6.12.12

 

Por supuesto que el adverbio del título es irónico, pues la sola negación de un artículo de fe es suficiente para cambiar el adjetivo por una identidad bastante menos feliz, que es la de hereje o la de apóstata.

Pero parecería que tarde o temprano, deberemos empezar a suplicar a Roma que así como intervino en Perú, comience a intervenir un poco en la Universidad Católica Argentina, si en ella se persiste en abonar la confusión reinante otorgando títulos de “teólogo católico” a gente que olvida un pequeño detalle para merecer tal calificativo, y es el compartir la fe católica “que nos gloriamos de profesar”.

Por este camino, los ingenuos y confundidos se siguen enredando en caminos que no sólo “no llevan a Roma”, sino que conducen sin más, a la pura apostasía, en la vereda de en frente, en viejas herejías remozadas y siempre, por supuesto, en el desprecio a la Tradición y al Magisterio.

Un botón de muestra lo constituye Graciela Moranchel, Licenciada nada menos que en Teología Dogmática por esa Universidad, que sin ningún empacho se cruza en una discusión en Internet blandiendo sus títulos como espadas para defender herejías, en vez de para combatirlas, pretendiendo sembrar apasionadamente la duda sobre la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo (¡!). Le ha dolido la justa censura de la Iglesia a Bourgeois y Schüller, y sangra por la herida en el coro de los defensores de la libertad de expresión, en reclamos por sacerdocio femenino y celibato optativo, atizado por el director del blog Rumores de Ángeles, de “Religión Digital”. Y bien; dentro del caos liberal todo es posible, pero lo que no puede admitirse es que pretendan ser tenidos como católicos, los que dan coces a la Iglesia pretendiendo divorciarla del Esposo.

Muchos tal vez sabemos que por los pasillos de esa universidad pululan también algunos “gigantes” en Sagrada Escritura, que niegan sonrientemente la divina inspiración de las mismas (como el padre Aldo Ranieri s.d.b., por ejemplo), y la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, tomándolo como mero “añadido devocional”, etc. Suelen reprochar, como Moranchel responde a un comentarista católico que la corrige: “su fe se limita a tragar tal como vienen catecismos, documentos y cánones varios..”

A estos pseudoteólogos, de la línea de Pagola, Alvarez Valdés y otros de su “línea crítica”, en cambio, no les vendría mal quizá, “repasar el Catecismo”, como le aconsejara S. Pío X a un cardenal que ponía en duda la relevancia de Sta. Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia. Pero a estos “iluminados”, los ejemplos de los santos parecen no decirles mucho, y es lógico: no hay peor sordo que el que no quiere oír, aunque esté disfrazado de monja, como Lucía Caram, cuyo claustro, según dice, “es el mundo” (sic!).

Lamentablemente, la afirmación de Graciela Moranchel es la que resuena hace décadas en sectores amplios de la Iglesia docente, lamentablemente: “Toda la Iglesia como Pueblo de Dios debe interpretar, en cada situación particular, cuando habla el Espíritu y cuando no.” No otro sino el espíritu del libre examen, con sus más y sus menos, ha dado estos frutos amargos y venenosos, que llevan, nos consta, directamente a la pérdida de la fe católica, con una tristeza inconcebible en el fondo de sus almas.

El daño que por décadas viene haciendo la crítica racionalista en los Estudios Bíblicos, contradiciendo al Magisterio y mucho más aún, a la Tradición, como algo de lo que debe prescindirse casi completamente si se pretende trabajar “con seriedad”, es impresionante, no sólo en la UCA sino en la amplia mayoría de los Seminarios Catequísticos Arquidiocesanos, y en la formación de los sacerdotes. Bajo el “magisterio” indiscutido e indiscutible dentro del Río de la Plata, de Mons. Luis H. Rivas, por ejemplo - Licenciado en Teología por la Universidad Católica Argentina y en Exégesis bíblica por la Pontificia Commissio de Re Biblica del Vaticano, y autor del archiconocido manual “¿Qué es un evangelio?”- cualquier docente de alguna rama de la teología, sacerdote o laico, que se precie de tal, no puede siquiera mencionar como hipótesis la existencia histórica de San Juan Evangelista, so pena de ser considerado “ignorante fundamentalista”, pues todos sus alumnos hemos tenido que repetir en cambio la tesis de la “Escuela joánica”, anónima y plural, del s.II. Las tesis contrarias a la historicidad de los milagros que plantea Pagola, hace años que se vienen inoculando por estos lares, en todo curso de mediano reconocimiento académico en la materia.

