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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 29 de noviembre de 2012

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beato Bernardo Francisco Hoyos
«Jesuita impulsor del culto al Sagrado Corazón de Jesús»

Santa Sede

Los inmigrantes son una riqueza para la Iglesia y deben testimoniar su fe
Una cumbre europea sobre inmigración y evangelización concluyó en Roma

VENTANA AL MUNDO

Argentina: llamado al diálogo y la reconciliación en un momento de crispación
Reflexión de Adviento de la Conferencia Episcopal

Semanas Sociales: ''Hombres y mujeres, el nuevo orden''
Encuentro en el Parque Floral de París, Francia

RUMBO A RIO

Benedicto XVI clausurará la Jornada Mundial de la Juventud 2013 en Guaratiba
Ya se revelaron los planes en el II Encuentro Preparatorio en Río de Janeiro, Brasil

RAÍCES DE LA FE

Ejercicios espirituales para sacerdotes en Tierra Santa
Habla el director el instituto pontificio 'Notre Dame' de Jerusalén, padre Solana LC

Memoria de un gran obispo del sur de España
Fray Juan de Portocarrero fomentó la devoción al iniciador del cristianismo en Almería, san Indalecio

ADVIENTO Y NAVIDAD

''Acoger el misterio de Dios encarnado en nuestra historia''
Mensaje de Adviento y Navidad 2012 de la directora de la Institución Teresiana

MARÍA, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN

''Bienaventurada la que ha creído''
Gran Vigilia de la Inmaculada en toda España y diversos países hispanoamericanos

Recordando al beato Juan Duns Scoto, teólogo de la Inmaculada
A las puertas de la novena de la fiesta nacional del 8 de diciembre

Comentario al Evangelio

Vigilen y oren en todo momento
Comentario al evangelio del Domingo 1º de Adviento/C

Flash

''Lo inédito en los Evangelios''
Presentado un libro de comentarios dominicales del fundador de los Heraldos del Evangelio


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beato Bernardo Francisco Hoyos
«Jesuita impulsor del culto al Sagrado Corazón de Jesús»
MADRID, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Isabel Orellana Vilches nos propone otra figura jesuita que se destacó por extender el culto al Corazón de Jesús en España y América, el beato Bernardo Francisco Hoyos.

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Por Isabel Orellana Vilches

Cuando el jesuita Juan de Loyola publicó la vida de este beato el año 1735, emergió con luz propia la intensísima experiencia de amor al Sagrado Corazón de Jesús que había jalonado su breve existencia. No obstante, en esa fecha ya era sobradamente conocido por haber extendido esta devoción en España y en América secundando en esta acción a la que venían realizando en Francia los santos Margarita María de Alacoque, y su director espiritual, Claudio de la Colombière.

Era natural de Torrelobatón, localidad española situada en el corazón de Castilla, donde nació el 20 de agosto de 1711. Tuvo la fortuna de contar con unos padres piadosos que le legaron el preciado patrimonio de su fe, le pusieron bajo el amparo de san Francisco Javier y le alentaron en su vocación religiosa. Desde los 9 años y hasta su temprana muerte siempre estuvo con los jesuitas. Con ellos estudió en varias localidades vallisoletanas y se integró en la Compañía a los 14 años, época en la que ya experimentaba favores celestiales. Éste fue uno de los rasgos preponderantes de su existencia agraciada con una profunda y singular vida interior que recuerda a la de los grandes místicos como Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Una de esas personas cuyo acontecer no parece encerrar grandes misterios, sencilla, inocente, devota de la Virgen María, diligente en la obediencia, dócil a las indicaciones recibidas, con los brazos tendidos siempre a Dios en espíritu de ofrenda, guiado por el santo temor que le precavía de cualquier falta que pudiera ofenderle.

En su biografía hallamos claramente expresado el instante concreto que marcó lo que iba a ser su misión en honor del Sagrado Corazón de Jesús. No cabe tomar como coincidencia, sino como algo providencial lo que le sucedió a los 21 años mientras cursaba teología en Valladolid. Y así lo reconoció él mismo más tarde. Un amigo sacerdote y profesor, algo mayor que él, le pidió el favor de que tomase de la biblioteca el texto «De cultu Sacratissimi Cordis Iesu», escrito por el P. José de Gallifet, y copiase algunos fragmentos que precisaba para preparar un sermón que tenía encomendado. La lectura de esta obra dedicada a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y de la que Bernardo no tenía noción alguna, le produjo una conmoción interior inenarrable. En se mismo momento hizo ofrenda de su vida ante el Sagrario prometiendo que se dedicaría por entero a extender este culto. Al día siguiente a través de una locución divina supo que era elegido para esta misión: «Yo, envuelto en confusión renové la oferta del día antes, aunque quedé algo turbado, viendo la improporción del instrumento y no ver medio para ello». Esa misma jornada durante la oración vivió otro hecho singular. Se le mostró el Sagrado Corazón «todo abrasado en amor, y condolido de lo poco que se le ama. Repitióme la elección que había hecho de este su indigno siervo para adelantar su culto, y sosegó aquel generillo de turbación que dije, dándome a entender que yo dejase obrar a su providencia, que ella me guiaría…». En otra visión el arcángel san Miguel le aseguró su asistencia para llevar a cabo esta misión. Hacia los 19 años su ascenso espiritual había sido coronado con el “desposorio místico”.

Los favores sobrenaturales se sucedían unidos a la experiencia de la purificación. En ella se incluía la insidia del maligno y sus mezquinos intentos de engañarle mediante falsas locuciones y apariciones. Entretanto, promovía una intensa cruzada a favor del Sagrado Corazón de Jesús en la que implicó a religiosos, comenzando por su propia comunidad, dirigiendo cartas a prelados, miembros de la realeza, imprimiendo estampas, y logrando que el pontífice señalara esta fiesta para España. En una de las locuciones Cristo le había asegurado que reinaría en «España, y con más veneración que en otras muchas partes». Hay que decir que el arzobispo de Burgos le apoyó en esta misión desde un primer momento, y ello propició el florecimiento de congregaciones del Corazón de Jesús y la realización de numerosas novenas que acrecentaban la veneración de las gentes. A través de los jesuitas que se hallaban en América también allí llegaron los ecos de esta cruzada emprendida por Bernardo y de la que únicamente pudo apartarle su muerte. Ésta se produjo en Valladolid el 29 de noviembre de 1735 como consecuencia del tifus. Tenía 24 años y había sido ordenado sacerdote en enero de ese mismo año. Fue beatificado en Valladolid el 18 de abril de 2010.

