13.01.13

 

El pasado 5 de enero, Karina Elizabeth Sánchez Monges (en la foto) lo tenía todo listo para celebrar sus 17 años, pero nunca llegó al festejo. Karina era una joven trabajadora con aspiraciones de convertirse en una administradora. Era lo que más quería, y para financiar sus estudios, confeccionaba bijouterie, que vendía entre sus amigos y vecinos de Loma Pytã (Paraguay), según relata el diario ABC Color.

El 9 de enero, en medio de gruesas gotas de sudor y abundantes lágrimas, los familiares y amigos de Karina, que murió la misma fecha en la que nació, intentaban entender todo lo que pasó. En un principio había varias versiones sobre lo que ocurrió en la tarde de víspera del Día de los Reyes, pero los investigadores dicen que la hipótesis que cobra más fuerza es que la joven habría sido asesinada sin escrúpulos como parte de un rito satánico que involucraría a un vecino.

El móvil satánico

En su humilde vivienda aislada en el barrio Las Golondrinas de Loma Pytã, Alicia Llanes de Monges no encuentra consuelo ni explicación alguna sobre la muerte de su nieta, quien vivió con ella desde los tres años. La abuela de Karina dijo que no sabía de la relación de la joven con el principal sospechoso del asesinato, Juan Ramón Solís Ferreira (19), con quien habría estado involucrada sentimentalmente y que en la tarde del 8 de enero confesó haber asesinado a su ex-pareja junto a otras dos personas como parte de un ritual satánico. Solís dijo que formaba parte de una secta desde principios de 2012.

Según los datos que manejan los investigadores, Karina habría decidido cortar su relación con Juan Ramón después de que él supuestamente había intentado abusar sexualmente de ella. Karina le contó a una amiga y compañera de colegio sobre un encuentro previo con su asesino. El 25 de diciembre del año pasado, Karina se habría encontrado con el joven frente al Shopping La Rural y se trasladó con él hasta la casa de una de sus primas. Aprovechando que la casa estaba vacía, el sospechoso intentó besarla y abusar sexualmente de ella. Para combatir su resistencia, la habría atado a una cama dejándole varios moretones. Esto es lo que le contó esa amiga a los investigadores.

Frustrado por haber sido rechazado, Juan Ramón le quitó a Karina su celular. El día 5 le dijo a la fallecida que le iba a devolver el teléfono como excusa para contactar con ella. Así es como Karina accedió a encontrarse nuevamente con el joven el último día que había sido vista con vida. Karina partió de su vivienda del barrio Las Golondrinas de Loma Pytã. Iba caminando al supermercado “Luisito” ubicado a pocas cuadras, sobre la ruta Transchaco. Allí la esperaba su tía para comprar la carne que planeaban cocinar ese día para festejar su cumpleaños.

Cerca de las 16:30, Karina recibió una llamada de su tía diciéndole que estaba en camino al centro comercial. Minutos después, la joven recibió un mensaje de texto del supuesto asesino, lo que se convirtió en la principal evidencia para detenerlo. En el mensaje, Juan Ramón Solís le manifestó que iba a devolverle su celular si se encontraban frente a un acceso clandestino del predio de la ex-Caballería.

El asesino guió a la víctima al campo de tiro del lugar, donde supuestamente se encontraban otras dos personas. Entre los tres ahorcaron a Karina hasta su muerte para luego violarla por turno. Como parte de un rito satánico, los hombres se hicieron cortes en el dedo índice de la mano izquierda y derramaron su sangre sobre la víctima.

Los hombres, siempre de acuerdo a la versión de los investigadores, fueron a una estación de servicio y compraron gasolina, con lo que empaparon la ropa de la víctima. Alrededor de las 22:00 de ese día, los bomberos acudieron al sitio para apagar un incendio, sin percatarse de la presencia del cadáver. Después, el día 7 por la tarde, un fiscal encontró el cuerpo accidentalmente, cuando caminaba por el predio de la ex-Caballería. Los familiares confirmaron que se trataba de Karina.

Arrestan al segundo implicado

El otro implicado en el alevoso crimen de la menor sería Carlos David Torales González (18), alias “Piru”, domiciliado en el barrio San Blas de Loma Pytã, cerca de donde ocurrió el hecho. La identidad del joven trascendió después de que el mismo autor confeso del crimen, Juan Ramón Solís Ferreira, revelara a los investigadores, inicialmente, el apodo de uno de sus cómplices, que resultó ser “Piru”.

Los uniformados posteriormente supieron también que el mismo “Piru” había sido demorado recientemente en la Comisaría 22ª Metropolitana, en conexión con el robo de varias motocicletas, conforme a los datos obtenidos. Después de que los policías chequearan la lista de detenidos en las últimas semanas, precisamente saltó el nombre de Carlos David, con lo que se direccionó la pesquisa.

Según las declaraciones efectuadas por el autor confeso a los investigadores de la Policía, “Piru” lo ayudó a reducir y luego a estrangular a la víctima. Solís Ferreira también relató que otro joven, miembro de su misma secta satánica, participó del homicidio. Sin embargo, llamativamente se negó a revelar su identidad. Juan Ramón Solís pasará cinco días en el departamento Judicial de la Policía, antes de ser derivado a Tacumbú, se informó.

Dificultad de esclarecer los hechos

El asesino de Karina era miembro activo de la una iglesia evangélica, el Centro Familiar de Adoración, tal como informa Amambay Ahora. Sin embargo, según relatos de Juana Ferreira y Javier Solís, padres del joven, el mismo había dejado de asistir abruptamente desde hace ocho meses. La madre empezó a notar cambios desde hace unos tres meses, cuando se dio cuenta que vivía nervioso y no se despegaba de su celular. “Parecía que algo le preocupaba, no soltaba el celular, no podía comer y hasta en el baño estaba con el celular”, contó Ferreira.

Según los investigadores, durante el cuestionamiento al presunto implicado, el mismo había manifestado que desde hace tres meses se unió a un grupo satánico, con el que estaba realizando distintas “pruebas” que incluían el sacrificio de animales y el robo de cadáveres. La última prueba era el sacrificio de un familiar. El sospechoso confesó que los otros miembros del grupo le habían pedido que sacrificara a su novia o a su hermana, pero finalmente eligió a Karina.

Sin embargo, no están muy claras las cosas ni el móvil satánico. Algunos medios han centrado todo en los celos, descartando el tema de la secta. Por ejemplo, En el 8 de enero el asesino confeso cambió su versión ante los investigadores, asegurando que él solo había asesinado a Karina. “De rodillas me pidió perdón, ‘fui yo solo’, me decía, le desconozco a mi hijo, no es él, no es el Juancito a quien yo crié”, aseguró la madre.

El supuesto implicado habría cambiado su relato para proteger a su familia de probables represalias del grupo involucrado. Con mucha paciencia -relataron sus padres- los uniformados intentaron unir las piezas frente a versiones contradictorias. Mientras tanto, los familiares de la víctima esperan que se esclarezcan los hechos y que se haga justicia. Zunilce Monges, tía de Karina, manifestó que lo único que esperan es “que se haga justicia y se castigue a los culpables… Para mí, Karina era solo una niña”.