6.01.13

A Pedro y otros lectores llenos de melancolía en los Reyes Magos

A las 12:26 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

El lector amigo Pedro Fernández Barbadillo escribe en su blog Vokabulario, bajo el título, La fiesta de los Reyes Magos, una entrada muy interesante, citando a aquel gran poeta Agustín de Foxá, a quien una concejala comunista sevillana quitó el nombre de una calle de la ciudad de Híspalis, afirmando que era un “fascista”.

Pedro se pregunta lo siguiente:

“Y quienes no somos ni niños que creen ni padres de niños que creen… ¿qué podemos hacer para soportar la melancolía y recuperar la felicidad?”

Se refiere a la mañana de la fiesta de los Reyes Magos. Una mañana para Pedro y otros muchos llena de melancolía y que buscan recuperar la felicidad.

Pretendo ayudar un poco a Pedro y a tantos llenos hoy de melancolía.

La melancolía mañanera de Reyes es habitual y hasta normal, cuando las personas crecemos y no estamos rodeados de niños ilusionados que llenen de gritos la casa abriendo sus paquetes de regalos que los Magos han dejado en la noche de la ilusión.

La melancolía mañanera de Reyes es la prueba de esos niños que aún sentimos dentro de nosotros, a pesar de que el documento nacional de identidad señale equis años.

La melancolía mañanera de Reyes es fruto de querer volver a la infancia inocente que el paso del tiempo inexorable nos ha ido quitando a pedazos.

La melancolía mañanera de Reyes es señal de que deseamos reencontrarnos con aquel niño que existe dentro de nosotros cuando recordamos nuestros alegres despertares en la fiesta del 6 de enero en aquella casa donde los Magos nos dejaron lo que fuera.

La melancolía mañanera de Reyes es tan natural como cuando hemos perdido, por la muerte, a un amigo de la infancia y en su desfile mortuorio vemos reflejado el nuestro.

La melancolía mañanera de Reyes es el aguijón punzante y deseoso de buscar aquella felicidad perdida por el paso de la niñez a la madurez.

¿Cómo recuperar aquella felicidad?

Cristo, el Divino Maestro, nos dejó la respuesta en sentido inverso:

Los discípulos se enfadaban con los niños que seguían a Jesús, quien viendo a aquellos cascarrabias, tomó a un niño, lo puso en medio, afirmando: Quien no se haga como un niño no entrará en el Reino de los Cielos.

A los señalados discípulos se les subió el pavo, se abochornaron, se aplicaron el cuento, y nunca más volvieron a quejarse de los niños que rodeaban al Maestro.

La felicidad de la mañana de los Reyes Magos se recupera con el mensaje de Cristo:

Saber hacerse uno más, vivir como uno más, parecerse como uno más, reencontrarse con uno mismo, con ese niño que cada uno tenemos dentro al que solamente conocemos cada uno.

Aquí está la felicidad del día de Reyes, aunque esté mezclada con la melancolía. Este es el papel de celofán que envuelve el misterio de hacerse como un niño para entrar en el Reino de los Cielos.

No vivir así la fiesta de los Reyes Magos convierte esta fecha en el día más largo del año y seguramente uno de los más tristes.

Para saber más hagan clic aquí.

Tomás de la Torre Lendínez