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Santa Sede


Los inmigrantes son una riqueza para la Iglesia y deben testimoniar su fe
Una cumbre europea sobre inmigración y evangelización concluyó en Roma
Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 29 de noviembre de 2012 (ZENIT.org).- La cumbre de dos días sobre inmigración y evangelización, con el título “Una pastoral de comunión para una evangelización renovada”, concluyó hoy en Roma. Organizada por la Comisión Caritas in Veritate del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), contó con la participación de unos 40 obispos y de los directores nacionales de las pastorales de los migrantes.

El secretario general de la CCEE, Duarte Cunha, indicó que la crisis económica golpea especialmente a los más débiles y a quienes emigraron debido a la pobreza. Por ello, señaló, “la pastoral de la Iglesia que tienen la finalidad de evangelizar y de crear comunidad, se siente interpelada para ayudar a la integración, reforzar las relaciones y a acompañar y apoyar a las personas”. Particularmente “en este momento de crisis económica no se puede separar la ayuda social, de la pastoral y la evangelización”.

Los trabajos fueron inaugurados por el cardenal Antonio María Veglió, presidente de Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes; y por el presidente de la sección migración de la Caritas in Veritate, el cardenal Josip Bozanic.

El cardenal Bozanic subrayó que los inmigrantes creyentes tienen que ser protagonistas de la misión de la Iglesia y no deben limitarse a dar al país que les hospeda “solamente la fuerza de su trabajo o la capacidad intelectual de los estudios”, sino que son llamados “a testimoniar al fe con gozo y sin miedo”, en el lugar de trabajo, barrio, o ambientes que frecuenta.

El presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Salvatore Fisichella por su parte disertó sobre “El testimonio de la comunión eclesial para una nueva evangelización”. El prelado señaló que la movilidad es parte de la condición humana y que tanto hoy como el el pasado muchos sacerdotes “dejaron sus casas para seguir a tantos inmigrantes en diversos países Europeos”.

Y recordó que millones de cristianos, principalmente católicos, emigraron en estas últimas décadas a Europa, Canadá y Estados Unidos, provenientes del Este europeo, de América Latina y de las Filipinas quienes constituyen “una riqueza para la nueva evangelización”, que es necesario defender delante de factores que tienden a impedirles de conservar la fe y sus tradiciones”.

Indicó también que el término 'pastoral de comunión' ha entrado en el lenguaje cotidiano, a nivel de teología pastoral. Una comunión que debe superar situaciones concretas como los nuevos llegados que llaman a la puerta. Una fraternidad a la que Cristo invita Ut Unum Sint.

Sobre “Comunión y Pastoral, una visión de la Iglesia Católica del Este” habló el secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales, arzobispo Cyril Vasi SJ; mientas que las “Directivas para una pastoral de comunión en las migraciones” fueron abordadas por director del Instituto Internacional de Migraciones de los Escalabrinianos, padre Fabio Baggio. En cambio la “Nueva evangelización y movilidad humana” fue tratado por monseñor Giancarlo Perego, director general de la Fundación Migrantes.

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VENTANA AL MUNDO


Argentina: llamado al diálogo y la reconciliación en un momento de crispación
Reflexión de Adviento de la Conferencia Episcopal
BUENOS AIRES, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- En un contexto de crispación política, económica, y en medio del juicio a imputados por crímenes de la época de dictadura militar, los obispos de Argentina llaman al diálogo y a la reconciliación.

“Llegando la Navidad los argentinos debemos recordarnos la deuda pendiente de nuestra reconciliación. Se hace cada vez más necesario generar contextos de encuentro, de diálogo, de comunión fraterna que nos permitan reconocernos y tratarnos como hermanos, aborreciendo el odio y construyendo la paz”, exhortó la Conferencia Episcopal Argentina en una reflexión de Adviento titulada “Creemos en Jesucristo, Señor de la historia” enmarcada en el Año de la Fe.

“Todos los habitantes de nuestra patria necesitan sentirse respaldados por una dirigencia que no piense solo en sus propios intereses, sino que se preocupe prioritariamente por el bien común”, subrayaron al recordar que “la felicidad está más en dar que en recibir”.

Los obispos argentinos, reunidos en la reciente 104 Asamblea Plenaria, expresaron su “honda preocupación” por algunos síntomas de la persistencia de la crisis moral y cultural.

Destacan sobre todo los siguientes aspectos: "la dignidad de la vida desde la concepción hasta su término natural es la base de todos los derechos humanos. Reiteramos, una vez más, que el ordenamiento jurídico debe respetar el derecho a la vida".

Así mismo, la familia, "fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer" como valor arraigado en el pueblo argentino. "Anterior al estado, es la base de toda la sociedad y nada puede reemplazarla. Vemos con preocupación una corriente cultural y un conjunto de iniciativas legislativas que parecen soslayar su importancia o dañar su identidad", subrayan.

"Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos-aseguran los obispos--. Tienen el derecho de que el sistema educativo no les imponga contenidos contrarios a sus convicciones morales y religiosas". "Deseamos --añaden- que toda la sociedad tome una mayor conciencia de la necesidad de mejorar el sistema educativo, de modo tal, que los más pobres sean sus principales beneficiarios. La necesaria preparación para la vida cívica de niños y jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista de los alumnos".

Los prelados contatan "una angustia generalizada en nuestro pueblo por la vida de los jóvenes. Es enorme la cantidad de ellos que no estudian ni trabajan: ésta es una de las hipotecas sociales más desafiante para los argentinos".

La droga --denuncian- "se extiende por el crecimiento del crimen del narcotráfico y la red de complicidades que lo sustentan". Piensan que "es una de las causas principales de la proliferación del delito y de la consiguiente inseguridad".

A casi treinta años de la democracia, se lamentan, "los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expresión y la participación de todos en la vida cívica".

Tras recordar que “toda sociedad tiene conflictos”, los obispos señalaron que “la democracia, tal como lo refleja la doctrina social de la Iglesia, no se construye agudizándolos, sino concretando los ideales de una verdadera amistad social”.

“Algunas sombras nos han perseguido a lo largo de nuestra historia, que en distintos momentos han acentuado su intensidad e impedido una vigencia más plena del orden democrático. Una es el excesivo caudillismo, que atenta contra el desarrollo armónico de las instituciones, acentúa su deterioro y menoscaba la autonomía de cada uno de los poderes del estado, tanto en el orden nacional como provincial. Esto es particularmente delicado cuando se trata de la independencia del Poder Judicial”, aseveran.

“Otra sombra es la oposición entre las visiones unitaria y federal de la nación, la cual se extendió fuertemente en los albores de nuestra patria, e intermitentemente se manifiesta en distintos momentos de la historia. Cuando en nuestra oración por la patria decimos que queremos ser nación expresamos un anhelo claramente manifiesto en nuestra Constitución. Queremos ser una nación basada efectivamente en un sistema republicano, representativo y federal”, agregan.

