria al evangelio. Aquello que es contra el evangelio hay que quitarlo, mientras que aquello que es del evangelio hay que dejarlo. Y eso no sólo en los bautizados en modo general, pero también en nosotros, cardenales, obispos y padres, que estamos alrededor del santo padre.”

En la parte central de su homilía el cardenal refiriéndose al ministerio sacerdotal indicó: “Dios nos llama de en medio de vosotros, pero no nos hace mejores que vosotros.

Todos nosotros tenemos la misma dignidad, que nos viene del bautismo, de ser hijos de Dios. Nunca vamos a tener una dignidad mayor que esa... Dios nos da a nosotros un servicio, un trabajo, una gracia, un don, para servir y ayudar a la comunidad a enriquecerse. Un don precioso de la Iglesia es la vocación sacerdotal. Pero no es una dignidad, es un servicio”.

Y sobre su experiencia de vida indicó: “Como cardenal les digo: una de las cosas de las que me cuido es la de no considerarme importante. Porque contrariamente viene el deseo de ser importante. Los otros se inclinan, me besan el anillo. Visto ropa muy vistosa. Tengo que usar esto como símbolo de la Iglesia y no como una cosa personal. ¿Por qué? Porque cuando Dios encontró al hombre lo hizo en la grandeza. Cuando el hijo de Dios vino entre nosotros él se hizo pequeño, se hizo niño, de nuestro tamaño. Escondió su divinidad para poder encontrar nuestra humanidad. Después acabó escondiendo su humanidad para quedarse con nosotros en la eucaristía”.

Y continuó diciendo: “Y si nosotros queremos aprender cómo estar con Dios, necesitamos aprender también a rebajarnos. Y no sólo delante de Dios porque somos criaturas, sino también aprender a rebajarse delante de los otros para ser amor. Y no existe otra regla, ley, experiencia en el mundo que nos haga felices, a no ser el amor”.

Y añadió: “El amor es vida, es paz, es fuerza, certeza, esperanza... pero tiene que ser el amor de Dios. Sólo que el amor de Dios no es contrario al amor humano, él es más perfecto que el amor humano. Si uno alcanza la perfección del amor de Dios en las cosas simples de cada día, con su hermano y hermana, entonces sí, la felicidad descenderá a nuestro corazón.

Concluyó la homilía con un pedido “para todos y para mí en ese momento, la gracia de la fidelidad a la Iglesia. La Iglesia tiene diversos problemas que deben ser corregidos. El Santo Padre nos lo ha recordado. Porque la Iglesia es la cosa más bella que todos nosotros recibimos del Señor. La Iglesia es nuestra familia. La Iglesia es el lugar donde yo puedo sentirme persona. Donde yo soy amado, donde puedo amar. La Iglesia el lugar de mi felicidad".

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El neocardenal colombiano invita a ''promover una auténtica cultura de la vida humana''
El purpurado Rubén Salazar emite una nota aclaratoria sobre recientes declaraciones suyas
Por N.S.M.

ROMA, lunes 26 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El neocardenal colombiano Rubén Salazar Gómez, coincidiendo con su llamada a la púrpura como consejero más cercano de Benedicto XVI, ha hecho declaraciones a los medios de comunicación en Roma que a su juicio han sido malinterpretadas. Por ello, ha enviado una nota, a través de la Conferencia Episcopal, en la que precisa algunas afirmaciones malinterpretadas sobre Bioética. La nota tiene fecha 22 de noviembre pasado y en ella es rotundo invitando a “promover una auténtica cultura de la vida humana”.

“Con motivo de mi nombramiento como miembro del Colegio Cardenalicio, que a bien tuvo hacerme el Santo Padre Benedicto XVI –dice la nota remitida a ZENIT--, he concedido algunas entrevistas a diversos medios de comunicación en las que, además de tratar de conocer más detalles de lo que significa este nombramiento para mí y para la Iglesia en Colombia, me han preguntado la opinión sobre algunos temas que en estos momentos centran la atención del país”.

En este contexto, añade, “tuve la oportunidad de conceder una entrevista a la periodista María Isabel Rueda para el periódico El Tiempo, en la cual algunas de mis afirmaciones pudieron suscitar serias inquietudes”.

