14.01.13

 

Estamos muy ilusionados con la capilla de la adoración perpetua, y a la vez muertecitos de miedo, porque yo sé en qué charco nos estamos metiendo.

Los curas somos expertos en berenjenales para el día de hoy y para los años venideros. Compañeros tengo que al ir a una nueva parroquia se han encontrado de todo, por ejemplo salones cedidos a una asociación laica cuando no anticatólica y que no hay forma de recuperar, un terreno parroquial “cedido” a un ayuntamiento y que no lo devuelven cuando se necesita simplemente porque no, un grupo pseudo cristiano que ahí se reúne, una reforma esperpéntica del templo parroquial que encima ha dejado deudas por años y años, esa cofradía que se ha hecho con el mando y que decide por todos.

Muy prudentes hemos de ser los curas con las herencias que dejamos al que viene y a los feligreses que se quedan. Nosotros montamos el numerito y ahí queda eso. Por eso ojo a los berenjenales en que nos metemos y metemos al resto.

Servidor lleva un par de buenos charcos en estos últimos años. El primero, el de levantar el centro parroquial, inaugurado hace tres años, y que supuso embarcar a toda la comunidad en un gran proyecto que ahora hay que pagar con mucho esfuerzo. No me arrepiento. Había que hacerlo y gracias a ese primer esfuerzo hoy son posibles las celebraciones con dignidad, catequesis, formación, actividades, Cáritas y todo lo que haga falta.

El otro berenjenal, la capilla de adoración perpetua al Santísimo. Llevamos más de dos meses predicando el asunto y moviendo a la gente todo lo que se puede. Un enorme esfuerzo de predicación, de generosidad por parte de los fieles, de motivación. Es poner a toda la comunidad en marcha sabiendo que nos estamos comprometiendo muy duramente en un proyecto que no tiene más sensatez que la confianza en el Señor. A veces incluso me digo si no estaremos pretendiendo demasiado, si realmente debo animar a los fieles a esta locura, si no nos estaremos pasando.

El caso es que luego pienso en las gracias que nos va a traer la adoración, en la fuerza de la oración en la parroquia y en cada uno, en la fuente de vida que va a ser y me digo: a por todas aunque el berenjenal sea de los gordos. Dios proveerá.

La adoración se organiza en cuatro bloques horarios. Os cuento como estamos.

El turno de 6:00 a 12:00 prácticamente completo de lunes a viernes y con dificultades los sábados y domingos.

El de 12:00 a 18:00 prácticamente completo de lunes a viernes y con dificultades de fin de semana

El de 18:00 a 24:00 completo toda la semana, incluidos fines de semana.

Y el más “jorobado”, de 00:00 a 6:00, ha conseguido asegurar ya cuatro noches. Hay adoradores sin demasiado problema hasta la 1 – 2 de la madrugada, y algunos que vienen a las 5:00. Pues tenemos cuatro personas que van a hacerse cargo de una noche cada una las horas que queden libres.

Un berenjenal y de los gordos. Pero estamos tan convencidos de la maravilla que va a ser que nos lanzamos a por todas. Estoy seguro de que se cubrirán los turnos. De que en cualquier momento nos llegará otra oferta de estar aquí con el Señor.

Vosotros, seguid rezando. Y si podéis, echad una mano. Los frutos, abundantísimos.