Por último, los obispos subrayan que “el niño que María recuesta en el pesebre es el Señor de la historia” y elevan una plegaria: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos…”. A la Virgen María, Nuestra Señora de Luján, le confiamos nuestras inquietudes y ponemos en sus manos nuestras esperanzas”, concluyen.

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Semanas Sociales: ''Hombres y mujeres, el nuevo orden''
Encuentro en el Parque Floral de París, Francia
ROMA, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT. org).- ''Hombres y mujeres, el nuevo orden'', es el tema abordado por la 87 edición de las Semanas Sociales de Francia (SSF), del 23 al 25 de noviembre, en el Parque Floral de París.

La promoción de la igualdad de los hombres y de las mujeres es una evolución positiva, pero tan rápida que surgen inquietudes. Para el presidente de las SSF Jérôme Vignon, el desafío es "liberarse de miedos y relaciones de dominación y progresar hacia la igualdad tomando nota de las diferencias".
 
Entre los participantes, la vicepresidenta de la Comisión Europea, responsable de la justicia, los derechos fundamentales y de la ciudadanía Viviane Reding, y Benoît Roger-Vasselin, director de los Recursos humanos del grupo Publicis.

Asociaciones y movimientos, como el Secours catholique, fueron invitados a hablar de sus acciones o reflexiones.

Para los organizadores, la promoción de la igualdad de los hombres y las mujeres "es una evolución positiva, pero tan rápida que se manifiestan inquietudes: ¿ revelan la nostalgia de una sociedad patriarcal o son el signo de una resistencia a una uniformización de los sexos? ¿Cómo podemos aprender a vivir juntos enriqueciéndonos de nuestras diferencias, y sin que nuestras identidades se sientan amenazadas? Cómo la igualdad de los hombres y mujeres puede progresar en el respeto de la alteridad?".

Los tres días de estas jornadas, que entroncan con la doctrina social de la Iglesia desde hace muchos años, se indagará en un nuevo orden de las relaciones hombres-mujeres. Se enriquecerán con aportaciones cruzadas de actores y de investigadores en numerosos dominios: sociología, filosofía, psicoanálisis, antropología, teología, historia... Y la intervención de dúos hombre-mujer.

El primer día tuvo como objetivo ver el estado de cuestión en cuanto a la igualdad de hombres y mujeres en todos los campos de la vida y volver a trazar en qué dinámica histórica se efectuó esta evolución, para ampliar la mirada mostrando cómo se vive la igualdad hombres-mujeres según los países y las culturas.

Bajo el título "Del progreso de la igualdad hombres/mujeres al progreso de su relación", se propuso confrontar los puntos de vista de la filosofía y de la antropología bíblica, para examinar si los progresos de la igualdad hombres/mujeres pueden ir a la par con un progreso de su relación, porque la alteridad hombre/mujer precisamente hace la riqueza y la fecundidad de su unión. Se exploró también cómo honrar, en el seno de la Iglesia católica, la igual dignidad de hombres y mujeres.

El último día se abordó "la igualdad en la diferencia: una buena noticia para cada uno".

En los talleres participativos vividos la víspera, este tercer día fue a la búsqueda de prácticas que combinen la igualdad hombres/mujeres con el respeto de sus diferencias. Esta búsqueda se efectuó en los campos del trabajo, de la unión conyugal y de la familia, y también de la educación.

Traducción de la edición francesa de ZENIT por Raquel Anillo

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RUMBO A RIO


Benedicto XVI clausurará la Jornada Mundial de la Juventud 2013 en Guaratiba
Ya se revelaron los planes en el II Encuentro Preparatorio en Río de Janeiro, Brasil
RÍO DE JANEIRO, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI celebrará la misa de vigilia y la conclusiva de la Jornada Mundial de la Juventud Río-2013, que se realizará los días 27 y 28 de julio en el barrio de Guarativa, al oeste de Río de Janeiro.

El anuncio fue hecho por el alcalde de la ciudad Eduardo Paes, y por el arzobispo de Río de Janeiro Orani João Tempesta, durante el II Encuentro Preparatorio para la JMJ Río-2013, que se realiza esta semana, en la capital fluminense.

La organización de la Jornada contará con una estructura de manzanas y calles, con islas de servicio para apoyar los peregrinos.

Estos locales tendrán baños, puestos médicos, darán alimentación y servicios varios y contarán también concarpas o lugares apropiados para la adoración del Santísimo.

Los organizadores indicaron que para el acceso a la zona se estudian dos posibilidades: llegar a pie desde los lugares de desembarque, por tres diversos recorridos de unos trece kilómetros, y la salida a través de un sistema de transporte especial.

Traducido del portugués por H. Sergio Mora

Para saber más: http://www.rio2013.com/pt.

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RAÍCES DE LA FE


Ejercicios espirituales para sacerdotes en Tierra Santa
Habla el director el instituto pontificio 'Notre Dame' de Jerusalén, padre Solana LC
JERUSALÉN, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El curso de renovación espiritual para sacerdotes, que fue inaugurado en 2005, tiene lugar dos veces al año, al final de enero y al final de julio, en Jerusalén. El instituto Sacerdos, quien comenzó este curso, es una organización internacional dedicada a la formación permanente de sacerdotes católicos.

El curso permite experimentar la importancia espiritual e histórica de los santos lugares de la cristiandad, casi pisando las mismas huellas de Cristo y de los evangelios.

Son cinco, los elementos formativos que este curso ofrece: en primer lugar, un atmósfera espiritual, que incluye tres días de ejercicios espirituales. Luego, la creación de un clima de fraternidad sacerdotal que da la posibilidad concreta a los sacerdotes de compartir experiencias sacerdotales y de intercambiar ideas para su ministerio pastoral.

En tercer lugar, la ocasión de vivir una experiencia ecuménica, en un lugar privilegiado de encuentro y de diálogo entre religiones. A esto se añade el contacto con la comunidad cristiana y los líderes religiosos locales.

El aspecto másimportantees que se trata deun programa desarrolladode acuerdo conlos Evangelios, enel cual los sacerdotesviven,paso a paso,los acontecimientos másimportantes de la vidade Cristo enlos lugaresdonde realmenteocurrieron. Estos cinco ingredientes convergen en un mismo objetivo: la renovación espiritual de los sacerdotes.

ZENIT ha entrevistado alpadre Juan MaríaSolanaLC,director delinstitutopontificioNotreDamede Jerusalén.

¿Qué es un curso de renovación espiritual?

