5.12.12

 

Desde el año 1970 llevamos nada más y nada menos que siete leyes orgánicas reguladoras de la educación en España. Quizá recordemos hasta las siglas de algunas: LGC, LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE. Leyes hemos tenido que apenas han durado cuatro años.

Con este batiburrillo, ¿qué es lo que estamos consiguiendo? España ostenta el título de ser la nación europea con mayor tasa de fracaso escolar, duplica la media de abandono escolar de la Unión Europea, y se sitúa en la cola en cuanto a calidad educativa.

Qué quieren que les diga. Lo que supimos sobre las reformas educativas del ministro Wert me parece bien, pero creo que no va a servir de mucho. Aplaudo el fin de la educación para la ciudadanía, me parece que es un avance que se garantice a los padres la educación religiosa de sus hijos según sus propias convicciones y que se ofrezca una asignatura alternativa SERIA, y estoy muy de acuerdo, como no podía ser de otra manera en que la educación en las comunidades con dos lenguas se pueda recibir en una o en otra según el deseo de los padres.

Todo esto perfecto. Pero medio inútil, por ser generoso.

De momento Artur Mas ya ha protestado en firme y leo en la prensa que comienzan los primeros “bueno, en realidad, lo que hace falta…” En Cataluña, después de desobedecer incluso al tribunal constitucional, no se van a poner ahora a hacer caso al señor ministro. Por tanto ya tenemos algo que está bien sobre el papel pero que mucho me temo que nada de nada.

¿Y el resto? Pues pan para hoy y hambre para mañana. Vivimos en una alternancia de partidos en el poder y en cuanto el PSOE vuelva, que volverá, pues tendremos otra ley y hasta que retorne el PP y nos regale otra. No podemos estar cambiando la educación de nuestros niños y no tan niños cada tres o cuatro años. Un chavalote de dieciocho años, acabando el bachillerato, ha sufrido y penado no menos de tres o cuatro leyes educativas. Esto no es serio.

Funcionar a base de ahora pongo mi ley por narices, y luego yo te la quito por más narices, y luego yo vuelvo y otra mía, pues ya te la quitaré yo, no es más que un conjunto de disparates.

Necesitamos un gran pacto de estado por la educación. Necesitamos dejar de utilizar la educación como arma de transmisión de ideologías para que sea de verdad una formación integral, académicamente muy seria, capaz de instruir en conocimientos y valores y con unos “temarios” similares para todo el estado español. Y esto es lo que no veo ni por asomo.

Lo de Wert de ayer está bien. Pero me parece que es una chapucilla de urgencia para dos o tres años en el mejor de los casos. Y luego vuelta a empezar.