26.12.13

 

El primer fin de la Congregación es promover la fe para la salvación del hombre, pero el segundo es defenderla“. Puede que muchos sepan que eso, y no otra cosa, es el papel que tiene la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero nunca está de más que su Prefecto, Mons. Müller, lo recuerde. La fe se anuncia, sin duda, pero cuando es atacada desde dentro de la propia Iglesia, alguien tiene que cumplir con el servicio de impedir que los fieles sufran las consecuencias de dicho ataque. Habrá quien piense que el principal guardián de la fe es el dicasterio que preside el arzobispo alemán. Pues no:

El primer guardián de la fe es Pedro y su sucesor como Obispo de Roma. Y nosotros, en la Congregación, estamos en esto a su directo servicio.

Doctrina de la Fe sirve al Papa y, a través de él, a toda la Iglesia. En un momento en que determinados sectores dan por hecho que la fe católica se va a poner patas arriba, las palabras de Mons. Müller han llevado mucha paz a los fieles que temían que tal cosa fuera posible.

Por ejemplo, en relación al papel de las conferencias episcopales y su autoridad doctrinal:

El Romano Pontífice y los obispos en forma individual son de derecho divino, instituidos por Jesucristo…

… los patriarcados y las conferencias episcopales, históricamente y hoy, pertenecen sólo al derecho eclesiástico, humano. Los presidentes de las conferencias episcopales, aunque importantes, son coordinadores, nada más, ¡no son vice-papas!…

… no podemos tener una descentralización en las conferencias, existiría el peligro de un nuevo centralismo.

… las conferencias, con ciertas condiciones, tienen una autoridad también magisterial: cuando, por ejemplo, preparan un catecismo local, se ocupan del misal, gobiernan universidades y facultades teológicas. Trabajan en la dimensión concreta, el Papa no puede saber todo lo que ocurre en cada país. Se trata de encontrar un equilibrio práctico. No podemos aceptar antiguos errores, como el conciliarismo, el galicanismo o lo opuesto a un cierto curialismo.

Muy agudo el punto que indica que la tan cacareada descentralización “romana” puede desembocar en un centralismo localista. En España sabemos algo de eso en el ámbito político, gracias al nefasto sistema autonómico, que está poniendo claramente en peligro la unidad de la nación.

En relación a los divorciados vueltos a casar:

… muchos piensan que el Papa o un Sínodo pueden decir: recibirán sin más la Comunión. Pero no es posible así.

… Un matrimonio sacramental válido es indisoluble: esta es la praxis católica reafirmada por Papas y Concilios, en fidelidad a la Palabra de Jesús. Y la Iglesia no tiene la autoridad de relativizar la Palabra y los Mandamientos de Dios.

… hay condiciones objetivas. Una situación irregular en el matrimonio es un obstáculo objetivo para recibir la Eucaristía.

… Encontrar soluciones a los problemas individuales, pero siempre sobre el fundamento de la doctrina católica. No se puede adecuar la doctrina a las circunstancias: la Iglesia no es un partido político que hace encuestas para buscar consenso.

A ver si a algunos les queda claro que ni el Papa ni los obispos pueden cambiar la doctrina católica en el tema de los divorciados vueltos a casar. No es que quieran o dejen de querer. Es que no pueden.

Y lo de que la Iglesia no hace encuestas para buscar consenso deberían recordarlo todos aquellos que creen que el cuestionario previo al próximo sínodo extraordinario es precisamente eso.

Preguntado sobre las nuevas herejías, responde:

Los problemas se concentran en la antropología. Falta una conciencia de la dimensión trascedente del hombre, de su vocación divina. El sentido de la dignidad humana. Pienso en las nuevas esclavitudes, en los pobres, en el aprovechamiento de las mujeres, en los abusos no sólo sexuales sobre menores, en los enfermos vistos como un costo a eliminar, en la vida reducida a la funcionalidad productiva, en las condiciones de trabajo: una organización económica que tiende a destruir la vida de la familia con grave daño para la vida misma, los hijos…

Nunca tanto como ahora se ha promovido un falso humanismo, en el que el hombre tiene una autonomía absoluta. Y cuando más se cree en un hombre sin Dios, más se aleja la humanidad de la salvación que Dios, hecho hombre, nos ofrece.

Mons. Müller aborda también dos cuestiones delicadas. La de los lefebvrianos y la del considerado por muchos como el padre de la Teología de la Liberación (TL). De los primeros, viene a decir que siguen en una especie situación de excomunión sacramental de origen cismático, que no deja de ser un concepto “peculiar". A estas alturas creo que nadie piensa que lo que no se pudo arreglar de la relación de la FSSPX con la Iglesia durante el papado Benedicto XVI, se podrá solucionar con el papa Francisco. Y respecto a la TL, afirma que Gustavo Gutiérrez “siempre ha sido ortodoxo“. Lo cual es mucho decir, dado el hecho de que el teólogo peruano tuvo que rectificar lo que su dicasterio le pidió que rectificase. Si hubiera sido siempre ortodoxo, no habría ocurrido tal cosa. Ahora bien, recordemos que para que alguien pueda ser acusado canónicamente de herejía -o heterodoxia-, debe darse la circunstancia de que sea pertinaz en el error. Si un teólogo es llamado a Roma para corregir sus errores y lo hace, entonces no se le puede acusar de tal cosa. Me imagino que a eso se refiere Mons. Müller.

En todo caso, dado que el Prefecto de la CDF advierte que los europeos debemos superar la idea de ser el centro y que la llegada de un Papa hispanoamericano ha sido un signo del cielo, no estará de más que recordemos también que mientras que el continente europeo ha sufrido una especie de deserción o apostasía de millones de fieles en dirección al indiferentismo, el agnosticismo, el ateísmo o el neopaganismo más rampante, en Iberoamérica lo que ha ocurrido es una deserción camino de las comunidades eclesiales evangélicas y las sectas. Y que dicha deserción ha sido mucho más notable allá donde la Teología de la Liberación ha tenido fuerza. Si alguien cree que la solución para la Iglesia en el continente americano es rehabilitar lo que objetivamente ha supuesto una merma notabilísima del peso del catolicismo, las consecuencias serán nefastas. A los pobres se les defiende desde la verdad, no desde estatalismos populistas caducos, trasnochados y heréticos.

Luis Fernando Pérez Bustamante