--P. Solana: Un curso de renovación espiritual para un sacerdote es una verdadera necesidad, porque cada uno de nosotros se desgasta con el tiempo. Creo que todo tiene necesidad de una renovación, las maquinas, los muebles, pero también las personas. A veces el cansancio, otras veces las enfermedades o el exceso de trabajo hacen que el sacerdote tenga necesidad de separarse y contemplar su propia vocación como un conjunto. Ayuda mucho una serena separación, una pausa, que sea vivida entre hermanos, en un ambiente de oración y apoyo espiritual.

¿Por qué en Tierra Santa?

--P. Solana: Hace tiempo leí una frase escrita en las gorras de un grupo de peregrinos que decía: “Todos hemos nacido allí”, refiriéndose a Jerusalén.

Efectivamente, nuestra fe cristiana, nuestra vocación, la misma religión que profesamos nació allí, entre el desierto y el río, en la ciudad nombrada en los evangelios y en la Biblia… Entonces, venir a Jerusalén es una gran renovación espiritual. Significa volver a las raíces o a los orígenes. En este curso han participado casi 700 sacerdotes en estos 7 años de experiencia, y debo decir que los frutos son abundantísimos. Dios bendice a los que quieren volver a sus raíces y renovarse.

¿Qué importancia tiene esto en el año de la fe?

--P. Solana: El Año de la Fe es ante todo una gracia. Dios quiere darnos una vez más este maravilloso regalo. Incluso la fe se desgasta en medio de en un mundo cada vez más secularizado y laico, lejos de Dios. El papa en su homilía de la Misa por el inicio del Año de la fe, habló de una "desertificación" del mundo en el campo de lo espiritual y religioso. Aquí, frente a la "desertificación" lo que se necesita es agua fresca, agua de vida, regar la propia vida, renovarse. Venir a Tierra Santa durante el Año de la Fe es una gracia, creo, incluso más grande. Lo digo por experiencia.

En las últimas semanas han pasado grupos de peregrinos que encontraron su fe renovada, crecido, madurado. Creo que este es el regalo especial que Dios quiere dar a aquellos que pasan por Tierra Santa de este año.También porque la peregrinación hecha por Tierra Santa y Roma, fue una de las recomendaciones propuestas por el Vaticano este año. Si los sacerdotes hacen esto, seguramente los fieles encontrarán un gran beneficio, tanto a través de las predicaciones como a través de la recepción de os sacramentos.

En la parábola del sembrador fue Jesús mismo quien, desde esta tierra, lanzó las primeras semillas de la fecristiana.

¿Qué es lo que encuentran los sacerdotes que participan?

--P. Solana: En primer lugar encontramos el realismo de la historia de los acontecimientos bíblicos, experimentan que los colores pintados por el evangelio son variados y cada uno de estos tiene un valor especial para el mensaje de que los sacerdotes son portadores. Tengo una imagen para describir esto: es como pasar de la TV en blanco y negro al plasma. Cuántas veces la gente que conocía a un sacerdote antes de un curso de renovación y que lo escucha y se encuentra con él más tarde, cuenta lo mucho que ha cambiado, por ejemplo, en la manera de predicar e lEvangelio.

¿Cuáles son las cifras de los años pasados?

--P. Solana: Empezamosen el verano de 2005, y así seguimos adelante con dos cursos cada año, uno en verano y otro en invierno, con un promedio de entre 40 y 50 sacerdotes.Creo que la experiencia, en particular mediante el intercambio de impresiones entre hermanos que comparten las mismas penurias, el mismo llamado, las mismas tentaciones, es algo muy valioso.

¿Qué espera para un futuro?

Yo espero que con el tiempo, los cursos puedan hacerse durante todo el año, de manera que sean miles de hermanos sacerdotes los que puedan vivir esta experiencia y encuentren este rejuvenecer de su vocación y de su ministerio. Haré todo lo posible para que este sueño se convierta en realidad. Ojalá que todos los sacerdotes del mundo pudieran tener la oportunidad de pasar por tierra Santa, al menos una vez en la vida. ¿Por qué en un curso sacerdotal? Porque ofrece más tiempo y espacio que una peregrinación; también porque un grupo sacerdotal es un ambiente precioso para vivir estos momentos.

Para más información: crs@arcol.org.

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Memoria de un gran obispo del sur de España
Fray Juan de Portocarrero fomentó la devoción al iniciador del cristianismo en Almería, san Indalecio
ALMERÍA, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Este viernes, el obispo diocesano Adolfo González Montes presidirá la Misa de Requiem en la catedral de La Encarnación de Almería, España, con motivo de la traslación de los restos de fray Juan de Portocarrero al lugar definitivo en el que descansará el que fuera obispo de Almería. Concretamente en una tumba mural en la capilla del obispo Villalán, conocida popularmente como capilla del Cristo de la Escucha, donde estuvieron los últimos treinta años y donde ahora se colocará una lápida conmemorativa.

Fray Juan de Portocarrero era natural de Salamanca, de origen noble. Su verdadero nombre fue don Juan del Castillo y Portocarrero. Ingresó en el convento de San Francisco de Salamanca de la Orden de Menores Observantes. En 1589, fue nombrado guardián del mismo convento; en 1901, era guardián del Convento de San Francisco de Zamora, y ese mismo año visitador de la provincia de Andalucía, presidiendo el capítulo en Jerez de la Frontera.

Estudió en la Universidad de Alcalá, en el Colegio de San Pedro y San Pablo de la provincia de Santiago, el segundo de los siete menores, fundado por el cardenal Jiménez de Cisneros en aquella universidad.

Fue confesor de la emperatriz María, hermana de Felipe II y mujer del emperador Maximiliano II, y de Ana de Austria, cuarta esposa de Felipe II. Según el cronista de la corte de Valladolid Luis Cabrera de Córdoba, el rey Felipe II lo presentó para el obispado de Almería. Fue preconizado obispo de Almería el 29 de julio de 1602, por bula del papa Clemente VIII. Tomó posesión el 7 de marzo de 1603.

Destacó por su devoción a san Indalecio, fundador del cristianismo en el sur de España, con otros varones apostólicos, y que fomentó especialmente en la ciudad de Almería. El Cabildo de la Catedral, reunido el 12 de julio de 1608, solicitó del rey que ordenara el traslado del cuerpo de san Indalecio, desde el Monasterio de San Juan de la Peña en Jaca, a Almería. Fueron infructuosas las gestiones. Tampoco prosperó la petición al Monasterio de San Juan de la Peña de una reliquia.

En 1616, acuerda el Cabildo celebrar la fiesta de san Indalecio con solemnidad, como patrón de la ciudad y diócesis. No desiste Portocarrero. Consigue una cédula real y un breve de Paulo V para que los monjes de San Juan de la Peña le entreguen la tan deseada reliquia. Lleva a cabo la gestión con éxito don Pedro de Molina, prior de la Catedral de Granada y vicario general de Zaragoza. La reliquia llega a Almería el 21 de enero de 1620. El obispo con el Cabildo y las autoridades de la ciudad, la reciben en el espigón del puerto.