Por eso el neocardenal colombiano ha juzgado necesario hacer una serie de “aclaraciones y precisiones para corregir cualquier ambigüedad a las que hayan dado lugar”.

En primer lugar, afirma categórico, como no podía ser menos, que “el aborto es un crimen abominable (cf. Constitución Gaudium et Spes n. 51), por lo tanto, su despenalización no es aceptable en ningún caso, tampoco es posible considerarlo o declararlo un derecho. Una vez más como lo he hecho en otras ocasiones expreso claramente mi rechazo a la sentencia de la Corte Constitucional que despenalizó el aborto en algunos casos”.

En segundo lugar --precisa el cardenal arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal- “el embrión humano tiene vida propia desde el mismo momento de su concepción y es un ser totalmente distinto de la mujer, por tanto 'ha de ser respetado –como persona- desde el primer instante de su existencia' (Juan Pablo II, Instrucción sobre el don de la vida I,1) y tratado con todo el respeto debido en todo el proceso de su desarrollo”.

En tercer lugar, explica el primado de Colombia, “en ningún momento, ni por ninguna causa el ser humano puede disponer de su vida ni de la vida de los demás, de ahí que el suicidio, el llamado 'suicidio asistido' y la eutanasia sean moralmente inaceptables (cf. encíclica Evangelium Vitae 66). Ratifico nuevamente mi rechazo a cualquier ley del Estado que pretenda legalizar estas prácticas”.

El nuevo consejero pontificio aprovecha la ocasión “para invitar a todos los colombianos, desde mis convicciones profundas, a promover una auténtica cultura de la vida humana, en la que ésta se defienda y respete desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”.

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Descansa en paz el padre Samuel Valero
Memoria de un misionero en la prelatura de Yauyos, Perú
MADRID, lunes 26 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El día 22 de noviembre, memoria de santa Cecilia, virgen y mártir, partió a la casa del Padre el recordado sacerdote Samuel Valero, quien dedicó diez años de su vida en sembrar la Palabra del Señor en los inicios de la Prelatura de Yauyos, Perú.

El padre Samuel Valero Lorenzo, nació en Royuela, Teruel, España, el 26 de enero de 1928. Emigró con su familia a Teruel capital, en 1938. Terminada la guerra de 1936-39, ingresó en el Seminario. Cursó Filosofía y Teología en el Seminario de Barcelona. Se ordenó sacerdote en 1951. Después de varios años, atendiendo diversas parroquias de su diócesis, se trasladó al Perú, a la prelatura nullius de Yauyos. Estuvo trabajando en este lugar durante diez años, la mayoría de ellos como canciller de la Prelatura, profesor de Lengua Castellana y director espiritual, en sus comienzos, del Colegio Seminario Menor Nuestra Señora del Valle.

A su regreso, siempre con el permiso de su obispo de Teruel, se dedicó a trabajar con estudiantes en el Colegio Guadalaviar y en El Vedad, de Valencia.

El padre Samuel Valero escribió "Yauyos, una aventura en los Andes", donde narra muy amenamente los inicios de la Prelatura de Yauyos, contando las experiencias en los Andes de los primeros sacerdotes españoles a más 3.800 metros de altura.

“Gracias Padre Samuel por tus esfuerzos en sacar adelante esta obra de Dios y por favor intercede por nosotros desde el Cielo”, afirma una nota llegada a ZENIT.

(Cfr. Yauyos, una aventura en los Andes)

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Derechos Humanos


Los obispos de R.D. Congo temen una nueva tragedia humanitaria
La guerra en el Este debida a las riquezas minerales produce cien mil nuevos desplazados
ROMA, jueves, 22 de noviembre de 2012 (ZENIT.org).- Los responsables de la Iglesia católica africana reunidos en Kinshasa, capital de República Democrática del Congo, están escandalizados por los desarrollos recientes que afectan al este del país, y temen una nueva tragedia humanitaria.

Según comunicado enviado, este jueves, 22 de noviembre, a ZENIT, los presidentes de las conferencias episcopales y los obispos presidentes de las organizaciones de las Caritas nacionales en 34 países de África firmaron una declaración que condenaba el conflicto que vio la ciudad de Goma caer en manos de los "rebeldes del M23", el 20 de noviembre.

Los obispos africanos se expresan con una sola voz declarando: "Estamos indignados y sorprendidos de comprobar que la guerra puesta en marcha en el este de la República Democrática del Congo hace algunos meses está extendiéndose y causando de nuevo un drama humano más grande”.

