28.12.12

Prohibido hablar de San Tarsicio

A las 9:25 AM, por Jorge
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Mucho me temía yo que la cosa iría por otros derroteros. Porque cuando leí que se había producido un conflicto por las catequesis de primera comunión en una parroquia gallega, servidor –de ilusión también se vive- llegó a pensar que lo mismo los padres exigían que se hablara claramente a los niños de pecado, redención y gracia, de la necesidad de participar en la eucaristía dominical, de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, de sacrificio, de entrega, de oración. Pues no. Justamente todo lo contrario.

La noticia apareció en el diario El País, siempre ecuánime en noticias religiosas, y fue recogida por Religión Digital, ejemplo de ortodoxia y equilibrio.

Pues hete aquí que los padres están indignados por la catequesis que reciben sus hijos, catequesis tan aberrante que hasta les pone como ejemplo a San Tarsicio, niño mártir de la Eucaristía. Pero es que no para ahí la cosa, porque parece que las religiosas que imparten la catequesis pretenden cosas tan excepcionales y contrarias a la fe como que los niños vayan a misa todos los domingos, se priven de algunas cosas como sacrificio por los demás y mantengan en sus labios una sonrisa permanente. Como ven, el colmo de la aberración, el fanatismo y la intolerancia religiosa.

De ahí, y con la historia en la mano, cualquier día acusarán a las monjitas de repartir caramelos envenenados, y no sería la primera vez.

Los padres, ante tamaña barbaridad catequética, y recuerden lo que les digo: San Tarsicio, sacrificio, misa, sonrisa, parece que han decidido montarse por su cuenta una catequesis “alternativa” en el auditorio municipal donde supongo que enseñarán a los niños que lo importante es compartir y ser uno mismo, la misa es una fiesta muy alegre que muy posiblemente pudiera acabar en unas primeras comuniones mucho más democráticas y que podrían ser celebradas sin problema ninguno por el señor alcalde.

Lo terrible de todo esto es que nos hartamos de ver catequesis en las que no se habla de la presencia real de Cristo en la eucaristía, donde la misa del domingo queda relegada a devoción privada de algunos aficionados, la moral a cada cual sabrá y donde no hay problema en decir que Cristo está vivo en el corazón y en el recuerdo de los creyentes y que el pan y el vino simbolizan a Jesús. Si a una catequesis así le sigue una celebración de primeras comuniones con palmas, globos, kumbayá y ofrenda de un balón como signo de nuestros juegos, las familias felicísimas, aunque el niño no vuelva a pisar la iglesia.

Ahora bien, te llega un cura parece que bastante normal, unas religiosas que son religiosas con hábito y todo, dicen a los niños que hay que ir a misa, rezar, hacer sacrificios y ayunos de chuches por los otros, y que qué buen ejemplo de amor a Cristo San Tarsicio y se monta la marimorena. Normal, las malas costumbres.

Supongo que cualquier día le pasará a un servidor. Porque yo en alguna ocasión he puesto como ejemplo a San Tarsicio, hablo a los niños de privarse de cosas voluntariamente y dar esos centimitos a Cáritas, y por supuesto que lo de ir a misa nos lo tomamos en serio.

Pues nada, viva la religiosidad light, viva el todo vale, viva lo bonito, abajo el sacrificio y la renuncia, acabemos con los mandamientos. Y luego nos quejaremos de lo que nos pueda venir. Nos estará bien empleado.