Procesionalmente llegan a la Puerta del Mar (final de la calle Real y actual Parque) y allí el obispo coloca la reliquia en una arqueta de plata y la entrega oficialmente al Cabildo. La procesión, pasando por la calle del Mar (Real), carrera Real (Mariana) y plaza del Obispo, llega a la Catedral. En la Catedral se expuso a los fieles durante el octavario siguiente para que pudieran venerarla.

Portocarrero mandó hacer un estudio serio de la antigua diócesis urcitana y de la proximidad de Urci a la actual Almería. Convencido de ello, proclamó patrono de la diócesis a san Indalecio el día 8 de mayo de 1621. El rey aprobó las fiestas patronales del 15 de mayo de cada año. Desde 1623, se comenzó a celebrar la fiesta hasta nuestros días.

Unos días después de su muerte, el sábado 15 de marzo, acuerda el Cabildo que se celebren funerales por el obispo en todas las iglesias. Lo enterraron en la capilla del Sagrario, por él edificada. En 1936, durante la guerra, hicieron desaparecer su efigie de la fachada del palacio episcopal que ocupaba uno de los tres medallones que había sobre el balcón principal. Al ampliarse con una nueva construcción la capilla del Sagrario de la Catedral, retiraron el escudo que señalaba el lugar de la sepultura de fray Juan de Portocarrero, dejándola sin inscripción. Pasó el tiempo y nadie sabía donde se encontraba su tumba. Las excavaciones que se llevaron a cabo en 1974, en el subsuelo de dicha capilla, para instalación del Museo Catedralicio, deparó el día 4 de febrero de dicho año una grata sorpresa: una cripta sepulcral sumamente pobre, aunque toda ella de fábrica de cantería. Al día siguiente, informado el Cabildo, se toman diversos acuerdos respecto a la conservación «in situ» de los restos encontrados.

Un estudio detenido confirma que se trata, indudablemente, de la tumba de uno de los obispos antiguos. A pesar del estado de destrucción, se distinguían perfectamente los ornamentos pontificales: la casulla, dos tunicelas y los guantes bordados en oro, todo de seda morada. Los guantes tenían en el bordado el anagrama JHS. Sobre los pies un trozo de cordón franciscano afianzó la convicción de que eran los restos mortales del gran hijo de san Francisco y obispo de Almería, fray Juan de Portocarrero.

Por los libros de actas capitulares se supo que la actual capilla había sido obra de Jerónimo del Valle y Ledesma. Rápidamente se ejecutaron las obras.

Hace algunos años que las cenizas de Portocarrero fueron colocadas en una urna de mármol, con su escudo heráldico, que costeó la Orden Tercera Seglar de San Francisco de esta ciudad. Desde entonces hasta esta fecha, está depositada en la capilla del Santo Cristo de la Escucha de la Catedral, en la que reposan también los restos mortales, en precioso mausoleo renacentista, del también obispo franciscano y fundador de esta Catedral, fray Diego Fernández de Villalán.

Tomado de la pagina de la diócesis de Almería: http://www.diocesisalmeria.es/.

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ADVIENTO Y NAVIDAD


''Acoger el misterio de Dios encarnado en nuestra historia''
Mensaje de Adviento y Navidad 2012 de la directora de la Institución Teresiana
ROMA, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- La directora general de la Institución Teresiana, Maite Uribe, ha dirigido a todos los miembros de esta asociación internacional de fieles un mensaje con motivo del periodo litúrgico que se inicia el próximo domingo: Adviento y Navidad.

"Nos acercamos al tiempo de Adviento, tiempo de espera y esperanza, de invocación y hospitalidad --afirma Maite Uribe en su mensaje--. Tiempo para expresar con toda la Iglesia y como pueblo de Dios: “Marana thà” (1Cor, 16,22) Ven Señor Jesús. Esta actitud de espera y esperanza, de acogida y de hospitalidad, se realiza plenamente en María, la Madre de Jesús: “Que se haga en mí según tu palabra”. (Lc 1,38)

La directora recuerda que la asociación acaba de terminar una experiencia fuerte de comunión y de corresponsabilidad, la XVII Asamblea General, Asamblea de la esperanza, "que va a orientar estos próximos seis años y de manera especial este primer Adviento del nuevo sexenio".

En fidelidad a tantas llamadas recibidas en estos últimos meses, invita en este Adviento 2012, a vivir y profundizar la "actitud de acogida", es decir invita "muy especialmente a acoger el misterio de Dios, acoger la realidad, acoger a los hermanos y acogernos a nosotros mismos". Son facetas de una misma llamada, que pone en actitud de espera y esperanza en este tiempo de preparación a la Navidad

Acoger el misterio de Dios

Una de las figuras centrales en este periodo litúrgico es María, la Madre de Jesús, afirma Maite Uribe: "Nadie como ella sabe lo que es acoger el misterio de Dios, es decir, esperar, confiar, abandonarse. María acoge la vida, acoge el misterio de un anuncio inesperado, y se deja hacer con la seguridad del que sabe en 'quien ha puesto su confianza' (2Tim 1, 12a)".

En María la acogida del misterio de Dios empieza con una pregunta: “¿Cómo sucederá esto?” (Lc 1,34), crece desde la confianza: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38) y se hace gratitud en el “Magníficat” (Lc 1,46), recuerda la directora de la Institución Teresiana.

A lo largo de su vida, la acogida del misterio de Dios marca en María etapas muy significativas en su experiencia de mujer creyente. Son momentos en los que percibimos la fuerza de su fe.

Cita al papa en la carta para el Año de la Fe, Porta Fidei: “La fe crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo”, nos dice Benedicto XVI al presentarnos el Año de la Fe. El Santo Padre continua: “Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza (…) la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios”.Pedro Poveda nos dice: “Pronto celebraremos el gran sacramento de la Encarnación en su manifestación externa conmemorando el natalicio del Emmanuel, que viene a los suyos…

En este tiempo de Adviento, invita Uribe, "miremos a María, busquemos en ella y con ella la manera de acoger al Señor que viene. Ojalá al acabar este año de la fe se pueda decir de cada uno de nosotros, y de la IT como una gran familia, 'Feliz tu porque has acogido el misterio de Dios', 'Feliz tu porque has creído' (Lc 1, 45)".

