25.12.13

No escuchéis a nadie más que a Él

A las 10:49 AM, por Jorge
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En mi parroquia cantamos con una cierta frecuencia esa canción que comienza con “No adoréis a nadie, a nadie más que a Él". En ella también se repite la frase que da título a este post. En el día de Navidad, cuando en un rato celebraré la misa del día, resuenan en mi corazón muy especialmente las lecturas del momento: “hoy Dios nos ha hablado por su Hijo", “la Palabra se hizo carne”.

Todo lo que Dios tenía que decir al hombre nos has sido regalado en Cristo. En Cristo, en su palabra, en su pascua, aprendemos todo lo que el hombre necesita conocer para responder al amor incondicional del Padre. Ya no es momento de andar con falsos razonamientos, hipótesis, posibilidades o conjeturas. En la Palabra se nos ha dado todo.

Tampoco tiene sentido eso tan manido de que lo importante es buscar, caminar siempre sin saber muy bien a dónde ni cómo, comprender que cada cual puede tener su verdad y que todas son válidas. La Verdad se ha hecho carne. A nadie convencerá proclamar que los caminos son infinitos. Es verdad, pero algunos llevan a la perdición. Hemos conocido el Camino. Ni nos vamos a preguntar qué es la vida, porque hoy, en Belén de Judá, se ha encarnado la Vida en abundancia.

No vamos a callarnos porque seríamos infieles al misterio de la Navidad: hemos conocido al Mesías, venimos a adorarle y nos volvemos dando gloria a Dios y contando sus maravillas a todas las naciones.

El mundo está lleno de cantamañanas, de falsos profetas, de vendedores de quimeras. Y no todo es igual ni vale lo mismo. En la pobreza de Belén, en la pobreza de la carne humana, de la fragilidad de una madre virgen y un padre adoptivo, rodeado de la sencillez de unos pastores, la Palabra, la Vida, la Verdad se ha hecho carne. Venid, postraos a sus pies y anunciad al mundo lo que hoy ha acontecido: “Ha aparecido la gloria, no escuchéis a nadie más que a Él".

FELIZ NAVIDAD.