ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 23 de diciembre de 2012

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Santa María Margarita de Youville
''Paz y fecundidad en brazos del Padre''

Santa Sede

Visitar en Navidad, como la Virgen María, a quienes pasan por dificultades
Durante el Ángelus, el papa también presenta a Isabel como modelo de la acogida cristiana

VENTANA AL MUNDO

Desaparece una figura histórica de la radio católica
El dominico José Luis Gago, uno de los fundadores de la Cadena de Ondas Populares Española

IV informe sobre la doctrina social de la Iglesia en el mundo
Entrevista al arzobispo Crepaldi, presidente del Observatorio Cardenal Van Thuân

ADVIENTO Y NAVIDAD

''Conduce a nuestro Oriente hacia la paz y a nuestro Occidente a creer en Dios y en la justicia''
Carta navideña del eparca de los griegos melquitas católicos de Canadá

Navidad, expresión del ágape que hace callar las armas y reconcilia a los hermanos enemigos
Mensaje del rector de la Misión coptocatólica de París

El presidente israelí felicitó las Navidades a los cristianos
Shimon Peres participó en las celebraciones de la Iglesia en Haifa

El belén monumental más grande de Almería
Los vecinos de Gádor compartieron la fiesta coordinada por la parroquia y el ayuntamiento

Entrevistas

''Nuestra obra en la India evita que enfermos con lepra sigan viviendo en las calles''
La superiora general de las Religiosas Hospitalarias confía en la generosidad de los creyentes

Foro

Calendario maya y Navidad
Falsa información sobre el calendario de la antigua cultura americana

Documentación

''Isabel, acogiendo a María, reconoce que se está cumpliendo la promesa de Dios a la humanidad''
Palabras de Benedicto XVI en la introducción del rezo del Ángelus

Viajes a México y Cuba, atentado a la familia, diálogo y anuncio
Benedicto XVI ante los miembros de la Curia Romana hizo balance del Año 2012


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Santa María Margarita de Youville
''Paz y fecundidad en brazos del Padre''

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Esta canadiense primera en ser canonizada amó apasionadamente a Dios Padre. Cobijada en su ternura superó las contradicciones y sufrimientos que la vida le presentó.

Se dice que la cuna, el hogar que acoge a un recién nacido, tiene mucho que ver en el acontecer de una persona. Y así es en cierto sentido. El de Margarita estaba asediado por la pobreza cuando nació en Varennes (Quebec) el 15 de octubre de 1701 a pesar de que su padre era un oficial. Sus cinco hermanos, que fueron llegando al mundo después que ella, no tuvieron mejor suerte. Es más, la pérdida del cabeza de familia que se produjo cuando ella tenía siete años, no hizo sino empeorar la situación y la mendicidad fue la única vía para ir sobreviviendo. Pero esta experiencia de indigencia familiar sería de gran valor para la misión que iba a desempeñar, amén de irle curtiendo entonces en el infortunio. Dos años con las religiosas Ursulinas de Quebec como alumna interna fueron suficientes para asentar en ella principios que había recibido en su hogar. Después, su ocupación no fue otra que seguir auxiliando a su madre. Y cuando ésta rehizo su vida contrayendo nuevo matrimonio, se fue a Montreal.  

Tomando nuevo rumbo en 1722 se casó con François d´Youville, que por todo equipaje aportaba al nuevo hogar un compendio de desdichas. Díscolo, traficante de pieles y de alcohol, droga que ponía al alcance de los indios, con su indiferencia por la familia que había formado y sus largas y frecuentes ausencias, aún hacía más difícil la convivencia con esa madre intransigente que también había llevado consigo. François había derrochado los bienes, y las dificultades económicas perseguían a todos. La desolación fue acentuándose con la pérdida progresiva de los hijos nacidos en el matrimonio. De seis, solamente sobrevivieron dos, dándose la circunstancia de que a éstos Dios Padre les concedió la gracia del sacerdocio, y a su madre infinito consuelo. François murió en 1730, después de una súbita enfermedad, siendo asistido por Margarita en todo momento, que vertió en él su cariño. El sexto hijo, del que se hallaba encinta en esos momentos, nació después de quedarse viuda, pero Dios se lo llevó con Él. La santa, tras ocho difíciles años de matrimonio, quedaba al frente del hogar sosteniendo a los pequeños con admirable fortaleza convencida de que Dios Padre jamás abandona a sus hijos.

Cuando los dos varones que habían sobrevivido fueron ordenados sacerdotes en 1737, emprendió el que iba a ser su definitivo camino: la fundación de un nuevo movimiento eclesial. Su director espiritual, el P. Lescöat, se lo había anunciado al enviudar: «Consuélese, señora; Dios le destina para una gran obra, y llegará a levantar una casa en decadencia». Sin dilación el último día de ese año de 1737 lo selló con su consagración. A partir de entonces los desfavorecidos serían su único objetivo. Esta determinación, compartida con otras mujeres, no fue acogida por la sociedad y las murmuraciones y maledicencias se añadían al amargo cáliz que había marcado su acontecer. La lacra del vicioso marido, aunque ya había muerto, seguía salpicándola a ella y a la comunidad, sembrando las dudas en los vecinos que, sin atender a los gestos de virtud que desplegaban por doquier, aceradamente las hacían objeto de sus críticas. Es más, fueron apedreadas, acusadas de alcohólicas, y hasta se pidió exilio para Margarita. Ante la lesión de una rodilla, de forma malsana y errónea, con la simpleza de quien ignora que Dios Padre no actúa con tales parámetros con ninguno de sus hijos haga lo que haga –y no era el caso de la santa, que obró con admirable y heroica caridad en todo momento–, juzgaron que era merecedora de lo que denominaron «justo castigo del Cielo».

En penosas condiciones físicas y económicas, constantemente probada, cuando murió una de sus colaboradoras y pilares de la obra que ponían en marcha, actuó con visible fortaleza. En 1747 le encomendaron la gestión del Hospital de los Hermanos Charon, labor difícil porque estaba en penosas condiciones. Pero lo levantó haciendo de él un cálido hogar para los desvalidos. El P. Normant, que había sustituido en la dirección espiritual de la santa al P. Lescöat, cuando éste falleció, corroboró que no se había equivocado al animarle a poner en marcha esta ardua empresa. Al tiempo, surgía la fundación de Margarita: las Hermanas de la Caridad de Montreal que dieron lo mejor de sí a los enfermos incurables y afectados por graves lesiones, así como ancianos, niños, indigentes, soldados, etc. En 1751 defendió con valentía este centro ante autoridades civiles y eclesiásticas cuando quisieron convertirlo en sede de las religiosas de Quebec. Entonces, el pueblo, que antes la había maltratado a ella y a la comunidad, salió en defensa de las religiosas reconociendo su excepcional labor.

Libre de las deudas que había heredado al hacerse cargo del hospital, y en un momento en el que todo parecía ir por buen camino, un nuevo reto se presentó ante la comunidad cuando aquél fue pasto de las llamas en 1765. Margarita sabía que Dios Padre jamás la abandonaba, y se gozó espiritualmente en ese nuevo contratiempo recitando con las hermanas el «Te Deum». Luego vaticinó: «Tranquilizaos, la casa ya no arderá más». A los 64 años puso en pie nuevamente el hospital. En esta misión había involucrado a madres e hijas del lugar. Murió el 23 de diciembre de 1771. Fue beatificada por Juan XXIII el 3 de mayo de 1959, y Juan Pablo II la canonizó el 9 de diciembre de 1990.

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Santa Sede


Visitar en Navidad, como la Virgen María, a quienes pasan por dificultades
Durante el Ángelus, el papa también presenta a Isabel como modelo de la acogida cristiana

Por José Antonio Varela Vidal

CIUDAD DEL VATICANO, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Hoy, antes del Ángelus que se reza todos los domingos con los fieles y peregrinos en la plaza de San Pedro y desde sus casas, hospitales y cárceles, el santo padre Benedicto XVI hizo una reflexión sobre el evangelio del Cuarto Domingo de Adviento, donde se relata el pasaje de la visita de María a su pariente Isabel.

Sobre este episodio, que “no es un simple gesto de cortesía”, según dijo, podemos observar y entender aquel encuentro esperado por los siglos, el del Antiguo y el Nuevo Testamento en las figuras de las dos mujeres, ambas embarazadas, que “encarnan la esperanza y al Esperado”.