Lo prelados africanos y las Caritas afirman que miles de hombres, de mujeres y de niños, víctimas de la angustia de esta guerra que les es impuesta, están desamparados y tirados una vez más sobre el camino en una indigencia total en Goma y en sus alrededores.

Están a merced de las inclemencias, a merced del hambre, a merced de la violación y de toda clase de abusos, incluido el reclutamiento de niños. Esto constituye una ofensa a su dignidad de persona humana y de hijos de Dios. "Los representantes de Caritas Goma consideran que los últimos combates forzaron a cien mil personas a huir, muchos han huido de sus campos y sus comunidades en busca de un lugar más seguro al oeste del país”.

Oswald Musoni, director de Caritas Goma afirma que "las oficinas de Caritas están abiertas de nuevo y todo nuestro equipo está sobre el terreno para evaluar las necesidades de las comunidades afectadas por el conflicto”.“Hoy la situación en Goma es tranquila pero vivimos en la incertidumbre de lo que mañana nos traerá".

Los obispos africanos declaran estar convencidos de que la cuestión “no está ni en la guerra ni en la conquista, sino más bien en la cooperación entre los pueblos y que la integridad territorial de la República Democrática del Congo debe ser protegida y respetada por todos”. “Con este fin --añaden--, consideramos que la explotación ilegal de los recursos naturales, que es la principal causa de esta guerra, debe acabar”.

Los obispos llamaron a la comunidad internacional a poner fin al sufrimiento y la desesperación de la población civil en el este del Congo. Consideran que la ONU, la Unión africana, la Unión Europea, el gobierno congoleño, los gobiernos regionales afectados y las multinacionales de extracción de minerales deben afrontar las causas del conflicto a través del diálogo para poner fin al ciclo de la violencia.

Los responsables de decisiones en la Iglesia en África declararon: "Los autores de esta violencia y esta destrucción deben ser llevados ante la justicia”.

Traducido de la edición francesa de ZENIT por Raquel Anillo

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CULTURA Y EDUCACIÓN


Residencia León XIII, un inicio esperanzador
Un centro para albergar a postgraduadas y opositoras, dirigido por la Institución Teresiana
MADRID, lunes 26 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El pasado 29 de octubre, en la sala de grados de la Fundación Pablo VI, tuvo lugar un acto académico organizado por la Residencia de postgraduadas y opositoras León XIII, con motivo del inicio de la actividad 2012-2013.

“Vivid cada día de cara a una ventana de luz, que es oportunidad, posibilidad, voluntad, satisfacción. Haced de estos meses o años una escuela de vida. Alcanzar la meta no será solamente aprobar el MIR, el FIR, el PIR, el MASTER o la OPOSICIÓN. Alcanzar la meta será completar en cada una de vosotras un proyecto todavía más importante que la oposición... el proyecto de la vida... de tu vida”, dijo Laura Moreno Marrocos, directora de la residencia, en el saludo inicial, dirigiéndose a las más de cuarenta residentes presentes. A quienes brindó algunos consejos para el exigente tiempo de estudio que están dedicando.

Posteriormente el profesor José Tomás Raga, compartió unas reflexiones a propósito del tema "el futuro en nuestras manos", en tono cercano y amable.

La residente Violeta Sánchez Hidalgo interpretó al arpa tres breves obras: Chanson de mai, op 40, La Source, op 44 de Alph Hassselmans, y Canción de la noche, de Carlos Salzedo.

Presidió el acto Laura Moreno, directora de la residencia; a su lado estaban el profesor José Tomás Raga, presidente de la Fundación Pablo VI, y el sacerdote Fernando Fuentes, subdirector.

Participaron directoras y directores de los colegios mayores Padre Poveda, Berrospe, Roncalli y Pío XII, personal de la Fundación Pablo VI, y las residentes.

Por la Institución Teresiana, asistieron Itziar Aguinagalde, Teresa Fernández Valdés, Ana María Goñi y Pilar Concejo, además de Carmen Concejo, miembro del equipo de la residencia León XIII, e Isabel Romero y Sylvia Cano, por el C.M. Padre Poveda.

