El Papa habla a Mons. Fellay a través del Arzobispo Di Noia

Carta del vicepresidente de Ecclesia Dei al superior de la FSSPX propone vías para retomar el diálogo

 

Andrea Tornielli informa en Vatican Insider de que antes de Navidad Benedicto XVI se dirigió a monseñor Bernard Fellay, y, mediante él, a todos los sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, con una carta del arzobispo Agostino di Noia, Vicepresidente de la Comisión Ecclesia Dei, proponiéndoles vías para retomar el diálogo. En estos días se ha conocido el contenido de dicha carta.

20/01/13 11:13 AM


(VaticanInsider / InfoCatólica) En junio de 2012, la Congregación para la Doctrina de la Fe entregó un preámbulo doctrinal como base para el acuerdo y la disposición canónica que devolvería a la Fraternidad a la plena comunión con Roma. La Santa Sede esperaba una respuesta que no llegó. Los superiores de la FSSPX estudiaron la propuesta del Vaticano, había tensiones internas preexistentes que dieron lugar a la expulsión de la Fraternidad de Mons. Richard Williamson.

El camino recorrido parecía haberse roto, máxime después del nombramiento como nuevo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe de Mons. Gehrard Müller, que en el pasado intervino duramente contra la FSSPX, por un lado, y de las polémicas declaraciones de Monseñor Fellay calificando el acuerdo de prácticamente imposible y al mismo tiempo tachando de “enemigos de la Iglesia” a quienes que se oponen al acuerdo de la Fraternidad con Roma, incluídos “los judíos”, por otro.

La propuesta del Arzobispo Joseph Augustine Di Noia, O.P., es nueva. El arzobispo estadounidense, de la Orden de Predicadores (dominicos), es un teólogo preparado y realista. Fue nombrado Vicepresidente de la Pontificia Comisión Comisión Ecclesia Dei el 26 de junio de 2012. En la carta, enviada a Mons. Fellay en Adviento, que pedía al Superior de San Pío X que hiciera llegar a todos los sacerdotes de la Fraternidad, el viceprsidente de Ecclesia Dei propone un método para reanudar el diálogo. Según varias opiniones, el inspirador del mensaje habría sido el mismo Benedicto XVI.  

En el documento, de ocho páginas, se tocan tres puntos esenciales: el estado actual de la relación, el espíritu del diálogo y la forma de reanudarlo. Recuerda de paso que Roma espera una respuesta de Mons. Fellay al documento que se le remitió el pasado 14 de junio. No obstante ello, se hacen varias propuestas a la Fraternidad San Pío X.

Estado actual de las relaciones

Respecto al primero de ellos, Di Noia considera que las relaciones siguen estando “abiertas” y “llenas de esperanza” a pesar de algunas recientes declaraciones de Monseñor Fellay. Sobre la interpretación del Concilio Vaticano II, uno de los puntos más controvertidos del diálogo, el vicepresidente de Ecclesia Dei reconoce que continúa el desacuerdo entre la Santa Sede y la Fraternidad San Pío X: la Santa Sede estima que es necesario interpretar los textos del Concilio a la luz de la Tradición; la Fraternidad San Pío X considera que ciertas enseñanzas del Concilio Vaticano II son erróneas.

En la segunda parte del documento se pone de relieve la importancia de la unidad de la Iglesia y por lo tanto la necesidad de evitar “el orgullo, la cólera, la impaciencia”. El “desacuerdo sobre puntos fundamentales” no debe excluir el debate de cuestiones controvertidas con “espíritu de apertura”.

Para salir de la situación de estancamiento

Por último, en la tercera parte de la carta, se ofrecen dos vías de salir para salir del estancamiento actual. La primera es el reconocimiento de que el carisma del arzobispo Lefebvre, y de la Fraternidad sacerdotal fundada por él, fue “la formación de los sacerdotes,” y no el de la “retórica contraproducente”, o la de  “juzgar y corregir la teología” o incluso “corregir públicamente a los otros en la Iglesia”. La FSSPX reencontraría el carisma positivo de sus primeros años en Friburgo y Ecône, reformando lo que haya de serlo para ocuparse en la formación de sacerdotes conforme a la Tradición y el Magisterio, y dispuestos para ir a las misiones.  

La segunda toma en consideración los argumentos de la Instrucción Donum veritatis sobre la vocación eclesial del teólogo (24 de mayo de 1990): se consideran legítimas en la Iglesia católica las “diferencias” teológicas; se recuerda que las objeciones deben expresarse internamente, no en público, para “estimular al Magisterio” a formular mejor sus enseñanzas, evitándose recurrir por principio a los medios de comunicación masivos; no se deben conformar como un magisterio paralelo; deben proponerse de manera positiva y constructiva, fundamentándose sobre bases teológicas profundas.