Anunciado por los profetas

Como hizo ver el papa, “la anciana Isabel simboliza a Israel en espera del Mesías, mientras que la joven María trae en sí misma el cumplimiento de esta espera, en beneficio de toda la humanidad”.

Otros dos –aún en el vientre de sus madres--, se reconocen en tal escena. Son Juan y Cristo. Y es un momento durante el cual el Precursor exulta de gozo, “un signo”, que según el Catequista universal, simboliza “el cumplimiento de la espera: Dios está por visitar a su pueblo”.

Recordó también que el saludo de Isabel contiene la expresión "bendita tú entre las mujeres" (cf. Lc. 1,42-43), la cual ya había sido dicha en el Antiguo Testamento a dos mujeres guerreras que luchaban por Israel: Yael (Jueces 5,24) y Judit (Jdt. 13,18). Ahora, al contrario, y en este tiempo nuevo, “está dirigido a María, jovencita pacífica que está por generar al Salvador del mundo”, acotó.

Destacó luego la continuidad salvífica del texto, al comparar “el salto de alegría de Juan” (cf. Lc. 1,44), con la danza que el rey David hizo cuando acompañó la entrada del Arca de la Alianza en Jerusalén (cf. 1 Cro. 15,29). Sobre esto, dijo ante los fieles: “El niño por nacer, Juan, exulta de alegría ante María, Arca de la Nueva Alianza, que lleva en el vientre a Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre”.

Visita y acogida

En la escena de la Visitación, hizo ver que allí “se expresa la belleza de la acogida: donde hay acogida recíproca, escucha, un hacer sitio al otro, allí está Dios y la alegría que viene de Él”.

Invitó también a todos los creyentes a imitar a María en este tiempo de Navidad, “visitando a quienes pasan por dificultades, especialmente a los enfermos, a los encarcelados, a los ancianos y a los niños”.

Por otro lado, recordó que Isabel es un ejemplo a seguir “(quien) recibe a sus huéspedes como si fuera Dios mismo”, ya que si esto último no se desea, “no conoceremos nunca al Señor; (porque) sin esperarlo no lo veremos, sin buscarlo no lo encontraremos”.

Es así que “con la misma alegría de María, que va rápido donde Isabel”, también los cristianos “deben ir al encuentro del Señor que viene”, finalizó Benedicto XVI, no sin antes encomendar a muchos a la Madre de Dios, “Arca de la Nueva y Eterna Alianza”.

Con los peregrinos de lengua española

Ante la presencia de peregrinos de diversos países, el santo padre dirigió las siguientes palabras:

“Saludo cordialmente a los fieles de lengua española presentes en esta oración mariana. El evangelio de la Visitación, que la Iglesia nos propone este domingo, nos muestra la doble alegría que lleva consigo el anuncio de la salvación: la de quien, como la Santísima Virgen, acepta la buena noticia de Jesucristo y se pone en camino para proclamarla, y la de aquellos que, como Juan en el vientre de Isabel, saltan de gozo al escuchar al que les trae al Salvador.

Invito a todos a acoger al Señor, que llega y quiere colmar los corazones del inefable júbilo del Espíritu Santo. Que Dios os bendiga”.

Leer las palabras completas del papa en: http://www.zenit.org/article-43949?l=spanish.

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VENTANA AL MUNDO


Desaparece una figura histórica de la radio católica
El dominico José Luis Gago, uno de los fundadores de la Cadena de Ondas Populares Española

Por Redacción

MADRID, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - El padre José Luis Gago, de 78 años, uno de los fundadores de la Cadena de Ondas Populares Española (COPE), falleció en la tarde del sábado tras una larga enfermedad, en Valladolid, España. Falleció rodeado de sus familiares, informa la página web de esta cadena radiofónica. La capilla ardiente se instaló en el Tanatorio de El Salvador y el lunes a mediodía tendrá lugar el funeral en la iglesia de San Pablo, donde tantas veces celebró la eucaristía.

José Luis Gago del Val, dominico y periodista, fue protagonista de la información católica en el país y forma parte de la historia de la COPE, de la que fue director general entre 1980 y 1983. A él se debe, entre otros, el nacimiento de la actual Cadena COPE para la que fichó a grandes comunicadores, algunos no exentos de polémica.

Nació en Palencia, un 4 de julio de 1934. Se licenció en Teología, en Filosofía y en Periodismo y también era Técnico en Radiodifusión. De 1964 a 1970, fue director de Radio Popular de Pamplona; pasó a ser director de Radio Popular Valladolid y durante cinco años fue delegado diocesano de Medios de Comunicación Social de Navarra y prior del Convento San Pablo, en Valladolid. Además de en radio, fue durante seis años director del programa televisivo "Pueblo de Dios".

El padre Gago siempre se consideró un privilegiado por haber trabajado en "un mundo apasionante como el del periodismo", a través del cual hizo llegar el Evangelio a miles de personas, desde la filosofía de contar las cosas que pasan con el compromiso de la verdad. 

Su último trabajo para la COPE lo realizó comentando el Evangelio de cada domingo en los programas religiosos de COPE Valladolid.

En junio de 1999, la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social le concedió el premio "Bravo" y meses después, la conocida periodista María Teresa Campos le entrevistó con motivo de su jubilación.

Una entrevista en la que recordaba toda su trayectoria: Escucha aquí la entrevista.

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IV informe sobre la doctrina social de la Iglesia en el mundo
Entrevista al arzobispo Crepaldi, presidente del Observatorio Cardenal Van Thuân

Por Redacción

ROMA, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Ha llegado a las librerías el “Cuarto informe sobre la doctrina social de la Iglesia en el mundo”, del Observatorio Cardenal Van Thuân, de Trieste, Italia, publicado por Ediciones Cantagalli.

Por cuarto año consecutivo el Observatorio, en colaboración con otros cinco centros de estudio, reflexiona sobre la situación de la doctrina social de la Iglesia en los cinco continentes, señalando los hechos nuevos, los desafíos emergentes y las enseñanzas del magisterio más importantes. El arzobispo Giampaolo Crepaldi, obispo de Trieste, presidente del Observatorio y principal responsable del proyecto del informe, explica algunas de las novedades del informe de este año.

¿Quiere explicarnos el título que han dado a este cuarto informe: “La colonización de la naturaleza humana”?

--Arzobispo Crepaldi: El informe cada año hace el seguimiento de los principales hechos de justicia y paz en los cinco continentes. El punto principal que emerge este año es la colonización de la naturaleza humana, es decir, las enormes presiones internacionales que se ejercen sobre los gobiernos para que cambien su tradicional legislación sobre la procreación, sobre la familia y sobre la vida. El ataque esta dirigido principalmente contra los países de América Latina, hecho que habíamos ya señalado en los informes precedentes.

¿Cúales son los fenómenos principales de esta “colonizaciñon de la naturaleza humana”?

--Arzobispo Crepaldi: Entre otros muchos, en el informe hemos indicado el caso de Argentina. En un solo año, 2011, este gran país de tradición cristiana ha tenido una ley sobre el reconocimiento de la “identidad de género”, que ha desnaturalizado la familia, y una modificación del Código Civil para permitir el “alquiler de útero”, que ha desnaturalizado la paternidad. Alguna de las leyes en cuestión fueron aprobadas en los primeros meses de 2012, pero fueron discutidas y elaboradas el año precedente. Alguna esta todavía en estudio en una de las ramas del parlamento después de haber sido aprobada por la otra, pero la tendencia es clarísima. En un año ha sido revolucionada la base de toda la sociedad argentina, han sido relegadas las noción de “naturaleza humana” y la inspiración de la fe católica para la construcción de la sociedad.

En su opinión ¿por qué América está en el punto de mira de estos ataques?

--Arzobispo Crepaldi: El continente europeo, de antigua tradición cristiana, está ampliamente secularizado y las legislaciones de muchos países –pensamos en Holanda, Francia, Inglaterra, España y recientemente también Croacia– han permitido laxamente prácticas y comportamientos en pleno contraste con la ley moral natural. El segundo núcleo –en la actualidad podemos decir el primero por importancia numérica- mundial del cristianismo es América Latina, donde hasta el momento la tradición cristiana ha impedido la plena secularización de los valores morales, y en la mayor parte de los estados las leyes tutelan todavía la vida, y la familia natural fundada sobre el matrimonio. Por esto, a mi entender, en la mira de los ataques se encuentra América Latina.

