7.12.13

 

El cuatro de agosto del año 2008, Mons. Francisco Polti Santillán, obispo de Santiago del Estero (Argentina), decretó que “a partir del día 5 de agosto de 2008, el Sr. Pbro. Dr. Ariel Álvarez Valdés carece de misión canónica para la enseñanza de disciplinas teológicas en cualquier nivel de docencia, incluyendo cursos cortos, conferencias y toda otra actividad análoga“.

Tal hecho es de notorio conocimiento por toda la Iglesia en Argentina. A pesar de lo cual, los responsables de la Universidad Católica de Córdoba, en un claro desprecio a la autoridad episcopal y a la propia Iglesia, invitaron a ese sacerdote suspendido de la docencia, que además solicitó ser reducido al estado laical, a dar un curso de teología de tres días. El propio Ariel anunció que abandonaba el sacerdocio en marzo del 2010.

La reacción del arzobispo de Córdoba, Mons. Carlos Ñánez, fue solicitar a la universidad que no se celebrara tal curso. Lo cierto es que la nota del arzobispado cordobés llegó tarde, y Ariel Álvarez dio las clases. La Universidad católica se ha comprometido a no volver a invitarle.

Ahora bien, vean ustedes como presentan la noticia los responsables de ese medio de comunicación llamado Religión Digital:

En una nueva demostración de intolerancia, y en contra de los nuevos vientos traídos por el papa Francisco a la Iglesia Católica, el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, ha enviado una carta al Rector de la Universidad Católica de esa ciudad, prohibiéndole que volviera a invitar al teólogo y biblista Ariel Álvarez Valdés a dar cursos en esa alta casa de estudios.

Es decir, según estos señores, el hecho de que Jorge Mario Bergoglio haya llegado al papado, bajo el nombre de Francisco, implica que quedan suspendidas las prohibiciones a los sacerdotes y teólogos heterodoxos de dar clases de teología. Y si a un obispo se le ocurre decir que no puede ser que enseñe catolicismo aquellos a los que la Iglesia ha prohibido dar catolicismo, eso es una demostración de intolerancia y de flta de comunión con el Santo Padre.

Añaden los muchachos de Religión Digital:

La carta del arzobispo de Córdoba, que una vez más muestra el nivel teológico de muchos miembros de la jerarquía, ha generado gran molestia entre los laicos, quienes se han sentido censurados y vulnerados en su derecho a aprender, y han decidido buscar otros ámbitos para desarrollar el próximo año los cursos bíblicos.

O sea, hay fieles que pretenden aprender algo de un sacerdote al que la Iglesia le ha prohibido enseñar. Es evidente que esos fieles lo serán de alguna iglesia protestante liberal. De la Iglesia Católica fieles no son. Un fiel católico no aprende la Biblia de boca de un heterodoxo.

Se dice en la noticia que a Ariel Álvarez se le sancionó por no aceptar la literalidad de la existencia de Adán y Eva tal y como la explica el libro del Génesis. Lo cual es falso. Lo que ese señor hizo fue negar la existencia del pecado original, que es un dogma de fe. En realidad, la pena canónica que le correspondería es la excomunión y no la mera suspensión en la docencia, pero como he dicho en un post reciente, llevamos 50 años en los que se ha aplicado una política pastoral que ha permitido la proliferación, cual caracoles tras lluvia, de herejes de todo tipo y pelaje. Ya es casi milagroso que a algunos se les prohíba enseñar teología católica.

Ariel Álvarez también niega la historicidad de la Anunciación, la posesión demoniaca y en general mantiene unas tesis sobre la Biblia que caen dentro del ámbito propio del protestantismo liberal y el modernismo condenado por el magisterio de la Iglesia.

Dicen en RD:

Según algunos observadores, la razón se debe a que precisamente en estos días debe asumir el nuevo rector de la Universidad, de una línea más conservadora y cerrada, y el Obispo ha querido dejarle en claro la postura a seguir en el futuro, algo que no pudo hacer con el rector anterior, Rafael Velazco, conocido por su mentalidad teológica más abierta y su opción por una Iglesia comprometida con la realidad actual.

O sea, a esa universidad católica, loado sea el Señor, está a punto de llegar un rector realmente católico y según esta gente, el arzobispo tiene que recordarle -no hace falta- algo tan elemental como que un ex-sacerdote al que se la ha prohibido enseñar doctrina católica no puede impartir un curso en dicha universidad. Y hete aquí que si el arzobispo le ordena tal cosa al actual rector, a lo que se ve éste diría a su pastor que no se metiera donde no le llaman. De ser así, sería una señal de lo poco católico que es tal rector.

El concepto de universidad católica que tienen algunos es realmente peculiar. Los responsables de las mismas deben ignorar a los obispos y dar paso a heterodoxos. Yo más bien pienso que una universidad así es cualquier cosa menos católica. Y para eso no me hace falta apelar ni al evangelio ni al magisterio. Basta con apelar al sentido común.

Apelar a un Papa que ha hecho gala de ser “hijo de la Iglesia” en todo lo que ha sido definido por el Magisterio previo a él, es hace un brindis al sol. El arzobispo de Córdoba ha cumplido con su deber de pastor. Los fieles deben estar auténticos. Los heterodoxos, que se vayan a consumir el veneno del error donde les plazca. Dentro de la Iglesia, no.

Luis Fernando Pérez Bustamante