IGLESIA EN ESPAÑA

Mons. José Ignacio Munilla: “El kerigma de la Iglesia puede y debe llegar a alcanzar los titulares de los telediarios”


 

Mons. José Ignacio Munilla es uno de los prelados españoles más activos en las redes sociales, cuenta con más de 11.000 seguidores en su perfil de Twitter (@obispomunilla) y supera los 10.500 en Facebook, y en su página enticonfio.org cuelga homilías, artículos y diversas publicaciones de carácter pastoral. Un esfuerzo comunicativo que, junto con la diócesis de Guipúzcoa que pastorea en estos momentos, centra esta segunda parte de la entrevista concedida a Agencia SIC por Mons. Munilla. 

 

P.- Guipúzcoa es una diócesis con una importantísima herencia espiritual, cuna de grandes santos, fundadores y misioneros, tanto en la diócesis guipuzcoana como en España ¿cómo recuperar ese espíritu apostólico y vocacional?

 

R.- El redescubrimiento de nuestra tradición espiritual puede ser, sin duda, un “atajo” valiosísimo en la evangelización. Me atrevo a llamarle “atajo”, porque facilita la comprensión de cómo y hasta qué punto el encuentro con Cristo puede llegar a “hacer todas las cosas nuevas”. La fe se encarna en la cultura hasta humanizarla.

La herencia de San Ignacio, y en especial  sus ejercicios espirituales, son un instrumento privilegiado que yo procuro promocionar personalmente en la medida de mis posibilidades. Tengo que subrayar el proyecto que en nuestra Diócesis conocemos como ‘adOra’. Se trata de la Adoración Perpetua que tiene lugar en un templo parroquial del centro de San Sebastián. En su corto recorrido de vida hemos constatado sus abundantes frutos, que incluyen también los resultados vocacionales.

 

P.- En esta línea, ¿cómo presentar la santidad y el compromiso cristiano como una llamada propia del bautismo en todos los estados?

Yo pienso que las vocaciones se estimulan unas a otras, en la medida en que cada una de ellas busque sinceramente la santidad. Es decir, el territorio común a todas las vocaciones es la esperanza y el deseo vivo de la santidad. Para que esto sea cierto y no una mera teoría, me parece fundamental profundizar en el ministerio del ‘acompañamiento espiritual’. Dios no ha querido hacernos autosuficientes, sino que nos ha hecho complementarios y necesitados de apoyo para alcanzar el camino de la santidad.

 

P.- Usted es uno de los obispos más activos en los medios de comunicación social (Facebook, Twitter, su propia web donde recoge intervenciones y entrevistas) aparte de artículos y escritos en diversos medios y es miembro de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación . ¿Cómo califica la importancia e influencia, especialmente entre los más jóvenes, de estos medios sociales?

Me remito al discernimiento de nuestro patrono San Ignacio: “en tanto y cuanto” nos ayuden para buscar la gloria de Dios, nos serviremos de ellos. Por el contrario, “en tanto y cuanto” nos obstaculicen nuestra meta, debemos de tener la templanza necesaria para elegir con libertad. Creo que Twitter, de una forma especial, puede ser utilizado como un instrumento muy válido para despertar la reflexión y el “hambre de conocer la verdad”…  Creo que afortunadamente la Iglesia no se ha incorporado con retraso en la era digital. Tengo proyectado participar en el Primer Congreso de Evangelización en las Redes Sociales que organizado por  #IMisión tendrá lugar en Madrid a principios de abril (http://congreso.imision.org/).

P.- Siguiendo con el tema de los medios de comunicación, desde hace poco más de un año, preside además  la Comisión de Comunicaciones Sociales de los obispos europeos. Hace pocos días hemos celebrado el L Aniversario del Decreto Inter Mirifica sobre los medios de comunicación ¿Piensa que la Iglesia tiene una presencia adecuada en los medios?

R.- La llegada del Papa Francisco, y el inesperado eco alcanzado por sus mensajes en los medios de comunicación, deja al descubierto que teníamos —y todavía seguimos teniendo—  un largo recorrido por delante. Pienso que la clave está en conseguir que el Evangelio mismo se abra espacio en la comunicación. El kerigma de la Iglesia puede y debe llegar a alcanzar los titulares de los telediarios, y en ello debemos de volcar nuestros esfuerzos comunicativos: El deseo de felicidad que todos llevamos impreso en lo más hondo, puede llegar a saciarse plenamente… ¡¡en Jesucristo, muerto y resucitado!!…. He aquí la gran noticia.

(Mª José Atienza / Agencia SIC)