¿Por qué la llama “colonización”?

--Arzobispo Crepaldi: Porque es el fruto de la mentalidad del occidente hastiado y nihilista que se quiere exportar con presiones a los países de América Latina. En un tiempo el occidente colonizaba en el sentido clasico del término, ahora coloniza culturalmente, proponiendo una mentalidad contraria a la ley moral natural, y haciendo presión para que los estados todavía “atrasados” entren al fin en el “progreso”.

Anualmente el Informe acoge el “estudio del año”. ¿A que argumento ha sido dedicado este título en el Cuarto informe?

--Arzobispo Crepaldi: En coherencia con lo dicho anteriormente, el estudio del año lo hemos dedicado a la ideología de género y ha sido escrito por la doctora Elizabeth Monfort, diputada al Parlamento Europeo, estudiosa de la materia y autora de libros además de ser presidenta de una asociaciñon francesa que propone un nuevo feminismo europeo. La ideología de género se ha difundido, sin encontrar oposición, en los países avanzados y es enseñada en los manuales escolásticos de los colegios públicos sin que esto provoque grandes protestas. Ahora es exportada sistemáticamente en los países emergentes o pobres. Es una ideología sutil y difusiva, que en nombre de los “derechos individuales”, convertidos en dogma por el occidente, y de una presunta igualdad entre individuos asexuados, es decir abstractos, lleva a cabo una deconstrucción de todo el implante social.

Un capítulo importante del Informe es habitualmente la presentación del magisterio de Benedicto XVI llevado a cabo durante el año en cuestión. ¿Que nos dice en esta ocasión?

--Arzobispo Crepaldi: Quisiera recordar que, como documento del año, hemos seleccionado el discurso que el papa hizo en el Bundestag de Berlín, el 22 de septiembre de 2011, que está centrado completamente en la ley moral natural, que cuando no es respetada los estados se convierten en una “banda de ladrones”, como decía san Agustín. Hay también un capítulo sobre el magisterio social del papa en 2011, un magisterio como siempre muy rico. En el viaje a Alemania y en muchas otras ocasiones Benedicto XVI llamó a abrir un lugar para Dios en el mundo.

La parte más cospicua del Informe se refiere a los cinco continentes. ¿Que novedades han emergido?

--Arzobispo Crepaldi: Las informaciones y los apuntes de reflexión aquí son muchísimos. El informe examina en primer lugar la escena internacional y la actividad de la Santa Sede, después continente por continente, ofreciendo una mina de informaciones difícilmente sintetizables. No me queda otra alternativa che remitirles a la lectura del texto. Pero una novedad de este año quisiera recalcar se refiere al seguimiento de Europa del Este, que en los informes anteriores fue descuidada. En 2011, tuvimos el caso de Bulgaria, que se dio una nueva Constitución que prevé la protección de la vida desde la concepción, mientras que en otros países la evolución en este tema fue en dirección opuesta. Interesantes son también los capítulos sobre Asia y África. Para el primer continente, el Informe toca las consecuencias de la explosión de la central nuclear de Fukushima, del asesinato de Bhatti en Pakistán, y el feminicidio de las niñas. En relación con el segundo, tocamos la “primavera árabe” y la penetración de China en el continente africano. En resumen, una panorámica muy articulada.

¿Que lugar ocupa el Informe dentro de la actividad del Observatorio?

--Arzobispo Crepaldi: Es la punta del diamante, la actividad que sintetiza nuestro trabajo cotidiano y lo transforma en un servicio informativo y en una propuesta sintética de lectura de lo hechos.

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ADVIENTO Y NAVIDAD


''Conduce a nuestro Oriente hacia la paz y a nuestro Occidente a creer en Dios y en la justicia''
Carta navideña del eparca de los griegos melquitas católicos de Canadá

Por + Ibrahim Mikhail Ibrahim

ROMA, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Ibrahim Mikhail Ibrahim, eparca de los griegos melquitas católicos de Canadá, ha escrito una carta a los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, fieles y amigos de la diócesis, "protegidos de Dios". Inicia la misiva con esta cita: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel” (Mi 5, 1- Mt 2, 6). Ofrecemos el texto íntegro de la carta.

*****

Con este versículo del profeta Miqueas yo inauguro este año mi carta de Navidad para vosotros, con el encargo de mi amor, de mis invocaciones y de mis deseos. Porque la fiesta de navidad es la fiesta de la venida de un Líder a nuestras vidas, su nombre es Jesucristo. Es él quien nos conducirá a su Padre celestial, dándose el mismo a nosotros por la acción del Espíritu Santo en nosotros. Cuando éramos esclavos del pecado y habíamos sucumbido bajo el peso de nuestras cargas, las entrañas de Dios se abrieron de ternura hacia nosotros, y así comienza la obra de salvación. El Líder divino actúa según nuestras necesidades distinguiéndose de la mayoría de los Líderes de la tierra que actúan según sus propios intereses.

La única ganancia de Dios encarnándose es la de vernos victoriosos y ganarnos una salvación que éramos incapaces de realizar por nosotros mismos. Por su plan eterno, cuando se cumplió el tiempo nos hizo pasar de la tierra de nuestras preocupaciones de nuestra soledad a un cielo a donde él mismo llevó nuestras preocupaciones.

Antes estábamos inscritos en las listas de nuestros proyectos personales. Por ello éramos prisioneros de la historia encerrada sobre sí misma, hasta que se instaló en nosotros y entre nosotros un Líder que inscribió nuestra existencia en pleno corazón de la existencia de Dios.

Gracias a él nosotros tuvimos un lugar en “la agenda” de Dios que nos amó con un amor eterno y salvífico.

Nos amó por nosotros mismos y no por El mismo, después que el amor propio nos consumió ignorando el amor de Dios y el amor del prójimo e incluso el amor de los enemigos. El Líder divino nos ama por nosotros mismos.

En navidad, Dios nos dirige por Jesucristo, hacia las verdades divinas a fin de gustar el esplendor que no tiene fin. Verdades que nos hablan desde lo alto hacia donde nos atrae la gloria de Dios para arrancarnos de la nada a la cual nos lanzamos. Verdades que nos invitan a apasionarnos con el Verbo encarnado entre nosotros. Antes estábamos acostumbrados a frecuentar las cosas efímeras que no nos alegran. Y por estas verdades nos hemos puesto a contemplar en nosotros la imagen del espíritu. El Líder divino hace estallar en nosotros la fuerza de la inteligencia para elevarnos por la humildad hacia el vasto Reino, nacido en una gruta.

Solo la meditación de las cosas inmutables nos libera para hablar de la grandeza de la gruta que encierra el cielo. Damos testimonio del Niño de la gruta que nos conduce por la humildad a fin de revestir la luz que brota del establo y nuestros ojos se ejercen en mirarle después de estar acostumbrados a reposar en las tinieblas.

Entonces las tinieblas no nos tentarán más porque nos hemos revestido de Cristo que ha tomado nuestra humanidad para hacerla habitar en los locales de la divinidad. El es el Líder que se ha encarnado para divinizarnos.

En Navidad el divino Niño nos conduce de la tierra del miedo al paraíso de la fe y del tiempo de la violencia al reino de la paz por El nos hacemos muy fuertes primero contra nosotros mismos, contra nuestro espíritu estéril, contra nuestro corazón enfermo porque Dios está ahora con nosotros, Enmanuel. Dios se ha convertido en nuestra arma en el combate lo mismo que en nuestro casco y en nuestro escudo. El es el Líder que camina delante, es el primero en morir por nosotros para que la muerte sea siempre victoriosa en nosotros, mientras que la mayoría de los Líderes de la tierra nos hacen morir por ellos para que ellos estén sanos y salvos.

En Navidad Cristo nos conduce al cambio, El que ha cambiado la mirada de la historia dividiéndola en dos para que seamos nosotros mismos en una nueva alianza, que es el tiempo de la renovación y en el firmamento de la adhesión en la historia cristianizada y abierta sobre la eternidad. Ya no somos prisioneros del cuerpo, porque el que no tiene cuerpo ha habitado en un cuerpo para librarnos de la servidumbre del cuerpo y lanzarnos en los dominios ilimitados de espíritu. Nosotros ya no elegimos la muerte destrozando la esclerosis de nuestros pensamientos enfermos y de nuestras conciencias adormecidas.

