ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 08 de diciembre de 2013

LA FRASE DEL DÍA

"Soy todo tuyo Oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es". 

San Luis María Grignon de Montfort (1673 - 1716)

 


El papa Francisco

Francisco reza una conmovedora oración a la Inmaculada en la Plaza de España
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María! escucha nuestra oración, atiende nuestra súplica. Se acerca y saluda a la multitud de enfermos

Las palabras del papa Francisco en el ángelus de la Inmaculada
Texto completo. Ante una plaza repleta recuerda que María nos sostiene en nuestro camino hacia Navidad

Iglesia y Religión

Focolares solicitan la apertura de la causa de canonización de Chiara Lubich
Lo anunció su actual presidente, Maria Voce, en el 70 aniversario de la fundación del movimiento

'Fernando Rielo como san Pablo, quiso vivir a Cristo e identificarse con Él'
Lo indicó el cardenal Camillo Ruini en la misa del noveno aniversario del fallecimiento del fundador de los identes

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Santa Narcisa de Jesús Morán
«Gran penitente ecuatoriana que valoró la importancia de la dirección espiritual para su vida de perfección. Imitó a la beata Mariana de Jesús y fue compañera de la también beata Mercedes de Jesús Molina y Ayala»


El papa Francisco


Francisco reza una conmovedora oración a la Inmaculada en la Plaza de España
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María! escucha nuestra oración, atiende nuestra súplica. Se acerca y saluda a la multitud de enfermos

Por Redacción

ROMA, 08 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - El papa Francisco realizó hoy por primera vez la tradicional ceremonia romana de veneración de la Virgen Inmaculada, en la columna de Plaza de España.

El papa Francisco ha salido del Vaticano en una ford focus azul de la Gendarmeria, sentado adelante hacia a la Plaza de España. Durante el recorrido, el Santo Padre se ha parado brevemente delante de la iglesia de la Santísima Trinidad donde ha recibido el homenaje de la Asociación Comerciantes Via Condotti.

Ya en la céntrica plaza romana, a la que ha llegado con diez minutos de adelanto sobre el horario previsto, el Pontífice se ha detenido ante un grupo de enfermos para abrazarlos y acariciarlos.

Tras saludar al cardenal vicario Agostino Vallini y al alcalde de Roma, Ignazio Marino, el Papa ha departido brevemente con dos religiosos, que han intercambiado el solideo blanco del Santo Padre por otro que llevaban de regalo. El Coro Pontificio de la Capilla Sixtina cantó las letanías lauretanas mientras las flores del santo padre eran depositadas a los piés de la columna. 

A continuación, ha comenzado el tradicional acto de veneración a los pies del monumento a la Inmaculada Concepción de María. Durante una celebración de la Palabra, el Pontífice ha rezado.

La oración del papa Francisco a los pies de la Inmaculada

Virgen Santa e Inmaculada, a Ti, que eres el honor de nuestro pueblo y la guardiana atenta que cuida de nuestra ciudad, nos dirigimos con confianza y amor.

¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María !
El pecado no está en Ti.

Suscita en todos nosotros un renovado deseo de santidad:en nuestra palabra brille el esplendor de la verdad, en nuestras obras resuene el canto de la caridad,en nuestro cuerpo y en nuestro corazón habiten la pureza y la castidad, en nuestra vida se haga presente toda la belleza del Evangelio.

¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!
La Palabra de Dios se hizo carne en Ti.

Ayúdanos a mantenernos en la escucha atenta de la voz del Señor: el grito de los pobres nunca nos deje indiferentes,el sufrimiento de los enfermos y los necesitados no nos encuentre distraídos, la soledad de los ancianos y la fragilidad de los niños nos conmuevan, toda vida humana sea siempre amada y venerada por todos nosotros.

¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!
En ti está el gozo pleno de la vida bienaventurada con Dios.

Haz que no perdamos el sentido de nuestro camino terrenal: la suave luz de la fe ilumine nuestros días, la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos, el calor contagioso del amor anime nuestro corazón, los ojos de todos nosotros permanezcan fijos, allí, en Dios, donde está la verdadera alegría.

¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!

Escucha nuestra oración, atiende nuestra súplica: se Tú en nosotros la belleza del amor misericordioso de Dios en Jesús,que esta belleza divina nos salve a nosotros, a nuestra ciudad, al mundo entero.

Amén.

Al termino de este acto de devoción filial a María, fue evidente que le indicaron de la necesidad de partir para ir a Santa María la Mayor. Entretanto el papa señaló que primero tenía que acercarse a los enfermos y lo hizo saludando multitud de enfermos acompañados por los voluntarios del Unitalsi.