La residencia León XIII inició su actividad en el mes de abril del corriente año, después de una amplia y completa rehabilitación del edificio homónimo donde está situada. El proyecto educativo es desarrollado por el equipo de dirección perteneciente a la Institución Teresiana y la gestión es llevada por el personal de la Fundación Pablo VI. Dispone de cuarenta y ocho plazas y espacios adecuados para el estudio, la actividad física, espiritual y el tiempo libre.

El número de residentes actual alcanza las cuarenta y cinco: catorce opositoras; veinticinco, entre quienes preparan exámenes de MIR (Médico Interno Residente) o sus equivalentes de Farmacia (FIR) y Psicología (PIR) para residencias en hospitales públicos; cuatro estudiantes de másteres; una, finalizando la tesis doctoral; una ingeniera becaria en una empresa de telecomunicaciones; una estudiante de Medicina como segunda carrera.

Desde el primer momento, la vida de la residencia se fue identificando con una serie de valores, y el estilo de cordialidad y amabilidad en la convivencia, que caracteriza a los ambientes inspirados en la pedagogía povedana.

Por tratarse de un espacio para postgraduadas con estudios exigentes, el clima de silencio, orden, cooperación, respeto a los ritmos, y el desarrollo de recursos personales ante la adversidad, las tensiones y la soledad, se hacen imprescindibles.

En la propuesta educativa destacan, además, el “despertar la sensibilidad y el compromiso ante los problemas sociales, injusticias y conflictos que afectan a personas en cualquier lugar del mundo, desde valores evangélicos”, y el “ser conscientes de la responsabilidad ética y social con la que, en el futuro, ejercer la función para la cual se preparan y del lugar privilegiado desde donde podrán incidir en favor del bien común”. "El cultivo de las convicciones profundas, la apertura a una reflexión crítica de la realidad y la celebración de la fe", también son parte de la fisonomía de la nueva residencia.

Para saber más: www.institucionteresiana.com

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COMUNICACIÓN Y NUEVAS TECNOLOGÍAS


La comunicación es necesaria para la nueva evangelización
El beato Alberione, un pionero de las nuevas tecnologías en la Iglesia
ROMA, lunes 26 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Hoy se celebra la festividad litúrgica del fundador de la Familia Paulina, el beato Santiago Alberione. Ver también el santo de hoy en el espacio en que se glosa su figura en este mismo servicio. Con este motivo el padre José Antonio Pérez SSP, postulador general de la Familia Paulina, explica en este artículo lo que supuso este beato de origen italiano para la evangelización mediante las nuevas tecnologías.

*****

Por el padre José Antonio Pérez SSP

El pasado mes de octubre se celebró la XIII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con el lema: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”. Desde hace años la terminología “nueva evangelización” resulta ya familiar para los creyentes, especialmente desde que el beato Juan Pablo II empezó a usarlo repetidas veces. De hecho, la convocatoria del Sínodo con este tema no es sino uno de los frutos concretos de la necesidad que el pueblo de Dios sentía desde hace tiempo, un intento de responder a los retos actuales planteados por el agnosticismo y la indiferencia religiosa.

“¿Por qué la media europea de católicos practicantes ha pasado de más del 70% en la primera mitad del siglo XX a menos del 10% en los albores del nuevo milenio? ¿Por qué tenemos más funerales de bautismos? ¿Por qué Europa corre el riesgo de convertirse en un continente postcristiano?”, se preguntaba hace unos meses Robert Cheaib, en la edición italiana de ZENIT (ver: http://www.zenit.org/article-32734?l=italian).

Sin duda hay que tener en cuenta la complejidad de los elementos que han llevado a la situación actual; pero esta realidad exige a los cristianos una autocrítica seria que, sin embargo, no debería desembocar en el pesimismo, sino en un impulso para elevar la fe a una eficaz toma de conciencia del mandato de la evangelización que todo cristiano ha recibido.

Una fe que se transforma en evangelización

Nace, pues, espontánea la necesidad de una “nueva evangelización”, que no puede ser solo una palabra bonita, una moda, y ni siquiera una ola de entusiasmo que pasa sin dejar huella, sino que debe ir al fondo de lo que habría que hacer, cambiar y recuperar para un anuncio eficaz del Evangelio hoy.