En Navidad nos despertamos del sueño del deseo de la vida y de la ausencia del perdón. En Navidad nos despierta la fuerza de nuestro propio perdón, encadenados por el complejo de culpabilidad y del perdón de los otros, para ver aparecer la luz del conocimiento en el mundo. Porque a nosotros que adoramos los dioses del odio, del egoísmo, de la droga, y de la venganza…los magos nos enseñan a adorar el Sol de justicia, Cristo nuestro Dios.

En esta Navidad condúcemos oh divino Niño a salir de nuestras crisis y de nuestras desesperanzas, como individuos y como comunidades. Conduce a nuestro Oriente hacia la paz y hacia el respeto a la libertad de conciencia, de las creencias y de la dignidad humana, conduce amnuestro Occidente y a las grandes potencias a creer en Dios y en la justicia, a renunciar a la carrera para armarse y armar a los otros, y a reanudar las soluciones pacíficas de los conflictos mundiales. Oh Niño de la misericordia y de la salvación, ten piedad de los niños de Siria y de su pueblo, llévales la paz. Protege a Egipto, Líbano, Palestina, Jordania, Irak, Sudán y a nuestras patrias que tienen miedo del futuro y de su destino. Bendice a Canadá, así como a nuestra diócesis, nuestras parroquias e instituciones, y danos la gracia de la unidad y del progreso. Bendice a nuestros sacerdotes y colaboradores en el servicio pastoral y danos, al clero y laicos, una buena voluntad y un amor universal.

Os deseo seáis colmados por la alegría del nacimiento de Cristo y que el nuevo año 2013, sea un año bendecido de Dios, por la intercesión de María, Madre de Dios y Madre de nuestro Líder divino.

¡Cristo ha nacido! ¡Glorificadlo!

Traducido del francés por Raquel Anillo

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Navidad, expresión del ágape que hace callar las armas y reconcilia a los hermanos enemigos
Mensaje del rector de la Misión coptocatólica de París

Por Monseñor Michel Chafik

PARíS, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Reproducimos el mensaje de monseñor Michel Chafik, rector de la Misión coptocatólica de París, Francia.

*****

Queridos amigos:

El año 2012 se cierra como se había abierto, con dudas e incertidumbres. En Francia, nos interrogamos sin fin sobre la identidad sexual, la naturaleza del matrimonio y de los lazos parentales. No sabemos cómo enderezar las cuentas públicas y nos inquietamos, en los conflictos internacionales en distinguir al agresor del agredido. Esta duda, multiforme, afecta tanto a lo íntimo como a lo político y a lo social, provoca una profunda intranquilidad; la nostalgia también de la época, no tan lejana, donde la luz del Evangelio parecía alumbrar la ciudad.

Mi país natal está más desgarrado todavía. En 2010, Egipto creyó en un sueño, el de un Estado donde todos los ciudadanos fueran iguales en derechos. Hoy, el sueño se ha disipado, el país está dividido en dos, a la cabeza, un presidente que --hombre ligado a los hermanos musulmanes--, se apropió de los plenos poderes. Sí, los días siguientes de la Revolución nos han desengañado, más aun cuando los bienes de primera necesidad pan, agua potable, electricidad comienzan a faltar. Egipto tiene hambre, Egipto tiene sed, se hunde en una miseria sin nombre.

A la primavera egipcia podría suceder el invierno islámico sobre el modelo iraní con el mismo tipo de hombres estereotipados con sus discursos rencorosos, su desprecio de la vida y su rechazo de la alteridad; también con el mismo apoyo cándido de Occidente, cegado por su grave necesidad de divisas y de petróleo ligero. El oro negro hace impotentes a las potencias de ayer.

El pueblo ha sido engañado pero no abdica: la plaza Tahrir y otras, en nombre de la libertad y en nombre de la justicia social, continúan su lucha. En la tormenta, los cristianos son particularmente vulnerables. Algunos se resignan, con la muerte en el alma, a dejar el país. Jamás hubo tantos emigrantes coptos de todas partes, tantos desorientados. Otros escogen permanecer abrazados a la Cruz allí dónde el Señor les hizo nacer. Encerrados en la espera interminable de una pascua siempre diferida, son la memoria larga de nuestra tierra, irreductibles testigos de nuestra esperanza. Signo de esta fecunda continuidad, nuestros hermanos ortodoxos eligieron un nuevo papa, nuestras iglesias están llenas y nuestros fieles ignoran la tibieza.

¿En tal contexto, qué deseo formular para el año venidero? El mismo que el santo padre dirigió a las Iglesias orientales en su viaje al Líbano, el deseo de la paz. El más precioso de los dones de Dios es solamente lo contrario de la guerra. Es la expresión del ágape que hace callar las armas y reconcilia a los hermanos enemigos. La regla de oro del cristianismo nos obliga a presentarnos ante los musulmanes como nacidos de Abraham. Por eso Benedicto XVI pudo exclamar, en el centro del fuego: "Amad a los musulmanes y orad por ellos". Así se construirá la civilización del amor que, al contrario de nuestras efímeras primaveras árabes, jamás pasará. ¡Navidad alegre y buen año en la paz del Señor!

Traducido del francés por Raquel Anillo

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El presidente israelí felicitó las Navidades a los cristianos
Shimon Peres participó en las celebraciones de la Iglesia en Haifa

Por Redacción

HAIFA, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - El presidente de Israel, Shimon Peres, de origen sefardita, visitó en su residencia oficial al arzobispo Chacour en Haifa. El presidente Peres cantó canciones tradicionales de Navidad con el coro de niños de la escuela árabocristiana en L'bilin.

El presidente Peres entregó una felicitación a los cristianos de Israel y de todo el mundo y dijo: "Es para mí un privilegio, como presidente del Estado de Israel, enviar profundos deseos en nombre de todo Israel de unas felices Navidades para todo el mundo cristiano y expresar la esperanza de que Oriente Medio pueda entrar en una era de paz y prosperidad. El Estado de Israel está comprometido a proteger todos los santos lugares y la libertad de culto para todos. En Tierra Santa la coexistencia entre judíos, cristianos y musulmanes seguirá. Desde Haifa, modelo de paz y coexistencia, deseo enviar un claro mensaje al mundo, un mensaje de paz y unidad entre todos los credos, entre todas las naciones".

El presidente Peres hizo hincapié en las positivas relaciones entre Israel y el Vaticano y el reflejo en el compromiso de Israel por la libertad de culto. El presidente Peres dijo: "Tengo un enorme respeto por el papa, aprecio su preocupación y acción para preservar las buenas relaciones en el mundo cristiano. Las relaciones entre Jerusalén y el Vaticano son excelentes y cálidas, las mejores que hubo nunca".

El presidente Peres bendijo a los miembros de la comunidad cristiana en Israel y dijo: "Estamos orgullosos de la comunidad cristiana en Israel y orgullosos también de que se sienten plenamente en casa, completamente libres de rezar en su propio moso y seguir sus propias tradiciones. Les deseo a ellos y a todos los cristianos por doquier unas felices Navidades".

El presidente Peres fue acogido a la celebración por un coro infantil vestido al modo tradicional navideño, líderes de la comunidad cristiana en el norte de Israel, y el arzobispo Chacour quien dijo: "Agradezco al presidente del Estado de Israel que haya venido a hablar con la comunidad cristiana y compartir sus bendiciones con nosotros antes de Navidades y Año Nuevo. La comunidad cristiana en Israel es pequeña pero orgullosa de que sus miembros sean ciudadanos israelíes. La comunidad seguirá trabajando en partenariado para construir el estado, mano con mano, hombro con hombro con judíos y musulmanes.

El alcalde de Haifa, Yona Yahav, dijo: "En Haifa no tenemos coexistencia sino existencia, en Haifa celebramos el Festival de Festivales con completa igualdad entre todas las religiones y este es mi deseo para todos los cristianos de Oriente Medio en estas Navidades".

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El belén monumental más grande de Almería
Los vecinos de Gádor compartieron la fiesta coordinada por la parroquia y el ayuntamiento

Por Redacción

GáDOR, ALMERíA, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Con la inauguración del belén monumental y el encendido del alumbrado extraordinario, los gadorenses daban anoche un año más la bienvenida a la Navidad.