Desde allí el papa Francisco se ha acercado en automóvil a la Basílica de Santa María la Mayor en donde el obispo de Roma entró hasta la capilla de la imagen de Nuestra Señora Salus Populi Romani para pedir por las intenciones de todos los habitantes de la Ciudad Eterna.

(RED/IV)

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Las palabras del papa Francisco en el ángelus de la Inmaculada
Texto completo. Ante una plaza repleta recuerda que Marí­a nos sostiene en nuestro camino hacia Navidad

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 08 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - En este segundo domingo de Adviento, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la plaza de san Pedro.

Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Este segundo domingo de Adviento cae en el día de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, y entonces nuestra mirada es atraída por la belleza de la Madre de Jesús, ¡nuestra Madre! Con gran alegría la Iglesia la contempla «llena de gracia» (Lc 1, 28). Digámoslo tres veces: "Llena de gracia". Todos: ¡Llena de gracia! ¡Llena de gracia! ¡Llena de gracia! y así como Dios la ha mirado desde el primer instante en su diseño de amor. María nos sostiene en nuestro camino hacia la Navidad, porque nos enseña cómo vivir este tiempo de Adviento en la espera del Señor. ¡El Señor viene! ¡Esperémoslo!

El Evangelio de san Lucas nos presenta a María, a una joven de Nazaret, pequeña localidad de Galilea, en la periferia del imperio romano y también en la periferia de Israel. Y sin embargo, sobre ella se ha posado la mirada del Señor, que la ha elegido para ser la madre de su Hijo. En vista de esta maternidad, María ha sido preservada del pecado original, es decir, de aquella fractura en la comunión con Dios, con los otros y con el creado, que hiere profundamente a cada ser humano.Pero esta fractura ha sido sanada por adelantado en la Madre de Aquel que ha venido a librarnos de la esclavitud del pecado. La Inmaculada está inscrita en el diseño de Dios; es fruto del amor de Dios que salva el mundo.

Y la Virgen no se ha alejado jamás de ese amor: toda su vida, todo su ser es un “sí” a Dios. ¡Pero ciertamente no ha sido fácil para ella! Cuando el Ángel la llama «llena de gracia» (Lc 1, 28), ella se queda «muy turbada», porque en su humildad se siente nada ante Dios. El Ángel la conforta: «No temas María, porque has hallado gracia ante Dios. Y he aquí, que concebiras a un hijo... y le pondrás por nombre Jesús». (v. 30). Este anuncio la turba todavía más, también porque todavía no está desposada con José; pero el Ángel añade: «el Espíritu Santo vendrá sobre ti... Por lo tanto, el que nazca será santo y será llamado Hijo de Dios». (v. 35). María escucha, obedece interiormente y responde: «He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra». (v. 38).

El misterio de esta chica de Nazaret, que está en el corazón de Dios, no nos resulta extraño. No es ella que está arriba y nosotros aquí. No, no, estamos conectados. De hecho, ¡Dios fija su mirada de amor sobre cada hombre y cada mujer! Con nombre y apellido. Su mirada de amor está sobre cada uno de nosotros. El Apóstol Pablo afirma que Dios «nos ha elegido antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados». (Ef 1, 4). También nosotros, desde siempre, hemos sido elegidos por Dios para vivir una vida santa, libre del pecado. Es un proyecto de amor que Dios renueva cada vez que nos acercamos a Él, especialmente en los Sacramentos.

En esta fiesta, entonces, contemplando a nuestra Madre Inmaculada, bella, reconozcamos también nuestro destino más verdadero, nuetra vocación más profunda: ser amados, ser transformados por el amor. Miremos a ella, y dejemonos mirar por ella; para aprender a ser más humildes, y también más valientes en el seguimiento de la Palabra de Dios; para acoger el tierno abrazo de su Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza y paz.

Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del Ángelus. Y al concluir la plegaria prosiguió:

Queridos hermanos y hermanas, os saludo con afecto, especialmente  a las familias y los grupos parroquiales y asociaciones. Saludo a los fieles de Cossato, Biella, Bianzé, Lomazzo, Livorno Ferraris, Rocca di Papa, San Marzano sul Sarno y Pratola Serra. Quisiera unirme espiritualmente a la iglesia que vive en América del norte, que hoy conmemora la fundación de su primera parroquia, hace 350 años: Notre-Dame de Québec. Damos las gracias por los progresos logrados desde entonces, en particular por los santos y los mártires que han fecundado aquellas tierras. Bendigo a todos los fieles que celebran este jubileo el corazón.

