17.01.13

Tres pensamientos

A las 11:46 AM, por Daniel Iglesias
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Quienes dicen que Jesús se equivocó al profetizar que el Reino de Dios llegaría durante su generación están en un serio error. Tanto llegó el Reino de Dios, que el mismo Jesús en persona es el Reino de Dios en plenitud. Un estudio sereno de los Evangelios muestra que Jesús relacionó siempre el Reino de Dios con su persona y que era consciente de su especial relación con Dios Padre y de estar implantando el Reino de Dios en el mundo. ¿Quién es si no el sembrador de la parábola, que esparce generosamente la semilla del Reino por doquier? (Y hay muchos otros textos evangélicos que van en la misma línea). Por eso Jesús llegó a decir: “El Reino de Dios está en medio de vosotros“. Y no se equivocaba.

En cuanto a la teoría de que Jesús era sólo un predicador común y corriente, no da cuenta de la inmensa desproporción entre la causa (el supuesto predicador común y corriente) y el efecto (la Iglesia cristiana). Los prejuicios impiden a muchos reconocer la grandeza de Jesús.


Hay quienes identifican virtud y salud. De esta identidad se deduce fácilmente la identidad entre falta de virtud y falta de salud, o sea entre pecado y enfermedad. Sin negar que en ese planteo hay un fragmento de verdad, sostengo que en rigor esa identidad es inválida. De entre los muchos argumentos de distinto tipo que podrían aducirse para refutar esa falsa identidad, me limitaré en esta ocasión a presentar un argumento de orden teológico-escriturístico. En efecto, la Palabra de Dios dice a este respecto lo siguiente: “Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: “Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?” Respondió Jesús: “Ni él pecó ni sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios"” (Juan 9,1-3).


Quienes sostienen la existencia de muchas morales confunden las múltiples teorías o sistemas morales con la ley moral, que es necesariamente única, pues única es la naturaleza humana y única es la vocación universal a la santidad.

El hecho de que en distintos tiempos y lugares el conocimiento humano de la ley moral alcance grados variables y esté a menudo obscurecido por el error no es obstáculo para el reconocimiento de la unicidad de la ley moral.

Si no fuera así, la existencia de distintas teorías científicas a lo largo de la historia o en un momento dado nos llevaría a concluir que los seres humanos no viven en un único universo material regido por un único conjunto de leyes matemáticas, físicas, químicas, biológicas, etc.

Daniel Iglesias Grèzes