Numerosas personas se congregaban con tal motivo en la céntrica plaza de la Constitución, donde el Ayuntamiento de Gádor, Almería, España, instaló este año el belén monumental más grande de toda la provincia.

Un belén monumental integrado por una treintena de figuras de tamaño natural al que se han sumado esta edición nuevas incorporaciones, que se han visto reforzadas con las imágenes secundarias del Paso de la Sentencia, cedidas por la Cofradía de la Esperanza Macarena de Almería; lo que ha permitido montar nuevas escenas que le dan mayor realce y esplendor a este belén de dimensiones gigantescas, informan los medios locales.

La actuación musical del “Coro de las Tres Colinas de Gádor” daba paso al solemne acto de bendición del belén monumental, a cargo del cura-párroco, Victoriano Montoya Villegas, quien resaltó la importancia de este acto con el que se abre simbólicamente la Navidad, y trasladó a todos los asistentes sus mejores deseos de paz y felicidad en estas fiestas navideñas.

Por su parte, el alcalde de la villa, Eugenio Gonzálvez García, tuvo palabras de elogio, tanto para los trabajadores municipales que realizaron el montaje del belén, como para la Cofradía de la Esperanza Macarena de Almería, a los que agradeció en nombre del pueblo de Gádor la cesión de las figuras que han permitido incorporar nuevas escenas a este belén. Un belén, que desde el Ayuntamiento se espera que sea un atractivo mas para que todas las personas que lo deseen aprovechen la oportunidad para visitar la villa gadorense y compartir con sus vecinos estas entrañables fiestas. 

El hermano mayor de la Cofradía de la Esperanza, Francisco Javier Jiménez, mostró la satisfacción de la Cofradía por poder colaborar con el Ayuntamiento de Gádor para engrandecer con su aportación este magnífico belén, que permanecerá expuesto hasta el próximo 6 de enero.

Tras el encendido del alumbrado navideño, el ayuntamiento agradecía a todos los asistentes su presencia, invitándoles a una copita de anís y unos polvorones, mientras el Coro de las Tres Colinas de Gádor animaba con sus canciones una grata velada de convivencia navideña en la céntrica plaza de la Constitución.

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Entrevistas


''Nuestra obra en la India evita que enfermos con lepra sigan viviendo en las calles''
La superiora general de las Religiosas Hospitalarias confía en la generosidad de los creyentes

Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - En una cena benéfica realizada días atrás por las Religiosas Hospitalarias de la Misericordia, nos dejamos asombrar por varias cosas. Una de ellas fue la cantidad de gente que llenó todas las mesas en dos salones inmensos, que a una sola voz llegaron para dejar su contribución. Y no solo eso, sino a probar platillos multiétnicos, es decir, una menú de comida india, filipina, africana e italiana preparada por las mismas religiosas. Otro aspecto fue ese, ver una numerosa comunidad de religiosas jóvenes de varios países, que después de haber cocinado, servían y recogían en las mesas, cantaban, bailaban y sonreían en todo momento.

Otro punto interesante fue constatar cómo decidieron recoger a familias enteras de leprosos en la India, que eran parte de la obra de un presbítero italiano que se había quedado sin financiamiento allá por el año 1992... Decidieron entonces que su nuevo destino sería el poblado de Dondapudi, en el estado centro oriental de Andhra Pradesh, donde se extiende la Diócesis de Eluru.

Y lo asumieron sin dudar, porque sabían que esas vidas y esos cuerpos --que se mutilan por sus propias carnes--, terminarían en las calles, a merced de insectos y roedores. Lamentablemente hoy, los que se quedan aún afuera, se consumen en una muerte lenta por calles, covachas y trasteros, sin que nadie haga cosas efectivas y de modo veloz. Supimos inclusive, que ni la ONU ha podido erradicar esta epidemia bíblica, a pesar que los países se propusieron hacerlo en el año 2000...

Pero felizmente, un grupo de 29 familias tiene a la Iglesia, que muestra su rostro visible en esta congregación fundada en Italia en 1821 por una princesa, la madre de familia Teresa Orsini Doria Pamphili. Hoy las noblezas se han invertido, y los reyes y monarcas son los leprosos de la comunidad Santa María, quienes tienen contacto con el exterior solo a través de las religiosas, quienes les procuran alimento, vestido, medicamentos y alegría en medio de tanta desolación.

Añado al asombro justamente eso, la sana alegría que transmitían las hermanas durante la cena benéfica y que era el comentario general de los asistentes. Mientras a uno le ha tocado ver gente que no sonríe ni saluda por la calle –a pesar de llevar símbolos religiosos--, o a otros que subrayan de ser lo más distantes posibles, o las más amargadas del mundo, ellas “compiten” por quién es la más alegre, quién sonríe más, o la que motiva mejor a los presentes…

Y es sobre esto, de sus motivaciones, así como de la obra que nos convocó –con sus necesidades--, de lo que ZENIT conversó con la madre Paola Iacovone, superiora general de las Religiosas Hospitalarias de la Misericordia, y a ciencia cierta, la “locomotora” de este tren imparable, cuyas integrantes hacen vida su cuarto voto: el compromiso por la salud física y espiritual de los enfermos, allí donde estén.

¿Como decidieron empezar este trabajo en el poblado de Dondapudi, allá por el año 1992?

--Madre Paola Iacovone: Estábamos con otro trabajo cerca y descubrimos un conglomerado de leprosos, quienes vivían en un estado indescriptible, inhumano, por lo que dijimos: ¡tomamos esta misión! Así que renovamos las casas para hacerlas más habitables, que sea algo más humano para ese grupo de leprosos.

Si no hubieran abierto este servicio, ¿cuál hubiera sido el futuro de estas personas?

--Madre Paola Iacovone: Hubiera sido volver a las calles a pedir limosna, como se ve aún en las calles de la India. Comúnmente los leprosos se encuentran en el suelo, llenos de moscas y animales, y aunque pasa la gente no le importa, o incluso los botan.

¿La lepra sigue siendo un tabú y un estigma, no?

--Madre Paola Iacovone: La difícil situación de los leprosos en la India, como en todas partes del mundo, es una condición de rechazo. Esta enfermedad sigue atada a un gran tabú, a pesar de que la lepra no es contagiosa. La lepra se adquiere al vivir en condiciones insalubres, tal como estas personas pobres viven.

¿Cuál es el principal apoyo financiero que reciben para este trabajo?

--Madre Paola Iacovone: El apoyo ha venido de los donantes, especialmente de Italia. Pero ahora, en los últimos años ha sido muy frío. Al ir a la India en octubre, me di cuenta de que los fondos se han terminado (4.000 euros anuales ndr), y es por eso que hemos querido relanzar este trabajo. La congregación no les negará sus medios de vida, pero la generosidad de las personas es importante para ayudarnos.

En esta cena vi una alegría desbordante entre las hermanas ... ¿Cuál es el "motor", la razón principal que las mueve?

--Madre Paola Iacovone: En realidad, no conocemos la respuesta, aunque es una cosa que la señalan muchos. Nos dicen: "Ustedes no son como las otras hermanas", pero para mí ser monja es dar la alegría al mundo. No me he hecho religiosa para ser un huraño entre los huraños.

Cuando usted habla con las jóvenes que quieren ingresar a su congregación, ¿qué es lo que ellas buscan?

--Madre Paola Iacovone: Servir al Señor en el mundo del sufrimiento con dedicación, responsabilidad y alegría.

Finalmente, ¿Cuál sería su llamado a colaborar con la obra de los leprosos en la India?

--Madre Paola Iacovone: Yo diría que conozcamos la realidad, ya que muchos no son conscientes de que esta enfermedad todavía existe. Si hasta se dice, ¿cómo es posible la lepra en el 2012? El programa de las Naciones Unidas habló de erradicar la lepra en el 2000, pero esto no ha sucedido... Es cierto que se ha hecho mucho, y que aún queda mucho por hacer. Nosotros, con nuestra propia pequeñez, echamos tan solo una gota en el océano de necesidades. Pero con la ayuda de personas sensibles a este problema, esperamos ser capaces de hacer aún más.