Dirijo un pensamiento especial a los miembros de la Acción Católica Italiana, que hoy renuevan su adhesión a la Asociación. ¡Ahí están! Os deseo todo lo mejor para vuestro compromiso apostólico y formativo. ¡Adelante, sed valientes!

Esta tarde, siguiendo una antigua tradición, iré a la Plaza de España, a orar a los pies del monumento de la Inmaculada. Pido que os unais conmigo en esta peregrinación espiritual, que es un acto de devoción filial a María, para confiar a la ciudad de Roma, a la Iglesia y a la humanidad entera.

En ese momento, el papa Francisco explicó que a continuación iría a visitar la Basílica de Santa María la Mayor, para a rezar a Nuestra Señora Salus Populi Romani por todos los habitantes de la Ciudad Eterna.

Y concluyó, como de costumbre:

Os deseo un buen el domingo y una buena fiesta de nuestra madre. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

(RED/IV)

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Iglesia y Religión


Focolares solicitan la apertura de la causa de canonización de Chiara Lubich
Lo anunció su actual presidente, Maria Voce, en el 70 aniversario de la fundación del movimiento

Por Redacción

MADRID, 08 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - "Hoy 7 de diciembre de 2013, 70 aniversario del Movimiento, nos ofrece la oportunidad de presentar a la Iglesia nuestra petición oficial para la introducción de la causa de canonización de Chiara Lubich". Con estas palabras su actual presidente, Maria Voce, ha anunciado la inminente presentación al obispo de Frascati, Mons. Raffaello Martinelli, de la solicitud formal de inicio de la causa de canonización de la fundadora de los Focolares, Chiara Lubich, que falleció el 14 de marzo de 2008 en Rocca di Papa (Italia).

“Este hecho –ha señalado Maria Voce- nos invita a todos a una santidad todavía más grande, a construir esta santidad día tras día en nuestra vida para contribuir a destacar esa santidad colectiva, santidad de pueblo a la que Chiara tendía”.

En una nota difundia ayer, este movimiento eclesial reconoce que "desde la fecha de su muerte y desde varios lugares del mundo, personas de todo tipo, católicos y pertenecientes a otras iglesias, religiones y culturas, vienen manifestando el deseo de que tal consulta con respecto a Chiara Lubich sea expresada". Y añade que "un reconocimiento como este podrá animar en muchos un posterior y personal empeño espiritual y moral por el bien de la humanidad".

La solicitud ha sido firmada ayer, en la fecha en que se celebra el setenta aniversario de la fundación del Movimiento de los Focolares, con la presencia de numerosos focolarinos y focolarinas reunidos en Castel Gandolfo para su encuentro anual. Una vez presentada, la petición será considerada por la autoridad eclesiástica competente, según la modalidad establecida por el derecho y la práctica de la Iglesia.

(RED/IV)

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'Fernado Rielo como san Pablo, quiso vivir a Cristo e identificarse con Él'
Lo indicó el cardenal Camillo Ruini en la misa del noveno aniversario del fallecimiento del fundador de los identes

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 08 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - Medio millar de integrantes de las distintas fundaciones emprendidas por el fundador español Fernando Rielo (Madrid, 1923 - Nueva York, 2004), provenientes de distintos puntos de Italia (Turín, Génova, Milán, Bologna, Fucecchio, Arpino, Atessa, Terni, Busseto, Roma), se dieron cita ayer tarde, día 7 de diciembre, en la basílica romana de Sant’Andrea della Valle para asistir a la celebración eucarística que tenía lugar con motivo del noveno aniversario de su tránsito, que se produjo en Nueva York el 6 de diciembre de 2004.

En el acto presidido por el cardenal Ruini, que lo conoció en vida y fue a visitarle a Nueva York en 1999, concelebraron el presidente de los misioneros identes, padre Jesús Fernández, el superior general de los teatinos, padre Valentín Arteaga y otros sacerdotes identes y amigos. En su homilía el cardenal Ruini recordó que Fernando Rielo había querido «como san Pablo vivir a Cristo, e identificarse con él», subrayando que no solo «había amado a Cristo con todo su ser, sino que había deseado intensamente que todos lo conociesen y que lo amasen». Y precisó que «por esto ha sufrido, porque veía en realidad que muchos no lo conocían y eran indiferentes hacia Él». Recordó también cómo al inicio de la fundación, surgida en Tenerife el año 1959, Rielo puso sobre su mesa de trabajo el Evangelio «creando a su alrededor ocasiones de apostolado», de modo que «muchas personas se convirtieron, volvieron a la Iglesia y a los sacramentos». Por efecto de ese celo apostólico «nacieron los primeros misioneros y se inició el Instituto idente». Dirigiéndose a los presentes, manifestó: «vosotros misioneros y misioneras, amigos, aquí en Italia, pero también en todo el mundo, sois el signo de la fecundidad del carisma de vuestro fundador». Concluyó afirmando: «El carisma de Fernando Rielo, que él os ha confiado, expresa aquella plena sintonía con la Iglesia y con el papa, que vuestro fundador ha siempre buscado y querido».