Acoger la realidad

“La Encarnación bien entendida, la persona de Cristo”, explica citando al fundador san Pedro Poveda, "inspira la totalidad de nuestra existencia. La espiritualidad de encarnación nos lleva a contemplar la vida desde la fe, a reconocer en nuestro quehacer cotidiano los signos de los tiempos, a leer nuestra historia personal como historia de salvación".

"Acoger la realidad --añade- con mirada contemplativa es sabernos testigos de la acción de Dios en ella. Es seguir la invitación de Pedro Poveda a acoger y valorar todo lo humano, a mirar el mundo con simpatía y ternura, a amar con pasión la vida y a cada ser humano, a sentirnos alentados por una misma esperanza."

“Esta es vuestra misión: sazonar lo desabrido allí a donde se va, en el sitio en donde se vive, a las gentes con quienes se trata”, subraya citando una vez más a Poveda. Y también: "Vosotros habéis de elevar cuanto toquéis, consolar a los que visitáis, enseñar a los que os rodean, ilustrar a los que educáis, santificar a los que se os confían, sanar a los que os piden consejo y edificar a todos".

"Acoger la realidad --explica Maite Uribe- es sabernos mezclados con el común de las gentes y desde allí tener amplitud de miras ante sus interrogantes y sus búsquedas. Es acoger pluralidad de perspectivas y de sensibilidades, es discernir lo que hay de evangélico en lo más cotidiano de nuestras vidas. Es crear espacios de humanización y de respeto hacia los excluidos, los pequeños, los que no tienen 'donde reposar la cabeza' (Mt 8, 20)".

E invita a los miembros: "Acojamos nuestra realidad con la confianza del que sabe que el Dios creador de vida la trabaja con ternura y paciencia, compasión y misericordia. A nosotros, como instrumentos, se nos invita a sazonar, consolar, sanar, acompañar".

Acoger a los hermanos, practicar la hospitalidad

“No olvidéis la hospitalidad, algunos han acogido ángeles sin saberlo”, recuerda citando la carta a los Hebreos (Heb 13,2). "Esta invitación --añade- nos recuerda que la verdadera acogida provoca, tanto en el que acoge como en el que es acogido, diálogo, encuentro, comunicación, conversión. El verdadero diálogo hace que la percepción que tenemos del otro cambie porque se nos hace cercano, accesible, hermano. Surgen visiones inéditas del otro, descubrimos lo que tenemos en común, lo que nos une, lo que nos acerca, y se puede hasta percibir que el otro, aún desde la diferencia, real o percibida, se nos hace fraternalmente cercano".

"Así --señala--, la acogida se convierte en hospitalidad, en cercanía, en amistad y en encuentro, y nos invita a vivir y practicar la hermandad. Hay una dimensión socializadora de la hospitalidad que no podemos olvidar. Cuando acogemos al otro ya no estamos solos. Los dos llevamos nuestra propia historia, las personas que han estado presentes en ella, las culturas en las que se ha desarrollado nuestras vidas. El encuentro de dos personas es siempre una experiencia comunitaria. Son dos mundos que se encuentran, dos miradas que se cruzan y un horizonte abierto hacia el que poder seguir caminando juntos".

"En nuestras relaciones interpersonales, en nuestras familias y grupos, en la vida profesional, en las tareas sencillas y cotidianas, en las estructuras sociopolíticas y socioeducativas, hagamos posible, en este tiempo de Adviento, el practicar la hospitalidad y el crecer en fraternidad. Acoger y prestar atención a los más necesitados, asistencia y atención a todo aquel que necesita nuestro apoyo, cercanía y compañía. ¿Acaso hay alguien de entre nosotros que, por nuestras afinidades o posicionamientos, pueda quedar fuera de nuestras propias realidades comunitarias?", se pregunta.

Acogernos a nosotros mismos

"Vivimos una época difícil --reflexiona--, pero es la nuestra, la que Dios nos ha confiado y en la que queremos ser testigos de esperanza. Caminamos con la debilidad y la pobreza de nuestra propia condición humana, con las mismas contradicciones que nuestros contemporáneos y sin saber muchas veces cómo situarnos ante el poder, el miedo, el egoísmo, la duda, y hasta el desánimo. Al mismo tiempo somos personas de fe. Acoger la fe, es acoger al que se hace historia con nosotros y hacer memoria de nuestra fe nos confirma en nuestra identidad de creyentes. Acogernos a nosotros mismos es sabernos en las manos del alfarero que hace y rehace la misma vasija, porque llevamos un tesoro en nuestras pobres vasijas de barro".

"Cuando crece el deseo de conocer la verdad sobre nosotros mismos, cuando crece el sentimiento de compasión y de misericordia hacia nosotros, cuando buscamos espacios de soledad y de silencio para ponernos bajo la mirada de Dios, estamos aprendiendo a ser instrumentos en sus manos. En la Navidad, Jesús viene a sanar profundamente nuestras heridas; como Salvador es el único que puede curar la herida de nuestro pecado y las consecuencias de división y destrucción que genera".

"Que este Adviento 2012 --concluye--, sea un Adviento de la acogida, de la hospitalidad y de la hermandad y unámonos a toda la Iglesia en el deseo de su venida. “Marana thà” ¡Ven Señor Jesús!".

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MARÍA, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN


''Bienaventurada la que ha creído''
Gran Vigilia de la Inmaculada en toda España y diversos países hispanoamericanos
MADRID, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Los organizadores de la Gran Vigilia de la Inmaculada han elegido el lema "Bienaventurada la que ha creído", palabras con las que concluye la ..."porta Fidei... Se espera que el papa envíe su tradicional mensaje y bendición apostólica para los organizadores y asistentes.

El día 7 de diciembre a las 9 de la noche, tendrá lugar la tradicional Gran Vigilia de la Inmaculada en todas las diócesis de España, y diversos países de Hispanoamérica. Como se sabe, fueron instauradas en 1947 por el padre Tomás Morales SJ, actualmente en proceso de canonización en Roma, y desde entonces se vienen celebrando ininterrumpidamente. Siempre se han caracterizado por la gran afluencia de fieles, destacando la juventud y la familia.

En lo que se refiere a los madrileños, se celebrarán especialmente tres Vigilias diocesanas, dentro de la “Misión Madrid”, en la Catedral de la Almudena, presidida por el cardenal Antonio María Rouco Varela, en la basílica de la Merced, y en el Santuario de María Auxiliadora, presididas por los obispos auxiliares César A. Franco y Juan Antonio Martínez Camino, respectivamente.

La introducción a estas dos últimas celebraciones correrá a cargo de los sacerdotes recién ordenados y con las carreras terminadas de Ingeniería Industrial, Jesús Zurita, en la Merced y de Javier Carralón, en María Auxiliadora. Como seglares intervendrán Fernando Giménez Barriocanal, presidente de la COPE y Canal 13 TV, y Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia, en cada una de ellas.