Medios para colaborar (en italiano): www.lacometaonlus.eu/

Para conocer más a las religiosas (en italiano): www.consom.it

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Foro


Calendario maya y Navidad
Falsa información sobre el calendario de la antigua cultura americana

Por + Felipe Arizmendi Esquivel

SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - HECHOS

Varias personas estaban temerosas porque se había difundido la falsa información de que, según el calendario maya, este 21 de diciembre se acabaría el mundo, el sol no brillaría y habría terremotos y otras calamidades.

Es una interpretación errónea decir que los mayas predijeron el fin del mundo para esta fecha. Nada hay de eso. Su calendario es muy preciso, porque se basa en la cuidadosa observación que hacían del movimiento de los astros. Nos asombra su precisión científica para medir el tiempo; pero no intentaban predecir el futuro. Por tanto, no anunciaron catástrofes, mucho menos el fin del mundo. Midieron los años de la humanidad por periodos de 400 años; a cada uno lo llamaron baktún. Su calendario abarca 13 baktunes; al terminar, se cierra un ciclo, que es lo que ocurre el 21 de diciembre de 2012, pero no significa que luego venga el caos. Es algo parecido a la cuenta de nuestro calendario gregoriano: El 31 de diciembre de 1999 concluyó el siglo XX, y el 1 de enero del año 2000 empezó un nuevo siglo; pero nada pasó con ese cambio de siglo. Claro que cambian muchas cosas en los ciclos de la historia humana, pero no se anuncian catástrofes físicas o astronómicas. Los mayas nada especial predijeron para este 21 de diciembre.

CRITERIOS

¿Cuándo será el fin del mundo? Nadie lo sabe. Jesús nos dijo con toda claridad que eso sólo Dios Padre lo sabe (cf Mt 24,36). Aunque algunos protestantes anunciaban el fin del mundo al llegar el año 2000, atemorizando con el interés de que los ignorantes se afiliaran a su religión, nada extraordinario aconteció.

Sin embargo, es muy interesante relacionar la contabilidad de los mayas con la Navidad, porque su calendario se basa sobre todo en la observación del movimiento del sol. El 21 de diciembre de todos los años, empieza el solsticio de invierno, en que el sol empieza a vencer a la oscuridad de la noche. Hasta este día, los días son más cortos y las noches más largas; es decir, predomina la oscuridad, equivalente a la muerte. Pero a partir de esta fecha, empiezan poco a poco a ser más largos los días, hasta que llega el verano, en que predomina el sol. Por ello, los antiguos de casi todas las culturas celebraban en estas fechas de diciembre grandes fiestas en honor del sol, como si éste fuera un dios, principio de la vida. Festejaban que el sol nuevamente venciera a la noche, a la oscuridad. Y honraban al emperador, que se consideraba hijo del sol. Los cristianos, a partir del siglo IV y V, cambiaron el sentido de esas fiestas paganas en honor del sol, y empezaron a celebrar la Navidad precisamente el 25 de diciembre, cumbre de las fiestas paganas, considerando que el verdadero Sol que vence la oscuridad del pecado y de la muerte, es Jesucristo.

La Biblia no dice ni el día ni el mes del nacimiento de Jesús; sólo menciona a los gobernantes civiles y religiosos de la época, en base a lo cual, en fecha tardía, se hizo el cálculo del año en que nació, con un error de cuatro o cinco años. La encarnación del Verbo de Dios y su nacimiento en Belén obviamente son muy importantes, pues son la presencia visible, histórica, tangible, del amor de Dios. Pero lo definitivamente trascendente es la muerte y sobre todo la resurrección de Jesús, que están muy precisas y detalladas en la Biblia. Si hubiera nacido y muerto en la cruz, pero no hubiera resucitado, no sería Dios, no nos habría salvado. Por ello, lo que más importó a los evangelistas era el día de la resurrección. Los cuatro concuerdan en que fue el primer día de la semana, llamado luego domingo. Hasta cuatro o cinco siglos después se empezó a celebrar la Navidad, escogiendo el solsticio de invierno como fecha simbólica, por la observación del movimiento del sol que hicieron egipcios, griegos, romanos y otras culturas, al igual que los sabios mayas.

PROPUESTAS

Lo importante de estas fechas es vivir en armonía y concordia en la familia y en la comunidad, gozando de la paz que Jesucristo nos trae. No nos dejemos atemorizar por ignorantes y por predicadores proselitistas, aunque siempre hay que estar preparados para cuando sea nuestro encuentro definitivo con El, que es nuestro sol y nuestra vida.

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Documentación


''Isabel, acogiendo a María, reconoce que se está cumpliendo la promesa de Dios a la humanidad''
Palabras de Benedicto XVI en la introducción del rezo del Ángelus

Por Benedicto XVI

CIUDAD DEL VATICANO, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - A las 12 horas de hoy, Benedicto XVI se asomó a la venta de su estudio en el Palacio Apostólico vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.

Ofrecemos las palabras del papa al introducir la oración mariana, en referencia al evangelio de la Visitación, con el que meditarán hoy todas las comunidades católicas alrededor del mundo.

*****

¡Queridos hermanos y hermanas!

En este cuarto domingo de Adviento, que se anticipa por poco a la Natividad del Señor, el evangelio narra la visita de María a su pariente Isabel. Este episodio no es un simple gesto de cortesía, sino que muestra de modo muy simple el encuentro entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Las dos mujeres, ambas embarazadas, encarnan la esperanza y al Esperado. La anciana Isabel simboliza a Israel en espera del Mesías, mientras que la joven María trae en sí misma el cumplimiento de esta espera, en beneficio de toda la humanidad. En las dos mujeres se encuentran y se reconocen ante todo, los frutos de sus vientres, Juan y Cristo.

Comenta así el poeta cristiano Prudencio: "El bebé que está en el vientre anciano saluda, a través de la boca de su madre, al Señor, hijo de la Virgen" (Apotheosis, 590: PL 59, 970). La exultancia de Juan en el vientre de Isabel, es el signo del cumplimiento de la espera: Dios está por visitar a su pueblo.

En la Anunciación, el arcángel Gabriel le habló a María del embarazo de Isabel (cf. Lc. 1,36), como prueba del poder de Dios: la infertilidad, a pesar de su avanzada edad, había sido trasformada en fecundidad. Isabel, acogiendo a María, reconoce que se está cumpliendo la promesa de Dios a la humanidad y exclama: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? " (Lc. 1,42-43).

La expresión "bendita tu entre las mujeres" es dicha en el Antiguo Testamento a Yael (Jueces 5,24) y a Judit (Jdt. 13,18), dos mujeres guerreras comprometidas en salvar a Israel. Esta vez, está dirigido a María, jovencita pacífica que está por generar al Salvador del mundo. Así también el salto de alegría de Juan (cf. Lc. 1,44) se refiere a la danza que el rey David hizo cuando acompañó la entrada del Arca de la Alianza en Jerusalén (cf. 1 Cro. 15,29). El arca, que contenía las tablas de la Ley, el maná y la vara de Aarón (cf. Hb. 9,4), era el signo de la presencia de Dios en medio de su pueblo. El niño por nacer, Juan, exulta de alegría ante María, Arca de la Nueva Alianza, que lleva en el vientre a Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre.

La escena de la Visitación también expresa la belleza de la acogida: donde hay acogida recíproca, escucha, un hacer sitio al otro, allí está Dios y la alegría que viene de Él.

Imitemos a María en el tiempo de Navidad, visitando a quienes pasan por dificultades, especialmente a los enfermos, a los encarcelados, a los ancianos y a los niños. También imitemos a Isabel, que recibe a sus huéspedes como si fuera Dios mismo: sin desearlo no conoceremos nunca al Señor; sin esperarlo no lo veremos, sin buscarlo no lo encontraremos.

Con la misma alegría de María, que va rápido donde Isabel (cf. Lc. 1,39), también nosotros vayamos al encuentro del Señor que viene. Oremos para que todos los hombres busquen a Dios, descubriendo que es Dios mismo el primero en visitarnos. A María, Arca de la Nueva y Eterna Alianza, confiamos nuestro corazón, para que lo haga digno de recibir la visita de Dios en el misterio de su Nacimiento.

Traducido del original italiano por José Antonio Varela V.