El día anterior se había celebrado otra misa en la cripta de la catedral de la Almudena de Madrid, donde reposan los restos de este fundador español. Y el P. Jesús Fernández, presidente de los misioneros identes que ofició junto a otros concelebrantes, recordó que Fernando fue «un hombre que transmitió luz, confianza, cercanía […]. Estaba siempre escondido del mundo, pero muy presente en las cosas de Dios […]. Era amante de la Sagrada Familia, de la santidad y del buen gusto […]. Solo tenía una ambición: Dios en su corazón. Vivía una intimidad con las personas divinas, con María y con José». Dijo también que Fernando tenía alma sacerdotal, que no se ordenó por una serie de circunstancias, pero que fue promotor del sacerdocio dentro de su fundación».

Ese mismo día 6 en la catedral de San Patricio de Nueva York, el obispo auxiliar de la archidiócesis, Mons. José Iriondo, que presidió la celebración eucarística, resaltó la importancia de la mística de Fernando Rielo –al que denominó «uno de los profetas del siglo XX»–, con estas palabras: «Fue un hombre erudito, pero su ciencia no provenía de los libros sino de su interior», añadiendo que «los místicos no tienen miedo de decir lo que ven y lo que viven» porque el Señor los acompaña místicamente en el camino de la vida, llevándolos a una seguridad. Pero «esta experiencia íntima difícilmente se expresa con lenguaje humano, de manera que Fernando recurrió a la poesía mística que supera la forma humana de expresión». «Fernando Rielo puso en marcha su pensamiento desde dentro, sin caer en el dualismo de sujeto-objeto». Aseguró también que «la incomprensión de un místico puede ser enorme, pero sus decisiones siempre serán seguras».

En las fundaciones identes establecidas en cuatro continentes se han estado oficiando misas estos días conmemorando este noveno aniversario del tránsito de su fundador. Una de ellas tuvo lugar el pasado 1 de diciembre en la ciudad de Quito, Ecuador, en el auditorio del edificio Tenerife. Fue oficiada por el superior general de los misioneros identes, P. Luís Casasús, quien, entre otras cosas, resaltó la grandeza humana y espiritual de Fernando Rielo, recordando que había dicho a sus hijos que se acercaran a las personas con delicadeza «como los pajaritos y no como elefantes», que imitaran a Cristo en el trato que tuvo hacia la mujer pecadora, «que no miró sus pecados sino su fe».

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Santa Narcisa de Jesús Morán
«Gran penitente ecuatoriana que valoró la importancia de la dirección espiritual para su vida de perfección. Imitó a la beata Mariana de Jesús y fue compañera de la también beata Mercedes de Jesús Molina y Ayala»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 08 de diciembre de 2013 (Zenit.org) -  Hoy, festividad de la Inmaculada Concepción de María, la Iglesia celebra también la vida de esta santa ecuatoriana. Es conocida como la «Violeta de Nobol», porque nació en la hacienda San José perteneciente al cantón de Nobol, cercano a Guayaquil, Ecuador, el 29 de octubre de 1832, festividad de san Narciso. Era la séptima de nueve hermanos y perdió a su madre cuando tenía 6 años, quedando bajo el cuidado de una de sus hermanas; luego ella sería como una madre para los hermanos más pequeños, aunque entre todos sembró paz y alegría. No podía ser menos, ya que sobre los juegos infantiles priorizaba la oración que realizaba bien en su aposento o bajo la sombra de un guayabo de la hacienda. Además, tenía dotes para el canto y gracia para tocar la guitarra.

Aunque sus padres eran campesinos que tuvieron posibilidad de haberle dado estudios porque su economía era buena, simplemente aprendió a leer y a escribir, y es que ellos eran iletrados y seguramente no apreciaban el valor de la formación. Eso sí eran trabajadores ejemplares, y el padre, Pedro Martillo Mosquera, hombre sagaz para los negocios, fue durante un tiempo teniente corregidor de Nobol y teniente de San José. En septiembre de 1839 Narcisa recibió la confirmación y hasta que cumplió 15 años no tuvo otro trabajo que el doméstico. A esa edad aprendió a coser y fue costurera de las gentes del entorno.

