Católicos
30 de diciembre del 2012

La luz de la paz de Belén llegó también a España como un gesto que simboliza que Cristo ilumina el mundo

Cada año, semanas antes de Navidad, un niño austríaco viaja a Belén para encender una vela que representa la Luz de la Paz. Luego una persona de cada país se lleva un faro encendido para portar el símbolo hasta su lugar de origen. En España, esta iniciativa promovida por Scouts y Guías de Austria ha recorrido varias diócesis. Un pequeño gesto que encierra un gran significado, la Luz que trae Jesucristo en su venida al mundo. También en estos tiempos hacen falta.


 

El Movimiento Scout Católico (Scouts MSC) le rinde su particular homenaje al Salvador. Mediante un sencillo gesto, como es encender una vela en Tierra Santa, en el lugar donde Cristo vino al mundo a través de la Virgen, portan un mensaje de Paz, Amor y Esperanza. Esta propuesta nació en 1990 en la televisión pública austríaca y el MSC se incorporó a ella nueve años más tarde. El lema de esta edición reza: "Quiero verte".

Desde Viena, se reparte la Luz a todas las delegaciones asistentes para que la hagan llegar a sus respectivos países. Una vez en casa llevan a cabo una ceremonia donde scouts y guías la recogen para distribuirla en iglesias, domicilios particulares, hospitales, residencias de ancianos, prisiones, lugares públicos de importancia social, cultural o política o cualquier lugar donde se aprecie su significado.

A España llegó este año via Vitoria, donde los Euskalerriako Eskautak -scouts vascos- la recibieron en la Catedral de María Inmaculada (catedral nueva) el día 16. En Orense, la celebración conmemorativa fue presidida tres días más tarde por el prelado de la ciudad, monseñor Leonardo Lemos, en la iglesia de Santa Maria Nai. Y así otras áreas: Valladolid, Badajoz, Valencia, Madrid, Aragón...

MSC preparó una serie de materiales disponibles -tanto en castellano como en catalán- en la web luzdelapaz.org y adaptados para que parroquias, colegios y movimientos pudieran aprovecharse de esta actividad. Cada perfil respondía a una franja de edad: de 6 a 10 años, de 10 a 14, de 14 a 17 y a partir de 17. Se trataba de que reflexionar en cada semana del Adviento acerca de la propia vivencia de Dios, ayudándose del texto evangélico correspondiente, de un cuento y una canción.