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Viajes a México y Cuba, atentado a la familia, diálogo y anuncio
Benedicto XVI ante los miembros de la Curia Romana hizo balance del Año 2012

Por Benedicto XVI

CIUDAD DEL VATICANO, 23 de diciembre de 2012 (Zenit.org) - Este 21 de diciembre, Benedicto XVI pronunció el tradicional discurso a los miembros de la curia romana, donde suele hacer un balance del año transcurrido. Ofrecemos el texto de las palabras del papa.

*****

Señores Cardenales,

Venerados hermanos en el episcopado y en el presbiterado,

Queridos hermanos y hermanas

Con gran alegría me encuentro hoy con vosotros, queridos miembros del Colegio de Cardenales, representantes de la Curia Romana y de la Gobernación, en este momento tradicional antes de la Santa Navidad. Os saludo cordialmente a todos, comenzando por el cardenal Angelo Sodano, al que agradezco las amables palabras y la efusiva felicitación que me ha dirigido también en vuestro nombre. El Cardenal Decano nos ha recordado una expresión que se repite a menudo estos días en la liturgia latina: Prope est iam Dominus, venite adoremus. El Señor está cerca, venid, adorémosle. También nosotros, como una sola familia, nos preparamos para adorar en la gruta de Belén a ese Niño, que es Dios mismo que se ha acercado hasta el punto de hacerse hombre como nosotros. Correspondo con gusto a las felicitaciones y doy las gracias a todos, incluidos los Representantes Pontificios repartidos por todo el mundo, por la generosa colaboración que cada uno de vosotros presta a mi Ministerio.

Encuentros inolvidables en México y Cuba

Estamos terminando un año que, una vez más, se ha caracterizado en la Iglesia y en el mundo por muchas situaciones difíciles, de grandes cuestiones y desafíos, pero también de signos de esperanza. Menciono sólo algunos puntos destacados en la vida de la Iglesia y de mi ministerio petrino. Ante todo, como ha mencionado el Cardenal Decano, han tenido lugar los viajes a México y Cuba. Han sido encuentros inolvidables, con la fuerza de la fe, profundamente arraigada en los corazones de los hombres, y con la alegría por la vida que surge de la fe. Recuerdo que, tras llegar a México, se agolpaban al borde del largo trecho que se debía recorrer interminables filas de personas, que saludaban agitando pañuelos y banderas. Recuerdo cómo, durante el trayecto hacia Guanajuato, la pintoresca capital del homónimo Estado, había jóvenes a los lados de la carretera, devotamente arrodillados para recibir la bendición del Sucesor de Pedro. Recuerdo cómo la gran liturgia en las cercanías de la estatua de Cristo Rey se convirtió en un acto que hacía presente la realeza de Cristo, su paz, su justicia, su verdad. Todo esto en el contexto de los problemas de un país que sufre múltiples formas de violencia y las dificultades de dependencias económicas. Ciertamente, estos problemas no se pueden resolver simplemente mediante la religiosidad, pero menos aún se solucionarán sin esa purificación interior del corazón que proviene de la fuerza de la fe, del encuentro con Jesucristo. Y después vino la experiencia de Cuba. También aquí hubo grandes liturgias, en cuyos cantos, oraciones y silencios se podía percibir la presencia de Aquel, al que durante mucho tiempo se había querido negar cabida en el País. La búsqueda en este País de un justo planteamiento de la relación entre vinculaciones y libertad, ciertamente no puede tener éxito sin una referencia a esos criterios de fondo que se han manifestado a la humanidad en el encuentro con el Dios de Jesucristo.

Otras etapas del año que se acerca a su fin, y que quisiera mencionar, son la gran Fiesta de la Familia en Milán, así como la visita al Líbano, con la entrega de la Exhortación Apostólica postsinodal, que ahora deberá constituir en la vida de la Iglesia y de la sociedad en Medio Oriente una orientación sobre los difíciles caminos de la unidad y de la paz. El último acontecimiento importante de este año, ya en su ocaso, ha sido el Sínodo sobre la Nueva Evangelización, que ha marcado al mismo tiempo el comienzo delAño de la Fe, con el cual conmemoramos la inauguración del Concilio Vaticano II, hace cincuenta años, para comprenderlo y asimilarlo de nuevo en esta situación que ha cambiado.

Entre todas estas ocasiones, se han tocado temas fundamentales de nuestro momento histórico: la familia (Milán), el servicio a la paz en el mundo y el diálogo interreligioso (Líbano), así como el anuncio del mensaje de Jesucristo en nuestro tiempo a quienes aún no lo han encontrado, y a tantos que lo conocen sólo desde fuera y precisamente por eso, no lo re-conocen. De entre estas grandes temáticas, quisiera reflexionar un poco más en detalle especialmente sobre el tema de la familia y sobre la naturaleza del diálogo, añadiendo después también una breve observación sobre el tema de la Nueva Evangelización.

La Gran Fiesta de la Familia

La gran alegría con la que se han reunido en Milán familias de todo el mundo ha puesto de manifiesto que, a pesar de las impresiones contrarias, la familia es fuerte y viva también hoy. Sin embargo, es innegable la crisis que la amenaza en sus fundamentos, especialmente en el mundo occidental. Me ha llamado la atención que en el Sínodo se haya subrayado repetidamente la importancia de la familia para la transmisión de la fe como lugar auténtico en el que se transmiten las formas fundamentales del ser persona humana. Se aprenden viviéndolas y también sufriéndolas juntos. Así se ha hecho patente que en el tema de la familia no se trata únicamente de una determinada forma social, sino de la cuestión del hombre mismo; de la cuestión sobre qué es el hombre y sobre lo que es preciso hacer para ser hombres del modo justo. Los desafíos en este contexto son complejos. Tenemos en primer lugar la cuestión sobre la capacidad del hombre de comprometerse, o bien de su carencia de compromisos. ¿Puede el hombre comprometerse para toda la vida? ¿Corresponde esto a su naturaleza? ¿Acaso no contrasta con su libertad y las dimensiones de su autorrealización? El hombre, ¿llega a ser sí mismo permaneciendo autónomo y entrando en contacto con el otro solamente a través de relaciones que puede interrumpir en cualquier momento? Un vínculo para toda la vida ¿está en conflicto con la libertad? El compromiso, ¿merece también que se sufra por él? El rechazo de la vinculación humana, que se difunde cada vez más a causa de una errónea comprensión de la libertad y la autorrealización, y también por eludir el soportar pacientemente el sufrimiento, significa que el hombre permanece encerrado en sí mismo y, en última instancia, conserva el propio «yo» para sí mismo, no lo supera verdaderamente. Pero el hombre sólo logra ser él mismo en la entrega de sí mismo, y sólo abriéndose al otro, a los otros, a los hijos, a la familia; sólo dejándose plasmar en el sufrimiento, descubre la amplitud de ser persona humana. Con el rechazo de estos lazos desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana.

Atentado a la familia

El gran rabino de Francia, Gilles Bernheim, en un tratado cuidadosamente documentado y profundamente conmovedor, ha mostrado que atentar, a lo que hoy estamos expuestos, a la auténtica forma de la familia, compuesta por padre, madre e hijo, tiene una dimensión aún más profunda. Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres. Cita una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: «No se nace mujer, se llega a serlo» (On ne naît pas femme, on le devient). En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» [género] como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho prestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear. Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado. Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna. Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad. La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente. Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad prestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia. Bernheim muestra cómo ésta, de sujeto jurídico de por sí, se convierte ahora necesariamente en objeto, al cual se tiene derecho y que, como objeto de un derecho, se puede adquirir. Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre.