Cayó en sus manos la vida de la beata Mariana de Jesús y la tomó como modelo. Para asemejarse a ella en su abrazo a la cruz, inició un itinerario de mortificaciones y renuncias, infligiéndose cilicios y otras severas penitencias corporales que irían minando su salud, a pesar de su fuerte naturaleza. Siempre se destacó en ella su amor a la Eucaristía y su devoción por la Virgen. Fue una de las fundadoras de las Hijas de María y se caracterizó también por dedicar muchas horas diarias a la oración. Destinó al efecto un recinto dentro de su hogar convirtiéndolo en una especie de oratorio. Y ante una imagen de la Divina Infancia se pasaba horas y horas. Cuando le preguntaban con quién conversaba, ella respondía: «con Él, con Él», guardando en su corazón los sobrenaturales coloquios que mantenía. Era devotísima del Santísimo Sacramento, del Corazón de Jesús y de la Virgen, Madre de Misericordia. Sus libros de cabecera fueron las Sagradas Escrituras y «El ejercicio de la perfección y virtudes cristianas» de san Alonso Rodríguez.

Se ve que no tenía más ambición que la de ser santa porque al perder a su padre a la edad de 18 años, no reclamó la parte de su herencia, legado que dejó en manos de sus hermanos. Fue una mujer humilde, sencilla y con un visible espíritu de pobreza. El sustento lo obtenía enseñando religión a los niños de haciendas vecinas. Se estableció en Guayaquil en 1851 y además de ejercer su único oficio, el de costurera, se ocupaba de atender a su sobrina Chepita Hernández. El lugar donde moraban era un modesto y diminuto altillo. Espiritualmente comenzó otra vía que juzgaba esencial para la santificación como es la dirección espiritual. El P. Luís de Tola y Avilés, que sería designado más tarde obispo de Portoviejo, fue su primer director.

En la estancia que ocupaban Chepita y ella comenzó a experimentar éxtasis y otros favores místicos, que se producían en presencia de su sobrina; también fueron testigos otras personas cuando estos arrobamientos le sobrevenían en misa, tras haber recibido la Sagrada Comunión. Por ese motivo su vida y conducta comenzó a estar en boca de la gente. En 1858 dejó el altillo para ocupar otra minúscula habitación que había debajo de la escalera de la vivienda de otra conocida, situada frente a la iglesia de San Francisco; allí permaneció hasta 1860. Entretanto, ejercía el apostolado con niños a los que impartía catequesis, visitas a enfermos y moribundos, y se ocupó de atender a jóvenes sin hogar que moraban en la «Casa de las Recogidas», vistiendo un hábito negro. Después del P. Tola tuvo varios confesores. Para asistir a uno de ellos, Mons. Amadeo Millán, aquejado de tuberculosis, se trasladó a Cuenca, y cuando falleció regresó a Guayaquil.

La que sería beata Mercedes de Jesús Molina y Ayala era también hija espiritual del presbítero. Ambas, Narcisa y ella sintonizaron tanto espiritualmente que siguieron caminos muy parejos en sus penitencias. Las compartieron mientras convivían en una casa que fue denominada «Casa de las beatas». En esa época Narcisa siguió enseñando a coser a niñas huérfanas. En 1868 se estableció en Lima para ser dirigida por el franciscano, P. Pedro Gual. Se alojó en el beaterío de Nuestra Señora del Patrocinio, de las dominicanas, sito en la Alameda de los Descalzos, costeándose sus necesidades con su propio trabajo y la ayuda económica que el P. Gual obtuvo de una persona pudiente. La dirigió hasta que abandonó Lima. Entonces la dejó en manos de otro confesor. Narcisa intensificó sus penitencias. Eran de tal calibre que los cercanos vivían con zozobra las consecuencias que podían tener para su salud. Con tan crudas mortificaciones daba lance al demonio que andaba tras ella. No tenía más objetivo que conquistar la santidad, y si alguien le exponía sus temores respecto a los estragos que su conducta podía reportarle, respondía: «para sufrir he venido al mundo».

Y así vivió, consumida en el amor divino, y abrazada a la cruz para obtener la misericordia divina por los pecadores hasta que murió en Lima el 8 de diciembre de 1869 a los 37 años, aunque con la apariencia de una anciana. Dios quiso que falleciese en esa festividad de la Inmaculada Concepción, tan amada por ella. A Él le había hecho ofrenda de sus sufrimientos por los frutos del Concilio Vaticano I que justamente inauguraba en la misma fecha el papa Pío IX. Fue beatificada por Juan Pablo II el 25 de octubre de 1992. Y canonizada por Benedicto XVI el 12 de octubre de 2008.

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