El cartel anunciador es un detalle del cuadro de la Inmaculada Concepción de Giovanni Battista Tiépolo, que se encuentra en el Museo Nacional del Prado, y el lema de las Vigilias será: “Bienaventurada la que ha creído” (Lc 1,45), palabras con las que culmina Benedicto XVI su carta apostólica Porta Fidei, de 11 de octubre de 2011, con motivo del Año de la Fe. Con estas Vigilias los organizadores pretenden hacer una súplica a la Virgen, para que la humanidad alcance la fe. Si Cristo ha dicho que si se tuviera fe podrían moverse montañas, se proponen pedirla, con humildad y confianza, para poder así cambiar el mundo y solucionar todas las crisis que padecemos.

Al mismo tiempo pretenden impulsar los "enormes frutos espirituales" que representó la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Madrid en agosto del año pasado, caracterizada por el fervor, amor y el testimonio de casi dos millones de jóvenes asistentes.

Se espera que el papa Benedicto XVI envíe su tradicional mensaje y bendición apostólica para los asistentes y organizadores. Es de destacar que estos últimos solicitan las oraciones y sacrificios de cerca de 700 conventos de contemplativos de toda España para que se consiga el mejor resultado de estas Vigilias.

Hay abierta una página web con varios enlaces: www.vigiliadelainmaculada.org.

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Recordando al beato Juan Duns Scoto, teólogo de la Inmaculada
A las puertas de la novena de la fiesta nacional del 8 de diciembre
ROMA, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).– Estamos a las puertas de la novena de preparación por la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. El significado de este dogma, proclamado en 1854 por el beato Pío IX, está en la propia oración de la liturgia «Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro... ». Para comprender mejor su teología, bueno es conocer al que la inspiró, el beato Juan Duns Scoto.

*****

Por Girolamo Pica

El beato Juan Duns Scoto nació en una pequeña ciudad de Escocia llamada Duns, cerca de Berwick. La homonimia entre su nombre y su ciudad de nacimiento no es casual. Era una práctica común en la Edad Media añadir al nombre propio de una persona también el de su lugar de origen para conocer su procedencia.

La fecha exacta del nacimiento del beato, sin embargo, no se conoce de forma exacta, oscilando entre el 23 de diciembre de 1265 y marzo de 1266.

Lamentablemente, de la familia de Duns Scoto tenemos poca información. Sabemos que su padre era un rico terrateniente, llamado Niniano Duns de Littledean. Su tío, fray Elías, entró en los Hermanos Menores y fue vicario general de Escocia.

Sabemos que Juan asistió a la escuela local, donde aprendió a leer y escribir. A los 14 años, quizá también gracias a la intercesión de su tío fray Elías, entró en el convento de Dumfries y a los 15 años, a finales de 1280, se vistió con el habito franciscano.

Al finalizar el noviciado, hecha la profesión religiosa con los tres votos de castidad, pobreza y obediencia, se le invitó a completar su formación en el Estudio franciscano de Northampton. A continuación, le mandaron a Oxford, donde continuó su formación

El joven fraile escocés daba inicio así a la primera parte de su formación académica, que le condujo al sacerdocio el 17 de marzo de 1291 en Northampton, en la iglesia de San Andrés, a manos de monseñor Oliver Sutton.

Fray Juan, que desde pequeño había mostrado poseer una inteligencia brillante y profunda, ahora tenía la posibilidad de distinguirse aún más en una ciudad como Oxford, ya entonces conocida por grandes figuras de excelentes estudiosos.

Por lo que sabemos, su formación en Oxford se prolongó, casi de forma ininterrumpida hasta al menos julio de 1300, cuando recibe de manos del obispo Dalderby el permiso para oir confesiones en la iglesia franciscana de la ciudad.

La formación intelectual, que el beato Juan Duns Scoto había recibido a este punto, era ya verdaderamente especial y reservada solamente a muy pocos estudiantes especialmente capacitados. Si consideramos el sistema formativo seguido en Oxford en aquella época, probablemente Scoto había realizado ya unos nueve años de estudios filosóficos y once de estudios teológicos. Otro año más, servirá a Scoto para convertirse en doctor en Teología y poder enseñar, y esto lo realizó en la todavía más famosa Universidad de París, después de 1301, donde fue enviado por sus superiores.

De este periodo es el primer testimonio escrito relacionado con las dotes intelectuales y espirituales del beato Juan Dusn Scoto. Nos llega por una carta de presentación del ministro general de la orden de los Frailes Menores, Gonzalo de España, escrito por nuestro beato en el acto de su ingreso en la comunidad de París: «Con la presente confío a vuestra caridad al padre Juan Scoto, santificado en Cristo. He visto perfectamente su vida virtuosa, la ciencia eminente, el sutil empeño como otras cualidades excelentes, en parte a través de mi experiencia personal, y en parte de su fama conocida en todas partes».

Sabemos, además, que en 1303 el beato Juan Duns Scoto tuvo que dejar París, para defender a Bonifacio VIII contra el rey de Francia Felipe el Hermoso, sacrificando así su carrera universitaria por permanecer fiel al papa. Al año siguiente se le concedió volver y allí continuó desarrollando su actividad como profesor y escritor por otros cuatro años, hasta 1307, cuando le transfirieron a Colonia. Esta fue también la última etapa terrena de la vida del fraile escocés.

La fecha de su nacimiento al cielo se conoce tradicionalmente por el 8 de noviembre de 1308.

Todavía hoy en la iglesia franciscana de la Santa Cruz en Colonia, Alemania, se pueden leer en su tumba los célebres versos que resumen en latín las cuatros etapas principales de su vida: «Escocia me vio nacer, Inglaterra me educó; Francia me acogió y Colonia tiene mi monumento».

El 15 de noviembre de 1980 el papa Juan Pablo II rindió homenaje a la tumba del beato, llamándolo muy expresivamente: «Poderosa torre que se eleva hacia el cielo como testimonio de fe». Venerado como beato en las diócesis de Colonia y de Nola, su nombre fue incluido en el Martyrologium Franciscanum, mientras que su culto fue reconocido por Juan Pablo II el 20 de marzo de 1993.