Las tres dimensiones del diálogo

Con esto quisiera llegar al segundo gran tema que, desde Asís hasta el Sínodo sobre la Nueva Evangelización, ha impregnado todo el año que termina, es decir, la cuestión del diálogo y del anuncio. Hablemos primero del diálogo. Veo sobre todo tres campos de diálogo para la Iglesia en nuestro tiempo, en los cuales ella debe estar presente en la lucha por el hombre y por lo que significa ser persona humana: el diálogo con los Estados, el diálogo con la sociedad –incluyendo en él el diálogo con las culturas y la ciencia– y el diálogo con las religiones. En todos estos diálogos, la Iglesia habla desde la luz que le ofrece la fe. Pero encarna al mismo tiempo la memoria de la humanidad, que desde los comienzos y en el transcurso de los tiempos es memoria de las experiencias y sufrimientos de la humanidad, en los que la Iglesia ha aprendido lo que significa ser hombres, experimentando su límite y su grandeza, sus posibilidades y limitaciones. La cultura de lo humano, de la que ella se hace valedora, ha nacido y se ha desarrollado a partir del encuentro entre la revelación de Dios y la existencia humana. La Iglesia representa la memoria de ser hombres ante una cultura del olvido, que ya sólo conoce a sí misma y su propio criterio de medida. Pero, así como una persona sin memoria ha perdido su propia identidad, también una humanidad sin memoria perdería su identidad. Lo que se ha manifestado a la Iglesia en el encuentro entre la revelación y la experiencia humana va ciertamente más allá del ámbito de la razón, pero no constituye un mundo especial, que no tendría interés alguno para el no creyente. Si el hombre reflexiona sobre ello y se adentra en su comprensión, se amplía el horizonte de la razón, y esto concierne también a quienes no alcanzan a compartir la fe en la Iglesia. En el diálogo con el Estado y la sociedad, la Iglesia no tiene ciertamente soluciones ya hechas para cada uno de los problemas. Se esforzará junto con otras fuerzas sociales para las respuestas que se adapten mejor a la medida correcta del ser humano. Lo que ella ha reconocido como valores fundamentales, constitutivos y no negociables de la existencia humana, lo debe defender con la máxima claridad. Ha de hacer todo lo posible para crear una convicción que se pueda concretar después en acción política.

En la situación actual de la humanidad, el diálogo de las religiones es una condición necesaria para la paz en el mundo y, por tanto, es un deber para los cristianos, y también para las otras comunidades religiosas. Este diálogo de las religiones tiene diversas dimensiones. Será en primer lugar un simple diálogo de la vida, un diálogo sobre el compartir práctico. En él no se hablará de los grandes temas de la fe: si Dios es trinitario, o cómo ha de entenderse la inspiración de las Sagradas Escrituras, etc. Se trata de los problemas concretos de la convivencia y de la responsabilidad común respecto a la sociedad, al Estado, a la humanidad. En esto hay que aprender a aceptar al otro en su diferente modo de ser y pensar. Para ello, es necesario establecer como criterio de fondo del coloquio la responsabilidad común ante la justicia y la paz. Un diálogo en el que se trata sobre la paz y la justicia se convierte por sí mismo, más allá de lo meramente pragmático, en un debate ético sobre la verdad y el ser humano; un diálogo acerca de las valoraciones que son el presupuesto del todo. De este modo, un diálogo meramente práctico en un primer momento se convierte también en una búsqueda del modo justo de ser persona humana. Aun cuando las opciones de fondo en cuanto tales no se ponen en discusión, los esfuerzos sobre una cuestión concreta llegan a desencadenar un proceso en el que, mediante la escucha del otro, ambas partes pueden encontrar purificación y enriquecimiento. Así, estos esfuerzos pueden significar también pasos comunes hacia la única verdad, sin cambiar las opciones de fondo. Si ambas partes están impulsadas por una hermenéutica de la justicia y de la paz, no desaparecerá la diferencia de fondo, pero crecerá también una cercanía más profunda entre ellas.

Hay dos reglas para la esencia del diálogo interreligioso que, por lo general, hoy se consideran fundamentales:

1. El diálogo no se dirige a la conversión, sino más bien a la comprensión. En esto se distingue de la evangelización, de la misión.

2. En conformidad con esto, en este diálogo, ambas partes permanecen conscientemente en su propia identidad, que no ponen en cuestión en el diálogo, ni para ellas, ni para los otros.

Estas reglas son justas. No obstante, pienso que estén formuladas demasiado superficialmente de esta manera. Sí, el diálogo no tiene como objetivo la conversión, sino una mejor comprensión recíproca. Esto es correcto. Pero tratar de conocer y comprender implica siempre un deseo de acercarse también a la verdad. De este modo, ambas partes, acercándose paso a paso a la verdad, avanzan y están en camino hacia modos de compartir más amplios, que se fundan en la unidad de la verdad. Por lo que se refiere al permanecer fieles a la propia identidad, sería demasiado poco que el cristiano, al decidir mantener su identidad, interrumpiese por su propia cuenta, por decirlo así, el camino hacia la verdad. Si así fuera, su ser cristiano sería algo arbitrario, una opción simplemente fáctica. De esta manera, pondría de manifiesto que él no tiene en cuenta que en la religión se está tratando con la verdad. Respecto a esto, diría que el cristiano tiene una gran confianza fundamental, más aún, la gran certeza de fondo de que puede adentrarse tranquilamente en la inmensidad de la verdad sin ningún temor por su identidad de cristiano. Ciertamente, no somos nosotros quienes poseemos la verdad, es ella la que nos posee a nosotros: Cristo, que es la Verdad, nos ha tomado de la mano, y sabemos que nos tiene firmemente de su mano en el camino de nuestra búsqueda apasionada del conocimiento. El estar interiormente sostenidos por la mano de Cristo nos hace libres y, al mismo tiempo, seguros. Libres, porque, si estamos sostenidos por Él, podemos entrar en cualquier diálogo abiertamente y sin miedo. Seguros, porque Él no nos abandona, a no ser que nosotros mismos nos separemos de Él. Unidos a Él, estamos en la luz de la verdad.

El anuncio sólo es eficaz en la disponibilidad

Para concluir es preciso hacer una breve anotación sobre el anuncio, sobre la evangelización, de la que, siguiendo las propuestas de los padres sinodales, hablará efectivamente con amplitud el documento postsinodal. Veo que los elementos esenciales del proceso de evangelización aparecen muy elocuentemente en el relato de san Juan sobre la llamada de los dos discípulos del Bautista, que se convierten en discípulos de Cristo (cf. Jn 1,35-39). Encontramos en primer lugar el mero acto del anuncio. Juan el Bautista señala a Jesús y dice: «Este es el Cordero de Dios». Poco más adelante, el evangelista narra un hecho similar. Esta vez es Andrés, que dice a su hermano Simón: «Hemos encontrado al Mesías» (1,41). El primero y fundamental elemento es el simple anuncio, el kerigma, que toma su fuerza de la convicción interior del que anuncia. En el relato de los dos discípulos sigue después la escucha, el ir tras los pasos de Jesús, un seguirle que no es todavía seguimiento, sino más bien una santa curiosidad, un movimiento de búsqueda. En efecto, ambos son personas en búsqueda, personas que, más allá de lo cotidiano, viven en espera de Dios, en espera porque Él está y, por tanto, se mostrará. Su búsqueda, iluminada por el anuncio, se hace concreta. Quieren conocer mejor a Aquél que el Bautista ha llamado Cordero de Dios. El tercer acto comienza cuando Jesús mira atrás hacia ellos y les pregunta: «¿Qué buscáis?». La respuesta de ambos es de nuevo una pregunta, que manifiesta la apertura de su espera, la disponibilidad a dar nuevos pasos. Preguntan: «Maestro, ¿dónde vives?». La respuesta de Jesús: «Venid y veréis», es una invitación a acompañarlo y, caminando con Él, a llegar a ver.

La palabra del anuncio es eficaz allí donde en el hombre existe la disponibilidad dócil para la cercanía de Dios; donde el hombre está interiormente en búsqueda y por ende en camino hacia el Señor. Entonces, la atención de Jesús por él le llega al corazón y, después, el encuentro con el anuncio suscita la santa curiosidad de conocer a Jesús más de cerca. Este caminar con Él conduce al lugar en el que habita Jesús, en la comunidad de la Iglesia, que es su Cuerpo. Significa entrar en la comunión itinerante de los catecúmenos, que es una comunión de profundización y, a la vez, de vida, en la que el caminar con Jesús nos convierte en personas que ven.

«Venid y veréis». Esta palabra que Jesús dirige a los dos discípulos en búsqueda, la dirige también a los hombres de hoy que están en búsqueda. Al final de año, pedimos al Señor que la Iglesia, a pesar de sus pobrezas, sea reconocida cada vez más como su morada. Le rogamos para que, en el camino hacía su casa, nos haga día a día más capaces de ver, de modo que podamos decir mejor, más y más convincentemente: Hemos encontrado a Aquél, al que todo el mundo espera, Jesucristo, verdadero Hijo de Dios y verdadero hombre. Con este espíritu os deseo de corazón a todos una Santa Navidad y un feliz Año Nuevo. Gracias.

Librería Editorial Vaticana

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