En este contexto de relaciones, es coherente la afirmación de Moranchel en un artículo de la revista Ciudad Nueva, donde señala que “Las causas segundas, entre las que se encuentra la libertad, producen efectos que son consecuencia del obrar humano. Esos efectos pueden ser buenos o malos, y Dios no tiene absolutamente nada que ver” (1) . Parece que la señora es también amiga de Pelagio, además de Arrio. Su encono es con la Iglesia “subida al pedestal” -alergia aneja a Cristo Rey- claro; jamás con herejes, sectarios o paganos idólatras: ellos deben enseñarnos la Paz del Revoltijo Tolerante. Y por supuesto, de ese Revoltijo sacarán siempre una buena tajada las Forcades, las Lucía Caram, y tantísimos otros lobos disfrazados de pastores o profetas “con credenciales”.

Graciela Moranchel, Licenciada en este ambiente pseudocatólico, pero quien quizá se ha impregnado más de la cuenta del espíritu de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (estatal, freudomarxista), donde se desempeñó laboralmente-, difunde actualmente su “sabiduría” dictando cursos sobre “Misticismo cristiano” en la Universidad del Salvador, o como miembro de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana, (ente organizador de una peregrinación por la Paz para el 2013, liderada por el p. Freeman osb y el Dalai Lama, a quien aquél le ha pedido comentar “los Evangelios desde la tradición budista”…), como “meditadora” oficial, según parece. En su Curriculum Vitae dice ser asimismo “Docente de Teología” en el Centro de Espiritualidad Sta. María. Este es una asociación privada de fieles fundada y dirigida por la “iluminada” Inés Ordóñez de Lanuse (bachiller en Teología por la Universidad Católica Argentina, casualmente), que con presencia en diócesis de Méjico, Chile, Uruguay y USA, anestesia a centenares de almas en la “pastelería” de cuño New Age, pero eso sí: todo con “sellito” universitario católico. Durante algunas décadas, Inés Ordóñez tuvo a su cargo el espacio televisivo de “reflexión” diaria perteneciente al Arzobispado de Buenos Aires. Sobre algunas actividades de sus “Comunidades del SEA”, que según su página nació como un centro de catequesis (2) , es muy elocuente el informe gráfico que podemos ver en http://www.catapulta.com.ar/?p=4178. Su meditación se inclina por supuesto a prácticas inmanentistas, autoreferenciales, viciadas de un profundo modernismo, como se deduce por algunas turbias declaraciones del Centro : “El corazón es el lugar de la verdad y de la decisión donde elegimos el sentido que queremos darle a nuestra vida.” ¿La formación de la conciencia? Bien, gracias. ¿El pecado original, las tentaciones, las ilusiones espirituales, las insidias del mundo, demonio y carne y el discernimiento de espíritus? Viejos preconceptos, sin duda…

Mientras tanto, entre los clamores de optimismo, tolerancia, libertad académica y pluralismo de la Universidad Católica Argentina, los verdaderos docentes católicos deben serlo “moderadamente” a riesgo de su puesto, si osan hacer demasiada ostentación de su fe, navegando como pueden en la corriente de lo ecuménicamente correcto, en la “sacrosanta” pluralidad docente junto a pastores (3) que dictan Sagrada Escritura, o a rabinos blasfemos (4) a los que se otorga el Doctorado Honoris Causa (5).

No digamos el Juramento Antimodernista, pero al menos el Credo, ya que estamos en el Año de la Fe, tal vez… ¿será muy osado proponerlo en el Acta de admisión y egreso?

¿Y por qué traemos aquí todos estos datos? Porque nos parece urgente comprender que no poniendo remedio a la raíz, el árbol corrompido, inevitablemente desparramará sus frutos inoculando el veneno en muchos islotes adonde acuden los náufragos espirituales, sin ver que tratan de hacer pie en terrenos cenagosos.

Y si se tratara de meras ideas…pero esas ideas arrasan con miles de almas, insistimos. ¿Quién piensa a Qué precio infinito han sido compradas?.. Pero algunas no volverán a la Barca de Pedro, y perecerán en la tormenta.

Hasta entonces nos toca no sólo orar, sino también obrar, y el anuncio de la Verdad debe ir parejo con la denuncia del error, porque la luz inunda las tinieblas, y donde está una, no puede estar la otra. Somos hijos de la Luz, por el bautismo.

Que el Señor nos conceda la fidelidad de obrar en consecuencia.

M. Virginia O. de Gristelli

1. http://www.ciudadnueva.org.ar/revista/516/sociedad/crisis-de-ausencias
2. http://www.comunidadsea.org/quienes-somos-2/nuestro-carisma/?doing_wp_cron=1354710868.7078809738159179687500
3. cf. Sólo como ejemplo http://www.uca.edu.ar/index.php/site/index/es/uca/facultades/buenos-aires/teologia/docentes/cv/kr-ger/
4. En el propio acto de su homenaje, el mismo no vaciló en negar públicamente la divinidad de Cristo, ante las narices del mismo Cardenal y del Nuncio Apostólico. (cf. http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre/no-todo-muerto-argentina-20121123).
5. http://www.uca.edu.ar/index.php/site/index/es/uca/la-universidad/cartelera/la-uca-otorgara-el-doctorado-honoris-causa-a-un-rabino-de-la-comunidad-judia-argentina/