El papa Benedicto XVI, así explica en su carta apostólica, escrita en ocasión del séptimo centenario de la muerte del beato Juan Duns Scoto, el 8 de noviembre del 2008: «En efecto, uniendo la piedad y la investigación científica, […]con su fino ingenio penetró tan profundamente en los secretos de la verdad natural y revelada, y formuló una doctrina tan elevada que fue llamado "Doctor de la Orden", "Doctor sutil" y "Doctor mariano", llegando a ser maestro y guía de la escuela franciscana, luz y ejemplo para todo el pueblo cristiano ». […]

Sus obras y su pensamiento han fascinado a muchos filósofos y teólogos, pero también a fieles, entre los que podemos recordar al erudito franciscano Luca Wadding (1588-1657), el sencillo fraile san Humilde de Bisignano (1582-1637), la mística española María de Ágreda (1602-1665), san Maximiliano María Kolbe (1894-1941), el beato padre Gabriele Allegra (1907-1976), el primer presidente de la Comisión escotista, padre Carlo Balic (1899-1977).

(Extracto del volumen de Girolamo Pica, "El beato Giovanni Duns Scoto. Doctor de la Inmaculada", Elledici-Velar, Gorle.)

Traducido del italiano por Rocío Lancho García

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Comentario al Evangelio


Vigilen y oren en todo momento
Comentario al evangelio del Domingo 1º de Adviento/C
ROMA, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el comentario al evangelio del próximo domingo, Primer Domingo de Adviento, de nuestro colaborador el padre Jesús Álvarez, paulino.

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Por Jesús Álvarez, SSP

Dijo Jesús a sus discípulos:Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y por toda la tierra los pueblos estarán llenos de angustia, aterrados por el estruendo del mar embravecido. La gente se morirá de espanto con sólo pensar en lo que va a caer sobre la humanidad, porque las fuerzas del universo serán sacudidas. Y en ese preciso momento verán al Hijo del Hombre viniendo en la Nube, con gran poder e infinita gloria. Cuando se presenten los primeros signos, enderécense y levanten la cabeza, porque está cerca su liberación. Cuiden de ustedes mismos, no sea que una vida consumista, las borracheras o los afanes de este mundo los vuelvan interiormente torpes y ese día caiga sobre ustedes de improviso, pues se cerrará como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Por eso estén vigilando y orando en todo momento, para que se les conceda escapar de todo lo que debe suceder y estar de pie ante el Hijo del Hombre.” (Lc. 21, 25-28. 34-36)

Jesús hoy nos anuncia un aterrador cataclismo cósmico, sin fijar fechas. Pero no pretende asustarnos, sino atraer nuestra mirada y nuestro corazón hacia la imagen grandiosa que aparecerá al centro de ese marco catastrófico: Él en persona, que vendrá con poder y gloria para librar a los suyos de la gran tribulación y de la muerte; por eso nos invita a levantar la cabeza, para verlo y acogerlo con júbilo.

Por tanto, nuestra actitud no puede ser el temor y el terror, sino la esperanza y "el amor gozoso a su venida" como único salvador, amigo y glorificador por la resurrección. Jesús quiere que grabemos bien en la memoria su invitación a orar continuamente y a estar preparados, viviendo en real unión afectiva y efectiva con Él.

Jesús nos pide mantenernos en pie a su lado, aunque no lo veamos, compartiendo con gozo su misión liberadora y salvadora en favor del prójimo, construyendo con él la civilización del amor y la cultura de la vida. Además nos apremia a no dejarnos contagiar por el materialismo, el consumismo, la corrupción y los desórdenes de una sociedad que vive de espaldas a Dios y al prójimo, sumergida en la cultura de la muerte.

Adviento significa tiempo de espera gozosa de Alguien que viene. La Iglesia nos invita a considerar las cuatro venidas de Cristo Jesús, que sale a nuestro encuentro en formas y tiempos diferentes.

La primera venida de Jesús sucedió hace más de dos mil años, con su Nacimiento en Belén, que conmemoramos y celebramos cada año en la Navidad. Es la venida primordial, que hace posibles las otras venidas.

La cuarta y última venida de Cristo será su aparición gloriosa al fin de los tiempos, para hacer un mundo nuevo, su reino definitivo de vida y verdad, de justicia y de paz, de libertad y amor, de alegría y felicidad. Venida que presenciaremos de persona.

Entre la primera y la última venidas de Jesús se da la venida intermedia y permanente a nuestra vida y persona durante la existencia terrena, según sus palabras infalibles: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo (Mt. 28, 20). Quien come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo en él (Jn. 6, 36)".

Y al fin de nuestra vida terrena se realizará la venida de Jesús que acudirá para librarnos de las garras de la muerte y llevarnos a su gloria eterna, si hemos vivido unidos a él, compartiendo su misión en favor del hombre. Nos garantiza con promesa infalible: "Me voy a prepararles un lugar. Luego vendré para llevarlos conmigo (Jn. 14, 2-3)".

Esta venida de Jesús será para cada uno la hora del éxito total de su existencia por la resurrección, si hemos acogido a Cristo en sus venidas durante la vida terrena: en el prójimo, en la Eucaristía, en la oración, en la Palabra de Dios, en la creación, en el sufrimiento, en la alegría, en los acontecimientos... Entonces Él nos acogerá en la hora de la muerte para resucitarnos, dándonos un cuerpo glorioso y felicísimo como el suyo. 

Su exhortación a orar en todo momento es la condición para ser acogidos y resucitados a través de una muerte triunfal como la suya. Tomémoslo en serio para no quedar excluidos de su gloria.

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Flash


''Lo inédito en los Evangelios''
Presentado un libro de comentarios dominicales del fundador de los Heraldos del Evangelio
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Ayer se presentó en esta ciudad el libro del fundador y presidente de los Heraldos del Evangelio, monseñor João Scognamiglio Clá Dias, titulado "Lo inédito en los Evangelios" (volúmenes V y VI, correspondientes al Año C), publicado por la Librería Editorial Vaticana en cuatro idiomas.

El evento contó con la presencia de cardenal Franc Rodé, prefecto emérito de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el arzobispo Jean-Louis Bruguès OP, archivero y bibliotecario de la Santa Romana Iglesia, así como del obispo Giuseppe A. Scotti, presidente de Librería Editorial Vaticana y presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger.

Estos comentarios son un aporte del autor, fundador de los Heraldos del Evangelio, al Año de la Fe. En ellos se pueden encontrar "tesoros viejos y nuevos del intellectus fidei, para ofrecer al pueblo de Dios el pan de la buena doctrina proveniente del sol de la Palabra de Dios" (del prefacio del cardenal Rodé).

Acompañados de ilustraciones y ejemplos, estos comentarios pueden ser una herramienta útil para la recepción y la meditación, tanto comunitaria como individual, de la Palabra de Dios ofrecida durante los domingos del año litúrgico, y capaces de iluminar toda la semana, según los editores.

Aplicando la técnica de la homilética, y sin dejar de lado cierta nota agradable de la improvisación –informan los editores--, el autor trata de estimular la imaginación, el intelecto y la voluntad del lector, como si estuviera de frente a una verdadera homilía.

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