CARTA DEL OBISPO

JORNADA MUNDIAL DE LAS MIGRACIONES

Domingo, 20 de enero de 2013

Migraciones: peregrinación de fe y esperanza

 

 

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SANTANDER | 18.01.2013


            Queridos diocesanos:

            Celebramos el domingo, 20 de enero de 2013, la Jornada Mundial de las Migraciones, en el contexto de la celebración del 50 aniversario del Concilio Vaticano II y de los 60 años de la promulgación de la Constitución apostólica Exsul familia, carta magna de las migraciones, al mismo tiempo que toda la Iglesia está comprometida en vivir el Año de la fe, acogiendo con entusiasmo el desafío de la nueva evangelización.

            El tema de este año escogido por el Papa Benedicto XVI en su mensaje es:  Migraciones: peregrinación de fe y esperanza.

El Santo Padre, en la encíclica Spe salvi, n. 49, dice al respecto: “La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía” (Spe salvi, n. 49).

            El fenómeno de las migraciones es complejo. Es “un fenómeno que impresiona por sus grandes dimensiones, por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscita, y por los dramáticos desafíos que plantea a las comunidades nacionales y a la comunidad internacional”, ya que “todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación” (Benedicto XVI, Caritas in veritate, n. 62).

            La Iglesia tiene una solicitud materna hacia los emigrantes y refugiados. Todas las acciones pastorales que realiza están llamadas a evitar el riesgo del mero asistencialismo, para favorecer la auténtica integración en los aspectos humanos, espirituales y religiosos.

            Desde esta carta pastoral doy las gracias al Sr. Delegado Diocesano de Migraciones, D. Juan José Ibáñez, y a las personas que trabajan en el campo de las migraciones. Animo a todos los diocesanos a tomar conciencia viva de los problemas del mundo de las migraciones y a participar en los actos programados en torno a la Jornada.

            Encomendamos a los emigrantes a la Bienaventurada Virgen María, signo de segura esperanza y de consuelo, “estrella del camino”.

+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander