13.12.12

La acción católica, q.e.p.d.

A las 9:55 AM, por Jorge
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Aún recuerdo los últimos coletazos de la Acción Católica en mi pueblo siendo niño. Muchos jóvenes, bastantes menos jóvenes y a nosotros que nos decían que pronto seríamos aspirantes. Hablo de los años 60. Nunca más se supo.

La Acción Católica tuvo sus momentos de gloria en España sobre todo en los años cuarenta y cincuenta y conoció su declive en el post-concilio. Lástima.

Tuvimos en nuestras manos un espléndido movimiento de laicos insertado en la vida parroquial y diocesana y capaz de acompañar a los niños (Junior), jóvenes, adultos, y de animar una pastoral sectorial siempre necesaria: bien podemos recordar a los jóvenes, los obreros, el mundo rural, la Frater… Y se nos fue de entre las manos.

¿Las razones? Supongo que serán varias como de costumbre. Una mezcla de necesidad de abandonar formas supuestamente “obsoletas” de apostolado, desconfianza hacia la jerarquía, politización (sí, vamos a reconocerlo) que llevó a convertirse más en algo socio – político – sindical sobre todo la HOAC y la JOC, actuación al margen de los pastores… Se buscaba algo más moderno y mientras se encontraba, que no se encontró, se perdió lo que había. Y a ver ahora quién lo recupera.

La consecuencia es que los laicos que deseaban una formación mayor y podían convertirse en auténticos apóstoles se quedaron de repente huérfanos. Las ofertas meramente parroquiales, engendradas y muertas en la parroquia, no dieron el resultado apetecido. Así que todo aquel que deseaba un compromiso mayor lo fue haciendo posible gracias a las nuevas organizaciones y movimientos: Opus Dei, camino neocatecumenal, Comunión y Liberación, asociaciones de órdenes y congregaciones religiosas. Hoy no tenemos nada parroquial ni diocesano que merezca mínimamente la pena.

La Acción Católica ahí está. Conozco a gente de la Frater (fraternidad cristiana de personas con discapacidad) y de la Acción Católica general tratando de vivir su vida cristiana y su apostolado con intensidad y convencidos de que la vía de Acción Católica sigue siendo válida. No sé si podrán resucitar a este cadáver.

Tengo que decir que me gustaría que fuera posible. Contar con un importante movimiento laical de vida cristiana y apostolado capaz de vivir con intensidad la fe y de comprometerse con la iglesia y con el mundo. Un movimiento eclesial y diocesano sin más apellido que su parroquia y su diócesis pero capaz de dar respuesta a las necesidades de evangelización de niños, jóvenes, adultos, mundo del trabajo, mundo de la universidad…

Hace no mucho nos invitaron a los sacerdotes a un nuevo encuentro sobre Acción Católica al que he de reconocer que no pude asistir, quizá porque tampoco acabo de creerme la posibilidad de este camino.

Y lo cierto es que lo siento y que ya me gustaría. Pero no sé yo…