“El mundo necesita una nueva, larga y profunda evangelización”. Esta frase, que parecería haber sido pronunciada por uno de los participantes en el reciente Sínodo, fue escrita por el beato Santiago Alberione en 1926. Y él mismo afirmaba en 1950: “El apostolado es la flor de un verdadero amor a Dios y a las almas... Supone un corazón ardiente, que no puede contener y comprimir el fuego interior: por eso, se extiende y se manifiesta en todas las formas acordes con la Iglesia...”.

Ciertamente, nos encontramos ante una empresa colosal, que afecta a todos, pero “no es tarea de aficionados, sino de verdaderos apóstoles”.

“Hoy el gran mundo, los jóvenes, la clase dirigente --constataba el padre Alberione--, reciben diariamente otras doctrinas, escuchar otras teorías en la radio, asisten a toda clase de exhibiciones de cine, ven la televisión... generalmente amoral o inmoral. El sacerdote predica a un pequeño rebaño, con iglesias casi vacías en muchas regiones... Nos dejan los templos cuando nos los dejan, y se llevan las almas”. Y en 1960 afirmaba: “La prensa, el cine, la radio, la televisión son hoy las más urgentes, las más rápidas y eficaces obras del apostolado católico. Puede que los tiempos nos reserven otros medios mejores. Pero en la actualidad parece que el corazón del apóstol no podría desear nada mejor para dar a Dios a las almas y las almas a Dios”.

El desafío de la comunicación

El reciente Sínodo ha reconocido una vez más que el uso de los medios de comunicación social juega un papel fundamental para llegar a todos con el mensaje de la salvación e insiste en la necesidad de una formación adecuada: “En este campo, especialmente en el mundo de las comunicaciones electrónicas, es necesario que los cristianos convencidos sean formados, preparados y capacitados para transmitir fielmente el contenido de la fe y la moral cristiana. Deben tener la capacidad de hacer un buen uso de las lenguas y las herramientas actuales que están disponibles para la comunicación en la aldea global... La educación para el uso racional y constructivo de los medios de comunicación social, es una herramienta importante para la nueva evangelización” (cfr. Prop. No. 18).

La apertura a los signos de los tiempos hizo del beato Alberione un verdadero profeta en diversos campos de la vida de la Iglesia (el papel de la mujer y de los laicos en la Iglesia, la crisis de fe y práctica religiosa, la crisis de vocaciones, la necesidad de llevar la palabra de Dios al centro de la vida cristiana...). Pero especialmente lo abrió a los medios más rápidos y eficaces para la evangelización. Convencido de la necesidad de “salvar a los hombres de hoy con los medios de hoy”, adoptó la comunicación de todos los tiempos con la convergencia de las diversas formas de apostolado de su Familia religiosa.

Pablo VI lo reconoció abiertamente cuando, en presencia del Fundador, afirmó en 1969: “Ahí lo tenéis: humilde, silencioso, incansable, siempre vigilante, siempre recogido en sus pensamientos, que corren de la oración a la acción, siempre pendiente de escudriñar los signos de los tiempos, es decir, las formas más geniales para llegar a las almas. Nuestro padre Alberione ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para dar fuerza y amplitud a su apostolado, nuevas capacidades y nueva toma de conciencia de la validez y las posibilidades de su misión en el mundo moderno y con los medios modernos”.

No simples subsidios, sino verdadera evangelización

En la línea de pensamiento del Magisterio, es más actual que nunca la intuición del Fundador de la Familia Paulina cuando habla de la “predicación escrita junto a la predicación oral”, que se traduce en el uso de la comunicación no como simple “medio”, sino como “una nueva forma de evangelización”. Como ha dicho Benedicto XVI, “no cambia solo el modo de comunicar, sino la comunicación misma”; y por tanto invita no solo “a expresar el mensaje evangélico en el lenguaje de hoy”, sino también a “pensar la relación entre la fe, la vida de la Iglesia y los cambios” actuales.

No se trata de usar la comunicación solo como un “lenguaje” sino de “pensar” en un modo nuevo de expresar la fe. Es la gran intuición del beato Santiago Alberione: la “preocupación pastoral” de la comunicación, entendida no solo como una de varias formas de llevar a cabo la labor pastoral, sino como una “nueva evangelización” integral, de la que el mundo tiene hoy más urgencia que nunca: “El mundo necesita una nueva, larga y profunda evangelización”. No solo nueva, sino también larga y profunda.

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